01 - Bound of the ice dragon

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Esta es una traducción hecha por fans y para fans. El grupo de The Man Of Stars realiza este trabajo sin ánimo de lucro y para dar a conocer estas historias y a sus autores en habla hispana. Si llegaran a editar a esta autora al idioma español, por favor apoyarla adquiriendo su obra. Esperamos que disfruten de la lectura.

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TRADUCCION Y CORRECCION

LECTURA FINAL Y EDICIÓN

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ÍNDICE Sinopsis....................................................................................................................................5 Prólogo..................................................................................................................................... 6 Capítulo 1...............................................................................................................................19 Capítulo 2...............................................................................................................................29 Capítulo 3...............................................................................................................................38 Capítulo 4...............................................................................................................................47 Capítulo 5...............................................................................................................................57 Capítulo 6...............................................................................................................................65 Capítulo 7...............................................................................................................................74 Capítulo 8...............................................................................................................................82 Capítulo 9...............................................................................................................................92 Capítulo 10.............................................................................................................................99 Capítulo 11.......................................................................................................................... 108 Capítulo 12.......................................................................................................................... 117 Capítulo 13.......................................................................................................................... 128 Capítulo 14.......................................................................................................................... 138 Capítulo 15.......................................................................................................................... 149 Capítulo 16.......................................................................................................................... 157 Capítulo 17.......................................................................................................................... 176 Capítulo 18.......................................................................................................................... 182 Capítulo 19.......................................................................................................................... 193 Capítulo 20.......................................................................................................................... 204 Capítulo 21.......................................................................................................................... 212 Capítulo 22.......................................................................................................................... 220 Epílogo................................................................................................................................. 240

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Sinopsis Izon compró una mujer humana a través de la Ley de Reubicación Terran. Era una manera fácil de conseguir un sirviente humano barato… Terminó con algo un poco más feroz. Como Rey del planeta Hydronian, Izon necesitaba a alguien que reemplazara a su compañera y criara a sus hijos, un esclavo barato del agonizante planeta Tierra parecía una buena opción. Hasta que llegó ella. Los humanos valientes, luchadores y francos no eran lo que se anunciaba en la Tierra. Los peligrosos dragones espaciales con temperamento y manos errantes tampoco eran lo que Tessa quería. Uno de ellos obtendrá lo que quiere y terminará en un enredo. Sábanas incluidas.

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Prólogo TESSA Nunca supe si sentirme desesperada o afortunada. La mayoría de los días elegía la suerte. La elegí porque elegir estar sin esperanza significaría que no me quedaba nada. Y eso sería lo peor de todo. En uno de los días más afortunados, estaba corriendo por la acera de piedra pulida en La Ciudad de Cristal. Me apreté más el abrigo remendado para protegerme del frío escozor del aire salado. Siempre me había sentido como en casa aquí. Era donde había crecido, pero ahora me sentía cada vez más como una extraña. Como si mamá y yo estuviéramos a pocos minutos de perder nuestra tenue control de nuestro estilo de vida. Lo que éramos. Nos habíamos alejado cada vez más de las viviendas de clase media, hasta las afueras, y solo estábamos allí porque limpiaba para las personas más ricas que quedaban en la Tierra. Casi podía oler el hedor asfixiante de la niebla tóxica de la ciudad, como si nos estuviera esperando, con los brazos abiertos y las mandíbulas más abiertas. Pero aún no estábamos allí. Seguíamos sobreviviendo a pesar de que la salud de mamá empeoraba un poco más con cada día que pasaba. Los rascacielos de cristal de la ciudad se elevaban a poca distancia. Algunas de las agujas giraban casi sin cesar hacia el sol, mientras que otras tenían bordes romos y dentados que parecían resquebrajados o rotos. Todos los edificios parecían fríos y sin vida hasta que los rayos del sol los atrapaban en el ángulo correcto convirtiéndolos en monumentos de luz resplandecientes. Como si Dios mismo viviera aquí en la ciudad. Pero Dios nunca elegiría vivir en los restos de este planeta moribundo. La Tierra era mayormente árida en estos días.

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Con solo pensar en la desolación de este estúpido planeta, mi escalofrío ya no se debía al viento del océano jugando con los hilos desnudos de mi chaqueta más vieja. Corrí por el camino de entrada a una de las mansiones de cristal de los suburbios de la ciudad a mi primer trabajo del día. Tenía otro día ajetreado por delante: cinco casas que limpiar. —Hola, Sra. Zane —Entré en su cocina y encontré a mi jefa, de pie delante del mostrador, con un café en la mano. Miró el reloj y fingí no darme cuenta. Llegué a tiempo, pero estas personas nunca dejaban de comprobarlo. Algunos jefes usarían cualquier excusa para quejarse de mí, así que hice todo lo posible por no darles una excusa. —Muñeca —La única palabra fue cortada, como si esta mujer no tuviera paciencia con una humilde doncella como yo. Levanté obedientemente mi mano izquierda para que pudiera escanear el rastreador que llevaba debajo de mi banda de identificación. Mientras me escaneaba, registrando mi hora de llegada al trabajo, solté un suspiro de alivio. No importa lo que diga ahora, llevaba un registro oficial de cuando había llegado. La empresa para la que trabajaba lo supervisaba todo y me había acostumbrado a dividir mi vida en bloques de dos horas. Incluso si terminaba temprano, nunca salía un minuto antes de esa marca de dos horas. Había perfeccionado el arte de hacer que el trabajo se ajustara exactamente a las horas por las que me pagaban. Usaba el título de “ama de llaves”, pero solo era una sirvienta y limpiadora glorificada. Entraba en las hermosas casas de la gente para asegurarme de que se quedaran así. Limpiando derrames, desorden y arrastrando los escombros de sus vidas. Era una persona invisible, una no rica, tampoco de los pobres rechazados, pero no sería de otra manera. Podía soportar ser invisible para las familias para las que trabajaba mientras siguiesen pagándome. Mi salario nos sostenía a mamá y a mí,

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lo cual se sentía bien después de que me hubiese apoyado durante tanto tiempo. Pensando en mi día, apliqué un poco de solución de limpieza a mi esponja y comencé a limpiar el fregadero. Aparentemente, algunas de mis familias eran demasiado perezosas para lavar sus anillos de café en el fregadero. A veces, incluso tenía que poner sus tazas en el lavavajillas. Era posible que esta familia se hubiera quedado sin vasos, lo que me dejaba para limpiar sus objetos de beber poco convencionales. Abrí la puerta del lavaplatos para comprobar si necesitaba conectarlo, mi agenda giraba en mi mente. Cinco casas hoy, y repetiría estos mismos pasos en cada una. Cinco familias que me apoyaron y me despreciaron mientras deambulaba por sus casas de olor dulce y muebles costosos. Algún día, introducirían robots para hacer mi trabajo o crearían casas que prácticamente se limpiarían solas. Sin embargo, hasta ese momento, mi trabajo era bastante seguro. Y probablemente lo sería hasta el final de mis días. Al menos no estaba buscando en la basura. El día pasó rápido, principalmente en piloto automático mientras pasaba de una tarea a otra. Siempre tres pasos delante en mi mente mientras ordenaba, limpiaba, arreglaba y enderezaba. Estaba pensando en los artículos que necesitaba agarrar de camino a casa, a punto de pasar a mi lista de tareas antes de dormir, cuando mi banda de identificación vibró con un mensaje entrante. Hice una pausa para mirar mi banda. Extrañaba mi vieja pulsera. La que tuvimos que vender cuando papá murió en un incidente minero. El reemplazo gravemente dañado todavía se veía desconocido en mi muñeca, y mi corazón todavía dolía por el brazalete con el que había crecido sabiendo que papá lo había elegido para mí. La nueva banda era peor que un problema del gobierno, pero la habíamos comprado en la red clandestina de contrabandistas que metían y sacaban mercancías de La Ciudad de Cristal.

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Después de vender mi antigua identificación, necesitaba una nueva de inmediato para seguir cumpliendo con el método de la Tierra para registrar a la población. Si no me ponía una, alguien me denunciaría por la infracción. Pero necesitábamos los créditos. Ya nadie confiaba en nadie y la mentalidad de la población era siempre la de cada hombre, mujer y niño para sí mismo. Siempre había alguien esperando para sacar a la persona que estaba encima de ellos de su peldaño en la escalera y luego tomar su lugar. Era la verdadera supervivencia del más apto. Mi muñeca vibró de nuevo y vacilé, contenta de que mi último empleador aún no estuviera en casa. No se suponía que debía perder el tiempo mientras estaba en el trabajo. Aunque, era inusual que alguien intentara contactarme. No había recibido comunicaciones de esta banda en meses. Suspiré al pensar en las cámaras probablemente mirándome, pero cuando mi banda de identificación se iluminó en rojo, indicando urgencia, pasé mi mano sobre ella para contestar el comunicador. Una imagen holográfica cobró vida, surgiendo de la banda para ser casi 3D. La imagen estaba granulada, como si la lente del chip estuviera muy rayada y no pudiera distinguir a nadie a quien reconociera. —¿Hola? —Sonaba sospechosa incluso en mis propios oídos, y mi tono habitual definitivamente rayaba en cautela la mayoría de los días. —¿Señorita Banks? Uh, oh. Alguien tan formal nunca era una buena señal. —¿Sí? —Me las arreglé para que sonara como si estuviera cuestionando mi propio nombre en lugar de responderles. Me encogí mientras pasaba mi paño sobre un rayón en el zócalo, todavía trabajando incluso mientras esperaba escuchar lo que la persona quería. La imagen parpadeó, desapareciendo brevemente antes de volver, más granulada que nunca. —Señorita Banks, este es el doctor Lee de la enfermería de La Ciudad de Cristal...

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Dejé caer mi paño. Siguió hablando pero no lo escuché. Solo tenía un pensamiento. —Mamá —Su nombre emergió como un grito ahogado. Volvió a parpadear, pero capté las siguientes palabras. —Fue admitida hoy. Mamá. Mierda. Tenía que irme. Volví a desconectar al médico. Ni siquiera le pregunté cómo estaba, ni por qué la habían admitido. Solo tuve un impulso: llegar a ella. Sin pensar en la imagen granulada que emanaba de mi banda de identificación, comencé a guardar los artículos de limpieza en el armario. Creo que el médico seguía hablando, pero mis movimientos hicieron que fuera más difícil verlo o escucharlo. Cogí mi balde de agua con jabón; mis movimientos espasmódicos y llenos de ansiedad derraman un poco del líquido sucio por un lado. Revolví mis cosas y ofrecí una pequeña oración para que esta familia pudiera entender por qué me había ido a mitad del trabajo. Quizás ni siquiera lo sabrían. Pero no tuve tiempo de quedarme y esperarlos. Aquí, confiaban en mí para escanearme dentro y fuera, y me pregunté brevemente qué sería mejor: ¿Irme temprano u olvidarme de escanear? ¿Cuál tendría el castigo más severo? Casi corrí hacia la plataforma exprés más cercana, rezando todo el tiempo para que una cápsula llegara rápidamente. Probablemente me veía hecha un desastre mientras trataba de mantener mi abrigo cerrado y apartarme el pelo de la cara con el mismo movimiento. Ver a una loca como yo correr por la calle en un vecindario como este probablemente haría bajar los precios de la vivienda en un radio de cinco kilómetros. Un modulo expreso estaba saliendo de la plataforma cuando llegué, y maldije. Revisé el horario que brillaba en el aire por encima de mí, el alivio inundó mi sistema en tan solo cinco minutos de espera para el siguiente.

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Curvé mis dedos. Ojalá tuviera suficientes créditos en mi identificación para este viaje. Quiero decir, los tenía, pero estaba pidiendo prestados créditos de una de las otras facturas que tendría que pagar. Si la empresa para la que trabajaba no me despedía por irme temprano, tal vez podría trabajar algunas horas extra. Me apresuré a entrar en la enfermería lista para arrancar mi identidad y aplastarla hasta convertirla en polvo. Malditas hora y pico de viaje y sus precios. Ese único viaje había usado muchos más créditos de los que quería pensar, pero había sido necesario. Eché un vistazo a mi alrededor y respiré hondo. Por todas partes olía a desinfectante y algún perfume floral que solo podía suponer que solía enmascarar el hedor de la enfermedad y la muerte. Las superficies blancas relucientes se encontraban con el vidrio habitual y todo estaba brillante y limpio, pero en algún lugar de este edificio la gente agonizaba. La mujer de aspecto cansado de la recepción me miró y luego se apartó, como si no hubiera tenido la intención de invitarme a hablar y el contacto visual hubiera sido una mala idea. Ignoré su deprecio y me acerqué a ella de todos modos. —Tessa Banks —dije, mi tono asertivo—. Recibí una comunicación de un médico sobre mi madre. Ella suspiró. —¿Nombre? —Te lo acabo de decir. Suspiró de nuevo. —El de tu madre. Me balanceé un poco hacia atrás, presionando mis labios para tratar de ocultar mi frustración. No tenía tiempo para esta mierda. Necesitaba llegar a mamá. —Gwenda Banks.

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—¿Señorita Tessa Banks? —Una voz suave habló detrás de mí y me di la vuelta. —Sí. —Soy el doctor Lee —comenzó a extender la mano, pero se detuvo y me miró. Luego retiró el brazo y lo dejó caer de nuevo a su costado ¿Qué, era la primera persona pobre que había visto? No me importaba. De todos modos, no quería estrechar la mano de este tipo. —Tu madre se derrumbó mientras estaba en el mercado. La trajeron aquí y la estamos tratando, pero... —hizo una pausa y yo miré alrededor del atrio gigante de la entrada de la enfermería. ¿Este idiota iba a darme en serio la noticia de la condición de mamá aquí? —¿Puedo verla? Arqueó una ceja. —Señorita Banks, la condición de su madre se está deteriorando. La estamos preparando para la cirugía. Pero... —Se detuvo de nuevo y su mirada se posó en mi banda de identificación. Lo froté con mi mano derecha, ocultándolo. Mierda. Mierda ¿Mamá necesitaba quedarse aquí? La estaban preparando para la cirugía. Tuve que pensar. Solo que no podía pensar. Yo… Froté mis palmas sobre mi cara. —Necesito sentarme. —Por supuesto —El doctor Lee hizo una señal a una enfermera cercana—. Lleve a la señorita Banks a la sala de espera quirúrgica. Regresaré en quince minutos. La enfermera me agarró del codo con suavidad y me condujo por un pasillo curvo a nuestra derecha. —Por aquí —dijo en forma redundante.

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—¿A dónde vamos? —Casi no podía procesar lo que estaba sucediendo— ¿Mamá necesita quedarse? —Escuché mi propia voz, pero no sabía por qué estaba hablando. —Está muy enferma. —¿Pero cómo puede quedarse? —¿Cómo me lo permitiría? Es lo que quería preguntar, pero eso significaría admitir mi única opción, y no podía dejar morir a mamá. —¿Cómo puede irse, cariño? —La enfermera me miró con ojos tiernos. Su pelo teñido de rubio cálido de algodón de azúcar parecía fuera de lugar alrededor de su rostro profundamente arrugado, pero sus ojos descoloridos eran amables. Olía a malvaviscos y comodidad. —¿Pero cómo puede quedarse? —La desesperación se filtró en mi voz. —¿Seguridad de bienestar? —sonrió mientras hablaba, pero sus ojos permanecieron preocupados cuando nombró nuestra cobertura de salud estatal. Negué con la cabeza. No había forma de que nuestra cobertura mínima pagara una estancia en la enfermería, y eso fue antes de que siquiera hubiera considerado el costo de la cirugía que realmente le salvaría la vida. La enfermera apretó un poco más mi brazo. —¿Estás segura? —murmuró. Asentí. Sería una historia que había escuchado un millón de veces antes. Y conocía el ejercicio. Todos lo conocíamos. Todos habíamos escuchado las historias de lo que sucedía cuando su familia no podía permitirse el lujo de atenderlo. Lo enviaban silenciosamente, por la puerta trasera, a una casa de reposo. Pero descansar era un nombre inapropiado. De hecho, enviaban a las personas a las camas en edificios del tamaño de un almacén donde las enfermedades corrían desenfrenadamente, la comida y el agua se retiraban lentamente hasta que el cuerpo simplemente se rendía. Eso

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era si no se podía llevar al familias podían permitirse atención. Entonces, todos médica aprobada por el moribundos.

paciente a casa para que muriera, y pocas un tiempo fuera del trabajo para brindar hacíamos la vista gorda ante la atención estado y el flagrante descuido de los

Apreté mis ojos cerrados. —Puedo conseguir más créditos —susurré—. Tengo que… La enfermera me llevó a un lado y miró a ambos lados del pasillo. Al encontrarlo vacío, se inclinó un poco más hacia mí. Cualquiera que mirara pensaría que solo me estaba controlando. —Apóyate contra la pared —susurró—. Pareces enferma. Hice lo que me pidió, demasiado agotada para discutir. —Bien. No se lo digo a todo el mundo, pero parece que no tienes suerte, especialmente para alguien tan joven y tan bonita. Asentí con la cabeza, el movimiento pequeño. —Conozco una forma de pagar la cirugía. Separé los labios en estado de shock y ella asintió. —Si me escuchas. Podemos hacer que todo este lío desaparezca. Entrecerré los ojos mientras la sospecha me atravesaba. La experiencia anterior me dijo que si algo sonaba demasiado bueno para ser verdad, generalmente lo era. —Ofertas como esa no vienen sin trampa. Se encogió de hombros ligeramente, su movimiento era confuso, como si realmente no le importara de una forma u otra. —Es así de fácil. Es solo una pequeña firma al final de una página. —Su voz se volvió aún más melosa, pero en lugar de ser reconfortante, era empalagosa y sofocante. Quería estar lejos de ella, pero no podía moverme.

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—¿Cómo salvo a mi madre? —susurré, porque no podía irme sin saber todo lo que estaba disponible para mí. La enfermera comenzó a caminar de nuevo, arrastrándome con ella. Su agarre en mi brazo era más fuerte de lo que había sido antes, como si hubiera agarrado algo de lo que no quería escapar. —El Programa Terran lo arreglará todo si firmas un contrato con ellos. Dejé de caminar y casi me doblo. La noticia fue un golpe en el estómago ¿El Programa Terran? Odiaba todo lo que representaba Terran y, sobre todo, su programa de vender a la gente a la esclavitud virtual. No podía imaginar una existencia en la que cada minuto de tu día fuera propiedad de una corporación malvada y tu vida se gastara pagando una deuda que no merecías. Una risa histérica brotó de mis labios. Sí. Sí, de hecho podía imaginarme esa existencia porque había vivido a un pelo de ella desde que papá murió. Solo ahora, el Programa Terran parecía haber llamado. Quizás solo había sido cuestión de tiempo. Tal vez nunca tuve la intención de escapar de sus garras siempre extendidas. —Tu madre estará bien de esta manera —La enfermera me guió hacia la izquierda, por un pasillo con ventanas de vidrio plateado a cada lado. En cada pequeña habitación parecida a una celda que pasamos yacía un paciente en una cama estrecha—. Muchos de estos pacientes todavía están con nosotros porque sus familiares han firmado acuerdos con el Programa Terran —dijo confidencialmente. El tono sofocante parecía haberse levantado ahora que me tenía tan cerca de su objetivo. Probablemente Terran la tenía en comisión; los buitres. Tragué contra la bilis que subía de mi estómago vacío, el ácido amargo quemando la parte posterior de mi garganta. —Aquí está —dijo la enfermera simplemente. Me volví cuando la enfermera me soltó el codo, mirando la pequeña habitación y la mujer acostada en la cama. Mi mundo desapareció debajo de mí cuando todo mi enfoque se redujo a la figura pálida y de

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aspecto roto en la cama. Se veía tan pequeña y débil. Su cuerpo apenas se notaba bajo las mantas. —Está demasiado delgada. —Sí, querida —estuvo de acuerdo la enfermera—. Necesita que la cuiden. Apreté los puños, y exhalé un suspiro lento y concentrado. Siempre he podido entender que las personas deciden dejar la Tierra. Estaba muriendo. Todos lo estábamos, y los más ricos de nosotros podían irse cuando quisieran. No estaba en contra de eso, aunque la envidia floreció en mi pecho cuando pensé en lo fortuito de sus nacimientos. Pero, ¿ser uno de los miembros de la masa, la forzada, la contratada? Siempre he luchado contra ese camino. Era para los desesperados. El último recurso. Excepto que aquí estábamos, y la desesperación me miraba a la cara. Suspiré, un movimiento de cuerpo completo, aplastándome. —Dejaré el papeleo sobre el escritorio. Simplemente hable con el oficial de uniforme negro cuando esté lista —Me dio unas palmaditas en el antebrazo, su tono cariñoso nunca flaqueó, pero me habría aprisionado. Me pregunté cuánto valía yo para ella. Pero tal vez no importaba. Sabía que mamá valía la pena para mí. Me puse de pie y la miré, deseando que se moviera, que moviera un dedo, agitara sus pestañas, pero solo respirara profundamente. No importaba qué, solo necesitaba la seguridad de que lo lograría. Pero se quedó perfectamente quieta, su rostro pálido, su expresión serena. Suspirando, me volví para hablar con la enfermera, pero el pasillo estaba vacío. Un letrero en la pared indicaba otras unidades y alas, pero una lista simplemente decía Programa Terran. Suspiré de nuevo y seguí la dirección que indicaba la señal. Me sentí como si fuera la única invitada a mi propio funeral cuando me acerqué al pequeño escritorio. Una mujer joven de piel gris me miró. Inmediatamente se la reconocía como una empleada Terran con su ceñido uniforme negro, y un miedo

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familiar me pinchó la nuca. Sus ojos brillaron, reptilianos por un momento, y casi esperaba que sacara una lengua larga, saboreando el aire a mi alrededor. En cambio, sonrió, pero sus ojos índigo permanecieron fríos y solo su boca se movió. Como si hubiera aprendido a imitar la expresión, pero no los sentimientos que la acompañan. —¿Tessa Banks? —Su voz también era fría, casi mecánica. Fácilmente podría haber sido IA. Asentí. —Aquí está su papeleo. A cambio del cuidado de Gwenda Banks, el Programa Terran requiere que usted lleve diez años de servidumbre. Todos los términos están claramente detallados. Simplemente requerimos su firma para confirmar que comprende y da su consentimiento. Si no puede firmar, puedo escanear su identificación — Recitaba sus palabras sin interés, como si las pronunciara muchas veces al día. Probablemente lo hacía. Después de todo. Solo los desesperados caminaban por estos pasillos. Alcancé el papeleo hacia mí. Era el nuevo papel electrónico, probablemente conectado a una enorme base de datos terrestre donde guardaban a sus prisioneros virtuales. Sin duda, habían resuelto el problema del hacinamiento en las cárceles. Quizás era por eso que los gobiernos de la Tierra les habían entregado las cosas tan completamente. La mujer habló de nuevo, recitando más hechos en ese extraño tono mecánico. —Puede elegir entre cinco ubicaciones, según la cantidad de créditos para el transporte que pueda pagar. Se me secó la boca cuando la miré. —¿Necesito créditos para viajar? —La enfermera no lo había mencionado.

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El representante terrestre asintió. —No calificas para una transferencia gratuita. Estudié la lista. De todos modos, no conocía la mayoría de los nombres de los planetas. Quizás no importaba a dónde fuera. —¿Cuántos créditos estás dispuesto a gastar? Empecé a negar con la cabeza, sin querer compartir esa información, luego me detuve. Cuanto más insegura sonara, más podía aprovecharse de mí. —No sé mi saldo crediticio. No había nada crítico en su mirada cuando asintió. Simplemente me miró. —Muñeca —levantó un escáner mientras hablaba. Respiré hondo, tratando de llenar mis pulmones, pero mi pecho se apretó, luchando contra mí. —Solo puede viajar a Hydronia —dijo mientras su escáner sonaba. Lo apartó tan rápido que ni siquiera pude ver cuántos créditos tenía. Nunca sabría si me había dicho la verdad. Pero, decidida a que no me importara, recorrí con el dedo la lista de planetas mientras buscaba Hydronia. Jadeé cuando lo encontré. Hydronia: hogar de dragones de agua y hielo.

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Capítulo 1 IZON Observé al alcalde de Keralt con atención. Era bien conocido por dar la vuelta a los contratos a su favor y mentir al respecto cuando se le presionaba. Pero también había escuchado noticias de sus cambios físicos mientras contaba esas mentiras, y concentré mi atención en su oído derecho, esperando que brillase violeta con sus palabras. Cuando no pasó nada, me volví hacia mi asesor principal. —Aceptaremos su propuesta. Mi consejero asintió. —Grábalo para mí —Me levanté y saludé con la cabeza al alcalde—. Hablaremos más en el futuro —Le dije. Saltó un poco como si mi movimiento lo hubiera asustado, pero dejé que mi equipo calmara cualquier problema que pudiese surgir. No tenía tiempo de llegar tarde después de mi última reunión del día, y el alcalde de Keralt me había empujado peligrosamente cerca. —¿Está listo mi conductor? —Le grité la pregunta a mi secretaria y asintió con la cabeza, sus mejillas se sonrojaron bajo mi escrutinio. Suavicé mi tono—. Muy bien. Pasé junto a ella, solo para encontrar a un hombre pequeño que intentaba seguirme. —¿Sí? —grité en su dirección. —Con permiso, señor, ¿está seguro de que quiere asistir personalmente a la subasta? Puedo arreglar que alguien esté presente en su lugar. Me detuve. No tenía tiempo para entretener a los tontos, pero tal vez podría hacer una excepción con este tonto en particular.

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—¿Crees que es prudente dejar la selección de la niñera de mis hijos a otra persona que no sea yo? —Yo... yo... —El hombrecillo pareció encogerse aún más en estatura, y no dije nada para aliviar su malestar. Miró a su alrededor, un movimiento rápido, como si buscara a alguien o algo para redirigir mi atención. Crucé los brazos sobre el pecho y solté un bufido de exasperación. Casi consideré dejar que mi dragón se divirtiera un poco. Después de todo, el día había sido largo. —¿Bien? ¿Crees que hay alguien que tenga el bienestar de mis hijos en mayor consideración que yo? ¿Alguien mejor cualificado para seleccionar a la mejor persona para cuidarlos, tal vez? —Mientras hablaba, me dolía el pecho. No quería tener que hacer este trabajo en absoluto. Pero mi Lyra, mi reina, había muerto siete meses antes al dar a luz a nuestro hijo menor. No podía dejar de buscar a alguien que se ocupara de los niños por más tiempo. Estaban inquietos por la rotación constante de mi personal, ya que cada uno de ellos se turnaba para cuidarlos entre sus otras tareas, y necesitaba encontrar una solución a tiempo completo. Si tan solo pudiera hacerlo yo mismo. Mis hijos merecían ser más que unas pocas horas programadas. Los veía tan a menudo como podía. Pasar tiempo con ellos sanaba mi corazón y lo destrozaba de nuevo. El bebé se había reído cuando me despedí de él la última vez, y el hermoso sonido había sido como garras en mi pecho. La casa también estaba unida por meros hilos de bondad, y necesitaba a alguien que se hiciera cargo allí también. En resumen, me dirigía a la subasta para comprar un milagro. La idea sólo se me ocurrió cuando un empresario de alto rango asistió a una reunión sobre temas comerciales la semana pasada y mencionó sus propias experiencias con las compras del Programa Terran. Inicialmente, me reí. Comprar ayuda de esa manera parecía un poco… desesperado. Incluso un último recurso. Pero en la cama esa noche, me lo había admitido a mí mismo. No podía evitarlo más. La desesperación me estaba mirando a la cara.

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No podía esperar más a que este maldito tonto miembro del personal me respondiera, me di la vuelta y continué por el pasillo. No intentó seguirme. Mi automóvil estaba esperando directamente afuera de la entrada principal de mis oficinas, y aunque un sirviente intentó abrir un paraguas para acompañarme al vehículo, fue demasiado lento. Pasé junto a él, abrí la puerta del auto y me deslicé en el largo asiento trasero. —Al muelle, por favor —Le dije al conductor. Ya nos estábamos moviendo, y probablemente ya sabía adónde quería ir. Desde allí, un bote me llevaría al muelle de la nave terrestre. Anclado en el mar y flotando sobre mi planeta cada vez que lo visitaba. Mi guardia se sentó en el asiento junto al conductor, sus grandes formas extrañamente reconfortantes, y cerré los ojos, tratando de repasar la lista de cosas que quería lograr con esta compra. El coche se detuvo suavemente y mi puerta se abrió antes de que llegara al final de mi lista. Suspiré. Tendría que improvisar lo mejor que pudiera y dejar que mis instintos me guiaran. El viaje en bote hasta el muelle de madera que anclaba las destartaladas escaleras al cielo fue corto. Apartamos los lirios marinos de olor dulce mientras avanzábamos. Mi guardia abrió el camino entre la multitud de comerciantes y compradores que esperaban para abordar la nave espacial atracada, y caminé hacia la gran pieza de metal descomunal. Las abolladuras y la corrosión cubrían su superficie, como si ni siquiera Terran respetara la vida de los que transportaba. Me senté en un duro banco de madera, en realidad solo una tabla de madera, detrás de un espejo unidireccional. Esto me permitió ver a las mujeres humanas, pero ellas no me pudieron ver a mí. Fila tras fila de ellas se pararon frente a mí, cada una con la misma expresión de conmoción desesperada. Al escudriñarlas, tomé decisiones rápidas pero al azar, dando la orden de que todas menos tres fueran despedidas. Las

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despedidas fueron llevadas a otra habitación para ser examinadas por otros dragones poderosos o de alto rango. Si veo a alguien que me gusta, necesito anotar su número en un pequeño dispositivo de mano y pujar por ella en consecuencia. La culpa y el desprecio por mí mismo se apoderaron de mí por el solo hecho de estar aquí, pero tal vez una vida cuidando de mis hijos sería mejor que lo que sea que hayan tenido. Pulsé el interruptor para activar el micrófono y poder hablar con ellas. —Saludos, humanas, a su llegada a Hydronia. Se estremecieron cuando mi voz retumbó alrededor de su habitación al otro lado del cristal, sus miradas salvajes y temerosas mientras buscaban la fuente. —Tengo algunas preguntas para que me ayuden a determinar si serán adecuadas para lo que necesito. Se calmaron. —¿Tienen alguna experiencia en el cuidado de niños? Una por una, cada mujer negó con la cabeza y suspiré. Eso las descartó a todas de inmediato, pero tenía dos preguntas más que hacer. —¿Eres capaz de administrar y priorizar tareas conflictivas? —Mis hijos tenían diferentes edades con diferentes intereses, así que esto también era importante. Asintieron con la cabeza, pero todos parecían inseguras, como si no estuvieran realmente seguras de lo que había querido decir. —Por último, ¿te gustan los niños? La primera chica asintió enfáticamente, pero había cometido un error: ella misma parecía poco más que una niña, así que marqué su número de mi lista. La segunda chica arrugó la nariz y la tercera se encogió de hombros como si la existencia de niños no la afectara de ninguna manera. Hice dos golpes más a través de los números restantes y suspiré. Quizás no debería haber elegido tan al azar, probablemente esto había sido una mala idea. Cuando las tres mujeres salieron de la

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habitación para ser juzgadas por los otros postores en la habitación a mi derecha, me levanté del banco. —Espere, señor —Mi guardia me detuvo suavemente—. Están enviando a otra persona. Miré hacia atrás en la habitación cuando un guerrero Grug de color rojo arrastró a una mujer humana a través de la puerta trasera. El Grug la soltó, dejándola sola en la habitación. Mientras miraba alrededor de la habitación vacía, el desafío estaba escrito en su rostro, mi respiración me dejó rápidamente y mi polla se despertó. Qué… Mi dragón retumbó a través de mi pecho y me dolían las encías cuando mis colmillos comenzaron a extenderse. La posesividad me atravesó sin control y contuve el aliento. ¿Qué es esto…? Quería poseer a la humana que estaba frente a mí. Tan simple como eso. Me balanceé en mi asiento por la fuerza del sentimiento. Respiré poco a poco, tratando de recuperar el control de mí mismo. El silencio en la cabina se prolongó mientras demasiados pensamientos pasaban por mi cabeza. —¿Bien, señor? ¿Desea hacerle sus preguntas a este espécimen? — Me instó el guardia. Asentí. Pero, ¿qué preguntas? ¿Qué podría tener que preguntarle a esta humana que tenía el mismo cabello rubio arena y ojos grandes que Lyra? —¿Lo... lo ves? —grité. Mi guardia me miró. –Sí, señor. Está a la espera de saber si se descartará para pasar a la siguiente habitación. Negué con la cabeza. Quizás era solo yo, pero... El parecido era tan fuerte. Volví a colocar el micrófono en la posición de “encendido” y me aclaré la garganta.

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Entrecerró los ojos con sospecha y se centró en el altavoz que estaba encima de ella. Ya tenía más ingenio sobre ella que los especímenes anteriores. —¿Tienes alguna experiencia en el cuidado de niños? —Mi voz sonaba vacilante y mansa, y mi guardia se volvió para mirarme. —¿Está bien, señor? —siseó, y le indiqué que se fuera. La hembra humana asintió. —Sí. Cuidé niños en toda la Ciudad de Cristal en la Tierra antes de ser empleada como ama de llaves —dijo las palabras con claridad y volvió sus ojos desafiantes al vidrio entre nosotros, casi como si pudiera verme. ¿Ama de llaves? También me gustó el sonido de eso. La experiencia de ordenar a otros era una ventaja. Asentí antes de contenerme. No podía verme. —¿Puede priorizar una variedad de tareas, algunas con requisitos contradictorios? —enuncié cada palabra, pegada a su rostro mientras esperaba su respuesta. Arqueó las cejas. —Sí, puedo. Esperé por más, pero aparentemente eso era todo lo que quería revelar. Mi guardia suspiró. —Quizás nos hace perder el tiempo —susurró. Negué con la cabeza. Algo en ella me hizo creer sus respuestas. De repente, se burló: —Por supuesto que puedo priorizar necesidades conflictivas. Estar aquí en primer lugar tiene que ver con las prioridades. Debió haber escuchado a mi guardia, y su respuesta me divirtió. —Por último —dije mientras anotaba su número y lo rodeaba con un círculo tres veces—, ¿te gustan los niños? Inesperadamente, se rió.

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—Tanto como cualquiera que alguna vez fue un niño, supongo. Una risa retumbó a través de mí también, pero apagué el micrófono antes de que pudiera escuchar. Finalmente, salió de la habitación para enfrentarse a los otros postores. Como Rey de este planeta, solo yo tenía el lujo de interrogar a los humanos por mí mismo. Los otros postores presentes en la subasta tendrían que competir para obtener respuestas a sus preguntas. Pero por ahora, esperaré. Finalmente, sonó el timbre, señalando el inicio de la subasta. Se intercambiaron y vendieron vidas humanas por sumas de créditos lastimosamente pequeñas, y suspiré ante la brutalidad. Empecé a preguntarme si conseguir la solución a mi problema realmente podría ser tan fácil. Finalmente, el número del último humano apareció en la pantalla frente a mí. Inmediatamente fue obvio que no solo me había encantado a mí. Pujar era feroz, pero nadie más tenía las reservas del rey de Hydronia, y superar las pujas fue una tarea sencilla. No sentí ningún arrepentimiento por mi éxito en asegurar a la única humana que me interesaba. Después de todo, tenía que considerar las vidas de mis hijos y no hubiera querido dejarlos en manos de las otras tres humanas anteriores Traté de ignorar el remordimiento que me invadía por la brutalidad de comprar seres vivos. Pero cuando me levanté del banco y mi guardia me dio una palmada en el hombro en señal de felicitación, cualquier remordimiento persistente se había disipado. —¡Bien hecho, señor! —Me sonrió y casi sonreí ante el extraño orgullo que brillaba en su expresión—. Has navegado en tu primera subasta del Programa Terran. Asentí con la cabeza, aunque esperaba que también fuera la última. No quería volver aquí para seleccionar más cuidados para mis hijos en el corto plazo. Necesitaba que esta mujer encajara a la perfección en la

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vida de mis hijos y no me causara ningún problema. También necesitaba estar cerca. Por razones personales. La puerta de mi pequeño reservado se abrió y entró un hombre de piel gris, encorvado en una media reverencia permanente. —Buenas noches, Su Majestad —dijo, su extraña voz plana y formal—. Si desea seguirme para completar la transacción, podemos garantizar su total satisfacción con la compra de hoy. Me puse de pie y agaché la cabeza bajo el marco de la puerta mientras seguía al hombre al pasillo. La nave olía a cerrado y a humedad, y me alegraría volver al aire que olía a agua, sal y los enormes lirios que florecen en algunos de mis océanos. Entramos en una pequeña oficina con un escritorio y dos sillas. El hombre se paró junto a una silla y me hizo un gesto para que me sentara en la segunda. —¿Ha realizado alguna vez una compra a través del Programa Terran, Su Majestad? —Todavía no mostraba ningún deseo de mirarme, y su extraña voz de IA comenzó a irritar mis nervios. —No, no lo he hecho. —Entonces permítame repasar rápidamente lo que sucede a continuación. En el viaje desde la Tierra, los humanos fueron completamente limpiados, recibieron todas las vacunas y tratamientos pertinentes, y todos fueron informados de la duración de sus términos de servidumbre contratados con el Programa Terran —vaciló y se atrevió a mirar en mi dirección. Sus ojos violetas brillaron—¿ Tiene el número de su compra? Le entregué la pequeña pantalla negra que se usa para rastrear a los humanos que había entrevistado. Pero podría haber recitado el número de memoria. Earthling 7674TES8. —Muy bien, muy bien —El hombre tocó la pantalla varias veces—. El nombre de su compra es Tessa Banks, y la duración de su servidumbre es de diez años.

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El alivio me inundó. No había pensado en el tiempo que se quedaría, pero cuanto más tiempo mejor para que los niños tuvieran algo de coherencia. Quería que el arreglo fuera a largo plazo. —¿Me la llevo ahora? Los ojos del hombre se agrandaron. —N… no, Su Majestad. El Programa Terran lo arregla todo para que se la entreguen. Nosotros nos encargaremos de comprobar su chip de seguimiento. Usa un brazalete de identificación, y habrá un chip incrustado en su piel justo debajo de eso. Puedes pedirle que te lo muestre. De hecho, le recomendamos que lo haga, ya que se sabe que algunos humanos los eliminan. Se utiliza como su adaptador TerraLink y parece una cara. —¿Su adaptador TerraLink? —Si, Su Majestad. La marca como propiedad de la Corporación hasta que su deuda se pague en su totalidad. Nos permite detenerla en caso de que intente huir antes de que se complete su servidumbre. —¿Y una vez que hayan pasado los diez años? —Algo acerca de este sistema me fascinó, pero todavía no estaba seguro de estar completamente a gusto con él. El empleado del Programa TerraLink se encogió de hombros. —Deja de ser de interés para el Programa TerraLink, Su Majestad — volvió a tocar la pantalla—. Si pudiera pedirle que firme en esta última página. Eso autorizará la transferencia de fondos para completar la compra hoy. Luego, organizaré el transporte de su compra a la ubicación que elija. Asentí, firmé su pantalla y le dije adónde quería que enviaran a mi nueva niñera. Cuando llegué a casa, entré en el silencio de la entrada principal y me volví automáticamente hacia mi oficina a la izquierda. Incluso desde aquí, podía ver el retrato gigante de Lyra encima de mi escritorio, y mientras

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caminaba hacia él, me dolía el pecho. No solía dejarme llorar por ella, tenía un planeta que cuidar, pero esta noche, el dolor amenazaba con abrir una grieta en mi pecho. —¿Papi? —Una voz diminuta y vacilante me llamó por mi nombre y me volví hacia el niño detrás de mí. Vike estaba de pie en la puerta y me agaché para que pudiera correr a mis brazos. Cuando me paré, apoyó la cabeza en mi hombro, el pulgar en la boca y la otra mano jugando con mi cabello hasta los hombros. Aspiré el aroma de mi hijo dormido de cuatro años y dejé que el conocimiento de que estaba asegurando su futuro me tranquilizara. Vike se movió, poniéndose más cómodo, y apreté mis brazos mientras miraba su suave mejilla. Habían pasado unos días desde la última vez que vi a mis hijos. Los negocios me habían mantenido fuera de casa, pero comprar una niñera les ofrecería una mayor estabilidad. Necesitaban eso. Se lo merecían.

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Capítulo 2 TESSA Mi nueva identificación brilló donde descansaba en mi muñeca, era una señal para que me dirigiera a la sala de transición. Había estado allí varias veces para recibir instrucciones sobre el vuelo a Hydronia, pero esta vez la ansiedad zumbaba en mi pecho. Eso era. Ya no solo estaban dando nuevas instrucciones sobre un nuevo ritual de limpieza. Estaba a punto de comenzar mi nueva vida. Todo por ti, mamá. Caminé por los pasillos familiares de la nave, mi identidad parpadeando cada vez más rápido. Lo miré. Era la tercera banda de identificación en mi vida, hasta ahora. Tuve la que papá me regaló desde que nací, el que mamá y yo compramos a los contrabandistas para reemplazar el regalo de papá cuando tuvimos que venderlo, y ahora esta pieza de tecnología terrestre de aspecto utilitario. Nada me hacía sentir más como una posesión que llevar sus bandas. Llamé a la puerta de la sala de transición antes de entrar. Una mujer mayor me miró. Me recordó un poco a la enfermera del hospital y me estremecí. La mujer sonrió, pero no le devolví el saludo. Echó un vistazo a alguna información en la pantalla que estaba sosteniendo. —Tessa Banks, ¿Earthling 7674TES8? Asentí. Odiaba ser un número. —Te prepararemos para el transporte por la mañana. El primer día de pago de su deuda comienza mañana. Toma asiento —señaló el sofá blanco y brillante de dos plazas. Los cojines permanecieron llenos y regordetes mientras me sentaba sobre ellos, y me deslicé un poco hacia mi derecha.

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—Voy a implantar su Adaptador TransLink ahora y lo activaremos antes de que se vaya por la mañana. Se encuentra justo debajo de tu identificación, así que hazlo a un lado. Hice lo que me dijo, empujando la banda más arriba de mi brazo, y la mujer se me acercó, con una pequeña bandeja de aspecto médico en una de sus manos. Se sentó a mi lado y puso la bandeja en una mesa pequeña frente a nosotros. —Hmm... —arrugó la cara—. Nunca antes había tenido que eliminar la tecnología antigua ¿Ya estabas contratada? —En una manera de hablar —Pero no di más detalles. De todos modos, en realidad no quería saber sobre mi vida como empleada rastreada. Hizo un gesto hacia los instrumentos en su bandeja. —Se ve peor de lo que es —explicó. Sacó un instrumento—. Esto hace una pequeña incisión e inyecta el chip al mismo tiempo, lo cual es mejor que el método anterior. Asentí, sin saber cómo hacer una incisión en alguien podría considerarse una mejora. —Puede que no quieras mirar. Un rasguño agudo y es posible que sienta una incomodidad adicional mientras saco su antiguo rastreador — murmuró, y giré la cabeza mientras la parte superior de mi muñeca se quemaba. Estábamos en una habitación sin ventanas en algún lugar en medio de la nave. El único sonido era el silbido del aire filtrado y el zumbido de fondo de los motores. Mi mente se dedicó a imaginar mi nueva vida con los dragones de hielo, como había hecho a menudo en el camino hacia aquí. —Todo listo —Me dio unas palmaditas en la muñeca con un trozo de tela y noté una mancha de sangre cuando lo apartó.

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Luego miré mi muñeca. Una cara electrónica brillante me miró mientras cambiaba el ángulo. Empujé mi identidad de nuevo sobre él, incómodo por ser observada todo el tiempo. —Y ahora los detalles de su contrato —sacó un escáner de un bolsillo de su bata blanca—. Muñeca. Escaneó mi identidad y la palabra cuidador se formó en la superficie. Contuve mi suspiro de alivio, no me atrevía a ceder a esa emoción. El título del trabajo sonaba inofensivo, pero no podía estar segura. El miedo por la subasta aún persistía, y pensé en todas las preguntas invasivas e intrusivas. A algunas de las chicas se les había pedido que se desnudaran para que sus cuerpos pudieran ser inspeccionados por hombres a los que solo podíamos oír. Y algunos de ellos habían tenido muy claro que estaban comprando un esclavo, para todo tipo de servicios. Parpadeé para contener las lágrimas al recordarlo. Ahora no era el momento. ¿Y me inscribí para esto? No era ajena al trabajo duro, pero no quería ser el juguete de un extraño. Alguien me había comprado y aparentemente me iba a utilizar como cuidadora. Mi identidad zumbó con un comunicador entrante y miré a la mujer. —¿Quién me contactaría aquí? —Es solo el Programa TerraLink enviando detalles de su contrato. Adelante, respóndela —comenzó a recoger su pequeña bandeja y yo pasé mi mano sobre mi identificación. Una imagen brilló en mi muñeca. Era un retrato familiar de tres niños lindos, sus caras sonrientes revelando ojos rojos y piel teñida de azul con un toque de escamas. Me tragué mi sorpresa; después de todo, estaba en un planeta dragón. No parecían muy mayores y el más joven ciertamente era un bebé. —Puede desplazarse por las imágenes y la información.

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Salté ante la voz de la mujer. Había pasado tanto tiempo desde que tenía una identificación que funcionara correctamente, casi me había olvidado de cómo era, pero hice un gesto con los dedos, moviendo las imágenes a través de la presentación de diapositivas. Dirigí archivos escritos hacia mí con otro gesto. Los niños se llamaban Jari, Vike y Luka. Me gustó el aspecto de Jari, tenía once años, pero sus ojos parecían tristes. Los chicos solo parecían pequeños paquetes de travesuras. A los cuatro años y siete meses, probablemente lo eran. Mientras trabajaba en los archivos, busqué una trampa. Esto parecía demasiado fácil después de algunas de las preguntas que recibí en la subasta: niñera para tres niños. Reprimí el alivio que comenzaba a atravesarme de nuevo, pero no pude evitar sentir un poco de emoción, ya que esperaba que este trabajo fuera exactamente como parecía. Las fotos de los niños también me dieron pequeñas pistas sobre el planeta. Miré el agua en las imágenes, tan diferente incluso del océano que bordea La Ciudad de Cristal en casa. Mientras seguía leyendo, sonreí. Las personalidades de los niños realmente brillaban, y aparentemente Jari era un gran logro académico. Revisé información que iba desde los colores favoritos hasta el historial médico y finalmente llegué a la imagen de un hombre. Hice una pausa. Sus ojos rojos parecían vivos de alguna manera, incluso en la imagen. Era hermoso, con una mandíbula fuerte y cabello negro. Mi ritmo cardíaco subió un poco. Busqué más información sobre él, pero solo encontré su edad y una profesión en política. No había otra información útil en su perfil; después de todo, pude ver por mí misma que su color de pelo era negro y sus ojos eran rojos. Traté de deslizar el dedo para recuperar cualquier cosa que me hubiera perdido, pero había llegado al final del paquete de información y me enviaron amablemente al principio y a la foto de los tres niños. Realmente eran hermosos. —¿Por qué hay tan poca información sobre mi empleador? ¿Siempre es así? — La idea de trabajar para un completo extraño me ponía nervioso. La mujer levantó la vista del dispositivo que tenía en la mano.

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—Es un cliente especial. Se nos ha pedido que mantengamos la confidencialidad de toda la información sobre él —Luego miró hacia abajo, descartando cualquier otra pregunta. A la mañana siguiente, mi identificador vibró y me despertó. Me había acostumbrado a los ruidos a bordo de la nave y había aprendido a dormir así. Me habían dado ropa limpia para que me pusiera con mi empleador. Parecía casi un uniforme, marcándome firmemente como propiedad del Programa TerraLink. Después de lavarme, vestirme y tomar un desayuno ligero, mi identificador brilló con la llamada a la sala de transición. Mi intestino se hizo nudos. Estaban a punto de activar mi nuevo adaptador y enviarme a mi nuevo empleador. Resoplé. Propietario, más bien. No me hacía ilusiones sobre el hecho de que esencialmente había comprado los derechos. Mi pecho se hundió. No estaba segura de querer hacer nada de esto más. Estaba bien considerar la posibilidad de tomar este tipo de trabajo desde la seguridad de una habitación anónima en una nave que volaba por un espacio infinito, pero la mierda se había vuelto real. Todo por ti, mamá. En la sala de transición me conoció la misma mujer del día anterior. —Muñeca. Moví mi identificación fuera del camino, y sostuvo su escáner sobre la carita vigilante. Parpadeó brevemente. —Día uno —dijo, y tragué—. Siga las señales hacia la salida para el transporte fuera de la nave. Y eso fue todo. No me deseó suerte ni me dijo adiós, y yo no tenía posesiones reales para llevarme, así que me fui, siguiendo las luces rojas a lo largo de los pasillos blancos. Había más ruido aquí abajo, el ruido metálico y el chirrido del metal eran más evidentes. El aire se volvió más húmedo a medida que avanzaba y el olor a sal me picaba la nariz. Lo aspiré profundamente en mis pulmones, sorprendida por el ligero aroma floral que lo acompañaba. La luz del sol entraba a

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raudales por una puerta abierta frente a mí, y por un momento casi pareció que podía escaparme. Huir y esconderme en algún lugar de este planeta desconocido. Entonces, un hombre vestido de negro salió de las sombras. —Muñeca. Con la obediencia aprendida desde hace mucho tiempo, extendí mi mano sin dudarlo. Movió mi identificación a un lado y me escaneó. —Earthling 7674TES8, un barco está esperando para transportarla a su destino —Eso fue todo lo que dijo mientras me señalaba a través de la puerta. Ni adiós ni buena suerte de este tampoco. Sin referencias a un nuevo hogar o un nuevo trabajo. Era simplemente la carga que estaba moviendo. Un embarque. Respiré hondo, encontrando mi valor en el hecho de que había viajado tan lejos. Había sobrevivido y lo estaba haciendo por mamá. Porque yo estaba aquí, ella viviría. Antes de dejar la Tierra, me había sentado junto a su cama leyendo todas las investigaciones que podía sobre Hydronia. Imágenes granuladas de mi banda de identificación se iluminaron en la pared blanca de su pequeña habitación. Mamá había dormido todo el tiempo, pero le describí todo lo que pude. Leí en voz alta la mayor parte de la historia antes de que mis ojos ardieran como si se salieran de mi cabeza y fueran a irse corriendo si les hacía mirar el texto parpadeante por más tiempo. Pero había vuelto muchas tranquila serenidad de la agua que se extendía por de él, las masas de tierra extendían en la distancia.

veces a una imagen en particular debido a la misma. Era un paisaje marino gigante, con millas. Las islas estaban salpicadas a través haciéndose más pequeñas a medida que se

Era tan diferente de los desiertos horneados por el calor aquí en la Tierra. Solo nos quedaba un océano, y La Ciudad de Cristal reclamó

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toda el agua para sí misma. Fue construida a lo largo del borde del mar restante, oscureciendo la vista de cualquier habitante del desierto que incluso podría intentar contemplar la maravillosa vista. Incluso utilizó tecnología para canalizar el aire más frío entre los edificios de La Ciudad de Cristal. Nunca había visto nada tan natural y hermoso como un mar que cubría la mayor parte de un planeta. Revirtió todo lo que entendía sobre la existencia. Quizás un mundo lleno de tanta belleza no sería tan malo. Salí de la nave espacial Terran y subí a una escalera de madera que conducía a un muelle de madera, subiendo y bajando lentamente sobre el agua que rodaba suavemente. Un barco esperaba en un extremo del muelle y me sujeté a la barandilla mientras comenzaba a bajar los escalones. La combinación de los ventiladores del barco y el viento de esta planta hizo volar el cabello por la cara y tuve que apartarlo de los ojos mientras caminaba. Subí al pequeño bote y un hombre en la parte delantera puso en marcha el motor. Pronto estábamos deslizándonos por la superficie del agua, dejando a un lado grandes flores mientras aceleramos. Agarré el reposabrazos a mi izquierda y apoyé la palma de mi mano en el asiento a mi derecha, preparándome contra el movimiento. El conductor no habló, ni yo tampoco. Me asustó un poco. Medía casi treinta centímetros más que yo, y su piel brillaba con escamas verdes cuando se movía. Observé por el costado del bote mientras pasaban islas densas con exuberante vegetación. Pude distinguir casas en algunas de ellas y otros edificios, pero no sabía cómo se llamaban. De vez en cuando, miraba hacia abajo, notando las formas que nadaban debajo de nosotros, y me estremecía. Parecía no tener fondo y no quería caer. O me ahogaría o me convertiría en la comida de una de las formas en movimiento. Ociosamente me pregunté dónde vivía el Rey. Una sección de mi investigación había mencionado que cada isla funcionaba de manera prácticamente independiente, pero todo el planeta estaba gobernado por

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un hombre. El Rey. Todo el asunto me parecía bastante primitivo, pero, de nuevo, no venía de ningún lugar mejor. El bote comenzó una amplia curva arqueada y yo me agarré más fuerte. Luego, el motor se detuvo y redujimos la velocidad hasta que llegamos a otro muelle. Éste estaba hecho de piedra, y las rocas que lo rodeaban parecían haber estado en el planeta incluso antes que el océano. Toqué una de las superficies desgastadas por la intemperie mientras salía del bote y me calentó la palma. Un vehículo con ruedas esperaba al final del embarcadero y busqué a una persona o una señal para saber qué hacer. El conductor no dijo nada mientras amarraba el bote al muelle, y el conductor del vehículo permaneció adentro, su rostro solo de perfil. Me acerqué al vehículo lentamente y abrí la puerta trasera. El fresco olor a cuero se precipitó desde el interior y me deslicé dentro. Miré a través de las ventanas mientras rodamos por caminos sinuosos. ¡Tanto azul y verde! El exuberante follaje realmente proporcionó una dura comparación con la arena y el polvo seco de la Tierra. Pasamos entre un par de pilares de piedra y miré hacia adelante. Frente a nosotros había una casa enorme y parpadeé. Era más grande que cualquiera de las casas que había limpiado en La Ciudad de Cristal, incluso para mis clientes más ricos. Por un momento, una punzada de nostalgia por el mundo familiar que había dejado atrás se apoderó de mí. Grandes escalones conducían a un rellano elevado fuera de la casa, y el vehículo se detuvo al pie de la escalera. Un hombre y dos niños se pararon en lo alto de los escalones, y miré hacia otro lado, tomando aliento. Este era realmente el paso final. Una vez que dejara este vehículo comenzarán mis diez años de servidumbre. Todo por ti, mamá. Mis manos temblaron y mis nervios se resintieron. No estaba segura de confiar en mí misma para hablar. La casa en sí era enorme. Hecha de la versión de ladrillo rojo de este planeta y que se extendía al menos tres pisos. Los picos y las torretas marcaban la línea del techo, recordándome los castillos góticos de los que mamá me había contado

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historias olvidadas hace mucho tiempo. Siempre parecían presentar una princesa, magia y animales que hablaban, y todos en ellos vivían felices para siempre, ya fueran ricos o pobres. Tomando una última respiración, abrí la puerta y salí. Di un paso vacilante antes de subir con suavidad el resto de las escaleras. Cuando llegué arriba donde estaba mi nueva familia, me detuve. Mi identificación no había proporcionado ninguna indicación de la altura de mi empleador, y mierda, era enorme. Se elevaba al menos treinta centímetros por encima de mí, y era increíble a la vista, como si los mismos dioses lo hubieran creado, colaborando para crear la obra de arte antes que yo. El poder irradiaba de él. No sonrió ni levantó una mano a modo de saludo, y sus ojos rojos ardían fríos, lo que me congeló. No queriendo encender la chispa en sus ojos, moví mis ojos hacia los dos niños. Jari y Vike, obviamente. Sus ojos brillaban con curiosidad. Luego volví a mirar a su padre y abrí la boca para decir algo, solo que no salió ningún sonido. —Soy Izon Hurric, Rey de Hydronia —dijo simplemente, su voz profunda y baja. Mi boca se cerró de golpe. El Rey me había comprado.

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Capítulo 3 IZON La ridículamente pequeña humana me miró con los ojos muy abiertos y las mejillas rosadas. No parecía tan pequeña a bordo de la nave del Programa TerraLink. Vike tendría que tener cuidado o la rompería. Se quedó completamente quieta, luciendo como si estuviera decidiendo si caminar más cerca de nosotros o huir. No la habría culpado por lo último. Había dejado su propio planeta, había viajado por el espacio hacia lo desconocido y éramos los primeros Hydronians que había visto de verdad. Esperé un momento a que su color volviera a ser lo que pensé que podría ser más habitual en ella, y que su postura se relajara. Luego hablé de nuevo. —Esta es mi primogénita, mi hija Jari. Tiene once años —Luego levanté mi otra mano, indicando a Vike—. Y este es Vike. Es mi primer hijo y tiene cuatro años. Luka tiene siete meses y actualmente está durmiendo en la casa —miré a Jari expectante. Saludó a su nueva niñera y sonreí. La humana debería haberle hecho una reverencia a Jari, pero dejaría pasar su error. —Encantada de conocerte¿Esperamos que haya tenido un buen viaje? —Jari hizo la presentación como la diplomática experimentada en la que se estaba convirtiendo rápidamente. Antes de que la humana pudiera responder,… —¡Hola! —Vike habló un poco demasiado alto y le di un suave apretón en los dedos—. Nos alegra que haya podido venir aquí para estar con nosotros. La humana se coloreó de nuevo. —Su Majestad, Sus Altezas Reales... —Se dejó caer en una leve reverencia. El movimiento parecía antinatural para ella, pero el

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reconocimiento de la posición de mi familia todavía envió un ardiente dardo de placer a través de mí. Tal vez encajaría más rápido de lo que esperaba. Sonrió e iluminó todo su rostro. Sus ojos, de un color curioso que creía que los humanos llamaban avellana, brillaron, y el corazón que creía muerto en mi pecho cobró vida. La sonrisa le dejó pequeñas marcas en las mejillas y me encontré encontrando sus diferencias con Lyra. Su mata de cabello rizado de color arena parecía suave, y el sol brillaba a través de los mechones. Se acercó, se centró solo en mis hijos, y yo anhelaba que me mirara. Intenté incluso no quererlo. Su sonrisa se ensanchó y ahogué un gemido cuando mi cuerpo reaccionó a su presencia. —Mi nombre es Tessa —murmuró, agachándose a la altura de los niños. No tuvo que moverse demasiado—. Y espero que podamos llegar a conocernos mucho mejor. Levanté mi cabeza, enfocando mis pensamientos lejos de ella. Lejos, en el horizonte, mar adentro, tratando de controlarme. Entonces me di una sacudida mental. No tenía tiempo para quedarme aquí contemplando la ayuda mientras deliberadamente no la miraba. Era un hombre ocupado. Tenía cosas que hacer. La humana había sido comprada para permitirme hacer esas cosas, no para agregar problemas a mi plato ya lleno. Aclaré mi garganta y me miró, algo entre la incertidumbre y el miedo atrapado en sus ojos. Casi suavizo mi expresión, pero yo era el Rey, y no me ablandaré por nadie, especialmente por el personal. —Tengo planeado un día muy ocupado —solté mi agarre sobre Vike, y inmediatamente se apresuró al lado de la niñera, agarrando su pierna. Dejó caer su mano, buscando la de él, y envolvió sus dedos en su palma. —Yo... —dudé mientras miraba a mi hijo, su pulgar en su boca, su mano en la de este nuevo alienígena. Que era familiar pero completamente extraño—. Espero que se haya familiarizado con todos los aspectos de

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su contrato —Mis palabras salieron planas e instructivas mientras permitía que mi mirada se posara simplemente en el extraño entre nosotros. De alguna manera pude recuperar el control de mis pensamientos. Esperaba lucir adecuadamente aburrido, pero autoritario. Su expresión cambió ante mi tono. Se convirtió en la humana que había visto en la subasta, como si se creyera superior a mí. Ella asintió. —Absolutamente —murmuró—. He leído mucha información sobre sus expectativas en una presentación que consumió mucho tiempo y que se cargó en mi identificación. No era fan de su tono ligeramente condescendiente, y Jari me miró como si estuviera evaluando mi reacción. Verifiqué la hora. No tenía tiempo suficiente para reprender el nivel exacto de insolencia que esta humana mostraba en mi propia casa. —Sígueme —Me di la vuelta y me alejé. Usé el mismo tono que tenía antes, para que supiera para quién estaba trabajando. Mientras empujaba la puerta principal de mi casa para abrirla, le indiqué a mi doncella Gabby que llevara a Jari y Vike a la sala de estar. Los niños la siguieron obedientemente y Gabby mantuvo la mirada fija en el suelo mientras se alejaba. —Solo necesito repasar algunas cosas contigo antes de poder irme — miré a Tessa, pero estaba mirando hacia arriba a la araña de cristal que caía en cascada desde el techo alto. —Es como estar bajo el agua que cae —murmuró. —Increíble. —Mi oficina es así —dije. Comencé a alejarme, pero no escuché sus pasos detrás de mí, así que me di la vuelta. Estaba girando en su lugar y estaba mirando las obras de arte en las paredes. Representaba escenas de toda Hydronia. Aclaré mi garganta para llamar su atención. Su cabeza se volvió hacia mí.

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—Lo siento. No lo parecía. Después de dos pasos más, se detuvo de nuevo, esta vez estudiando las baldosas relucientes bajo sus pies. Fueron hechas deliberadamente para parecerse a las escamas de un dragón en la forma en que se entrelazaban. Brillaban por la luz del sol que entraba por las grandes ventanas. —Cuando estés lista... —asentí con la cabeza hacia la puerta abierta de mi estudio, mis emociones atrapadas en algún lugar entre la diversión por su asombro y la impaciencia por lo poco que valoraba mi tiempo. Cuando finalmente se paró en mi oficina, cerré la puerta con un clic firme. Necesitaba toda su atención centrada en mí. —Hay algunas reglas —comencé, y me miró directamente a los ojos, audaz—. Y estas reglas... —bajé la mirada al papel donde las había escrito. Maldición. No tenía la intención de apartar la mirada primero—. Estas reglas son… —respiré profundamente y traté de mirarla hacia abajo—. Uno. Horarios. El cumplimiento de los horarios es muy importante. Encontrarás tu horario personal esperándote en tu habitación. Y los niños tienen un horario diario que siguen muy de cerca. Esto es importante porque seguir una rutina promueve una buena disciplina y porque su seguridad personal es primordial. Tanto su guardaespaldas como yo necesitamos saber dónde están y qué están haciendo en todo momento... Asintió con la cabeza, luciendo como si quisiera poner los ojos en blanco. —Estás restringida en ciertas áreas de la casa. Inclinó la cabeza, pero seguía sin hablar. —Por supuesto, se le permite entrar en su habitación, las habitaciones de los niños, la sala de estar, la guardería, la biblioteca y cualquier habitación en la que los niños sepan que pueden moverse libremente. Sin embargo, no puede ingresar a mis habitaciones privadas, incluidas, entre otras, esta oficina y mi ala privada. Tenemos un chef para

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proporcionarle sus comidas, por lo que no necesita acceso a la cocina. Si tiene alguna pregunta, sus permisos deben estar en su horario... —¿Eso se cargará en mi identificación? Me detuve. ¿Su qué? Me mostró su muñeca y un recuerdo atormentó mis pensamientos. —¿Puedo ver tu muñeca? Puso su muñeca en mi mano, y tan pronto como su piel se encontró con la mía, la sangre surgió entre mis piernas. Dejé caer su muñeca como si fuera una brasa y retiré mi mano, enterrándola en mi bolsillo. Aclaré mi garganta. —¿Estabas... se suponía que debía pedir ver una cara? —Oh —Me miró con curiosidad. —¿Esta? —movió su brazalete a un lado, y una pequeña cara electrónica brilló en su piel—. Es un chip adaptador Terralink. —Estoy al tanto —utilicé mi mejor tono desinteresado, pero realmente no sabía qué hacía el llamado adaptador o por qué necesitaba verlo. Hice una nota mental para preguntarle a un representante terrestre sobre eso y su brazalete donde parecía querer que le enviara información. Eché un vistazo al brazalete dorado. Parecía más un grillete. —Déjame presentarte a Dyan —Hice una seña al guardaespaldas de los niños mientras entraba a mi oficina—. Es el guardaespaldas de los niños, y también será tu guardaespaldas mientras los cuides. También tendrás un conductor que os llevará a cualquier lugar al que necesites ir. Dyan se acercó, ocupando todo el espacio con su ridículo aire de autoridad de guardaespaldas. Tessa lo miró antes de que sus mejillas se enrojecieran y apartara la mirada. Un gruñido se alojó en mi pecho ante

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su aparente efecto sobre ella, y miré la hora de nuevo. Realmente necesitaba irme a una reunión. —Por último, le haré evaluaciones de desempeño semanales. Si falla en alguna, será despedida de su puesto, se retirará su oferta de empleo y será devuelta al Programa TerraLink para su reasignación —inventé esa última parte. No sabía qué haría el Programa TerraLink con ella si ya no necesitaba sus servicios. Su mandíbula se apretó como si quisiera decir algo irrespetuoso, pero deliberadamente estaba manteniendo las palabras dentro. Luego mostró una sonrisa tan grande que tenía que ser falsa, y su voz salió un poco demasiado dulce. —No te defraudaré, Su Majestad. Curiosamente, mi título también sonó a sarcasmo, pero lo ignoré. No tenía tiempo para profundizar en los problemas humanos. Asentí. —Gabby, la criada que está actualmente con los niños, te mostrará la casa. Tengo trabajo que hacer —abrí la puerta de la oficina para indicarle que había terminado de hablar con ella y ella siguió a Dyan. Soltando un pequeño suspiro, miré por encima del hombro al retrato de Lyra. Luego cerré la puerta y la bloqueé detrás de mí. No solía preocuparme por las cerraduras, pero teníamos una extraña en la casa, y todavía sabía inquietantemente poco sobre los humanos. —La envié a unirse a Gabby y los niños —murmuró Dyan cuando regresó un momento después—. Joder, esa humana huele bien. Lo había dicho de manera tan simple, pero me encogí de hombros como si no me hubiera dado cuenta. —De verdad —Ni siquiera fue una pregunta. Fue declaración que puso fin a la conversación. No invitó a más. Dyan siguió presionando de todos modos,.

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—Viste el parecido con Lyra, ¿verdad? Quiero decir, tenías que haberlo notado —bajó la voz— ¿Es por eso que la compraste? Me estremecí. Lo hizo sonar tan sórdido. —Fue simplemente una transacción normal con el Programa TerraLink. La organización está altamente recomendada —traté de actuar desinteresadamente. Dyan silbó bajo. —Mirando a esa humana, estoy seguro de que lo hacen. Estoy seguro de que lo hacen. Dyan era realmente el único que se salía con la suya maldiciendo tan libremente en mi presencia. También fue excusado de dirigirse a mí como Sire o Su Majestad. Nos conocíamos lo suficiente como para eso, por eso tuve que apartar la mirada mientras mentía. —No había notado ningún parecido. —Mentiroso —dijo solo una palabra, y le dediqué una mirada rápida—. Bueno —suspiró—. Mientes, Su Majestad. Negué con la cabeza. Este no era un camino que quisiera seguir, pero si Dyan vio mi desgana, lo ignoró. Era bueno en eso. —Digo que es mentira. Por supuesto que lo viste. Bueno, dos podrían ignorarse el uno al otro. Seguí caminando. Luego volví a pensar y me detuve. —Vigílala de cerca. Si ves alguna señal, cualquiera, Dyan, de que no encaja bien, o que no está funcionando con los niños, avísame —Mi voz se volvió baja y urgente al pensar en mis hijos al cuidado de una extraña. Necesitaba mantenerla vigilada. Tosió una risa. —En serio, Izon, ¿cómo no lo haría? Estoy en toda esta mierda —Me volví para caminar de nuevo, pero me agarró del brazo y se inclinó más cerca— Y si dejas caer la regla de no joder al personal que tienes,

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estaría sobre ella. También estaría encima de ella, si sabes a qué me refiero. Mi dragón retumbó a través de mi pecho, soltando un gruñido que no esperaba. Dyan solo se rió y dio un paso atrás, asintiendo con la cabeza como si supiera algo que yo no. —Eso pensé —murmuró. Negué con la cabeza. No tuve tiempo para tratar de desentrañar el hilo de pensamiento de Dyan en este momento. Ya le estaba robando tiempo a mi próxima reunión. —Necesito encontrar a mis hijos para poder despedirme —dije las palabras, pero no esperaba una respuesta de Dyan mientras caminaba hacia la sala de estar. Cuando entré, Tessa ya estaba acunando a Luka, acariciando su trasero y balanceándose. Estaba sentada en un grupo muy cerrado con Jari y Vike, aparentemente diciéndoles algo muy interesante mientras se inclinaban hacia ella con los ojos muy abiertos. Hice una pausa por un momento, mi corazón tartamudeaba ante una vista que aparentemente había estado anhelando. Luego me aclaré la garganta. No era Lyra. Pero parpadeé, tratando de hacer una copia de esa imagen exacta para mantenerla conmigo para siempre. —¡Papá! —Jari corrió hacia mí y me agarró la mano— ¡Ven acá! Tessa nos está hablando de la Tierra. Tienes que escuchar esto —tiró de mí hacia su pequeño grupo. —No puedo —dejé de moverme y se volvió hacia mí—. Tengo una reunión —dudé—. Ya llego tarde —Las palabras familiares salieron fácilmente de mis labios, aunque tal vez no tan fácilmente como de costumbre. Los ojos de Jari se llenaron de lágrimas y la culpa se apoderó de mí. —Lo siento —murmuré—. Realmente tengo que irme. Es parte del trabajo de ser Rey —presioné un beso en su sien, inhalando el dulce olor de su piel.

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Se secó las lágrimas con los puños. —Lo sé —gruñó, el sonido feroz. Tessa se puso de pie y se acercó a nosotros, colocando a Luka en su cadera. Su pequeño puño agarró la tela de su camisa. Envolvió un brazo alrededor de Jari. —Vamos, Jari. Volvamos a sentarnos ¿Quieres que te cuente sobre Smog City a continuación? —Me miró a los ojos por encima de la cabeza de Jari, pero Jari le apartó la mano y se dirigió al otro lado de la habitación. —No quiero escucharlo. Entrégame a Luka —El niño ciertamente era exigente. Aclaré mi garganta y hablé a un volumen normal pero con el habitual falso entusiasmo que convocaba cada vez que necesitaba irme. —Está bien, Jari, eso es suficiente. Intenta ser amable con Tessa mientras me voy, por favor. Sabes cómo comportarte cuando no estoy aquí. Sé amable y hazme sentir orgulloso —Me acerqué a Vike y lo besé en la mejilla, luego a Luka e hice lo mismo con su regordeta cara de bebé. Dejé caer un beso extra en el cabello de Jari, pero me ignoró. Mientras cruzaba la habitación hacia la puerta, encontré un inesperado aroma a vainilla. Aclaré mi garganta de nuevo y parpadeé un par de veces mientras salía de la habitación, sin mirar atrás. Realmente esperaba que las cosas con Tessa funcionaran. Las señales iniciales se veían bien, si la escena en la que había entrado era una indicación, y mis hijos realmente necesitaban una figura femenina consistente en sus vidas. No estropees esto.

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Capítulo 4 TESSA Después de que el Rey Izon se fuera, hablé con los niños durante unos minutos más, deleitándome con el hecho de que había recibido una asignación tan afortunada, considerando todo lo que había pasado. Cuando sentí que alguien nuevo entraba en la habitación, miré hacia arriba. Era el guardaespaldas de los niños. Era otro tipo increíblemente enorme, y aunque probé una sonrisa tentativa, no me dio nada a cambio. Su boca no se movió, sus mejillas no se levantaron, sus ojos no se arrugaron en las comisuras. Nada. De hecho, parecía más bien que me partiría por la mitad, si tuviera la oportunidad. Cruzó los brazos sobre su amplio pecho y me miró fijamente, sus ojos rojos casi brillaban. Olvídate de los dragones, este planeta parecía ser hogar de demonios. No había visto ni una sola persona sin ojos rojos, no es que hubiera visto a muchas personas para comparar. Lo miré más de cerca. Aunque sus ojos estaban rojos, su cabello brillaba con un profundo azul medianoche, y las escamas que brillaban por el costado de su cuello eran del mismo tono. Una parte de mí se preguntaba hasta dónde se extendían esas escamas bajo su cuello. Cuando pensé en la escasa investigación que había realizado, me di cuenta de que no sabía casi nada sobre los Hydronians. A la mierda el color de sus ojos, esa era la menor de mis preocupaciones. No sabía nada sobre cómo funcionaban sus cuerpos o qué comían. La investigación que había intentado hacer antes de irme había sido breve. Dyan me miró durante un tiempo incómodo, sin decir una palabra. Quizás todos los chicos de este planeta eran gigantes y calientes, pero propensos a cavilar. Finalmente, hizo un gesto con la cabeza.

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—Te mostraré tu habitación, luego Gabby vendrá para completar el recorrido y tu entrenamiento —extendió los brazos—. Llevaré a Luka. Sígueme. Por un momento dudé. La sensación del bebé acurrucado en mis brazos era la única sensación familiar que había tenido desde... ni siquiera podía recordar. Pero su peso, su calor, su olor a bebé... algo en él me relajó. Sin necesitar más instrucciones, Jari tomó la mano de Vike. —Vamos, Vike. Vayamos a la biblioteca y trabajemos en tus cartas. Le entregué el bebé a Dyan, y lo apoyó en el hueco de su brazo, su mano sujetando el pie de Luka. Luego lo rebotó un poco mientras me miraba de nuevo, haciendo que todo el movimiento pareciera incongruentemente informal y comercial. —Ven conmigo. No necesité oírlo por tercera vez, y lo seguí mientras salíamos de la sala de estar. Contuve el aliento cuando pasamos bajo el hermoso candelabro de nuevo. Cada gota de cristal brillaba y brillaba como si tuviera su propio arco iris personal. —Gabby te mostrará la escalera principal; le mostraré cómo acceder a sus habitaciones por el otro lado —Dyan no me miró mientras hablaba— El rey y yo no esperamos que use las escaleras principales a menos que esté con los niños o acceda directamente a sus habitaciones. Apreté los dientes por la forma en que hablaba, pero estaba acostumbrada a ser una sirvienta invisible. Las nuevas reglas no supusieron un gran cambio respecto a lo que había estado haciendo en la Tierra. —Entendido. Me llevó a un estrecho tramo de escaleras, todo el tiempo haciendo rebotar a Luka en su brazo como si se esforzara mucho en cuidar niños.

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Me acompañó hasta una puerta en un pasillo bastante utilitario. Casi podría haber sido una oficina típica en la Tierra, con tonos neutros y alfombras hechas para el desgaste. Ciertamente, la habitación no era nada que las familias que limpiaba en la Tierra hubieran permitido en sus hogares. Casi sonreí ante la diferencia entre los espacios familiares del Rey y los de su personal. Aun así, era cálido y limpio. No podría pedir mucho más. Dyan indicó un conjunto de puertas dobles justo más allá de la puerta frente a la que se había detenido. —Estas puertas conducen a las habitaciones de los niños —Luego asintió con la cabeza hacia la puerta frente a nosotros—. Y aquí es donde dormirás. Aplasté mi sonrisa irónica. Ni siquiera era mi habitación, era solo el lugar donde dormiría. —Cuando Luka te deje —continuó Dyan. Juro que casi vi una mueca de diversión en sus labios. —Echa un vistazo y voy a buscar a Gabby —Se dio la vuelta con elegancia y se dirigió de nuevo a la escalera del personal, y probé la manivela de mi habitación. Se abrió fácilmente y entré en un espacio más grande que el que había tenido en la Tierra en la casa que mamá y yo habíamos compartido. Lo primero que noté fue la ventana. Estaba frente al mar y la belleza de toda esa agua me robó el aliento. Por supuesto, la mayoría de los lugares de este planeta probablemente tenían vistas al mar. No pude evitarlo y me acerqué a mi ventana para ver más. Estiré el cuello, mirando los diferentes ángulos de la casa también, notando que algunas de las habitaciones tenían balcones. De repente, desesperada por oler el aire de nuevo, moví el pestillo y abrí la ventana unos dos centímetros. Una brisa refrescante entró por el hueco, trayendo consigo el olor a sal y el mismo perfume floral que había olido

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antes. Apoyé la cabeza contra el cristal frío y suspiré. Ojalá mamá pudiera ver esto. Con otro suspiro, me enderecé de nuevo y tensé los hombros. Tenía diez años para superarlo. No podía convertirme en un montón de papilla nostálgica el primer día. Caminé hacia una puerta en la pared. Se abrió para revelar un armario. Siete conjuntos idénticos colgaban de un riel, y debajo dos pares idénticos de zapatillas blancas lisas. Parece que mi vida estaría llena de uniformes, pero al menos este era preferible al que me marcaba como propiedad de TerraLink. Pasé mi mano sobre la tersa tela de la ropa, y la superficie ásperamente tejida se enganchó contra la yema de mi pulgar. Quizás se ablandarían con el uso. Cada atuendo tenía una camisa blanca, un par de pantalones que parecían similares a los vaqueros y un cárdigan de diferente color, cada uno en un tono pastel. Parecería que me hubieran hecho en una fábrica de dulces. Eché un vistazo a una pila de papeles en mi escritorio. El papel era escaso en la Tierra, solo los ricos podían permitírselo. Venía de algo llamado árboles, y solo los había visto en imágenes. Toqué el papel con reverencia, moviendo cada hoja a un lado con cuidado mientras leía los detalles más finos de mi contrato. Había cubierto mi viaje hasta aquí y no sabía cuántos créditos me quedaban en mi identificación, ni siquiera si podría gastarlos en Hydronia. Parecía que no necesitaba hacerlo. El rey Izon me proporcionaría todo lo que necesitaba (comida, habitación, uniforme), aunque serían diez años largos con la misma ropa todos los días. Cuando lo volví a leer, las náuseas se apoderaron de mi estómago. No me había dado cuenta antes, pero ahora era obvio. En realidad, era poco más que una mascota, aunque todavía estaba agradecida de no haber sido comprada por alguien con propósitos más... nefastos. Al oír un suave golpe en la puerta, miré hacia arriba y empujé el montón de papeleo titulado de la agenda a un lado para leer más tarde.

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—Hola Tessa —dijo Gabby mientras abría la puerta. Habló en voz baja para acompañar su sonrisa gentil, y me sacudí cuando me di cuenta de que era como yo: humana—. Soy Gabby. Me relajé. Fue bueno ver a otra humana y se veía bien cuidada. Si era una indicación, el rey Izon cuidaba de su personal. —¿Quieres ese tour ahora? —sonrió de nuevo y sus bonitos ojos azules se iluminaron. —Por supuesto. Creo que he explorado bastante bien esta habitación. Gabby se rió y sus rizos castaños rebotaron sobre sus hombros. —Probablemente no haya mucho que ver, ¿verdad? —Se encogió de hombros—: Yo también llegué sin nada. —¿Qué tienes ahora? Se encogió de hombros. —Aún no mucho, pero tampoco necesito gran cosa. Tengo todo lo necesario aquí. Se volvió para abrir el camino desde la habitación. —Empecemos por las habitaciones de los niños —empujó las puertas dobles que Dyan le había indicado y abrió tres puertas en el pequeño rellano del otro lado—. Está bien, una guardería. Luka duerme aquí. Hay un catre en la esquina por si está inquieto y necesitas recostarte. Esta es la habitación de Jari, y esta pertenece a Vike. Se veían como esperaba: dignos de una princesa y dos príncipes. —Tendrás un sistema de sonido entre la habitación de Luka y la tuya para que puedas escucharlo si se despierta por la noche. La responsabilidad de cuidado cubre tanto el día como la noche. Suspiré. Esto era lo que esperaba, pero todavía tenía la esperanza de tener un poco de tiempo libre para mí. Quizás explorar este planeta un poco... Quizás mi suposición anterior no era correcta. No era una mascota, solo era una prisionera que también trabajaba.

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Cerró las puertas y caminamos por el amplio pasillo. —No necesitarás acceder a nada más aquí —Su mano rozó una puerta— Aquí es donde duerme Dyan. Tiene descansos, pero rara vez los toma —sonrió—. Es... dedicado, seguro. Y eso... —señaló otro par de puertas dobles, más grandiosas que las que acabábamos de usar—. Es la puerta a las habitaciones del Rey. No vayas, no toques las puertas, ni siquiera respires sobre ellas —Me dio una sonrisa de disculpa—. Esa área está fuera de tu alcance. Asentí. —El Rey dijo que no me permitirían acercarme a sus habitaciones privadas. Está bien. Tampoco se me permite entrar en su estudio, otras salas de profesores... —marqué la lista con mis dedos—. Ah, y la cocina. Gabby asintió. —Parece que tienes lo que necesitas, pero si no estás segura, ven a preguntarme, ¿de acuerdo? Asentí con la cabeza y sonrió alegremente. —Regresemos abajo —Se volvió hacia donde la amplia escalera, con sus hermosas barandillas de madera curvadas, conducía al piso inferior. Por un momento, el candelabro me cautivó de nuevo y me volví hacia Gabby para preguntarle al respecto. Pero vi una foto sobre su hombro y jadeé. —¿Quién es... quién es esa? —Mi voz tembló un poco y mi mano tembló cuando señalé. Gabby miró por encima del hombro. —Oh. Me preguntaba cuánto tiempo tardarías en darte cuenta. No puedo creer que no hayas notado el enorme retrato en su oficina. —Espera ¿En su oficina? —repasé todos mis recuerdos de estar con el rey Izon en su oficina, pero todo lo que podía ver era su enorme figura y sus labios moviéndose mientras me hablaba—. Yo no... yo no... —hice

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una pausa antes de intentarlo de nuevo. Esa mujer se parecía tanto a mí que incluso yo podía ver las semejanzas. —Era la Reina. La difunta esposa de Izon. De acuerdo, eso tenía sentido. El rey tenía fotografías de la reina, su esposa. Miré a Gabby de nuevo, esperando más información sobre mi aparente gemela. Sin embargo, parece que no vendría ninguna, como dijo Gabby: —Creo que dijeron que se dirigían a la biblioteca —Tenía demasiados líos en la cabeza para tratar de concentrarme en algo, así que obligué a mi cerebro a regresar al presente. De vuelta a los niños. Un planeta con hombres hermosos, una esposa que se parecía a mí, así que sí. Niños. Solo los niños. Gabby abrió el camino a través del reluciente suelo de baldosas y abrió una puerta. Jari y Vike estaban sentados en una mesa, libros, más papel, abiertos frente a ellos como si fueran eruditos de alto nivel. Mientras tanto, el bebé gateó por el suelo como si estuviera motorizado, y se dirigió directamente a una mesa delgada con lo que parecía un jarrón de valor incalculable encaramado encima. —¡Woah! ¡Espera, Luka! —eché a correr y Gabby se rió detrás de mí. —Ni siquiera llevas tu uniforme todavía, y ya estás en el trabajo —Se rió entre dientes. —Es el primer día, no importa lo que lleve puesto —Le dije por encima del hombro mientras agarraba a Luka. Me las arreglé para agarrarlo justo cuando extendía su mano hacia una de las delgadas patas de la mesa. Envolví mi brazo alrededor de su trasero regordete y con pañales y lo levanté del suelo. Se rió cuando lo giré en el aire para acomodarlo contra mi cadera. Le sonreí a Gabby, todavía en la puerta. —Mira... tengo esto.

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Jari me frunció el ceño y Dyan cambió de posición en un sillón en la esquina, atrayendo mi atención hacia él por primera vez. Pero, por supuesto, estaba aquí. Supuse que lo encontraría dondequiera que estuvieran los niños en todo momento. —¡Ay! —Mi cuero cabelludo ardió con la fuerza de un tirón repentino y fuerte, y volví mi atención al bebé, que me sonrió mientras agarraba un puñado de mis rizos, sus grandes ojos rojos brillando. Le devolví la sonrisa. —Oye, Luka. No, no, no —golpeé suavemente mi dedo índice contra su puño cerrado—. Eso le duele a Tessy. Suelta mi cabello. No tiramos del pelo, pequeño. Su mano se relajó y solté mi cabello antes de apartarlo del camino por encima de mi hombro. Ese fue un buen recordatorio para comprobar si tenían cintas para el cabello en este planeta. Si no, estaba segura de que había algo que podría convertir en uno. Luka se acurrucó contra mi pecho y cerró los ojos adormilado. Lo miré por un momento y pasé mi dedo índice por su mejilla. Podría acostumbrarme a este bebé. La biblioteca entera estaba en silencio y miré hacia arriba. Todos los rostros se volvieron hacia mí. Incluso Gabby aún no se había ido. —¿Qué? —acaricié el trasero de Luka y me balanceé mientras lo sostenía. Para mi sorpresa, Dyan habló. —A Luka no le va tan bien con los extraños —Me asintió con la cabeza— Esto es inusual. Miré hacia abajo para ocultar mi sonrisa. Quizás esa era una buena señal. Después de que Luka se durmió en el nido de mantas en la esquina de la habitación, me senté a la mesa con Jari y Vike. Recorrí con la mirada los libros que tenían abiertos.

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—¿Me vais a enseñar sobre Hydronia? Vike me miró. —Quiero decir, os hablé de la Tierra, ¿verdad? ¿Qué me puedes contar aquí? —señalé una de las imágenes—. Quiero decir, ni siquiera tenemos libros como este —hice una pausa—. Al menos, no pude acceder a ellos. Eran demasiado caros. Vike se rió. —¿De verdad? Jari se cruzó de brazos. —Funciona para mí. Con suerte, también eres demasiado estúpida para saber cómo usarlos —miró a su hermano— ¿Escucha esto? Papá nos consiguió una niñera tonta. No hay trabajo escolar para nosotros, Vike —levantó la mano lista para chocar los cinco. Tendría que reflexionar sobre las similitudes entre estos extraterrestres y los niños humanos más tarde. Por ahora, tenía que abordar la aparente noción de que era una “niñera tonta”. Dyan resopló en su rincón y negó con la cabeza ante el comentario de la mayor de Izon. —Ah, vale —Me recosté y fingí pensar—. De hecho, no creo que el trabajo escolar sea un gran problema, ya sabes. —Puedes dejar de hablar ahora —La voz de Jari era fría e indiferente. —En realidad no —También hice mi voz indiferente, pero no tan fría—. Soy una adulta, hablaré cuando quiera y cuando sea necesario. Había tratado con chicas como Jari, chicas ricas y de alta cuna, cuando crecía, y también en las casas donde había trabajado. De vez en cuando, había un niño que quería darme órdenes en lugar de simplemente ignorar el hecho de que yo estaba allí. Jari me fulminó con la mirada, sus ojos rojos se entrecerraron y yo sonreí en respuesta. Creía en matar con bondad.

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—Mira, Tessa —escupió mi nombre—. No te pongas demasiado cómoda en esa habitación, o en esta mesa, o abrazando a mi hermanito. No durarás. Asentí lentamente en respuesta. No iba a permitir que una niña de once años se interpusiera en el camino de la salud de mi madre, así que ciertamente no estaba preparada para perder mi trabajo por nada de lo que dijera. Si esta niña pensaba que no iba a aguantar aquí, estaba completamente equivocada. Y estaría feliz de demostrárselo.

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Capítulo 5 IZON La reunión duró dos días. Dos malditos días de mi vida que nunca volverán. Dos días de gente gritándose entre sí, sin hacer caso de mi tiempo, mientras yo trataba de parecer comprometido o tener soluciones listas. Cuando eso falló, acabé imponiendo mi voluntad. Aunque, los diferentes alcaldes y líderes de las islas tendieron a tratar de evitar ese resultado. Porque aunque por lo general aliviaba cualquier dolor de cabeza que me estaban causando, los dejaba profundamente infelices. Si quisiera ese tipo de problemas, podría quedarme en casa y supervisar a mis hijos. Dejé escapar un profundo suspiro mientras mi mente volvía a los niños. Dyan me había estado enviando actualizaciones periódicas y parecía que Jari estaba creando un conflicto a Tessa. Aparentemente, estaba faltándole el respeto a la autoridad humana y causando problemas de cualquier forma que pudiera. Me dolía la cabeza y cerré los ojos mientras me frotaba las sienes. Perder a Lyra había sido muy difícil para Jari. Los niños crecerían y no recordarían mucho más que tal vez una fragancia asociada, o imágenes vagas de una extraña sonriente. Jari, sin embargo, tenía años de recuerdos en los que basarse y llorar. Y había visto todos los días cómo su madre desarrollaba una nueva vida para agregar a nuestra familia, para nunca regresar de ese momento de alegría, cambiando su vida por la de Luka. Al principio, tenía miedo de que Jari pudiera rechazar al bebé, pero se había aferrado a él como si Lyra le hubiera dejado un pedazo de su alma dentro de su pequeño cuerpo. Desde entonces, se había convertido en una madrecita bastante experta, ayudando a suavizar las transiciones entre cuidados mientras yo iba a reuniones o viajaba a nuestras islas más lejanas.

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Esperaba relevarla de parte de esa responsabilidad. No necesitaba envejecer antes de tiempo ni buscar ocupar el lugar de su madre. También necesitaba experimentar una infancia. Quizás debería haberle dado más tiempo para llorar antes de retorcer su vida en la forma de una extraña humana. Pero. Dudé. El cambio era por el bien de toda la familia, ¿verdad? Los chicos y Jari. Tenía que volver a la vida que deberían haber estado viviendo: fiestas de cumpleaños, amigos, risas. La vida que habían dejado de lado. No cambiar pañales, programar siestas y estar atado con los niños fuera del horario escolar. No quería que sus años de infancia se perdieran por el peso de la responsabilidad familiar. Sabía lo suficiente sobre eso: el peso sobre mis hombros era tan constante como el peso de la corona sobre mi cabeza. Leí el último mensaje de Dyan. Afortunadamente, parecía que Tessa podía lidiar con cualquier cosa que Jari le lanzara, y yo conocía la fuerza de las rabietas de mi mayor. Pero hasta ahora, Tessa no le había cedido ni un centímetro. Aunque, Dyan también dijo que Tessa había mostrado paciencia y la habilidad de ser amable con Jari a pesar de sus arrebatos. Había malcriado a Jari un poco, a todos ellos, en realidad, desde la muerte de Lyra, así que podía imaginar que fuese un rudo despertar que Tessa no pretendiera ser de la misma manera. Una ola de protección hacia mi hija mayor me invadió cuando abrí la puerta principal de nuestra casa. Con solo once años, flotando al borde entre una niña y una adolescente difícil, cualquier cambio tenía que ser difícil para ella. Una muerte, un nacimiento y un nuevo cuidador principal, dentro de un año sería difícil para cualquiera adaptarse de inmediato. Quizás necesitaba tener una conversación con la nueva ama de llaves sobre cómo quería que cuidaran a mis hijos. Comprobé la hora mientras cruzaba el vestíbulo de entrada, el familiar olor a hogar me daba la bienvenida, aunque ahora tenía una nueva nota de vainilla. Además de algo que no pude identificar. De acuerdo con el

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horario que le había dado a Tessa, Jari debería estar en la escuela y Vike debería estar con su tutor. Me dirigí a la biblioteca, tanto para ver a mis hijos como para satisfacer una curiosidad sobre si Tessa estaba siguiendo el horario de la manera que le había indicado. Me había tomado en serio las evaluaciones semanales. La puerta crujió un poco cuando la abrí, pero nadie se movió cuando mis ojos se posaron en una escena mucho más familiar de lo que esperaba. Vike estaba sentado leyendo con su tutor en una de las mesas, y miré hacia sus libros abiertos. Sus cartas parecían ir bien. Luego miré a Tessa, acurrucada en un asiento junto a la ventana, leyendo. Entrecerré los ojos, enfocando mi aguda vista en el título de su libro, una adición reciente a la biblioteca sobre historia de Hydronian. Arqueé una ceja, lamentando tener que regañarla ya, pero se movió y vi a Luka, acurrucado en su regazo profundamente dormido. La ira repentina surgió a través de mí ante la imagen de ellos juntos, tomándome con la guardia baja. Esta mujer no merecía tener a mi hijo dormido en su regazo. No cuando era nueva y desconocida. Además, la persona que realmente necesitaba, realmente lo merecía, era Lyra. —¿No tienes mejores cosas que hacer que sentarte a leer? —Mi tono era brusco, autoritario y más fuerte de lo que pretendía. Parecía que mis emociones se habían apoderado de mí. Tessa se estremeció y su mirada se dirigió a la mía mientras su boca se abría. En su regazo, Luka levantó sus pequeños puños cuando estalló su burbuja de paz y calma. Dejó escapar un gemido agudo. La confusión en los ojos de Tessa se convirtió en una mirada, y sin darme cuenta di un paso atrás ante la fuerza que se mostraba en ellos. Pocas personas tuvieron el coraje de mirarme a los ojos, y mucho menos con una ira tan evidente. Luego miró a mi hijo y cambió de posición, haciendo silencio y dándole palmaditas hasta que se calmó en sus brazos una vez más. Cuando sus

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ojos somnolientos comenzaron a cerrarse de nuevo, se encontró con mi mirada por segunda vez. —Establece en mi contrato que debo estar con los niños en todo momento mientras estén en casa. Eso es exactamente lo que estoy haciendo —recitó las palabras como si las hubiera memorizado. Dyan se rió desde su habitual asiento en la esquina, pero lo ignoré, manteniendo los ojos de colores extraños de la mujer frente a mí en su lugar. Parecían una escena en la naturaleza (troncos de árboles cubiertos de musgo salpicados por la luz del sol dorada) y la calidez de esa imagen no coincidía con su tono frío y profesional. La irritación por sus modales me atravesó, y mis encías dolían cuando mis colmillos comenzaron a descender, mis dedos picaban mientras mis garras rogaban ser liberadas. Tenía toda la razón. Solo estaba cumpliendo mis instrucciones precisas, pero no me gustaba que me corrigieran en mi propia casa. En especial, no me gustaba que me corrigieran delante de los demás. No cuando había hecho una carrera de no permitir que nadie en todo el mundo me corrigiera para empezar. Cuando se dio cuenta del cambio en mi rostro y comportamiento, se apartó, presionando su espalda contra la ventana. Sus ojos se abrieron antes de que el color desapareciera de su rostro. Levantó la barbilla pero giró un poco la cabeza, mientras acercaba a Luka un poco más a su cuerpo, haciéndolo menos accesible para mí. Como si lo estuviera protegiendo de mí. Lo estaba protegiendo. La comprensión trajo consigo el horror. —Nunca lastimaría a mis hijos —Las palabras fueron duras, pero mi voz era espesa ya que tuve que gruñir alrededor de mis colmillos. Su mano revoloteó por el frente de Luka, alisando su ropa. No sabría decir si el reconfortante movimiento fue para calmarlo. Volvió a mirarme a los ojos brevemente antes de apartar la mirada, y me pregunté qué veía en mi rostro.

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—Eso es reconfortante —dijo, su voz plana—. Pero sospecho que lo mismo no es lo mismo para mí. Dejé escapar un suspiro ante sus palabras, luchando por volver a poner mi cuerpo bajo el control de mi mente racional. No podía permitir que la niñera de los niños deambulara por la casa convencida de que podría arremeter contra ella en cualquier momento. Pero se había metido debajo de mi piel, deslizándose entre mis escamas e irritándome con su existencia. No podía negar eso. Eché una mirada a Dyan y me miró con diversión en sus ojos. Salí de la habitación sin decir una palabra más. Después de todo, yo era el Rey. No necesitaba disculparme de ninguna manera, y ciertamente no necesitaba tranquilizar a las personas que empleaba. Tal vez cometí un error al comprarla. Había actuado de manera impulsiva, reaccionando a una emoción que no había sentido en mucho tiempo. Debería haber entrevistado a más humanos y haber elegido a alguien menos… menos familiar. Me había dejado engañar por la sensación de conocerla, cuando en realidad no la conocía. Caminé hacia mi oficina, podía resolver este pequeño problema muy fácilmente. Después de que abrí la puerta y entré, me encontré con los ojos pintados de Lyra y una ola de culpa me recorrió, fortaleciendo mi determinación de arreglar las cosas. Nadie era feliz en mi casa. Jari no, y ciertamente yo no. Cogí mi dispositivo y llamé a mis contactos. Tenía mi propio representante en el Programa TerraLink. —Jahrood, hablando ¿Cómo puedo ayudarte hoy? La voz podría haber sido masculina, femenina o AI. No tenía forma de saberlo, y la inflexión le dio a la pregunta generalmente amable la monotonía de una afirmación. Me aclaré la garganta, tratando de decidir cómo formular mi pregunta, pero me di cuenta de que había llamado antes de saber realmente lo

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que quería preguntar. Aun así, algo necesitaba cambiar. Tessa viviendo y trabajando en mi casa no parecía que fuera a funcionar. —Yo... —dudé, luego miré a Lyra de nuevo antes de cerrar los ojos mientras seguía hablando—. Sí. Me gustaría saber cuándo es su próxima subasta, por favor.  Más tarde, cuando dejé a los niños comiendo para atender algunos asuntos, Dyan pasó a mi lado en su camino hacia el comedor. Tocó mi antebrazo. —Estás siendo un idiota, Izon —murmuró. Me aparté y lo miré. —Soy el Rey —dije, como si eso respondiera a todas las acusaciones de cualquier tipo. Para ser honesto, por lo general lo hacía. Para tantos problemas como el título creó, abría el doble de puertas y otorgaba muchos permisos. Pero Dyan lo sabía mejor que la mayoría cuando me evaluó con la mirada. —Incluso un rey puede ser un idiota —dijo. Aparté la mirada, sin querer ver la verdad en sus ojos. —Me enteré de cuándo es la fecha de la próxima subasta terrestre —No sabía si tenía la intención de contárselo o confesárselo. Posiblemente ambos. Sacudió la cabeza y suspiró. —¿Pero por qué, Izon? Hace bien su trabajo, se lleva toda la mierda que Jari le prepara y nunca se queja ni le regaña. Es buena con todos los

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niños —Entonces su tono cambió— ¿O simplemente te estás volviendo sarcástico porque no es lo suficientemente sumisa contigo? Me estremecí ante la acusación, pero no la negué. No estaba seguro de poder sin mentir. Sonaba decepcionado cuando volvió a hablar. —Por lo que vale, y si escuchas más mi opinión, no creo que debas reemplazarla solo porque no te besa el trasero. Sin responder, me alejé. Tenía una mierda que hacer que no implicaba escuchar los quejidos del guardaespaldas de mis hijos. Una vez en mi oficina, cerré la puerta detrás de mí. Necesitaba espacio para pensar y trabajar. El anochecer cayó mientras trabajaba, abriendo solicitud tras solicitud, y el cielo se volvió de un color púrpura oscuro mientras las lunas gemelas se elevaban. Los niños estarían en la cama ahora, con Tessa liberada de su deber por un tiempo. Escuché pero no oí nada. Probablemente estaba en su habitación. Me levanté de mi escritorio y me acerqué a las puertas que daban a un balcón de piedra. Los pasos conducían a los hermosos jardines que rodeaban la casa, jardines llenos de plantas aromáticas y vegetación que caía al océano, donde las olas ondulantes lamían lo último del césped. Solté el pestillo de la puerta y salí, mi pecho se expandió mientras inhalaba el perfume de las flores nocturnas que Lyra había amado tanto. Había pasado mucho tiempo aquí, plantándolas y cuidándolas. Era su espacio de pensamiento, decía. El jardín era un lugar diferente por la noche. Durante el día, a menudo podía escuchar la voz de Vike mientras jugaba y corría por el césped. Aquí, en la tranquilidad, las hojas revoloteaban con la brisa y el agua ondeaba y salpicaba en algún lugar de la tranquila noche.

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Una figura se acercó a la orilla del agua y mi pecho se apretó. Lyra. Por un momento, pensé que creía que existían fantasmas. Allí estaba. Luciendo tan viva y real como nunca lo había estado. Entonces mi respiración atrapada se liberó cuando me di cuenta de que la figura era mucho más pequeña que Lyra. No era mi reina. Mi corazón dolía, cada latido golpeaba una tristeza aplastante a través de mi cuerpo. Volví a mirar a Tessa. Sería tan fácil fingir, ceder a la ilusión. Pero sabía que era mejor no hacer eso. La miré por un rato más, imaginando todas las cosas que nunca podrían ser antes de suspirar, liberando la fantasía. Con una última mirada, regresé silenciosamente a mi oficina y cerré la puerta. Mientras yacía en mi cama esperando dormir más tarde, los ojos color avellana llenaron mi mente como un caleidoscopio de colores. También llenaron mis sueños.

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Capítulo 6 TESSA Eché un vistazo a Gabby y ella asintió. Creo que se suponía que iba a ser tranquilizador, pero se parecía mucho más a una orden con la forma en que su boca se apretó un poco al mismo tiempo. Había estado tratando de enseñarme cómo comportarme con Izon, así que no saqué tanta irritación y mal genio sobre él. Cada vez que pensaba en lo fácil que sería mi vida sin él, tenía un recuerdo inmediato de mamá acostada en una cama de hospital con solo a mí para salvarla. Y eso me hizo estar dispuesta a intentar cualquier cosa, incluso dejar que Gabby me entrenara de la mejor manera para comportarme como el sirviente contratado que era ahora. Revisé a los niños. Todos comieron algo. Los dos mayores tomaron una especie de fruta desconocida de sus tazones, y Luka mordió un poco de pan tostado, que goteaba con algo de mal olor. Sus pequeñas escamas relucían cuando giraba la cabeza a la luz del sol que brillaba a través de la ventana, y aparecían pequeños colmillos cuando abría la boca para reír como lo hacen los bebés. Sonreí. Los bebés eran iguales sin importar en qué parte del universo estuvieras. Extendí la mano y le hice cosquillas en los dedos de los pies, pero me congelé cuando la parte posterior de mi cuello se erizó. Me volví lentamente y me encontré con los ojos de Izon que estaba de pie en la puerta del comedor. Miré a Gabby. —¡Vamos! ¡Vamos! —dijo con la boca, y me apresuré a hacer una incómoda reverencia, incómoda y sin gracia en los pantalones. —Buenos días, Su Gracia —murmuré y mantuve la mirada baja en el suelo.

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Gabby me había dicho que me estaba equivocando mucho, como al encontrarme con su mirada, que aparentemente se consideraba un desafío. La forma en que había protegido al bebé de él el otro día también fue un gran error. Me estaba equivocando en muchas cosas. O no hacía todo bien, de todos modos. Básicamente estaba siendo yo misma. —¿Se están comportando los niños? —dijo su pregunta como una orden, y mis mejillas se erizaron de irritación mientras luchaba por no levantar la mirada. —Sí, su excelencia. —¿Sigues el horario? —Sí, su excelencia —Tanto como sea posible con el rechazo que estaba recibiendo de Jari de todos modos, pero no parecía que valiera la pena mencionarlo cuando tenía un trabajo que mantener. Y había tratado con niños engreídos antes, aunque la mayoría de ellos no eran verdaderas princesas con una infancia trágica. —¿Realmente estás siguiendo el horario? —Sus palabras adquirieron un tono aún más tímido y descubrí que no podía seguir mirando al suelo. Levanté la mirada y encontré sus brillantes ojos rojos, un fuego se encendió profundamente dentro de ellos. —Sí, su excelencia —hablé a través de mi mueca, con los labios apretados mientras luchaba por mantener mi voz neutral y respetuosa. Sus ojos parpadearon más calientes en respuesta, y reflejó mi mueca. —Bien —murmuró—. Eso es bueno. Pero sentí que bueno era lo más alejado de lo que realmente quería decir, y miré a Gabby en busca de orientación. Levantó los hombros con un leve encogimiento de hombros y se volvió. Luego se apresuró a salir de la habitación, y miré a Dyan, quien me mostró su característica sonrisa en respuesta.

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—Todo parece ir tan bien como se puede esperar, Su Excelencia —dijo, y la confusión se apoderó de mí por su énfasis en el título de El Rey. En caso de duda, el mejor curso de acción parecía ser ignorarlos y simplemente hacer mi trabajo. Estaba leyendo todo lo que podía sobre dragones de agua, y Gabby me estaba informando sobre el resto, pero todavía no entendía todo sobre su cultura o sus gestos. —Jari. Miró hacia arriba, sus ojos agudos, pero mantuve mi voz suave. Quizás demasiado suave. No quería parecer tenerle miedo. Lo intenté de nuevo, esta vez un poco más firme. —Es hora de comenzar a prepararse para la escuela, ahora. Vike ya se está vistiendo en su habitación. —No he terminado con mi desayuno —Se metió en la boca un poco más de pulpa púrpura de la fruta y masticó ruidosamente. Su mirada nunca abandonó mi rostro, sus ojos me desafiaron a contradecirla. —Lo siento —Me encogí de hombros, claramente no lo siento—. Pero deberías haberte levantado de la cama cuando te lo pedí. Se encogió de hombros. —Todavía estaba cansada y ahora sigo comiendo. Aflojé los dientes. Por lo general, no tenía que luchar contra la actitud de Jari con una audiencia, y parecía mucho peor ahora que mi audiencia incluía a su padre. No lo miré. No quería ver su juicio. Seguí presionando: —Bien, ¿puedo hacer algo para ayudar a acelerar el proceso? Tu ropa está lista para que la uses, pero ¿puedo poner algo en tu bolso para ti? —No toques mis cosas. Miré la hora y traté de calmar la irritación que comenzaba a invadirme. Jari me desafiaba todos los días con su comportamiento malcriado y

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autoritario, pero ahora estaba viendo el horario de Izon, el que tenía que seguir, salir por la puerta. —Vamos, Jari. Trabajemos juntas en esto —Di un pequeño paso hacia ella. Gruñó, un pequeño rugido retumbó a través de su pecho. Cuando abrió la boca, sus colmillos estaban a la vista. Tropecé hacia atrás, mi espalda golpeó la pared detrás de mí mientras su rostro se distorsionaba por la ira. Después de que Izon me mostró sus colmillos en la biblioteca, Gabby me dijo que era una expresión de enojo y usualmente una amenaza. Me estremecí cuando miré a Jari, sin atreverme a apartar los ojos de ella. No me atreví a hablar, ni a regañarla, ni a calmarla. Era solo una niña, pero no tenía idea de lo fuerte que era. No sabía mucho sobre ellos en absoluto, y especialmente cuando se trataba de nuestras diferencias físicas. O con qué facilidad cualquiera de ellos podría romperme en pedazos si quisiera. Dyan se apartó de la pared y se paró frente a mí, su movimiento era casual pero muy protector mientras permanecía de pie ocultándome parcialmente de la vista de Jari. —Retírate, Jari —murmuró—. Estás asustando a Tessa. Respiré de manera controlada, tratando de calmar el ritmo acelerado de mi corazón. Menuda niñera que era. Si no podía evitar que mis cargos quisieran arrancar la piel de mis huesos, ¿de qué servía? Me puse de puntillas y miré por encima del hombro de Dyan, observando los ojos rojos entrecerrados de Jari y los colmillos que todavía no había retraído. —Jari Hurric, princesa de Hydronia, retrae esos colmillos ahora mismo —La voz de Izon retumbó por la habitación, y giré mi cabeza para mirarlo. Parecía llenar la mayor parte del espacio con su cuerpo ancho e intimidante—. Esta no es la forma en que se trata al personal, y no quiero volver a ver tales muestras de agresión de tu parte.

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Regresé mi atención a Jari y vi como sus ojos se agrandaron y los colmillos en su boca retrocedieron, desapareciendo lentamente en sus encías hasta que solo quedaron sus dientes normales. Solté un pequeño suspiro de alivio y Dyan me miró por encima del hombro antes de hacerse a un lado. —¿Qué estabas pensando, Jari? —Izon suavizó su tono, pero sus palabras se mantuvieron firmes. —No la quiero aquí —La voz de Jari era aguda y me señaló con un dedo tembloroso. La conocía mejor que esto, incluso en el poco tiempo que había estado aquí. La princesita estaba actuando exageradamente frente a papá. Pequeña engreída… Antes de que pudiera terminar mi pensamiento, Jari volteó lo que quedaba de su tazón de fruta, y Luka se rió entre dientes ante el desorden de pulpa y carne mientras se extendía una mancha de color púrpura oscuro sobre el mantel limpio, goteando sobre el piso. —¡Jari! —Izon la reprendió, finalmente entrando en la habitación. —Voy a conseguir un paño para limpiar el desorden —murmuré, pero Dyan extendió su mano, impidiendo que me fuera. Miré entre Jari e Izon, tratando de ver qué veía allí que significaba que no debería moverme. Parecían estar atrapados en una especie de batalla de voluntades, con los ojos fijos en los del otro. Entonces los ojos de Jari se pusieron vidriosos y una lágrima se derramó sobre su mejilla antes de deslizarse hacia abajo. Se cubrió la cara con las manos y sollozó. Luché contra el instinto de abrazarla y permanecí donde estaba mientras Izon hablaba de nuevo. —¿Por qué lloras, Jari? —Todo en la forma en que habló fue amable esta vez. Ella sollozó de nuevo. —Porque... Porque no la quiero aquí. No quiero una niñera. Quiero que la envíes de regreso al planeta del que la hayas sacado. No pertenece

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aquí con nosotros, en nuestra familia —Finalmente, se detuvo para respirar, su pecho se movía rápidamente hacia arriba y hacia abajo. Separó las manos y miró a su padre mientras más lágrimas corrían por sus mejillas— Por favor, papá. Izon suspiró y esperaba que le dijera lo ridícula que estaba siendo y le explicara que necesitaba quedarme porque me había contratado. Consuélala pero explícale que tú tomas las decisiones. Necesitaba que hiciera eso. Necesitaba que hiciera eso por mamá. Pero no lo hizo. —Tessa —dijo mi nombre con dureza—. Toma a Luka y prepáralo para el día. Deja a Jari conmigo. Abrí la boca para interrogarlo, pero sus ojos se encontraron con los míos y me detuve. No era un momento para discutir o desafiar. En cambio asentí, solté a Luka de su asiento y comencé a caminar junto a Izon. —Muñeca. A la sola palabra, extendí mi brazo, permitiendo que mi identificador se deslizara por mi brazo y revelara mi adaptador, la humillación quemaba mis mejillas mientras lo hacía. 

Más tarde, esa noche, me senté con Luka y Vike en el cómodo sofá de la sala de estar. Vike estaba descansando completamente contra mí como si nos hubiéramos transformado en una sola persona mientras yo no miraba, y Luka se acurrucó en mi regazo mientras les leía un libro de historias que había encontrado en un estante de la biblioteca. Las historias eran similares a los cuentos de hadas de la Tierra que mamá solía contarme, con la excepción de que estaban llenos de criaturas de las que nunca había oído hablar y paisajes que nunca imaginé que

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existieran. Me relajé en los cuentos familiares de moralidad y sano horror. Estábamos relajándonos antes de que acostara a los niños, y la cabecita de Luka se balanceó adormilada. Pasé mi mano por su suave cabello de vez en cuando, disfrutando de su cálido peso. Izon se aclaró la garganta cuando apareció en la puerta y miré hacia arriba. Gabby estaba a su lado. —Gabby, lleva a los chicos a la cama, por favor. Necesito hablar con Tessa en mi oficina. No se dirigió a mí directamente, pero sabía que era una instrucción tanto para mí como para Gabby, así que me levanté y pasé a Luka a sus brazos. Luego presioné un beso en la frente de Vike. —Buenas noches, pequeño. Te veré por la mañana, ¿de acuerdo? Me miró con ojos adormilados y felices. —Buenas noches, Tessie. Gabby se fue, Luka sostenido contra un hombro, la mano de Vike se curvó en la suya libre. Tomando una respiración profunda, volví a centrar mi atención en Izon antes de recordar que debía bajar la mirada. —Su Gracia. —Hice mi reverencia y esperé a que hablara. Sus siguientes palabras fueron cortantes. —A mi oficina. Ahora. Por favor. Dentro de su oficina, no pude evitar estudiar el retrato sobre su escritorio. No podía creer que no lo había visto la primera vez que me trajo aquí. —Siéntese, por favor —indicó un asiento y su tono fue todo de negocios. Hice lo que me dijo y obedientemente miré mis dedos mientras los retorcía en mi regazo.

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—Cometí un error al contratarte —No hubo vacilación en su voz, y miré hacia arriba cuando la sorpresa me inundó—. Tu presencia está causando angustia a Jari. La conmoción dio paso a la indignación. —¿Disculpe? ¿Mi presencia está causando angustia a Jari? —En ese momento, no era mi jefe ni mi rey. Era simplemente un hombre con una hija que no podía controlar y que tenía la clave para la supervivencia de mi madre—. Podría estar equivocada, pero ¿creo que no amenacé a Jari durante el desayuno? La única “angustia” de Jari por mi estando aquí es porque no puede a ser una mocosa malcriada. Llamando a todos, pisoteando a sus hermanos y a mí. Tiene algunos problemas de actitud, pero creo que se equivoca al tomarlos como indicios de angustia —Todo esto había salido rápidamente. Estaba demasiado frenética por perder el cuidado de mi madre como para ser racional en este momento. Levantó una mano, su rostro inmóvil y con aspecto frío. Incluso sus ojos habían adquirido ese frío calor que había visto cuando lo conocí. Me estremecí. —No me importa tu tono —dijo—. Tampoco me importan tus palabras. Te olvidas de ti misma, Tessa. Soy el Rey, y esta es mi casa y mi familia. Lo miré, sin estar segura de a dónde podría llevar esta fría ráfaga de temperamento. Quizás había dicho demasiado. —No debería haberte contratado. Ese día debería haberme mantenido alejado de la subasta terrestre; no tenía nada que hacer allí. Normalmente envío personal —Sacudió la cabeza—. Es más fácil de esa manera. Me moví en mi asiento. La conmoción y la indignación habían sido reemplazadas por un progresivo horror. Se deslizó dentro de mí, provocando más pánico de que tal vez no pudiera pagar el tratamiento de mamá. Él suspiró.

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—Permití que el dolor se metiera en mi cabeza y tomé una decisión rápida sobre la base de muy poco pensamiento. Pensé que los niños necesitaban un cuidador constante... una mujer —vaciló y miró por encima de su cabeza— ¿Debes ser consciente de tu parecido con mi difunta esposa? Asentí con la cabeza, sin saber si realmente quería que le respondiera. Esto parecía un poco más de lo que había firmado, y quería que fuera al grano. —Al principio, esperaba que eso pudiera ayudar a los niños, que les parecieras... familiar. Pero el consuelo que esperaba no se ha materializado. En cambio, tu presencia está lastimando a Jari y su felicidad es lo primero —Se reclinó en su silla y me miró a los ojos—. Parece que he cometido un terrible error. Se me secó la garganta e intenté tragar, pero no pude. Mis pensamientos entraban y salían de mi cabeza al azar: mamá. Luka y sus pequeños puños agarrando mi cabello. Jari y sus feroces colmillos. Izon... Izon y sus profundos ojos rojos mientras me miraba desde el otro lado de la habitación. Me estremecí. Cogió su dispositivo del escritorio y tocó la pantalla. Cuando volvió a hablar, no me miró. —Voy a rescindir su contrato. Jadeé. No pude evitarlo. Aunque lo esperaba, las palabras me golpearon como un puñetazo en el estómago y todo lo que esperaba se me escapó. —Conozco una familia que busca una niñera. Ya les di su nombre y les proporcioné una muy buena referencia.

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Capítulo 7 IZON Cuando despedí a Tessa de la habitación en el desayuno más temprano ese día y llevé a Jari a prepararla para la escuela yo mismo, hablé con mi hija por lo que parecía la primera vez en mucho tiempo. Realmente hablamos. Y lo que es más importante, escuché. No había tenido en cuenta los sentimientos de los niños cuando contraté a su niñera. Quiero decir: sí. Había sido consciente de sus necesidades y también de lo que necesitaba mi planeta, pero no había considerado cómo tener una niñera, y especialmente una con un parecido tan fuerte con su madre, haría sentir a cualquiera de ellos, particularmente a Jari. Y si lo hubiera hecho, era como le había dicho a Tessa. Tenía la esperanza de que tal vez facilitaría la transición. Ciertamente no había tenido la intención de instalar una impostora en la familia. Excepto que así fue exactamente como lo vio Jari. Para ella, Tessa era una impostora. Era la mujer que esperaba que reemplazara a su madre, y ninguna cantidad de explicaciones la convenció de nada más. Cada vez que miraba a Tessa, o incluso la veía por el rabillo del ojo mientras Tessa atendía a Luka, Jari recordaba todo lo que había perdido el día que murió su madre. Un par de veces había cometido el mismo error que yo cometí cuando miré hacia el jardín. Casi había creído en el fantasma de su madre, o que no se había ido en absoluto. Mientras sostenía a Jari, no estaba lidiando con un pre adolescente destrozado por su actitud, estaba consolando a una niña herida que había perdido a su madre antes de lo previsto, y la culpa me llenó. En la parte trasera del auto, mientras nos conducían a su escuela, Jari había derramado frescas lágrimas mientras lloraba la pérdida de Lyra

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una vez más, y eso arrancó un pedazo nuevo de mi corazón. Le había hecho esto al contratar a Tessa. Lo había pensado todo el camino a casa, tratando de ver todos los ángulos y explorar todas las soluciones, pero al final, solo había una. Solo tenía una resolución disponible, y era rescindir el contrato de Tessa. Esa comprensión trajo una nueva ola de culpa porque los humanos que se ofrecían como voluntarios para el Programa TerraLink eran criaturas desesperadas, lo sabía. Y aunque no conocía las historias de fondo de los humanos empleados en mi casa, hice mi parte asegurándome de que sus vidas no fueran peores simplemente como resultado de estar allí. Se contaron historias de la Tierra en todo el universo, y la muerte de un planeta fue una idea que nos unió a todos en el horror. Así que me enorgullecía no solo de proporcionar trabajo a quienes lo necesitaban, sino también de cierto grado de rescate para quienes podían hacer lo que les pedía. Pero mis buenas intenciones me habían fallado esta vez. De hecho, nos habían fallado a tres de nosotros, y ese conocimiento rechinó mi sentido del honor. No estaba acostumbrado a perder o perder el control. Pero tenía que remediar mi mala decisión, lo que significaba que Tessa tenía que irse. Cuando terminé de decirle que terminaría su contrato, su rostro se sonrojó y jadeó, luciendo como si la hubiera golpeado. Agregué la noticia de que ya le había encontrado un nuevo puesto, con la esperanza de que suavizaría el golpe de rescindir su contrato. Pero cuando sus ojos se encontraron con los míos, brillaron de furia, y esa emoción los hizo brillar, las motas doradas de sus ojos de bosque cobraron vida. —¿Hiciste qué? —Su boca apenas se movía, su rostro era una máscara rígida.

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—Yo... yo... —estaba tartamudeando. Yo, el Rey, no podía formar una frase en la cara de esta humana enojada. Trataba con gente enojada todo el tiempo, así que este no era un estado de cosas aceptable en el mundo de nadie, especialmente en el mío. —Usted —Se levantó de su asiento y apuntó con el índice contra mi escritorio. Si hubiera sido Hydronian, podría haberlo descifrado, y me incliné hacia atrás por instinto. —No puedes simplemente rescindir mi contrato —continuó— ¿Lo has leído siquiera? —Yo... —cerré mi boca de golpe ¿Lo había leído o simplemente había confiado en mis asesores para que me lo hicieran hermético? Levanté mi dedo. Necesitaba que dejara de hablar mientras pensaba en esto. Quizás incluso necesitaba que dejara de mirarme. Algo en su mirada hizo que pensar fuera casi imposible. Me ignoró por completo. —Mi contrato establece que solo puede rescindir mis servicios si no estoy desempeñando según sus estándares y si ha seguido el procedimiento correcto, que es al menos una advertencia oficial — respiró hondo y yo esperé, sin estar del todo seguro de lo que estaba esperando. Como rey, no esperaba que la gente me dirigiera su furia. Me hacía cargo, les hacía escuchar. Me salía con la mía. Pero con Tessa, no pude. Mi polla se agitó mientras hablaba, y la sangre me atravesó de una manera que no lo había hecho desde Lyra ¿Cómo diablos esta conversación estaba provocando esta reacción en mí? Y Tessa todavía no había terminado de hablar. Levantó la voz un poco más fuerte. —No me has advertido y no he fallado en mis deberes —cerró los ojos y respiró hondo—. Por lo tanto, no puede anular mi contrato.

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Mierda. Mis encías hormiguearon, lo que indica el descenso de mis colmillos. Esta vez no fue por ira. El horror me atravesó. No, esta vez estaba excitado. Su inteligencia me emocionó y desafió. Tomó mi silencio como un permiso para continuar, porque más palabras salieron de su boca. —Si quieres despedirme, debes seguir las reglas del contrato —volvió a sentarse, y mi pecho se apretó cuando oleadas de algo parecido a la derrota irradiaron de ella—. Y lamento mucho que Jari esté sufriendo en este momento —Sus ojos se pusieron vidriosos, pero parpadeó para contener las lágrimas, sacudiendo la cabeza como si les estuviera diciendo que no—. Esto no es lo que quiero para ella. No quiero que se lastime, o que ser la fuente de su dolor. Solté un suspiro lento. Una parte de mí había querido inquietarme, no ser consciente de la profunda tristeza que emanaba de ella mientras hablaba sobre el dolor de Jari, pero no podía desviar mi atención de Tessa el tiempo suficiente para hacerlo. En cambio, me rendí y simplemente la miré. —Sé lo que es extrañar a una madre. Entiendo que... —parpadeó y perdió la batalla contra una lágrima. Se le escapó de los ojos y se deslizó por su mejilla. Esperaba que lo apartara con enojo, pero la ignoró. —Y ahora mismo, mi madre depende de mí. Depende de esto... —Se interrumpió y señaló vagamente alrededor de mi oficina. Sabía que el movimiento abarcaba a mi familia, mi hogar, posiblemente todo mi planeta—. Necesita… necesitamos que esto funcione. Y no puedo salvarla si anula mi contrato. El olor a tristeza en el aire aumentó. Gracias a la mierda el escritorio estaba entre nosotros, o podría haber intentado abrazarla para que la tristeza desapareciera. Agarré los brazos de mi silla para anclarme donde estaba sentado. Si no podía moverme, con suerte no haría nada estúpido.

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Por un momento, pareció detenerse como si hubiera terminado, pero tal vez solo se estaba re oxigenando o algo así. Cuando volvió a hablar, su tono era mesurado, su respiración uniforme, y alisó un pliegue en sus pantalones. Mi mirada siguió el movimiento de su mano por su muslo y mi polla se hizo más gruesa. Maldición. Me acerqué más a mi escritorio. —Con el tiempo, sé que Jari llegará al menos a tolerarme. Es posible que nunca le guste realmente —Me lanzó una sonrisa torcida—, porque tal vez siempre crea que soy alguien que intenta reemplazar a su madre, pero puedo gustarle a los dos, y creo que puedo traerla alrededor. Comencé a asentir con la cabeza como si la mujer a la que acababa de intentar despedir tuviera mucho sentido. —Pero bueno, si no lo hago, al menos habrás ganado suficiente tiempo para encontrar una razón para cancelar mi contrato legalmente — levantó un hombro indiferente, como si nada del dolor que estaba sintiendo fuera realmente tan serio. Hizo que me doliera el pecho y me di cuenta de que no podía discutir con ella. Mierda, era inteligente y también tenía una boca inteligente. Observé sus labios mientras mordía el inferior, aparentemente esperando que respondiera esta vez. Me di cuenta de que quería sentir ese labio contra el mío. Con un poco de esfuerzo, arrastré mi mirada a sus ojos y me aclaré la garganta. —Lo haré... —dudé. Necesitaba algo que sonara majestuoso, así que supiera que seguía siendo el jefe. Pero no quería que llorara y no podía agregar desesperanza a la mezcla de aromas infelices que la rodeaban— Lo consideraré —terminé sin convicción. Utilicé mi mejor tono imperioso, aunque me di cuenta de que no lo hizo. Asintió con la cabeza, pero la lucha en ella no había desaparecido por completo. El desafío aún permanecía en sus ojos cuando se atrevió a encontrar mi mirada. Había terminado de ser sumisa y mansa, y ahora estaba luchando.

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Eso fue refrescante y completamente opuesto a Lyra. Me intrigó tanto como me excitó el cambio de velocidad. Era audaz y atrevida, inteligente y valiente, y ese era un paquete muy emocionante de encontrar. Cerré mis ojos. No es que tuviera que aventurarme siquiera en esa dirección. Ella fue la ayuda. —Puedes irte —No me puse de pie. No podría sin apuntar mi polla directamente hacia ella. En lugar de eso, hice un gesto tan despectivo como pude hacia la puerta. —Bien. De acuerdo, gracias por tu tiempo. Casi me ahogo ¿La había traído aquí para rescindir su contrato, y de alguna manera terminó dándome las gracias? Estaba entendiendo mal lo del Rey. Salió de la habitación, mis los ojos fijos en su trasero. A pesar de la naturaleza pesada de nuestra conversación, me encontré queriendo ahuecarla, acariciarla, molerla. Por la escasa investigación que había hecho sobre mujeres humanas, nuestra biología era bastante compatible... y los machos Hydronians incluso eran considerados superiores a los humanos. Pasé mi lengua sobre mi labio inferior mientras Tessa cerraba la puerta de mi oficina detrás de ella, y mis colmillos descendieron por completo. Respiré hondo, llenando mis pulmones con el aroma que quedaba en el aire, tristeza mezclada con su habitual vainilla. Ya no podía ignorar mi polla. No había estado tan dura en meses, pero gemí. No podía acariciarme con la imagen de la niñera de mis hijos. Solo que quería. Tenía tantas ganas de hacerlo. Un toque no estaría de más... Me desabroché los pantalones y solté mi pene, tomándolo en mi mano. Joder, se sentía bien. Pasar tanto tiempo sin ninguna forma de placer sexual hizo que este momento de liberación fuera casi doloroso. Mi piel hormigueó y se calentó.

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Un toque más no estaría de más. Gemí cuando mi polla se engrosó, los nudos como cojines alrededor de la cabeza se hincharon, listos para complacer a la hembra de mi elección. Tessa... quería complacer a Tessa. Me acaricié a mí mismo, moviendo mis dedos sobre la piel sensible, y mis caderas se movieron hacia arriba mientras mi cuerpo exigía más. Empujé mis caderas de nuevo y mi silla crujió. Me quedé helado. No necesitaba atraer la atención de nadie, y cualquier forma de crujido rítmico mientras estaba solo en mi oficina definitivamente haría eso. Pero no pude detenerme. Mi polla exigía atención. Se paró hacia arriba, sobresaliendo de mi cuerpo, y la toqué de nuevo, envolviendo mis dedos alrededor de ella y moviéndolos desde la base hasta la punta. Me mordí el labio para evitar un gemido y abrí un cajón. Lubrificar ayudaría. Froté el lubricante en mi mano para calentarlo, luego volví mi atención a mi polla. Brillaba mientras la acariciaba, y el semen esperaba en la punta ¿Todo esto por una acalorada discusión? Mis caricias eran largas y suaves, pero mis caderas se movían a un ritmo propio, mi silla chirriante era cualquier cosa menos rítmica. Jadeé. Aspiré una respiración, luego otra mientras apretaba mi agarre, concentrándome en la forma en que cada uno de mis músculos se tensó a medida que se acercaba mi orgasmo. Entonces toda mi atención se centró en la base de mi polla y contuve la respiración mientras me mordía el labio para no gritar. El semen brotó entre mis dedos. Tanto que no pude contenerlo todo, y aterrizó en mi escritorio, el brazo de mi silla, la alfombra. Solté el aliento en un largo suspiro, el alivio duró poco antes de que la culpa se deslizara a través de mí, rodeando el interior de mi pecho. Me acababa de masturbar pensando en la niñera. No había podido controlarme. Y, como Rey, tenía que tener siempre el control. No había otra forma.

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El semen se enfrió y goteó entre mis dedos, enviando horror y arrepentimiento a través de mí. Necesitaba encontrar alguna razón para terminar el contrato de Tessa. De hecho, esa era ahora la máxima prioridad en mi lista.

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Capítulo 8 TESSA Así que me quedé. De algún modo. O al menos, nadie hizo arreglos para que me fuera de inmediato, para consternación constante de Jari. Izon estuvo fuera de la casa más de lo que estuvo dentro durante el resto de la semana, y para ser una niñera, de seguro pasé mucho tiempo mostrando a personas de diferente esnobismo a una sala de estar en la casa donde recibía invitados. Gabby me ayudó a servirles el almuerzo a Vike y Luka el viernes. Mientras trabajábamos, toqué su antebrazo para llamar su atención. —Oye —susurré— ¿Por qué siempre hay gente aquí? —¿Personas? —arrugó la nariz. —Sí. Bueno, son Hydronians, pero hacen que la casa se sienta como si no pudiera mantener a los niños lo suficientemente seguros —Las constantes idas y venidas me inquietaban, como si nadie hubiera considerado la seguridad de los hijos del Rey—. Oh, por eso tienes a Dyan —arrugó la nariz de nuevo, como si mi preocupación la confundiera. —Bueno —Pero la felicidad, la salud y la seguridad de los niños seguían siendo mi única responsabilidad. El potencial de fracaso pesaba mucho en mi mente. Especialmente considerando que Izon estaba buscando activamente una manera de rescindir mi contrato y devolverme al Programa TerraLink con sus mejores deseos. Sus mejores deseos o un salto del pájaro, podría ir de cualquier manera. —Entonces, ¿por qué viene toda esta gente aquí? —encontré el camino de regreso a mi pregunta original. —Bueno —Gabby echó una rápida mirada a Dyan antes de sentarse a la misma mesa que los niños. Acerqué una silla a su lado para poder ayudar a Luka con su comida, e ignoré la sonrisa de Dyan.

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—No se pongan demasiado cómodas, señoras —dijo—. Hay un horario. —tocó su muñeca. Ni Izon ni él usaban identificadores, pero Dyan tenía algún tipo de reloj con el que ocasionalmente hablaba. Gabby puso los ojos en blanco, pero Dyan había vuelto a un libro que había abierto sobre su regazo. Pasó la mayor parte del día pareciendo leer, pero rara vez pasaba la página y parecía agarrar un libro diferente al azar cada día. —El Rey de Hydronia tiene que lidiar con muchos administradores planetarios. Obtiene muchos visitantes porque la gente quiere muchas cosas —Se encogió de hombros y me di la vuelta para meter una cucharada de comida de Luka en su boca. Parecía disfrutar en particular de morder la cuchara y sonreírme, ya que prácticamente nada de la comida llegaba a su boca. —¿Cómo qué cosas? —Oh, cosas similares a lo que hace el presidente de la Tierra, supongo. Permisos para viajar entre planetas, arreglos para visitas de dignatarios, disputas por tierras, bendiciones matrimoniales... —¿Qué? —miré por encima del hombro y arqueé una ceja. —Si —rió—. Algunas partes de este planeta son realmente anticuadas. Ese tipo de detalles mantienen al Rey realmente ocupado. Dyan soltó una carcajada que rápidamente se convirtió en tos. Luego se paró y caminó hacia las puertas de vidrio que conducían a un jardín con un pequeño arenero y algunos equipos de gimnasia. Hizo eso al menos una vez por hora. Luego dio un lento paseo por la habitación, miró por las otras ventanas y terminó junto a la puerta del pasillo. Siempre se quedaba allí un momento, escuchando. Nunca estuvo claro qué estaba escuchando, pero nada de lo que escuchó le preocupó lo suficiente como para hacerlo salir de la habitación.

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—Entonces —bajé la voz—, ¿el Rey alguna vez se toma un descanso? Gabby se rió a carcajadas y todos en la sala reaccionaron. Dyan se giró para mirarla, con la mano en la cadera. Los ojos de Luka se agrandaron y estalló en fuertes lamentos. Vike se unió a la risa de Gabby, aunque la suya era mucho más maníaca y un poco preocupante. —¡Lo siento! ¡Lo siento! —Gabby levantó una mano. Luego me miró—. ¿Tomar un descanso? Eso requeriría un tiempo libre real, y no creo que el rey Izon esté familiarizado con ese concepto. ¿Eh? —Sabes, podría tener una idea para ayudar con eso ¿Quieres ayudarme? Gabby enarcó una ceja con curiosidad pero asintió con la cabeza.  A la mañana siguiente, me levanté antes que los niños y, con suerte, antes que el chef, y bajé las escaleras. Miré a través del cristal de la puerta de la cocina. La habitación parecía desierta, así que abrí la puerta y caminé de puntillas por el suelo hasta el gran frigorífico. Casi jadeé cuando abrí la puerta, estaba llena de más comida de la que había visto en un solo lugar. Incluso reconocí algo de eso, lo cual fue una gran ventaja. Llevaba un tiempo viviendo aquí y me había acostumbrado a la extraña cocina que servía el chef, pero la variedad y cantidad de comida todavía me sorprendía. Agarré la canasta que había encontrado en el armario del pasillo y la tapé con un mantel que serviría también como manta de picnic. Luego saqué una selección de comida de la nevera y saqué un poco más de los armarios. Traté de no tomar demasiado. No quería que Chef supiera que había estado.

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Oh, ¿a quién engañaba? Por supuesto que sabría que había estado allí; según la forma en que todos hablaban de él, gobernaba la cocina con más fuerza de la que Izon gobernaba un planeta entero. Quizás si no tomara demasiado, no le importaría. Una vez que terminé de empacar el picnic, lo llevé a la habitación de Gabby. Llamé a su puerta, que abrió luciendo alegre y brillante, a pesar de la madrugada. —¿Es esto? —señaló con la cabeza hacia la canasta llena. —No, esto es solo un bocadillo antes del desayuno. Su mandíbula se abrió. —Por supuesto que esto es todo —dije con sarcasmo—, ¿puedes ponerlo donde acordamos? —Desde luego —Sus ojos brillaron. Quizás este fue el primer plan secreto en el que estuvo involucrada desde que llegó a Hydronia. Esperaba estar haciendo una amiga aquí—. Ahora ve. El Rey y Dyan están abajo. Dyan probablemente esté haciendo su revisión habitual de la habitación, y el Rey estará en su oficina. Por lo general, pasa un par de horas allí cada mañana —Daba vueltas al horario en lo que nunca había pensado. Mis mañanas solían estar llenas de cambios de pañales, lavados de cara, cambios de ropa y quejas de gente demasiado pequeña para ser mi jefe, sin importar su actitud. —Iré a buscar a Dyan ¿Puedes tener todo preparado en cuarenta y cinco minutos? —Por supuesto ¡Buena suerte! —Me guiñó un ojo—. La vas a necesitar. Sacudí la cabeza y bajé las escaleras, pasando la imagen de Lyra mientras caminaba. Esperaba que aprobara mi plan. Encontré a Dyan en la biblioteca. Miró hacia arriba cuando entré. —Parece que has olvidado algo esta mañana.

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Miré detrás de mí, perplejo por un momento. —Te daré una pista: seis piernas, tres cabezas y tres niveles diferentes de actitud. —Oh —Me reí—. No, voy a levantar a los niños tan pronto como te pida que me hagas un favor. —Intrigante —entró un poco en mi espacio personal y me aparté de su intimidante figura. —Oh, sí —metí un mechón suelto de cabello detrás de mi oreja—. Necesito que convenzas al Rey de que se una a los niños y a mí en la playa para un picnic. Se rió, tal vez la primera risa genuina que le había visto. Luego se detuvo, me miró y se echó a reír de nuevo. Luego hizo un gesto con la mano en mi dirección y salió de la habitación, todavía riendo para sí mismo. —Está bien. Esperaré —Le grité, y me dejé caer en el sillón que solía ocupar en la esquina. Reapareció después de unos tres minutos, sacudiendo la cabeza. —No —dijo, como si no supiera lo que significa un movimiento de cabeza. —¿Eso es todo lo que te dijo? ¿Fue realmente tan largo y extenso? Dyan se rió de nuevo. No había escuchado tanta alegría genuina de él en... bueno, nunca. Inclinó la cabeza. —Bueno, Izon dijo algunas otras cosas, pero probablemente no debería repetirlo delante de una dama. Resoplé mientras me levantaba. —Supongo que eso lo prueba entonces. —¿Qué prueba? —Los ojos de Dyan se entrecerraron con sospecha.

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—Que si quiero que un trabajo se haga correctamente, tengo que hacerlo yo misma —pasé junto a él y me dirigí a la oficina de Izon. Podía sentir la alegría en los ojos de Dyan sin darme la vuelta. Cuando llegué a la oficina, llamé y esperé. —Por el amor de Dios, Dyan. Dije que no —Fue la escueta respuesta. Di un paso atrás. No había escuchado a Izon hablar así antes. Luego llamé de nuevo antes de abrir la puerta. —Soy yo. Izon se puso de pie de inmediato. —¿Qué necesitas, Tessa? Entré, hice la reverencia y miré al suelo. No ganaría mi caso si pensara que estoy siendo irrespetuosa. Pero fue difícil concentrarme en mi tarea con una Lyra de tamaño natural mirándome. —¿Que necesitas? —repitió. —Buenos días, rey Izon —comencé—. Voy a llevar a los niños a la playa para un desayuno campestre y creo que les encantaría que te unas a nosotros. Volvió a sentarse. —Tengo mucho trabajo que hacer —revolvió algunos papeles como para ilustrar su punto. —Soy consciente de que… —No estoy seguro de que lo seas —Me interrumpió—. O no estarías aquí pidiéndome que haga cosas para las que no tengo tiempo. —El trabajo es bueno y todo eso, pero tus hijos son más importantes. Te echan de menos —Ya habían perdido a uno de sus padres, no necesitaban sentir que habían perdido a otro. Me fulminó con la mirada y volví a desviar la mirada.

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—Quiero decir —traté de suavizar mi tono—. Este es un momento que no volverá. Se puso de pie de nuevo, pareciendo mucho más alto que antes. —¿Estás tratando de decirme cómo criar a mis propios hijos? —Una lenta sonrisa se deslizó por su rostro, pero no había humor en ella—. Está en tu contrato que puedo denunciarte por ser insubordinada. Pero supongo que no quieres eso. Su golpe dio en el blanco, pero no me inmuté. No le daría la satisfacción de verme fuera de balance o asustada de nuevo. Su comentario me recordó una cosa: lo mismo que había aprendido cuando trató de anular mi contrato por primera vez. No era una persona amable en absoluto. Me encogí de hombros, decidida a no dejarle saber cuánto me asustaba la idea de perder mi trabajo. —Despídame si le place, Su Majestad. Pero no cambia el hecho de que sus hijos hubieran disfrutado de su compañía esta mañana. Luego salí de su oficina y me fui. Subí las escaleras sin detenerme en la biblioteca. No quería que Dyan supiera que también había fallado. Probablemente lo encontraría tan divertido como todo lo demás que hice esta mañana. Me detuve en cada una de las habitaciones de los niños y los desperté. Jari primero, tendía a necesitar más tiempo para vestirse y prepararse. Vike segundo, solo necesitaba saltar de la cama y escuchar la palabra playa y estaba listo para irse. Luego vestí a Luka y le puse un pequeño sombrero para el sol en la cabeza. —¿Papá viene? —Vike había hecho la pregunta, pero los ojos de Jari tenían esperanza. Negué con la cabeza. —Está muy ocupado esta mañana, muchachos. Los ojos de Jari se oscurecieron, así que continué.

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—Pero podemos divertirnos mucho, ¿verdad? Gabby me dijo que la arena de la playa es negra y brillante, pero eso no puede ser correcto. Solo he visto arena beige y aburrida. —¡Sí lo es! —Vike se arrojó sobre mí—. Vamos. Sonreí con indulgencia. Eran buenos niños, y mi misión personal era animar a Jari. No merecía que su padre idiota la decepcionara. Rey o no. —Vike, toma la mano de Jari, por favor —levanté la voz mientras bajábamos las escaleras, Luka acurrucado contra mi hombro—. Dyan, estamos listos para partir —Luego lo dije un poco más fuerte aún, para que pudiera ser escuchado en el estudio de Izon—. La familia Hurric se dirige a la playa. Contuve el aliento cuando salimos del camino de tierra y nos metimos en la arena. Granos negros y brillantes se extendían en un espejo infinito de espacio abierto. —Parece el cielo por la noche —caminé hacia la manta que Gabby había tendido, todavía sostenía a Luka en un brazo, mis zapatos agarrados en mi otra mano—. Ven y come, Vike —Le grité al niño mientras chapoteaba en la orilla del agua. Hermosos lirios flotaban sobre el mar, e inhalé su dulce olor mientras flotaba en la cálida brisa. Vike corrió hacia la manta e incluso Jari se quitó los zapatos y se sentó. Comimos en relativa paz mientras Dyan miraba desde una duna de arena cubierta de hierba. —¿Quieres desayunar? —Llamé y le hice señas para que se acercara. Sonrió y sacudió la cabeza, luego se puso las gafas de sol y volvió a estudiar el entorno. Podría haberle hecho más difícil el trabajo sacando a los niños fuera, pero solo la mitad de mí se sintió culpable por eso. Después de guardar el desayuno, y enviar a Vike a Dyan con los pasteles sobrantes porque el hombre parecía hambriento, sin importar lo que dijera, sugerí que construyéramos algunos castillos de arena.

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—¿Qué son? —Vike arrugó la nariz cuando hizo la pregunta. Me reí. —¿No lo sabes? Jari se acercó sigilosamente. —No —murmuró. —Bueno... —Me interrumpí y miré a Luka mientras yacía en un nido de mantas que había creado. Chilló y se agarró los dedos de los pies mientras me aseguraba de que estuviera protegido del sol. Volví a mirar a Vike y Jari—. Deja que os enseñe. Recogí la arena negra en una gran pila y comencé a darle forma. Afortunadamente, tenía una textura similar a la arena de la Tierra. —¿Vais a ayudar? Necesitamos algo para decorar los lados y tenemos que cavar una zanja alrededor. Dyan levantó sus lentes para mirarnos mientras jugábamos, y lo saludé. Después de un tiempo construyendo castillos de arena, eché la cabeza hacia atrás para sentir el sol en mi cara. Escuché a los niños reír mientras agregaban torretas y pequeñas conchas al castillo. Incluso Jari se estaba relajando. Cuando Luka se quedó dormido y Vike parecía estar en una misión personal para crear una comunidad completa de enormes castillos de arena, me senté junto a Jari mientras clavaba los dedos de los pies en la arena al borde de la manta. —Todavía no me gustas —Habló sin mirarme, con la mirada fija en el horizonte. Sonreí. Ciertamente se estaba acercando. —Sabes, lo entiendo. Perder a un padre nunca es fácil. —¿Qué sabe al respecto? —Su tono era acusatorio, pero no se movió, así que supuse que quería escuchar la respuesta.

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No podría profundizar demasiado con un niño de once años, pero lo básico no estaría de más. —Mi papá murió cuando yo era más joven que tú, y recientemente mi mamá se puso muy, muy enferma y tuve que dejarla en la Tierra mientras se recuperaba —cogí la mano de Jari y la tomé entre las mías—. Entiendo la pérdida, Jari, y no estoy aquí como ningún tipo de reemplazo para tu madre. Jari se sentó completamente inmóvil, su mirada todavía fija en el océano. Ni siquiera miró mis manos envueltas alrededor de las suyas. Pero no se había alejado ni me había dicho que dejara de hablar, así que me aclaré la garganta y continué. —Estoy aquí para que sepas que no tienes que estar sola en tu dolor — Me detuve y me reí entre dientes—. Y si eso significa que tienes que estar enojada conmigo para llorar a tu madre, entonces lo aceptaré —Le acaricié la mano—. Pero recuerda que si ese enojo se desvanece y estás lista para superarlo, todavía estaré aquí para ayudarte con lo que sea que venga a continuación.

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Capítulo 9 IZON Me senté junto a Dyan en la duna de arena y miré a mis hijos con su niñera, sin querer perturbar su momento. La voz de Tessa llegó hasta donde estábamos sentados, y me dolía el pecho mientras escuchaba la forma en que le hablaba a Jari. La culpa fluía a través de mí mientras hablaba, porque ya había notado cosas sobre mi hija que yo no había notado. Tenía una ventaja de once años en todo lo que Tessa sabía, y todavía no había conectado la ira de Jari con su dolor. —Es buena, ¿verdad? —Dyan se inclinó más cerca de mí y asintió en dirección a Tessa. —Sí —estuve de acuerdo—. Parece que Jari podría estar mejorando. Tessa me había dicho que Jari eventualmente la aceptaría, pero realmente no lo había creído. Pero la vi con mi hija y vi su preocupación. Mierda, Dyan. Soy un padre terrible —dejé caer mi cabeza entre mis manos—. He defraudado a Jari. —Por lo que yo veo, estás ganando. Gruñí. —¿Cómo es eso? —Contrataste a Tessa, ¿no? Cogí un puñado de arena y lo vi fluir a través de mis dedos, la brisa recogiéndolo y llevándolo a la izquierda. —Sí, pero creo que eso tuvo mucho menos que ver con el buen juicio de lo que crees. Dyan ladeó la cabeza hacia un lado. —Tal vez. Tal vez no.

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Me reí. Dyan era un empleado leal. En serio. Luego volví mi atención a Jari y Tessa. También estaba resultando ser una empleada leal. —Yo también soy un empleador de mierda. —No puedo discutir con eso —dijo Dyan mientras examinaba nuestro entorno. —Oyen—Choqué su hombro con el mío—. Lo digo en serio. Dije algunas cosas que no debería haberle dicho. Dyan se volvió para mirarme. —¿Cómo es eso? Mis mejillas se calentaron y aparté la mirada para que no viera. —Le recordé la cláusula de insubordinación en su contrato. Él rió. —¿Insubordinación? ¿De verdad? ¿Eso fue lo mejor que conseguiste? Gemí de nuevo. —Lo sé. Realmente, no ha hecho nada en absoluto que se acerque a ser motivo para rescindir su contrato —Y la forma en que me habló a veces, la forma en que me desafió y me sorprendió, simplemente me emocionó. Había hecho todo bien desde que vino a vivir con nosotros; siguió el horario; cuidó a los niños, y no había mostrado ningún aprecio por el hecho de que ya no tenía que preocuparme por su cuidado. Sabía que probablemente solo estaba haciendo su trabajo. La había comprado para que hiciera estas tareas, así que no estaba haciendo nada que no hubiera esperado... Volví a mirarla a ella y a Jari. Excepto que tal vez estaba yendo más allá de nuestras expectativas. Dyan se aclaró la garganta y se puso de pie mientras cambiaba de vista del paisaje que nos rodeaba. —¿Puedo ser honesto, Ize?

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Traté de ignorar la sensación de hundimiento en mi pecho. Dyan siempre fue honesto y nunca solía preguntar. —Sí, debes. Suspiró. —Me gusta. Me volví para mirarlo, entrecerrando los ojos para protegerse del sol. —¿Cómo qué? —Pero la sospecha sonó en mi voz. Sabía lo que estaba a punto de decirme y no me gustó. Respiró hondo pero volvió a mirar a los niños, al océano, al camino de regreso a la casa, siempre alerta. —Voy a ser honesto contigo. Me gusta Tessa. Es buena con los niños, amable con ellos, ¿sabes? Adoptó esta vida por completo y no es solo un trabajo para ella. Es respetuosa y amable con la forma en que trata a todos los miembros del personal, independientemente de su nivel jerárquico en tu hogar. Todos somos personas para ella. Le mostraría mi dragón en un santiamén —sonrió un poco, y una punzada de algo amargo que los pensamientos de Tessa habían puesto esa sonrisa en su rostro se instaló en mi pecho. —Izon, trabaja duro y es amable. Y hay algo más en ella... algo que no puedo... no sé. Es más de lo que esperaba que fuera, sirvienta contratada o no. No se comporta como si alguien la poseyera. Me quedé en silencio, sabiendo que había más. No respondería a una pregunta que no me había hecho. Suspiró. —¿Bien? Aparté la mirada, de vuelta a mi familia. Tessa tomó la mano de Jari, y una ola de afecto me recorrió.

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—¿Bien qué? ¿Se supone que debo felicitarte por pensar que es amable? —Levanté un hombro como si no pudiera importarme menos lo que pensara Dyan. —Quiero que levantes la regla sobre las citas en la casa. Me gustaría poder perseguirla. Cada una de sus palabras me golpeó como un puñetazo en la cabeza. No pude ocultar mi reacción a Dyan cuando mi dragón se hizo cargo. Gruñó bajo y feroz en mi pecho cuando una inesperada e indeseada oleada de ira y celos siguió a las palabras de Dyan. Me dolían las encías cuando mis colmillos comenzaron a descender. Dyan me miró cuando mi dragón rugió una advertencia de nuevo, y ni siquiera se inmutó. Me sonrió, su mirada sabía. —Tengo mi respuesta —dijo y miró hacia otro lado de nuevo. —¿Repuesta a qué? —exigí. La impaciencia me llenó—. Eres impertinente con demasiada frecuencia, Dyan. Sonrió y se inclinó profundamente, haciendo un amplio gesto con el brazo. En realidad, era más una burla que una reverencia. —Bueno, su majestad —Se apoyó mucho en mi título. —¿Responder a qué? —grité de nuevo. —A si que te atrae Tessa. Negué con la cabeza y volví a mirar a mi familia, ignorando a mi tonto amigo Dyan. Mi mirada pasó por encima de Tessa, luego se detuvo y la recorrió de nuevo. Joder. Mi tonto amigo Dyan tenía razón. Me atraía Tessa y no tenía nada que ver con su similitud con mi difunta esposa. Negué con la cabeza con irritación. —Cállate la boca y deja de ser un sabelotodo con tu Rey —Me levanté— Me uniré a mis hijos. Dyan asintió lentamente y se rió.

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—Está bien —dijo. Me moví tan silenciosamente como pude y me senté detrás de Tessa y Jari. —Hola —dije. Tessa saltó y miró por encima del hombro, con los ojos muy abiertos. Se puso de pie y empezó a hacer una reverencia. —Su Majestad —murmuró, con los ojos bajos y las mejillas de un favorecedor tono rosado. —Siéntate —Se veía ridícula tratando de hacer una reverencia con la extraña ropa que llevaba—. No di la orden de comprarte eso —murmuré, indicando su ropa que claramente no era el uniforme que le había encargado. Su rostro se sonrojó de un rojo más intenso. —Tomé prestado algo de Gabby para poder unirme al juego de los niños. El agua... —hizo un gesto hacia el océano. Jari miró entre nosotros y luego saltó sobre mí, lanzando sus brazos alrededor de mi cuello. —¡Papi! —chilló y la abracé, mis brazos sobre su piel calentada por el sol— ¡Viniste! —Hola bebé. Terminé mi trabajo antes de lo que esperaba —murmuré. No había abrazado a mis hijos lo suficiente desde que Lyra murió, pero el montón de trabajo sin terminar en mi escritorio todavía estaría allí cuando regresara. —Tessa se pone nerviosa cuando nos acercamos al agua. Sigue queriendo tomar la mano de Vike, para que no se escape. Me reí. —Tienes que recordar que Tessa no es como nosotros, y los niños de la Tierra probablemente sean mucho más frágiles. Está tratando de cuidarte como yo quisiera que lo hiciera —Mi corazón se llenó de placer

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de que mis hijos fueran tan importantes para Tessa, y lancé una mirada de agradecimiento en su dirección. —Pero estás aquí ahora —Jari volvió a hablar, y sus hermosos ojos rojos brillaron de emoción y placer—. Entonces, ¿podemos cambiar y nadar? No la había visto tan feliz en mucho tiempo, y asentí. —Por supuesto. Quiero decir, no veo por qué no. A menos que… — eché otra mirada a Tessa— ¿A menos que Tessa tenga alguna objeción? —Me encontré con su mirada y sus ojos se agrandaron. —¿Voy... voy a veros como... como dragones? —tartamudeó. Asentí con la cabeza, fingiendo casualidad. —Si te parece bien. Su cabeza se movió hacia arriba y hacia abajo en un acuerdo errático, como si realmente no supiera si quería ver, pero algo de ella realmente lo hacía. Me levanté y comencé a desabrocharme la camisa. Los ojos de Tessa siguieron el movimiento de mis dedos mientras abría los botones. Traté de ignorar la chispa de placer ante eso. Jari frunció el ceño y Vike me agarró la mano. —¿Qué estás haciendo, papá? La risa de Dyan flotó desde la duna de arena. Sonreí. No tenía que quitarme la ropa para cambiarme, pero quería que Tessa me viera. Tenía que saberlo. Me quité la camisa lentamente, revelando mi torso y girando para que mis músculos se movieran y se agruparan. El oído de mi dragón detectó que los latidos del corazón de Tessa se aceleraban, haciendo que la sangre recorriera su cuerpo. Entonces su olor de excitación me golpeó y mi dragón se pavoneó. Caminé hasta la orilla del agua, sin saber si el calor en mi espalda era simplemente el sol o la mirada de Tessa mientras seguía cada

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movimiento que hacía. No necesitaba mirarla para saber que me estaba mirando, todavía podía escuchar su respiración rápida. Respiré hondo y balanceé los brazos como si estuviera calentando. Tampoco necesitaba hacer eso para cambiar, pero una ansiedad repentina se apoderó de mí mientras luchaba contra la necesidad de impresionar a la mujer humana. Cambiar de repente se sintió muy íntimo, como si estuviera revelando una parte de mí mismo que pocos habían presenciado. La familiar ráfaga de poder fluyó a través de mi cuerpo mientras se alargaba, y se endurecía en mi gloriosa forma de dragón de agua. Había pasado demasiado tiempo desde que había cambiado, y se sentía glorioso ceder ante el poderoso dragón dentro de mí. Mi dragón era largo, liso y elegante con una cresta multicolor en su cabeza y alas del mismo tono azul y verde que las escamas de mi cuello. Mis escamas brillaban al sol y mis colmillos brillaban cuando se asomaban debajo de mis labios. Por un momento, admiré mi reflejo en el agua. Me volví hacia Tessa para evaluar su reacción, solo para encontrarla boquiabierta. Sus dedos revoloteaban en la base de su cuello mientras corría hacia atrás a través de la manta hacia Luka, protectora incluso en su miedo. Su corazón latía como loco, y la excitación en el aire se convirtió rápidamente en aprensión y desconfianza. No, Tessa, no tengas miedo. No corres ningún peligro. Solo podía comunicarme telepáticamente en mi forma de dragón, y en mi desesperación por tranquilizarla, olvidé que su cerebro humano no estaba acostumbrado. La voz repentina en su mente hizo que se sacudiera y mirara a su alrededor con miedo. Comencé a deslizarme hacia ella a través de la arena, con la esperanza de tranquilizarla. Cuando me acerqué, sus labios se separaron y sus ojos se abrieron. Su corazón latía más rápido, más fuerte a medida que aumentaba su pánico. Entonces todo pareció detenerse y colapsó en un pequeño montón sobre la manta en la playa. Mierda.

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Capítulo 10 TESSA Abrí los ojos y el primer sonido que escuché fue mi propio jadeo. Me desorientó y luego me estremecí. Algo frío y húmedo yacía en mi frente y me estremecí de nuevo. Miré a mi izquierda para encontrar a Gabby sonriendo. —Has regresado. —¿Qué…? ¿Qué estoy…? —miré a mi alrededor a mi habitación. Había estado en la playa. Había llevado a los niños a un desayuno campestre. Había hablado con Jari, tal vez incluso llegué a algún tipo de entendimiento. Mierda. Mierda. —Espera, ¿fue todo un sueño? Gabby hizo una pausa en sus atenciones mientras cambiaba la posición del paño frío en mi cabeza. —¿Qué parte? Suspiré. —Pensé que estaba progresando con Jari. Espera, ¿por qué estoy en mi habitación? ¿Qué hora es? ¿Estoy enferma? ¡Dios mío, los niños! — saqué las piernas de la cama. Llegar tarde era probablemente la excusa perfecta para anular mi contrato, y no podía permitirme eso—. No puedo llegar tarde al trabajo, Gabby. Ayúdame —Le supliqué. La tela de mi cabeza cayó al suelo cuando me levanté y me tambaleé. Luego me detuve y miré hacia abajo. —¿Por qué estoy en traje de baño? ¿Estaba… estaba realmente en la playa esta mañana? Me giré y miré a Gabby, y ella asintió.

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—Uh, uh. —Entonces... —miré hacia abajo de nuevo. Todo era demasiado extraño. Destellos negros brillaban entre los dedos de mis pies y los moví, observando el juego de luces por un momento—. Entonces, ¿cómo volví aquí? Los ojos de Gabby se agrandaron y habló en un susurro. —Oh Dios mío, ¿no te acuerdas? Chica, desearás haberlo hecho. Irritada, caminé hacia mi armario y comencé a voltear las perchas para que traquetearan a lo largo de la barandilla. No sirvió de nada. Mis únicas opciones eran el color de la rebeca ¿Me sentí rosa pastel, azul pastel, rosa pastel o lila pastel el resto del día? —¿No hay nada del color de una joya en este maldito planeta? —exigí— Porque realmente me vendría bien algo que no me haga parecer un hada demente en este momento. Cerré los ojos e imaginé un hermoso rojo rubí, y una imagen de los ojos de Izon apareció en mi mente. No solo sus ojos, algo más. Algo que mi mente no pudo captar. Negué con la cabeza e hice una mueca. Gabby se puso de pie. —¿Está todo bien? ¿Necesito traer a Dyan? Negué con la cabeza de nuevo, pero el recuerdo de la risa de Dyan me golpeó. —Dyan estaba allí —murmuré. —¡Así es! —Gabby chilló y aplaudió. Luego se acercó a mí y me pasó el brazo por la cintura—. Estás recordando todo esto más rápido que yo — dijo en un tono conspirativo—. Vamos, déjame ayudarte, y luego te buscaremos algo de comer en la cocina. —Pero el Chef... —murmuré mientras abría mi cajón para sacar un par de bragas.

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—Oh, que se joda el Chef —dijo Gabby—. Aunque creo que probablemente te dejaría cocinar algo en su preciosa cocina si lo pidieras ahora mismo. Arqueé una ceja ante su extraña declaración, pero no le di más vueltas. Gabby tenía su propia forma de ver las cosas, y tal vez la Chef siempre era educada cuando alguien estaba enfermo. —¿Te ha hablado? Hizo una pausa antes de enderezar mi cama. —¿Sí? —¿Qué pasa conmigo? Quiero decir, no me siento mal —pasé el cepillo por mi cabello, liberando el aroma de la sal marina mientras tiraba de las cerdas a través de los gruñidos. —Oh, no estás enferma —golpeó la almohada y la ahuecó antes de volver a colocarla en su lugar—. Te acabas de desmayar. También hice eso la primera vez. Bien, esta mañana se estaba poniendo rara. —Necesito volver con los niños. Gabby abrió la puerta de mi dormitorio y me esperó. —Estoy aquí. Solo apóyate en mí si necesitas ayuda —murmuró. ¿Qué? La miré. No necesitaba ninguna ayuda. Quizás algo andaba mal con Gabby también. Bajé las escaleras. No me sentía frágil. —Sabes, no creo que necesite ese bocadillo. No necesitamos molestar al Chef después de todo… —Whoa. Mi mundo dio vueltas cuando alcancé a vislumbrar las diminutas baldosas en forma de escamas esparcidas en el piso de abajo, y respiré profundamente. Las imágenes se precipitaron a mi cabeza. Una serpiente. Una jodidamente enorme. Con escamas que brillaban y colmillos en la boca. Se había deslizado hacia mí y...

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—Luka. Oh Dios, ¿Luka está bien? Gabby apretó su agarre alrededor de mi cintura. —Ahí está —murmuró—. Y, sí, Luka está bien. Claro que lo está ¿Por qué no lo estaría? —La serpiente —jadeé, y las carcajadas de Gabby resonaron por la habitación. —Tessa —dijo—. Eso no era una serpiente, eso era... —Izon —Dyan terminó la frase de Gabby mientras se apoyaba en la puerta de la biblioteca—. Y tú eres la afortunada que acaba de ver la forma de dragón del Rey. Mis rodillas se debilitaron y me senté en el escalón más bajo con un golpe. Me dolía la cabeza y me froté las sienes con un movimiento circular. —¿Lo hice? —Pero tenía sentido. Izon había estado allí en mi sueño, luego se había ido, y la serpiente... La serpiente me había hablado—. Me habló. En mi cabeza —toqué un lado de mi cabeza como si Gabby y Dyan no supieran lo que quería decir si no lo demostraba, y Dyan se echó a reír, empujándose fuera del marco de la puerta. —Necesitas comer. El Chef tiene algo listo. —Estoy en ello. Ven conmigo —Gabby agarró mi mano y me ayudó a ponerme de pie—. Vamos a llevarte a la cocina. El Chef no estaba en la cocina, pero había dejado una variedad de bocadillos. Primero agarré el pan y le di un gran bocado. Mi mejilla se hinchó mientras masticaba, de repente el pan nunca había sabido tan bien. Las encimeras de acero inoxidable de la cocina relucían y algo que burbujeaba en la estufa olía de maravillo. Los niños estaban listos para comer.

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Tragué el bocado con dificultad y Gabby llenó un vaso con agua, instándome a beber. —¿Cómo volví de la playa? —¡Ding, ding, ding! ¡Buena pregunta! —dijo Gabby, y sonrió. Luego miró alrededor de la cocina y bajó la voz—. Tessa, fue como algo salido de una de esas historias que les cuentas a los niños. Puse los ojos en blanco. Me había desmayado y mi cabello probablemente estaba enredado por el viento y la arena. Dudaba mucho que me hubiera parecido remotamente a una princesa de un cuento de hadas. —El rey Izon te cargó —siseó, y mi rostro se calentó con sus palabras. —¡¿Qué?! —Me abanique las mejillas ¿Mi jefe, francamente hermoso, me había llevado a casa desde la playa? Puede que nunca me recupere de la vergüenza. —Justo contra su pecho desnudo —hizo una pausa— ¿Estás segura de que no lo recuerdas, porque eso es algo que realmente me gustaría recordar? Negué con la cabeza y me dejé caer sobre el mostrador. Este día seguía mejorando cada vez más. —Nunca lo había visto tan amable con nadie más que con los niños. — El tono de Gabby se volvió silencioso y reverente. —¿Y dónde están los niños ahora? —Probablemente mi trabajo todavía estaba en peligro. —Oh, están en el césped. —agitó una mano desdeñosa—. Dyan los trajo de regreso y terminaron su picnic aquí. Estaba terminando mi comida cuando la puerta de la cocina se abrió e Izon entró. Me puse de pie, listo para hacer mi incómoda reverencia, y Gabby hizo lo mismo.

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—Vuelve a sentarte —dijo Izon, y obedientemente tomé mi asiento. Traté de no mirarlo. Me parecía tan diferente ahora que sabía lo que había debajo. Cuando giró la cabeza hacia la izquierda o hacia la derecha y las escamas de su piel brillaron, solo pude ver a su dragón. Pero había más que eso. Su rostro parecía menos severo de alguna manera, y sus ojos eran gentiles cuando me miró. —¿Estás bien? —Incluso su voz parecía suave. Asentí con la cabeza, avergonzada de nuevo. —Sí, gracias —Aparté la mirada, feliz de que fuera un protocolo de todos modos. Pero mi corazón se aceleró ante su cercanía. Podía sentirlo casi saliendo de mi pecho al recordar nuestro pequeño encuentro en la playa. Aparentemente, esta mañana me había creado un pequeño problema. Si no tenía cuidado, podría convertirse en un gran problema, porque no podría enamorarme de mi empleador, el Rey de Hydronia. —¿Tessa? —Mientras Izon decía mi nombre, automáticamente miré hacia arriba—. Lo siento mucho —dijo—. Me dejé llevar y olvidé por completo que los cerebros humanos no están equipados para lidiar con las telecomunicaciones en ese nivel sin preparación. Yo sólo… —Se interrumpió y pareció considerar sus siguientes palabras—. Vi tu reacción y no quería que estuvieras asustada —Me miró y sentí que debía decir algo. —Fue un poco impactante, supongo —Los momentos que podía recordar, de todos modos. Algunas partes todavía estaban un poco borrosas—. Nunca me había desmayado antes —agregué. Siguió un silencio incómodo e Izon miró a Gabby. —Bueno —Se puso de pie—, tengo un millón de cosas que hacer — Levantó las manos—. Quiero decir, debería vigilar a los niños, y tengo camas que arreglar, cuartos para ordenar, preciosas obras de arte para quitar el polvo. Ocupada, ocupada, ocupada —aplaudió tres veces,

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luego se detuvo, miró a Izon e hizo una reverencia—. Lo siento, Su Majestad. Gracias —Salió corriendo de la habitación y la puerta de la cocina se abrió hacia atrás y hacia adelante sobre sus silenciosas bisagras a su paso. Me levanté a medias de mi asiento en el mostrador. —Debería limpiar la cocina del Chef e ir a atender a los niños. Izon puso su mano en mi antebrazo, y me congelé cuando una ola de chispas recorrió mi cuerpo y por alguna razón se instaló en mi coño. Cerré mis ojos. Había pasado mucho tiempo desde que el toque de un hombre me había calentado un poco, sin importar esto. Pero no podía ceder a esos pensamientos ni un poquito. Este hombre no solo era mi empleador, era el Rey literal de un planeta de cambia formas dragones... Antes de que pudiera completar mi pensamiento, Izon me interrumpió. —Me gustaría mostrarte la isla —dijo, su voz baja y sexy y como nunca antes la había escuchado. Lo miré, sorprendida. Asintió. —Creo que te has ganado algo de tiempo fuera de casa —Aunque ciertamente sentí que era verdad, nuestra conversación de esta mañana estaba volviendo lentamente a mí. Inicialmente había rechazado el tiempo con sus hijos debido a una carga de trabajo abrumadora, pero ¿ahora tenía tiempo para llevarme de gira? Parecía demasiado bueno para ser verdad. Su casa era hermosa, pero algunos días se sentía como una prisión glorificada mientras caminaba hasta el borde de los jardines y me preguntaba qué había más allá de las paredes. Las ventanas mostraban hermosas vistas, pero la casa de Izon tenía un océano a un lado y una exuberante vegetación y bosques en las otras direcciones, así que no tenía ni idea de qué más había ahí fuera. A pesar de mis reservas sobre alejarlo de sus hijos, no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de conocer un poco mejor mi

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nuevo planeta. Elegí ignorar la forma en que mi corazón reaccionaba a la idea de pasar tiempo a solas con él... —Creo que me gustaría eso —Espero que este pequeño recorrido me ayude a relacionarme con los niños y me enseñe más sobre su mundo—. Gracias. No tenía que ofrecerme nada como esto, básicamente me había comprado y era dueño de mi vida y de mi tiempo. —Estoy agradecido por su amabilidad —agregué. —Mierda —maldijo entre dientes y se encontró con mi mirada, una mirada en sus ojos como si quisiera que entendiera algo—. Te lo dije, te lo has ganado. Te mereces ver la isla donde vives —Sonaba enfático al respecto y asentí—. Ahora, tengo que ir a otra isla por negocios — continuó—. Debería estar fuera por tres días. Intentaré que la reunión sea lo más breve posible —Se encogió de hombros y se rió entre dientes, un sonido que no creí haberle oído hacer nunca—. Sin embargo, a los Hydronians les gusta hablar y pedir cosas. De todos modos, te enviaré algo de ropa para que elijas. Cuando te lleve de gira por la isla, haremos apariciones públicas y la imagen es muy importante para mi gente. Asentí, de repente entumecido. No tenía palabras. No sabía qué decirle a este hermoso y poderoso hombre que parecía ofrecerme un pedazo de su mundo “¿Apariencias públicas?” No quería profundizar demasiado en lo que eso podría significar. Quitó su mano de mi brazo, e inmediatamente lo perdí. —Cuídate, Tessa, ¿de acuerdo? —sonrió, luciendo mucho menos regio—. Volveré en unos días —asintió con la cabeza a Dyan, quien estaba sonriendo de su manera habitual. Entonces Izon se fue tan repentinamente como había llegado, Dyan lo siguió lentamente. Me limpié las manos temblorosas en la parte delantera de mi uniforme. No podía organizar mis pensamientos, así que agarré un paño y comencé a limpiar las encimeras. Las quería tan

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brillantes como le gustaban al Chef. El movimiento repetitivo me tranquilizó, me recordó a mi hogar y al trabajo que había tenido en la Tierra. Cuando salí de la cocina en busca de los niños, respiré hondo y mi estómago dio un vuelco. En cualquier otro idioma, en cualquier otro planeta, habría sonado como si me acabaran de invitar a tener una cita.

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Capítulo 11 IZON Estuve en la casa de mi padre, en su isla privada, era tan fría y triste como el hombre mismo. El planeta debió de dar un suspiro colectivo de alivio cuando mi padre finalmente abdicó de su papel de Rey. Había gobernado con insensible dureza, viendo solo economía donde yo buscaba ver gente. Creía, incluso ahora, que las manifestaciones emocionales se traducían directamente en debilidad. No se había lamentado con mi gente cuando Lyra murió, ni por mi esposa ni por su reina. El hombre no tuvo compasión. Mi padre solo respetaba una cosa: el poder, y yo siempre trataba de exudarlo tanto como era posible cuando estaba en su presencia. De hecho, lo visitaba con la menor frecuencia posible, pero a veces los negocios me obligaban a reunirme con mi predecesor, y le gustaba ofrecer tantos consejos como fuera posible mientras estaba allí. Aunque ese consejo a menudo era despectivo. Lo seguí por los pasillos de su casa hacia su oficina. A pesar del exuberante follaje tropical del exterior y la brillante luz del sol iluminando los verdes y azules de nuestros océanos, Padre mantuvo su hogar monocromático en grises acerados, negro de luto y salpicaduras estériles de un blanco cegador. Su oficina era más de lo mismo, principalmente negro y poco acogedor, tal vez, como el interior de su corazón. Se sentó en la silla detrás del escritorio, efectivamente invirtiendo nuestros roles mientras me miraba desde su posición de poder. Hice una mueca y apreté mis manos en puños. Habíamos concluido nuestros asuntos de la mañana, pero evidentemente papá tenía algo que quería discutir. Me recliné en la incómoda silla en forma de pala, esperando. Siempre hacía un buen espectáculo, ocupándose de abrir y cerrar cajones como

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si estuviera buscando algo, u hojeando un bloc de notas hasta que finalmente estaba listo para hablar. Me moví mientras esperaba. No pude evitarlo. Nos habíamos sentado aquí con demasiada frecuencia, en estas posiciones exactas cuando él era Rey y yo era simplemente Príncipe. Suspiró; el sonido largo, prolongado e infaliblemente decepcionado. Como siempre. —Izon. Siempre comenzaba así. Decía mi nombre como preludio de una oración. O quizás era una maldición. Nunca podría decirlo. Y sus siguientes palabras no deberían haberme sorprendido, pero lo hicieron de todos modos. —Hydronia necesita una reina —Hablaba como si estuviera emitiendo una orden real, como si hubiera olvidado su puesto. Como si hubiera olvidado su posición en mi planeta. Pero quizás la posición de padre siempre superó a la de Rey. Me encogí de hombros ligeramente. Si entendí su punto, no quería que él supiera eso. —Deberías estar buscando una nueva reina. Un rey sin reina no se ve bien para nuestra imagen. Desvié la mirada. Al diablo con la imagen familiar. Ser un rey sin reina había abierto un agujero en mi corazón. Aunque, por supuesto, eso no le importaba. Durante un tiempo, no dijo nada, pero finalmente suspiró de nuevo y hojeó algunos papeles frente a él como si se estuviera refiriendo a su última transacción comercial. Quizás lo estaba. —Encontré a alguien adecuado para ti. Oh sí. Definitivamente lo era.

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—Será una buena reina —rió un poco—. Viene de una buena familia. Casi pensarías que fue criada para esta oportunidad, incluso. —¿Qué oportunidad? —escupí la palabra mientras la ira estallaba por mis venas. Pero mi comentario ni siquiera levantó una ceja. Se necesitaba más que una demostración de temperamento para molestarlo. —Izon, no seas tan obtuso. Casarse con un miembro de la familia real siempre será una oportunidad... para la mujer adecuada. Me levanté y di tres pasos hasta la pared más cercana, tres pasos atrás de nuevo. Debería haberlo sabido. Había estado demasiado callado aquí en su pequeña isla de retiro. No había sabido nada de él en un tiempo porque había estado ocupado con su último proyecto, y aparentemente ese proyecto estaba buscando a la mujer adecuada para que me casara. La mujer adecuada para esta... oportunidad. —Hablo en serio, Izon —continuó, su rostro era la máscara de calma que siempre había desmentido lo lejos que estaba dispuesto a llegar para implementar su última idea o decreto. —No —Mi palabra fue fuerte. Innecesariamente en el silencio de la habitación. Me hizo parecer que estaba perdiendo el control, especialmente ante la continua calma de mi padre. La ceja que levantó en cuestión solo subrayó ese rostro. —Lo digo en serio —Bien, eso no fue mucho mejor para establecer mi control. Apreté los dientes para mantener mi voz uniforme y lo intenté de nuevo—, no estoy interesado en encontrar una nueva pareja. No le doy mi mordida a nadie por el bien de la imagen familiar. Padre solo me miró, pero sus ojos se volvieron reptilianos por un momento, y su dragón retumbó a través de su pecho. —Además —dije. Su dragón ya no me asustaba como solía hacerlo. No desde que heredé el ornamentado plumaje del monarca reinante—. Si le

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doy a mi gente una nueva reina, definitivamente será alguien de mi elección. No habrá discusión sobre eso. Padre negó con la cabeza. —Te equivocas, Izon. La gente necesita ver que eres un hombre de familia comprometido que se toma en serio sus responsabilidades. Haz tu trabajo —Sus ojos brillaron de nuevo, y me quedé perfectamente quieto, como esperando para atacar. Tomé un respiro. Luego un segundo, calmándome. No quería enojar a mi dragón. —Puedo organizar una presentación —asintió con la cabeza como si hubiera tomado una decisión. —No padre —Me erguí más y dejé que mi dragón gruñera. El ruido recorrió mi pecho y atravesó la habitación, bajo y mortal—. Cuando te digo que no interfieras en mis asuntos románticos, hablo como tu Rey, no como tu hijo. Sus ojos se abrieron y se echó hacia atrás, como si le hubiera dado un golpe físico. Probablemente se sentía de esa manera, por lo general no le recordaba mi posición. Pero me mordí la lengua. No agregué la disculpa que el hijo que hay en mí quería agregar. No dije nada. Quería recordarle que todavía lo respetaba como mi padre, pero cualquier cosa más socavaría la fuerza que acababa de recuperar. No tuve que esperar mucho antes de que asintiera. —Como quieras, entonces. —Sí —Luché contra el impulso de agregar gracias y no lo dije. Emití una orden, no hice una solicitud. Y su concesión probablemente fue solo temporal. De todos modos, se sentía más como una trivialidad; estaba claro que todavía no estaba de acuerdo, y mis palabras no le habrían hecho cambiar de opinión. Pero había renunciado a seguir su idea, y eso tendría que ser suficiente por ahora.

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Me volví ante un suave golpe en la puerta. Solo una persona llamaba tan dócilmente. Padre suspiró, el soplo de aire perturbó el papeleo frente a él. —Ven. La puerta se abrió y mamá miró hacia adentro. —Si ambos terminaron, tomaré un té de anémona en el salón. Izon, eres bienvenido a tomar tierras de algas, si lo prefieres. Sonreí. Mi madre siempre hacía que sus granos fueran demasiado amargos, pero su té era demasiado dulce. —Me uniré a vosotros ahora. —¿Andren? —miró expectante a Padre. —Me reuniré con vosotros en breve —Revolvió su papeleo como si de repente atrajera toda su atención. Hacernos esperar por él era otra demostración de poder en su casa. Decidí ignorar este pequeño acto de insubordinación. Seguí a Madre hasta el espacio de la mansión que claramente era su dominio. Los suaves sofás estaban cubiertos con una tela de terciopelo del color de nuestras aguas poco profundas de color turquesa claro, y los había complementado con verdes y los impactantes colores de los vibrantes nenúfares. —Has redecorado. Se ve bien. Ella se rió entre dientes. —Bueno, ciertamente parece funcionar como un repelente de Andren. Nos sentamos y acepté la taza demasiado grande de tierra de algas marinas. Había perfeccionado tomar un sorbo ocasional de cualquier bebida en mi mano. Esa parecía ser una habilidad clave para cualquier reunión diplomática. —Siento lo de tu padre —comenzó mamá. Había pasado gran parte de su vida disculpándose por su franqueza—. Cuando se le mete una idea

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en su cabeza... —hizo una pausa y miró por la ventana, un pequeño suspiro escapó de sus labios—. Bueno, ya sabes cómo es. Asentí. —No necesitas disculpar su comportamiento. Estoy bastante familiarizado con él—sonreí y tomé mi primer sorbo, esperando que mi sonrisa pudiera ocultar mi inevitable mueca. Se inclinó hacia adelante y tocó mi rodilla. —Entonces dime, ¿cómo están esos hermosos hijos tuyos? Los pensamientos sobre mis hijos evocaron inmediatamente una sonrisa más amplia. No podía esperar a volver con ellos. Incluso el más corto de los viajes diplomáticos parecía demasiado largo en estos días. Todos cambiaban mucho. A veces, solo en unos días. —¿Bueno, dónde debo empezar? Vike está tan activo como siempre. Madre se rió. —¡Lo supongo! Siempre ha sido un manojo de energía tan divertido ¿Y Jari? —Frunció el ceño un poco, como si esperara malas noticias. Asentí lentamente. —En realidad, creo que lo está llevando mejor. Los ojos de mamá brillaron brevemente. —Me alegro. Es una edad difícil para una niña perder a su madre — Luego parpadeó para eliminar las lágrimas antes de que cayeran— ¿Y qué hay de ese bebé? Podría comérmelo. Entrecerré los ojos un poco. —Es una expresión. Sonreí. —Tal vez los dragones de agua no deberían usarla, Madre. Ella rió.

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—¿Pero está Luka bien? —Sí. Realmente lo está —sonreí al recordar a mi bebé acurrucado en el regazo de su nueva niñera—. Realmente se ha enamorado de Tessa y parece sentirse muy seguro con ella —Me quedé en silencio mientras las imágenes de Tessa pasaban por mi mente. Madre se aclaró la garganta. —¿Hmm? Oh, lo siento —El calor picó mis mejillas—. Sí. Luka también lo está haciendo muy bien. —¿Y Tessa? —arqueó una ceja—. Parece que es muy importante para ti, Izon. Por un momento, me tambaleé. Mi madre siempre había sido demasiado observadora por su propio bien. No quería contarle a nadie cómo me estaba empezando a sentir por Tessa, cómo se había sentido mi dragón cuando se le reveló. Se acicalaba dentro de mí, incluso ahora. —Es importante para los niños —Apreté mi boca. Madre esbozó una sonrisa suave y triste. —Por favor, Izon. Todo tu rostro cambió cuando pronunciaste su nombre ¿Cuéntame más sobre ella? Suspiré. Podía negarle muy poco a mamá, y lo sabía. —Bueno, es la niñera de los niños. Es humana, y es bastante nueva en nuestra familia, pero los niños... todos están muy bien bajo su cuidado. Incluso Jari parece estar bien con ella. Tessa es buena para todos. —Parece que también podría ser buena para ti —dijo Madre. —Yo..., yo soy su empleador. Vino a nosotros como parte del Programa TerraLink. Es humana, madre —Había muchas razones para no perseguir a Tessa, como mi madre parecía estar insinuando tan suavemente. —¿Y? —Madre se sentó más erguida—. No soy especista, sabes. Y eres el rey de Hydronia. Si no puedes pensar en una forma de evitar el

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Programa TerraLink, nadie puede —¿Cómo había visto tan rápidamente a través de mi fachada? ¿Podría decir que tenía muchas ganas de estar con Tessa, a pesar de todas las advertencias en contra? Abrí la boca pero la cerré de nuevo. Tenía un punto sobre las leyes, yo estaba en posición de cambiarlas si era necesario. Pero no importa lo que dijera, había otras razones por las que no debería buscar a la niñera de mis hijos que no había mencionado. Cuando no dije nada, mamá me agarró la mano. —Escúchame. Todo sucede por una razón, realmente lo creo. Tessa podría ser lo que todos vosotros necesitan, durante un momento realmente difícil. Asentí. Había sido un momento difícil y las cosas finalmente habían comenzado a sentirse estables de nuevo. —Si sientes algo por esta humana, no luches contra ello. Has pasado por tanta infelicidad, no te niegues la oportunidad de encontrar algo nuevo. Sus ojos brillaron de nuevo y en algún lugar su dragón casi ronroneó dentro de ella, como si tratara de calmarla. Aparté la mirada. No pude soportar su dolor por encima del mío. —Es demasiado pronto —dije—. Los niños no han terminado de llorar a Lyra. No he terminado de llorar a Lyra. —Sin embargo, siempre la llorarás —llenó su taza de té de anémona—. Y así debe ser. Nunca la olvides, siempre lamento que se haya ido antes de tiempo. Pero el corazón se cura a su debido tiempo, y creo que sabrás cuando el tuyo esté listo para amar de nuevo —Una vez más, había visto mis sentimientos mejor que yo mismo. Tragué saliva contra una repentina oleada de emoción y me puse de pie, caminando hacia la ventana para mirar hacia el océano. Las islas salpicaban su camino a través del horizonte, y pensé en cómo Lyra había amado este planeta. A cambio, la gente de Hydronia la había

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amado ¿Aceptarían a alguien en su lugar? Padre parecía pensar que necesitaban una nueva reina, y ahora mi madre me decía que mi reina ni siquiera tenía que ser Hydronian. Era Rey. No creía en el destino ni en las señales. Tenía que defender la lógica, las reglas y la dignidad. —No puedo apurar nada —presioné una mano contra mi pecho mientras mi corazón aumentaba su velocidad y mi dragón se movía dentro de mí. —No... No, no estoy diciendo que debas —Madre sonaba pensativa—. De hecho, si aprovechas esta oportunidad, y sería una oportunidad, debes tener mucho cuidado. Puede que seas un rey, pero Tessa es una humana transportada, y supongo que tiene mucho que perder.

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Capítulo 12 TESSA El sol inundó la biblioteca con luz dorada cuando Jari inclinó la cabeza sobre su tarea. Izon debía regresar hoy, y teníamos la misión de completar las tareas del hogar y la escuela de los niños para que pudieran pasar tiempo con él durante los próximos días. Dyan ocupaba su asiento habitual en la esquina y Luka jugaba a sus pies, tirando de los cierres de sus zapatos. Vike estaba con un juego ruidoso de construir algo que él insistía que era tarea, pero no podría decir si era un proyecto de manualidades, matemáticas o arquitectura para principiantes. Me reí entre dientes cuando su torre se derrumbó de nuevo, y él gimió. Dyan se puso de pie. —Déjame ver. Creo que es la forma en la que apilas en la segunda fila. —Gentilmente pasó por encima de Luka y cruzó la habitación hacia el proyecto de Vike. Luka lamentó su disgusto, y dejé mi lugar junto a Jari para entregarle dos ladrillos. Los golpeó juntos y sonrió, luego los golpeó de nuevo. Con la armonía restaurada, volví a Jari y miré su libro abierto. —Bien, entonces, ¿qué tema estamos viendo de nuevo? Me dirigió una mirada fulminante, pero el afecto acechaba en el fondo, así que no me molestó. —¿Y cómo crees que ayudarás si ni siquiera sabes lo que estamos haciendo? Me reí. —Porque tendrás que explicármelo, entonces veremos si lo conoces correctamente. La enseñanza es la mejor manera de aprender. Dyan se rió entre dientes.

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—Te tiene ahí, Jari —Atrapó mi mirada y sonrió. Jari refunfuñó. —Es matemáticas. —Bueno —Le tendí la mano—. Libro de texto. Me pasó el enorme libro con el que estaba trabajando y hojeé las páginas. En general, Jari estaba aprendiendo conceptos más avanzados de los que yo personalmente había encontrado, pero tenía un conocimiento básico de la mayoría de sus materias. Incluso con mi educación terrestre limitada, disfrutaba de aprender junto a ella. Hojeé las páginas que habíamos cubierto la semana anterior antes de pasar a la página de problemas más reciente. Todavía me produjo una gran emoción sostener cualquier tipo de producto de papel, sin importar los gruesos libros de la biblioteca y la educación de los niños. A veces, hojeaba las páginas solo por el olor que liberaban. Me sorprendía que los Hydronians no se dieran cuenta de la riqueza que poseían solo en sus libros. —Creo que he recuperado la velocidad, así que explica qué vas a hacer hoy. Luka se rió y volvió a golpear sus ladrillos juntos. —Voy… —¿Tessa? —Gabby habló justo a mi lado, y casi no sabía dónde mirar o quién necesitaba mi atención primero—. Izon te envió una comunicación. Se me quedé sin aliento en el pecho y tosí. Dyan me miró, entrecerró los ojos antes de apartar la mirada, pero todavía parecía estar escuchando. Toda su postura hablaba de conciencia, pero estaba siendo tonto. Como guardaespaldas de los niños, su postura habitual decía más conciencia que cualquier otra cosa. No creo haber visto nunca al hombre relajado. —Tengo que hacerme cargo de ti —Gabby sonaba un poco sin aliento y sus ojos brillaron de emoción mientras sus labios se curvaban en una

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sonrisa que no podía contener—. Hay algunas prendas nuevas en tu habitación, y debes ir y prepararte ahora. —Bueno —Me levanté y empujé mi silla debajo de la mesa. Luego la saqué y le hice un gesto a Gabby para que se sentara—. Jari está haciendo matemáticas. Es muy divertido ¡Y mira el tamaño de este libro! Gabby enarcó una ceja y Dyan resopló divertido, aunque no se volvió para mirarnos. —Solo ve y prepárate —dijo Gabby. —Sí. Sí, me prepararé —La ansiedad me atravesó mientras me alejaba de la mesa. Estar con los niños era cómodo. Sabía lo que estaba haciendo con mi rutina familiar en esta biblioteca, con Luka, Vike y Jari. Con Dyan vigilándonos. Pero ahora Izon me había convocado... Era nuevo. Inesperado. Diferente. Y había visto la forma en que sus ojos brillaban cuando me miraba. Había visto al deseo dilatar sus pupilas y mis bragas se humedecieron en respuesta. No se me escapó en absoluto lo absurdo de que el Rey mostrara algún signo de excitación ante mi presencia. Cerré los ojos y respiré hondo mientras caminaba hacia la escalera. Necesitaba controlar mi respuesta física a Izon porque mamá dependía de que tuviera éxito en este trabajo. No estaba a punto de arruinarlo todo solo por un pequeño flechazo. Respiré hondo otra vez mientras empujaba la puerta de mi dormitorio, luego jadeé. Alguien había decorado el pequeño espacio con hermosos vestidos hechos de los más hermosos y ricos tonos de joyas. Estaban colgados sobre la cama como mantas caras, colgando de la ventana como cortinas de lujo, y colocados sobre mi silla como si una dama rica los hubiera tirado allí mientras se probaba cosas. Tragué un sollozo repentino. Nunca había visto tanta riqueza, ni siquiera en las casas de mis clientes anteriores. Caminé por mi habitación pasando la punta de los dedos por los diferentes vestidos que me

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atraían. Algunos eran suaves, otros transparentes, otros brillantes, pero al final, los eliminé por color. Me atrajo un vestido verde esmeralda con intrincadas cuentas, con un corpiño ajustado y una falda en cascada. Ahora a probárselo...  Me duché y me senté en mi pequeño escritorio, frente a mi espejo, con toallas alrededor de mi cuerpo y envueltas alrededor de mi cabello. Tragué mientras miraba mi reflejo. Mi rostro estaba pálido y mis ojos estaban más redondos que jamás los haya tenido. Apenas podía creer en lo que se había convertido mi vida. Volví a mirar el vestido. Estaba tan lejos de mi vida en la Tierra, y también de lo que esperaba de mi vida aquí. La idea de usarlo también supuso mucha presión. Quizás no podría estar a la altura de todo lo que prometía el vestido. Tal vez no era lo que Izon esperaba o quería que fuera. Suspiré y tomé un poco de maquillaje que Gabby me había dejado. Había estado de tiendas y lo había comprado de manera especial, y le había ido muy bien al combinar mi tono de piel. Nada funcionó de manera demasiado diferente a todo lo que había visto o encontrado en la Tierra, pero la calidad era mucho mejor. Me reí de mí misma. Por supuesto, la calidad era mejor que cualquier cosa que mis empleadores me hubieran donado, la mitad usada. En un bote, un polvo relucía casi translúcido, y lo miré un poco antes de aplicar un poco a un lado de mi cara y cuello en homenaje a las escamas que no tenía. Una ráfaga de emoción me recorrió mientras examinaba el efecto en el espejo. Tiré de la toalla de mi cabello y peiné las ondas sueltas, tratando de preservar la mayor cantidad posible de ellas ¿Quizás un recogido? ¿Especialmente si me unto un poco de polvo brillante en la clavícula?

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Sequé mi cabello y lo retorcí hacia arriba, asegurándolo en la parte superior de mi cabeza pero permitiendo que las puntas cayeran hacia mi espalda. Cuando me puse el vestido, me quedaba como si hubiera sido hecho solo para ser usado por mí. Casi no me atrevía a mirarme. Tomando una respiración profunda, me volví hacia el espejo. Un yo completamente diferente me enfrentó y mis ojos se llenaron de lágrimas. Los parpadeé para no estropear el maquillaje, pero la imagen de mí misma seguía siendo impactante. Mamá nunca lo hubiera creído. Casi no me reconocía. Me volví al oír un golpe en la puerta. —¿Tessa? —Gabby habló cuando entró y luego se detuvo. Se llevó una mano a la boca—. Guau. Oh Dios mío. Tessa. Te ves como… te pareces… —Hizo una pausa—. Una reina. Me acompañó hasta la gran escalera debajo de la lámpara que admiraba cada vez que la veía. Realmente parecía gotas de agua cayendo del techo. Deslicé mi mano por la barandilla, la otra mano sosteniendo mi falda para no tropezar. Cuando miré hacia adelante, Izon estaba al pie de la escalera, con la boca parcialmente abierta. Me miró a los ojos y cerró la boca con un chasquido casi audible. Sonreí, repentinamente tímida. Bajé la mirada, pero algo la volvió a levantar y me fijé en la apariencia completa de Izon. Su traje bien ajustado se aferraba a sus musculosos muslos y hombros, y un delicado par zapatos de tacón verde esmeralda colgaban de su dedo índice derecho. —Espero que encajen —dije en voz baja, e Izon sonrió. —Van a encajar —Tenía una seguridad que era deliciosamente sexy, pero reprimí un escalofrío de anticipación mientras me recorría. —¿Qué talla usas normalmente? —Me detuve tres pasos y me llevé el dedo a los labios como si estuviera considerando sus pies. Se rió entre dientes y se acercó a mí.

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—¿Puedo? —Se dejó caer sobre una rodilla y le permití tomar mi pie izquierdo en su mano. El Rey de Hydronia me estaba convirtiendo en Cenicienta, y la sensación de vivir uno de los viejos cuentos de hadas de mamá me invadió. El contacto de sus manos sobre mi piel envió una sacudida de calor a mi coño, y sus fosas nasales se ensancharon cuando apreté mi agarre alrededor de la barandilla. Era lo único que me mantenía despierta. Gabby jadeó detrás de mí, y cuando me volví a medias, la encontré mirando a Izon mientras se arrodillaba a mis pies, algo casi nostálgico en su mirada. El zapato se deslizó fácilmente en su lugar. —No te olvides de irte antes de la medianoche —murmuré e Izon miró hacia arriba, pero solo negué con la cabeza suavemente. Cuando tuve los dos zapatos puestos, se puso de pie una vez más y me tomó de la mano mientras bajaba el resto de los escalones. —Te ves hermosa —murmuró. Su dedo trazó mi pómulo por un momento—. Y serías un dragón impresionante. Lo miré, sin apenas atreverme a respirar, apenas creyendo que este hombre poderoso y atractivo me iba a llevar a pasar la noche. Miró por encima de mi hombro y una amplia sonrisa tomó el control de sus labios. Extendió su brazo libre. —Hola a los tres ¿Han venido a decir buenas noches? Vike cayó en su medio abrazo e Izon fingió gruñir ante el impacto. —Vaya, amiguito. Estás haciéndote fuerte. Jari se escabulló bajo su brazo, recibiendo su abrazo también, e Izon presionó un beso en la frente de Luka mientras Gabby lo sostenía. Por supuesto, Luka agarró mi cabello, pero Izon detuvo su mano fácilmente. —Esta noche no, incluso un tipo más pequeño. Tenemos que dejar el bonito cabello en paz.

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Nunca lo había visto tan despreocupado con sus hijos. Me gustó. Izon miró a Jari mientras la abrazó más cerca. —He reservado los próximos días para pasarlos contigo, ¿de acuerdo? Ella asintió y sonrió, luego me sonrió. —Me gusta tu vestido. —Gracias. A mí también. Izon apretó mis dedos suavemente en reconocimiento ¿Era esto en realidad más que una gira diplomática por la isla, como esperaba? —Correcto. Creo que es hora de que nos vayamos. Los veremos a todos por la mañana. Asegúrate de escuchar a Gabby acerca de tu hora de acostarte —dijo Izon rápidamente, como si estuviera emocionado de irse. Cuando se dio la vuelta, Gabby negó con la cabeza y me reí en voz baja. Esta noche sería una noche de golosinas, y el horario quedaría olvidado. Izon y yo comenzamos nuestra velada en su auto, siendo llevados por su conductor. La pantalla de privacidad subió e Izon señaló por la ventana. —La mayor parte de la isla es vegetación aquí, aunque tenemos un pequeño pueblo y varias aldeas. —¿Además de tu enorme casa? ¿O es uno de los pueblos? Se rió entre dientes, el sonido era fácil, y se me puso la piel de gallina. —Mi casa debe ser una aldea diferente —concedió—. Es bastante grande. —¿Pero no vives en un castillo o un palacio? —Hojeé mis recuerdos de la historia de la Tierra y otros cuentos de hadas. Pasamos por debajo de árboles con hojas y ramas enormes de las que goteaba una especie de planta plumosa. La realeza siempre tenía un castillo, según había leído.

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Tomó mi mano y acarició mi piel con la yema de su pulgar, mi corazón latió una vez en respuesta. —No necesito uno —Sus palabras fueron simples—. La gente de mi planeta sabe quién es su Rey y, de todos modos, paso mucho tiempo visitándolos. —Debe ser difícil para tus hijos —mordí mi labio tan pronto como hablé. Las palabras habían sonado mucho más duras de lo que pretendía. Me miró. —Creo que es difícil para toda mi casa, pero sí, especialmente para mi familia. Es un estilo de vida difícil de aceptar para cualquiera —Se inclinó un poco sobre mí y señaló el muelle principal de su isla y el pequeño edificio achaparrado que estaba justo al lado—. Ahí es donde vamos a comer esta noche. No importaba que el edificio fuera pequeño. Nunca había comido en ningún lugar donde compré una comida que alguien más preparó y luego la llevó a mi mesa. La emoción burbujeó en mi estómago. —Se ve perfecto. —Sí, lo hace. Cuando me volví para mirarlo, su atención no estaba fuera de la ventana en absoluto. Me estaba mirando.  Había otros comensales en el restaurante con nosotros, y su charla en voz baja apenas se podía escuchar por encima de los acordes de la música. Solo había escuchado fragmentos de música saliendo de las habitaciones de las casas de los clientes. Siempre me había intrigado y, a menudo, deseaba poder quedarme para escuchar. Poder escucharlo claramente fue increíble. Más aún porque Izon se sentó frente a mí,

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hablándome y aparentemente interesado en lo que tenía que decir. Nuestra conversación a lo largo de la comida fluyó con facilidad, extrañamente. Habíamos hablado de cómo era la Tierra, su infancia como príncipe y otros temas cuidadosamente superficiales. Sin embargo, todavía se había sentido más amigable e informal que nuestras charlas habituales. Tomó mi mano incluso ahora, mientras esperábamos a que la ocupada señora que nos había servido nos trajera nuestra última bebida. —En la Tierra —volvió a nuestra conversación anterior—, ¿en qué ocupabas la mayor parte de tu tiempo? El calor floreció en mis mejillas. —También era, esencialmente, una sirviente allí. Limpié casas para personas que tenían dinero. Su agarre sobre mí se apretó. —¿Y tu familia? —Mi padre murió cuando era muy joven. Mi madre siempre ha tenido problemas de salud, pero muy recientemente se enfermó tanto que me uní al Programa TerraLink para pagar su tratamiento —Derramé los hechos, mi voz lo más neutral posible, y no fue vergüenza lo que me atravesó, pero estuvo cerca de eso. —¿Sigue enferma? Me armé de valor contra la preocupación en su voz. La bondad a veces tenía la capacidad de deshacerme. —Creo que sí. No tengo la capacidad de verificar, pero las opciones de tratamiento eran complejas y llevaban mucho tiempo. Estuvo en silencio durante tanto tiempo que me encontré con su mirada una vez que me sentí capaz. Su frente se arrugó en un surco.

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—Haré todo lo que pueda. Veré por tu madre, la ayudaré. Se recuperará, Tessa. Lo aseguraré —Su repentina preocupación por mi madre y por mí fue conmovedora. Nunca lo había visto tan serio antes. —Sin embargo, eres el único Rey de este planeta, no el Rey del Universo —Lo reprendí con suavidad y él se rió. —Te sorprendería de lo lejos que se extiende mi alcance —dijo—. Y sabes lo que dicen sobre los hombres de gran alcance. Solté una risa sorprendida y él continuó hablando. —Soy cercano a mi madre, y no podría imaginarme siendo tan valiente como tú. Si supiera que está enferma pero no podría estar con ella, no estoy seguro de lo que haría. No lograría tanto como tú todos los días, eso es seguro. Incluso viniendo aquí... Caminaste directamente hacia lo desconocido. Eres increíble. Lancé un suspiro tembloroso y presioné mi pulgar justo debajo de mi ojo derecho para evitar que se me escapara una lágrima. —Venga. Volvamos al coche —dejó algo de dinero en la mesa, luego me rodeó con un brazo y me acercó a su costado mientras nos alejábamos. Su voz bajó mientras hablaba de nuevo— Tú, Tessa Banks, eres mucho más de lo que esperaba. No estaba segura de que se suponía que debía escucharlo, pero definitivamente sentí el beso que presionó en mi cabello. El camino a casa fue silencioso, pero Izon no soltó mis dedos en todo el camino. De vez en cuando, pasaba sus labios por mis nudillos y enviaba una lluvia de chispas calientes a través de mi cuerpo. Su toque me electrizó. Se sentía tan maravilloso estar tan cerca de él, sin la dura máscara de Rey que a veces usaba. Una vez dentro de la casa, me acompañó por la entrada oscura y tranquila y subió las escaleras. Nos detuvimos en el pasillo alfombrado fuera de mi habitación.

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—Gracias por permitirme acompañarte a casa —dijo con una sonrisa irónica. Ahogué mi risa. —Que nadie diga que no eres un caballero. Su mirada se puso seria y mi respiración se entrecortó. Levantó la mano para tomar mi mejilla y luego dejó que se deslizara por mi cuello hasta que las yemas de sus dedos se posaron en mi clavícula. —Realmente eres hermosa, lo sabes —susurró. Dejó caer la cabeza un poco hacia adelante, su mirada fija en mi boca y contuve el aliento. Inhalé tan tranquilamente como pude y pasé la punta de mi lengua por mi labio inferior. Sus pupilas llamearon y su pecho retumbó con un gruñido bajo. —Te miro y tengo que dejar de besarte. El calor estalló en mí de nuevo, y algo en sus ojos se conectó con el deseo que se estaba desenredando dentro de mí. Este extraterrestre. Este extraterrestre me había comprado para vivir y trabajar en su casa. Era de su propiedad, una herramienta. Sin embargo, me di cuenta de que ya no me importaba nada de eso mientras miraba al gigante y hermoso hombre frente a mí. Esta noche me había mostrado que podía ser más que el gobernante de este planeta. Podría ser amable, reflexivo y generoso. Me encontré pensando en cómo sería tocarlo más de unas pocas noches desde que estuve aquí. Cómo sería besarlo. Con una repentina oleada de coraje, me levanté de puntillas hacia su cabeza inclinada, mi mano contra su pecho para mantener el equilibrio, y presioné mi boca contra la suya.

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Capítulo 13 IZON Jadeé, solo una rápida inhalación en realidad. La conmoción rebotó a través de mi cuerpo ante esta mujer valiente que se atrevió a robar el beso que me había negado a darle. Había pasado mucho tiempo desde que unos labios suaves se presionaron contra los míos, y una poderosa codicia casi se apoderó de mí. Mis fosas nasales se ensancharon y su olor se volvió abrumador. Debajo de los jabones y perfumes que había usado antes en la noche, su aroma natural de vainilla se elevó de su piel. Y más que eso, olía a excitación. Mierda. Gruñí bajo en mi garganta y mi dragón se retorció dentro de mí, más inquieto que había estado en mucho tiempo. Moví mi lengua contra sus labios mientras la apoyaba contra su puerta, desesperado por saborearla, por rodearla. Abrió los labios y yo lamí su boca, buscando su lengua, buscando más de su sabor. La frustración rugió dentro de mí. Los humanos eran pequeños. Y aparentemente los Hydronians no fueron diseñados para ser tan flexibles. Me agaché un poco para levantarla por el culo, su peso apenas se registró. La dificultad fue intentar contener y apartar las capas de tela. Envolvió sus piernas alrededor de mi cintura y hundió sus dedos en mi cabello, su beso ansioso. Respiré profundamente mientras mi polla se movía y luego se ponía rígida. Tessa se meció contra mí una, dos, tres veces. Eso definitivamente no fue un accidente. Sus besos se desaceleraron, convirtiéndose en una exploración sensual de mi boca, y contuve un gemido. Estábamos parados en un pasillo de mi casa, tenía una erección enorme y la niñera me envolvía. No era algo de lo que quisiera que mis hijos o mi personal fueran testigos.

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Tessa acarició mi mejilla con las yemas de sus dedos y apretó sus dientes contra mi labio. La necesidad cruda fluyó a través de mí y sin perder el tiempo para pensar en ello, la aseguré contra mi cuerpo y caminé más allá de los dormitorios de los niños hasta mi ala privada. Quería detenerme en el camino y presionarla contra otra pared mientras la desnudaba, pero no podía arriesgarme a hacer ruido. Dyan parecía dormir solo la mitad de su cerebro a la vez, por lo que estaría despierto y listo para defender a los niños al más mínimo ruido. Aunque, con el olor de la excitación de Tessa en el aire, probablemente ya sabría que estábamos aquí y lo que estábamos haciendo. Golpeé mi puerta a la altura correcta para el picaporte hasta que la encontré y casi nos caímos. Luego nos encerré en mis habitaciones con un clic silencioso. Me dolía la polla y hubiera sido tan fácil soltarla y empujarla hacia arriba mientras continuaba balanceándose contra mí. Me aparté y apoyé mi mejilla contra la suya, respirando con dificultad. No pudimos continuar, esto no estaba bien. Respiré hondo y lo contuve. Luego otro, trabajando para hacer bajar mi ritmo cardíaco. Pero se movió en mis brazos y el olor de su excitación me rodeó. Dejé caer mi cabeza más abajo, hacia la hinchazón de sus pálidos pechos y presioné una línea de besos contra ellos. Pasé mi lengua por su piel, pero todo lo que podía oler era su coño mojado. La deseaba. Mierda. —Quiero probarte —gruñí, las palabras descontroladas, impulsadas por el instinto y el deseo. —Por favor, —jadeó mientras se retorcía contra mi cuerpo—. Por favor. Sus pequeñas súplicas fueron todo el aliento que necesitaba, y crucé la habitación hacia mi cama. La acosté sobre ella, su cuerpo cayó hacia atrás y le subí las faldas por la cabeza. Ella se rió, pero ni siquiera esbocé una sonrisa. Tenía un enfoque singular. Sus bragas eran fáciles de apartar. Era posible que se hubiesen roto. El trozo de encaje estaba de repente en mi mano, de todos modos.

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Presioné un beso en el interior de su rodilla antes de arrastrar mis labios hacia el interior de su muslo. Respiré profundamente mientras me movía, y podía escuchar cada ruido en la habitación: los pequeños jadeos y suspiros de Tessa, su propia respiración acelerada, incluso el latido de su corazón mientras se aceleraba en su pecho. Cada sonido enviaba más sangre corriendo a mi polla, y empujé mis caderas un poco, buscando fricción y liberación. Mientras besaba mi camino por una pierna, acaricié la otra con las yemas de mis dedos. Se estremeció y tembló bajo mi toque, y sonreí contra su piel. —¿Te gusta eso? —Sí —La palabra salió como un suspiro y sonreí de nuevo. Separé los muslos de Tessa y miré su coño reluciente, húmedo para mí. Una oleada de poder me atravesó, yo desperté a esta mujer. Me incliné hacia adelante y de repente sus manos agarraron mi cabello y sus nudillos presionaron mi cuero cabelludo. Saqué mi lengua y la aplasté contra su clítoris. Se puso rígida y jadeó, la acaricié con mi lengua, amando la forma en que sabía, amando la forma en que respondió. Mientras se movía, golpeé con mi lengua hacia abajo, presionando la punta dentro de ella, y agarró mi cabello con más fuerza. Los agudos pinchazos de dolor me excitaron aún más. Lamí mi camino de regreso a su clítoris antes de rodearlo suavemente entre mis labios y hacer girar mi lengua en la punta. Quitó sus manos de mi cabello y arrugó la tela a cada lado mientras formaba puños apretados en las voluminosas faldas. Puse mi mano contra la piel suave y cálida de su vientre mientras trataba de acercar mi cabeza. Lanzó un suave suspiro mientras arqueaba la espalda de la cama, empujándose contra mí, ofreciéndose. —No te detengas. Casi levanto la cabeza para tratar de mirarla a los ojos ¿Detenerme? ¿Por qué habría de hacer eso?

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—No tengo ninguna intención de detenerme. Podría hacer esto toda la noche. Revelé más de su clítoris en mi boca codiciosa y presioné la punta de mi dedo en su bonito coño. Sus caderas se movieron contra mí con un movimiento repentino y me reí entre dientes. —No creo que haya llegado al lugar correcto todavía. Su respuesta murmurada fue amortiguada y la miré a la cara. —¿Quieres ponerte unas almohadas debajo de la cabeza? —Quería ver su cara. Quería que me viera. Quería que supiera que era el hombre entre sus piernas, el único hombre al que se le permitía complacerla. Por el momento, mi dragón estaba contento. Le gustaba Tessa y quería que me concentrara por completo en ella. Me aparté cuando Tessa agarró dos de las almohadas a su derecha. Se las metió debajo de la cabeza. —Estoy lista —espetó. Me reí. —Bueno, entonces déjame empezar de nuevo —Enganché una mano debajo de su rodilla y levanté su pie para poder presionar un beso en la suave piel de su planta. Luego apoyé su rodilla doblada en mi hombro mientras besaba su muslo, pasando mi boca por su pierna, ocasionalmente sacando mi lengua o succionando su piel suavemente en mi boca. —Empieza desde donde estaba —instó. Miré hacia arriba, encontrándome con sus ojos color avellana. El oro en ellos estaba en llamas. —Desabrocha tu vestido —gruñí—. Quiero verte. Su mirada no se apartó de la mía mientras levantaba la mano a su costado, y el sonido del vestido al desabrocharse hizo que mi polla

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palpitara con una nueva necesidad. Sacó los brazos de las mangas y bajó el corpiño, de modo que la tela se arrugó en su cintura. Gruñí de nuevo. El vestido era hermoso, y se veía impresionante con él, pero ahora me impedía ver su cuerpo. Agarré todo el material que pude con ambas manos y se lo bajé por las piernas mientras se balanceaba encima de él. Finalmente, la maldita cosa se apartó y pude mirarla. Yacía desnuda ante mí, y me acerqué a su cuerpo. Era verdaderamente hermosa y su cuerpo le estaba haciendo cosas a mi dragón. Se movió y levanté la mano para acariciar su pecho izquierdo mientras bajaba mi boca hacia su clítoris. Gritó tan pronto como mi lengua la tocó, y le revelé tanto como pude antes de empezar a succionar suavemente. La estaba besando allí como quería besar su boca, saboreándola con mi lengua. Se retorció un poco y cerró los ojos mientras la miraba. Luego se llevó la mano al otro pecho y empezó a rasguear suavemente el pezón con el pulgar. Mi polla se engrosó y gemí contra ella. Contuvo el aliento y sus ojos se abrieron de golpe mientras me miraba directamente. Su respiración se convirtió en jadeos rápidos. Estaba cerca, sabía que estaba cerca. Me volví a concentrar en mi tarea. Quería brindarle más placer del que jamás había conocido. Casi me aparté para preguntarle qué quería, pero apretó los muslos juntos, creando una tenaza alrededor de mi cabeza mientras su respiración se detenía y su corazón se aceleraba. La vibración nos atravesó a los dos. Sus gemidos de placer sonaban al mismo tiempo que el pulso de su coño, y apacigüé mi lengua, tomando el foco en la punta de su clítoris mientras mis pensamientos se nublaban. Tenía que tener a esta mujer, tomarla, reclamarla. Me moví sin pensar. Todo se volvió borroso hasta que las uñas de Tessa se rascaron contra mi espalda. —Fóllame más fuerte —jadeó—. Por favor, Izon.

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El sonido de mi nombre en sus labios me envió hacia adelante, golpeándola, y gritó cuando los nudos alrededor de la cabeza de mi polla se espesaban y frotaban contra su punto G cada vez que me movía. Alteré mi ritmo, viendo como la expresión de su rostro cambiaba mientras sus ojos rodaban hacia atrás y gemía. Me reí. Quizás nunca le había traído tanto placer a una mujer. —¿Te gusta eso? Estiró los brazos por encima de la cabeza y yo incliné la cabeza hacia sus pechos, tomando un pezón en mi boca. —Joder, sí —suspiró—. Dios mío, tu polla es increíble. Cualquier cosa que esté haciendo debería ser ilegal —terminó su oración con un tono un poco más alto mientras yo cambiaba de ángulo. Mi dragón se pavoneó con sus palabras. A ella le gustaba mi polla. Era increíble. Me reí de nuevo ante la satisfacción que me recorría. —Se necesita algo de habilidad para manejar esta polla correctamente, ya sabes —Pasé mi lengua por el otro pezón. Murmuró algo incoherente, pero lo tomé como un cumplido. Encontré un ritmo constante que le arrancaba un grito ahogado con cada embestida y dejé caer la cabeza para acariciar su cuello. Besé su piel y lamí su mandíbula, inhalando el olor cítrico, picante pero dulce, de su piel. Mi dragón se agitó, queriendo más. La respiré de nuevo y la follé con más fuerza, moviendo mis caderas a un ritmo que igualaba con entusiasmo. Su respiración se incrementó y un dolor familiar hormigueó en mis encías mientras mis colmillos descendían. Pasé mis labios cerrados sobre su cuello.

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Sería tan fácil... Tan fácil tomarla, reclamarla. La deseaba. Mi dragón la deseaba. Cerré los ojos y la follé por los dos hasta que mi necesidad de morderla casi me supera. En cambio, mis feromonas nos inundaron a los dos, llevándola al orgasmo. Sus músculos se tensaron, luego su coño pulsó alrededor de mi polla y se abandonó mientras se corría, su cuerpo se debilitó y sus jadeos se convirtieron en un suave gemido. El sonido me llevó por el borde, y respiré fuerte por última vez mientras todo mi enfoque se centraba en mi polla mientras bombeaba semen dentro de Tessa. Floté en ese momento perfecto mientras mi dragón gruñía en una mezcla de satisfacción y reproche por no haberla reclamado. Luego se acurrucó dentro de mí y se quedó dormido. Debajo de mí, Tessa sonrió, la expresión lánguida y sensual. Estiró los brazos de nuevo. —Guau. Eres fabuloso. Me reí entre dientes, un calor inesperado calentó mis mejillas ante su elogio. Se retorció y presionó un suave beso en mi pecho. —De verdad. Me empujé dentro de ella, presionando deliberadamente contra su punto G una última vez. Las mujeres humanas parecían tener la misma anatomía básica que las mujeres Hydronians, pero tal vez eran más sensibles porque jadeó y me agarró la parte superior de los brazos, un suave gemido de frustración proveniente de ella. —No puedo. Simplemente... no puedo —murmuró—. Tienes… Me burlé de ella de nuevo, más suave esta vez. —¡Oh! Has..., yo he terminado —Su sonrisa parecía casi torturada, pero sabía que no la había lastimado. —Bueno —Me aparté con un suspiro de desgana—. Vuelvo enseguida.

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Regresé de mi baño con un paño suave y le abrí las piernas por última vez para limpiarla. Fui gentil, pero todavía jadeó cuando la toqué fugazmente sobre su clítoris. Cuando terminé, la acomodé en la cama y me lavé antes de ponerme a su lado. —Gracias —susurró. —¿Por qué me estás agradeciendo? —Arqueé una ceja. Levantó un hombro en respuesta. —No lo sé. Todo. La cena. Ser amable conmigo. Además... lo que acaba de pasar. Me reí. Espera hasta que le haya mostrado realmente lo que podía hacer. Eso fue solo el calentamiento.  La vi quedarse dormida mientras jugaba con un mechón de su cabello rubio arena. Se sintió tan suave cuando lo froté entre el pulgar y el índice. Sus ojos se cerraron revoloteando por última vez y su respiración se volvió constante y regular, pero esperé un poco más antes de alejarme del calor de su proximidad y deslizarme de la cama. Salí a la terraza que conectaba mi habitación con la de mis hijos y también con la habitación de Dyan. Miré hacia el agua, negra aparte de la astilla plateada donde la luz de la luna la atravesaba. El sonido de las olas rompiendo contra la orilla llegó en el aire tranquilo de la noche, y suspiré. Suspiré de nuevo ante el suave sonido de otra puerta cerrándose. —¿No puedes dormir, Dyan? —Ni siquiera miré hacia arriba. No lo necesitaba. Respiró ruidosamente y luego exhaló un largo suspiro. —Izon, apestas a sexo.

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El remordimiento me llenó. —Casi muerdo a Tessa —dije en voz baja, mi mirada todavía en el agua. No quería ver el reproche en los ojos de Dyan—. Casi le doy mi mordisco. Se rió en voz baja y no hubo sorpresa en el sonido. Solo una nota de inevitabilidad. —Ize, no sé por qué no puedes verlo. Todos los demás pueden. Claramente te sientes atraído por ella, y ella lo está por ti. Sois tan compatibles. No me sorprende que tu dragón la quisiera, y tú tampoco deberías sorprenderte. Suspiré y negué con la cabeza. —Estás lleno de más basura de lo habitual en medio de la noche, aparentemente. —Por el amor de Dios ¿Serás honesto contigo mismo? — Respiró hondo y bajó la voz—. Quiero decir, ¿no es hora de que te des permiso para seguir adelante? Me quedé inmóvil. —Pero Lyra... Tocó mi brazo. —Se ha ido, hombre, y no te envidiaría la felicidad. —Es demasiado pronto —Mis palabras fueron una súplica susurrada. —A veces... —Dyan vaciló. Luego pareció tomar la decisión de ir a por ello y decir lo que estuviera pensando, incluso si también creía que yo no quería escucharlo—. A veces no estoy seguro de que puedas decidir el plazo. Mira, todos los niños la aman. Incluso Jari la ama, y ​ ​ si necesitabas algún tipo de permiso de alguien, ¿eso debe estar bastante cerca? Todos la necesitan, incluso tú, Su Majestad. Solo necesitas permitirte aceptar esto. Finalmente me volví para mirarlo.

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—Realmente es así de simple —dijo.

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Capítulo 14 TESSA Nos sentamos en la biblioteca, pero no estábamos estudiando. Usábamos esta sala para la mayoría de las actividades programadas. Los niños se sentían cómodos estudiando en la mesa grande o relajándose en el sofá de gran tamaño, y tuve la impresión de que Dyan estaba más cómodo en su silla o protegiendo estas cuatro paredes. También podía abrir las puertas dobles de los jardines si los niños estaban demasiado inquietos, así que funcionaba bastante bien. Luka jugaba somnoliento con un puñado de mi cabello, y Vike me estaba leyendo uno de sus libros que su tutor le había dejado para practicar. Solo estaba escuchando a medias, y mi mirada seguía vagando de las palabras demasiado grandes en su página. Izon llenó casi todos los pensamientos en mi cabeza. Se había ido cuando me desperté en su cama, en su ala privada, recogí mi vestido y corrí a mi habitación antes de que saliera el sol. Me había preocupado que los niños no me encontraran donde esperaban que estuviera. O peor aún, que me encontrasen en el ala de su padre. Mierda. Necesitaba estar en mi cama. Posiblemente dormida ¿Pero a quién engañaba? No había forma de que pudiera dormir cuando cada terminación nerviosa de mi cuerpo todavía hormigueaba por el toque de Izon. Cerré los ojos mientras escuchaba a Vike leer. Pretender participar tendría que acercarse lo suficiente. Mi mente se arremolinaba con pensamientos ¿Adónde se había ido Izon? Su lado de la cama estaba frío cuando me desperté, así que debió haberse ido por un tiempo. Un susurro de deserción me atravesó y traté de aplastar el sentimiento. Por supuesto que Izon no me había abandonado. Acaba de tener una reunión por la mañana temprano. Los reyes eran gente ocupada. Al menos, esa fue la impresión que dio.

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Solo que Izon no acababa de ir a una reunión matutina. Se había ido por días de reuniones y ni siquiera se había despedido. Tres días de cumplir estrictamente con el horario de los niños y sonreír cuando se me ordenaba me habían llevado a este momento, sosteniendo a un bebé dormido y solo prestando la mitad de mi concentración al niño que estaba aprendiendo a leer. A pesar del tiempo que había pasado, cada vez que trataba de concentrarme por completo, recordaba nuestra noche juntos y las cosas que me había hecho sentir. Contuve un suspiro. No hice sexo casual. Nunca había tenido sexo así. Solo había tenido otro amante, otro chico, y no se parecía en nada a Izon. Nada parecido a él en absoluto. Y lo que habíamos compartido, lo que le había dado de buena gana a Izon, significaba algo para mí, había confiado en él. Dejé escapar un suspiro y Jari levantó la vista de su lugar en la alfombra. —¿Estás bien, Tessa? Asentí. —Por supuesto —sonreí, pero el movimiento era mecánico y Jari entrecerró los ojos, evaluándome. —¿De verdad? —Estoy un poco cansada —admití. Cuando Jari no creía en algo, no lo dejaba pasar, así que le di un poco de la verdad para evitar más preguntas. Porque era verdad. Estaba cansada, enojada, herida. Observé a Vike un poco más, su dedo moviéndose debajo de las palabras mientras leía cada letra. De vez en cuando, intervenía con una corrección, pero en su mayor parte la tenía. Estaba seguro de que no podía leer tan bien como él cuando tenía cuatro años. Eché un vistazo a la biblioteca. Los privilegios probablemente ayudaron, pero no explicaba todo sobre estos tres niños. Era realmente encantador estar cerca.

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—¿Tessa? Mis ojos se abrieron de golpe. Mierda ¿Cuándo me había puesto tan cómodo que me había quedado dormida? Y se suponía que debía estar cuidando a los niños. Mi siesta ciertamente no estaba en su horario. Dyan se rió entre dientes desde su posición contra la pared. Mierda ¿Cuándo se había movido de la silla? Mis mejillas se calentaron y volvió a reír. —No te preocupes. Te tengo —murmuró. Ese hombre no se perdía nada. —¿Tessa? —La voz que me había despertado volvió a llamarme. Miré hacia la puerta. —Oye, Gabby —sonreí y tragué. Uff. Mi boca se sentía como si alguien hubiera metido un calcetín viejo allí. Miré a Vike— ¿Ronqué? —susurré. La risa de Dyan atravesó la habitación. Realmente no se perdía nada. Gabby cruzó la habitación. —Ha llegado una comunicación para ti —Me entregó un papel doblado. Estaba sellado con una cuerda cosida en la parte superior. Lo miré y le di la vuelta, luego miré a Gabby y me encogí de hombros. Se encogió de hombros en respuesta, así que miré la comunicación de nuevo ¿Quién me enviaría algo? ¿Quién sabía que estaba aquí además de una enfermera en el hospital donde dejé a mamá? Quizás eso fue todo. Moví a Luka suavemente para poder abrir la comunicación, pero mis manos temblaban, así que se la di a Gabby. —¿Puedes abrirlo por mí? —¿Sabes lo que es? —La curiosidad sonó en su tono, y Dyan le envió una leve mirada de desaprobación. Negué con la cabeza.

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—No sé quién sabe que estoy aquí, excepto algunos miembros del personal del hospital. —Es una comunicación del Programa TerraLink —dijo Dyan. Le miré. —Los he visto antes —Se encogió de hombros—. Siempre son así. —¿Cómo es que nunca he tenido uno? —Gabby sonaba casi acusadora y sonreí. Dyan se encogió de hombros de nuevo. —Quizás no tienen nada que decirte —Luego se volvió para mirar por la ventana, aparentemente desinteresado. Sabía que en realidad estaba explorando los jardines, buscando intrusos. Era parte de su rutina habitual, la que nunca dejaba pasar, nunca, casi como si fuera un programa de software, que se ejecutaba constantemente por debajo de todo lo que decía o hacía. Su trabajo nunca se detenía, nunca era interrumpido. Y esa insistencia me tranquilizó. Nunca había visto una comunicación física antes, así que vi como Gabby deshacía el nudo en un extremo de la costura y tiraba del hilo hasta que se soltó, haciendo un susurro al hacerlo. Luego desdobló el papel. —¡Es del Programa TerraLink! —Suenas sorprendida —dijo Dyan secamente, su atención todavía fuera de la ventana. —Oh, um... —Pero no le respondió. En cambio, examinó el contenido de la comunicación—. Dicen que su madre se sometió a una cirugía y que fue un éxito. De repente se me llenaron los ojos de lágrimas y me tapé la boca para contener un sollozo.

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—¿Así es como sueles dar noticias a la gente, Gabby? —Dyan se volvió hacia ella esta vez. —¿Qué? ¿Qué hice? Eso es lo que dice —mostró el papel en su dirección como si necesitara probar sus palabras. —Estoy bien. Estoy bien —Pero mis palabras salieron estranguladas— ¿Dicen algo más? —Uh, no. Pero enviaron esto —Gabby me entregó una pieza rectangular de metal del largo y ancho de mi pulgar. —¿Dicen lo que es? —Le di la vuelta, pero no tenía instrucciones. Sin embargo, era claramente propiedad del Programa TerraLink. Gabby bajó las comisuras de la boca. —No tengo idea, pero el sabelotodo de allí probablemente lo sepa — señaló con el pulgar hacia Dyan. —Es un disco de vídeo —Ahora sonaba aburrido. Pero sonaba mucho así. Volví a girar el metal. —Hum —Miré mi identificador. No había forma de que estas dos cosas fueran compatibles. Dyan le tendió un dispositivo. —Puedes verlo aquí. Dudé. —Puedes salir si quieres un poco de privacidad —murmuró. —Gracias —Mis manos temblaron— ¿Esto es normal? Esperaba que enviaran cualquier información nueva a mi identificador. Se encogió de hombros. —Es el Programa TerraLink. No tengo idea de cuál es su versión de lo normal.

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Tenía razón. Pero aún dudé. —Mira, el disco entra aquí —Indicó una pequeña ranura—. Reproducirá el contenido por sí solo una vez que esté cargado. Si quieres, ve fuera de la habitación. Gabby y yo nos quedaremos con los niños. Gabby le lanzó una mirada furiosa pero asintió. —Cualquier cosa que necesites, Tessa. —Bueno. Gracias. Sostuve a Luka contra mi pecho mientras estaba de pie, luego se lo entregué a Gabby y acepté el dispositivo de Dyan. —No mires mis imágenes almacenadas —bromeó, y traté de sonreír a cambio. El aire en la entrada era más frío y no había nadie alrededor, pero todavía me enfrenté a la pared mientras deslizaba el disco de metal en la ranura que Dyan me había mostrado en el dispositivo. Por un momento, no pasó nada, pero luego el rostro de mamá llenó la pantalla, y jadeé, agarrando a tientas el dispositivo. —Hola Tessa —dijo, y mis lágrimas fueron inmediatas. No había escuchado su voz en mucho tiempo y esperaba no volver a escucharla nunca más. Mi visión se volvió borrosa, pero parpadeé, desesperada por ver el rostro de mamá. Luego apreté los dedos contra mi boca para evitar que se me escapara el sollozo de la garganta, aspirando un aliento ruidoso por la nariz. Mi pecho se apretó con el esfuerzo mientras mamá continuaba hablando. —Sé lo que hiciste —Su boca se convirtió en su familiar sonrisa triste. Rara vez vi una sonrisa que no fuera esa, como si todo en su vida estuviera manchado por una profunda tristeza que no podía comenzar a comprender. —Y quiero que sepas cuánto te amo, lo agradecida que estoy y también lo mucho que lo siento —Hizo una pausa y se secó los ojos—. Estás

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lejos ahora, pero espero verte de nuevo algún día. Gracias, Tessa. Muchas gracias por amarme tanto como yo a ti. Espero que de alguna manera hayas encontrado el camino hacia una vida mejor —Hizo una pausa de nuevo y tragó—. Espero tantas cosas para ti, todas las cosas que te mereces. Nunca dejaré de amarte, pase lo que pase. El vídeo se cortó abruptamente, y en ese momento la volví a perder. Mis sollozos se desataron y no pude controlar el sonido de angustia que provenía de mí. Resonó a través de las baldosas y subió al techo alto. De repente, unos brazos fuertes me dieron un abrazo y mi rostro se presionó contra una pared sólida del pecho mientras las lágrimas corrían sin control por mis mejillas. Izon acarició mi cabello, y su voz retumbó suave y baja. —Todo está bien, Tessa. Te tengo —Me mantuvo firme, manteniéndome unida cuando me habría acurrucado en una pequeña bola en el suelo. Mi corazón se estaba rompiendo de nuevo por una pérdida con la que pensé que ya había lidiado. No dije nada, pero Izon volvió a hablar. —Y si no está bien, lo arreglaré —dijo las palabras con tanta confianza y sencillez que casi me atraganté con una risita. Posiblemente, solo un Rey creería que podía arreglar todo antes de saber siquiera lo que estaba mal. Me apreté más contra él, buscando calor y consuelo. Me lo proporcionó envolviéndome más cerca. Gradualmente, mis lágrimas disminuyeron para detenerse, aunque todavía sollozaba con hipo de vez en cuando. Me dolían los ojos y se sentían apretados para mirar a través. Le ofrecí el dispositivo de Dyan. —¿Puedes devolverle esto a Dyan? Me dejó ver el mensaje de mi mamá.

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Asintió con la cabeza y sus dedos rozaron los míos mientras me lo quitaba. —Claro ¿Quieres algo de tiempo para refrescarte? Me reí entre dientes sin humor, seguro que parecía sacada de una película de terror. —Eso sería bueno, gracias. Se quedó mirándome incómodo, como si no estuviera seguro de qué hacer ahora que la crisis inicial había pasado. —Regresaré en unos minutos —Me volví y me dirigí a la escalera del personal, a mi habitación. Cuando regresé a la biblioteca, me había cepillado el cabello y lavado la cara, pero el dolor seguía pesando sobre mi pecho. Solo Dyan e Izon estaban en la biblioteca con los niños, e Izon parecía estar ayudando a Jari con más matemáticas. Dyan me envió una rápida mirada, pero nada significativo o intrusivo. Aun así, era Dyan, todo su trabajo consistía en evaluar situaciones en meros momentos, así que no tenía ninguna duda de que había supuesto mi dolor en esa rápida mirada de dos segundos. Probablemente vio a través de mí e incluso notó cuántos pedazos se había roto mi corazón. Vike se estrelló contra mí con su habitual estilo de abrazos de entrada. —Te perdiste el final de mi historia —declaró. Sonreí, y estaba bastante segura de que era la sonrisa triste característica de mamá en mi rostro, pero con suerte Vike no se daría cuenta. —¿Me lo puedes leer ahora? Suspiró, el gesto teatral y sabio para su edad. —Aunque ya se lo leí a Gabby. —Bueno. Deberías ser excelente ahora que has practicado. Trae el libro, por favor.

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Vike suspiró de nuevo, pero obedeció, y le revolví el pelo mientras se alejaba. Con mi toque, se volvió y me abrazó. El afecto subió a mi pecho, casi provocando una nueva ola de lágrimas. Durante el resto del día, Izon estuvo con sus hijos, sin dejar que me pidieran demasiado. Por primera vez desde que había llegado, su horario habitual se transformó en algo más relajado. Vike leyó de forma intermitente, complacido de mostrar sus habilidades nuevas y emergentes, y Jari estudió antes de acurrucarse con su dispositivo en un rincón privado. Luka gruñó y nada lo hizo feliz, pero Izon salió de la habitación y regresó con un tubo de pasta. —Esto es para sus encías —dijo mientras apretaba una gota en su dedo índice—. No necesitas más que esto, pero ten cuidado porque sus colmillos ya se están afilando. —Empujó su dedo suavemente en la boca de Luka y lo frotó. El alivio pareció instantáneo, porque Luka inmediatamente se acomodó contra mí y agarró su habitual puño de cabello para aferrarse mientras se dormía. Estar aquí, con este hermoso niño en mis brazos, sintiendo las miradas vacilantes de Izon... casi podía olvidar mi dolor.  —Buenas noches, Jari —Salí de su habitación y cerré la puerta suavemente detrás de mí antes de asomarme a las habitaciones de Luka y Vike. Ambos estaban dormidos, sus caritas se fruncieron en formas divertidas contra las almohadas, y sonreí. A pesar de lo pesado que mi corazón había estado antes, la vista y la presencia de estos tres niños lo aligeraron. Me dirigí a mi habitación y encontré a Izon parado afuera de mi puerta. Mis pasos se ralentizaron.

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—¿Cómo estás? —Su suave voz estaba llena de preocupación, pero todavía me sentía en guardia. Fue extraño verlo de regreso. —Estoy bien, gracias —Cuando entré en mi habitación, se movió como si intentara seguirme y me di la vuelta. No sabía lo que quería de mí, y tal vez ahora era el momento de ser honesto y evitar más confusión. Puse mi mano sobre su pecho y él dio un paso atrás, con una mirada de confusión en su rostro. —Creo que tenemos que hablar —Quizás esas palabras eran tan siniestras en Hydronia como lo fueron en la Tierra, porque simplemente asintió—. No tengo sexo casual —No sabía cómo calificar la declaración, pero seguí hablando de todos modos—. Quiero decir, en la Tierra mi única relación a largo plazo fue mucho antes de venir aquí. Cuando comparto mi cuerpo, lo hago intencionalmente. Cualquier otra cosa me hace sentir usada —Asintió con la cabeza como si entendiera. Rozó mis dedos con los suyos, pero se detuvo antes de tomar mi mano. El toque me envalentonó. —Especialmente no puedo tener sexo casual contigo, porque siento que he llegado a quererte. Mezclar esos sentimientos con lo que ya siento sobre el sexo podría ser un desastre —Eché un vistazo al suelo. Solo necesitaba pronunciar las palabras. Por lo general, no tendría problemas para decir exactamente lo que pensaba, pero el mensaje de mamá me había dejado frágil—. Creo que ahora podría ser el momento de reflexionar sobre lo que quieres de mí. Si solo soy la niñera, debería ser solo la niñera. Y me encanta ser la niñera de los niños. Los amo. Y si así es como te sientes, haré el trabajo que vine a hacer aquí. Tu casa funcionará sin problemas y habré salvado a mi madre. Pero si quieres una pareja... alguien que te ame tanto como a los niños, entonces necesito que realmente te lo pienses. Considera tus sentimientos, clarifícalos y házmelo saber. Abrió la boca, frunció el ceño, antes de suspirar y presionar los labios de nuevo sin hablar en absoluto. Ojalá no hubiera arruinado ya lo que había entre nosotros.

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—Buenas noches, Izon. Me puse de puntillas y él bajó la cabeza, lo que me permitió darle un beso en la mejilla antes de entrar en mi habitación y cerrar la puerta. Después de un momento o dos, también la aseguré.

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Capítulo 15 IZON Nada estaba bien. La cama tenía demasiados bultos, las almohadas demasiado blandas, la brisa demasiado fuerte al entrar por la ventana abierta y el aire estaba demasiado caliente. Suspiré y me di la vuelta de nuevo, todo el colchón se movió mientras levantaba todo el peso de mi cuerpo. Golpeé mi almohada de nuevo y luego la empaqué en un extraño y apretado montículo. Las palabras de Tessa dieron vueltas y vueltas en mi cabeza, eso y la mirada en sus ojos cuando casi me rogaban que entendiera. Quizás temía por su trabajo, pero no. Se sintió más que eso. Sus palabras habían sido una súplica para que arreglara mis cosas. Suspiré, el sonido largo y agitado. La idea de que Tessa no compartiera su cuerpo fácilmente atrajo a mi ego. Incluso me excitó de nuevo, así que decidí no pensar en eso. No quería quedarme aquí despierto con demasiados pensamientos y frustrado. Cómo se reiría Dyan de esa idea, especialmente después de nuestra charla la otra noche. Pero también era muy protector con Tessa. Tal vez me daría una patada en el trasero en su nombre. Mientras reflexionaba sobre Tessa, mis pensamientos se deslizaron naturalmente hacia Lyra y sus últimos momentos de vida. Había sostenido a Luka, recién nacido y diminuto contra su pecho como si supiera que se iba. Los ojos de Luka eran grandes y estaban abiertos, y estaban enfocados solo en ella. Quizás también sabía que le quedaba poco tiempo. Quizás yo era el único en esa habitación que no lo sabía. Apenas podía recordar su voz ahora, pero sus palabras se habían grabado en mi cerebro. Prométeme que siempre serás feliz.

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Ella me miró, y yo miré entre ella y el nuevo bebé, una burbuja de alegría en mi pecho. —No podría estar más feliz —Le aseguré. —¿Prométemelo? —Te prometo que siempre seremos felices —Lo había dicho con tanta ligereza, pero tal vez no había comprendido todo su significado. Pensé que se refería a todos nosotros, a toda la familia. No solo a mí y los niños. Pero ahora, en esta habitación oscura donde luchaba por dormir, sus palabras adquirieron un nuevo significado. Incluso entonces, sus pensamientos habían sido para mí, para sus hijos. Quería saber que seríamos felices. Lo había prometido. Tal vez había previsto una situación como esta, en la que tendría que afrontar la decisión de seguir adelante sin ella. Un pequeño lamento atravesó mi silencio, y normalmente habría maldecido mi oído sensible, pero esta noche agradecí la oportunidad de ir con mi hijo. Si me apresuraba, incluso lo alcanzaría antes de que molestara a Tessa. Abrí la puerta de su habitación y entré en el acogedor espacio. —Oye, Luka —murmuré—. Papá está aquí. Todo está bien. Te tengo. Metí la mano en su cuna y lo tomé en mis brazos. Encima de nosotros, su luz de noche enviaba ondas de luz pastel a través del techo, creando una gruta submarina para que él durmiera. Un altavoz en la esquina de la habitación reproducía suaves ondas de sonido. —¿Qué haces despierto, mi chico más pequeño? —Revisé todas las razones habituales por las que podría estar despierto y luego me hundí en su mecedora— ¿No puedes dormir? No, yo tampoco.

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Una luz roja parpadeó en el monitor que conectaba su habitación con la de Tessa, alargué la mano y apagué la corriente. No tenía sentido despertar a Tessa con mi charla cuando mi intención había sido dejarla dormir. —¿Tiempo extra contigo? —Miré los ojos muy serios de Luka mientras hablaba, y él sonrió, levantando ambos pies en el aire—. Sin embargo, veamos si no podemos hacer que te vuelvas a dormir. No es hora de jugar —Hice rebotar mi brazo suavemente, balanceándolo. Balbuceó algo y yo sonreí, tratando de no hacer contacto visual con él. Incluso yo sabía que esa era la muerte de muchos que intentaban volver a dormir a un niño. Luka había estado mucho más tranquilo desde que Tessa llegó a su vida. Quizás era porque se parecía mucho a Lyra y le resultaba familiar en un nivel que no reconoció. Ciertamente se había sentido atraído por ella de inmediato. O tal vez fue simplemente como esperaba, y una niñera constante fue una presencia tranquilizadora. —¿Papi? Miré la puerta parcialmente abierta y vi a Vike allí de pie, frotándose los ojos con el puño. Había metido su juguete favorito de dragón de escamas azules debajo del brazo y había arrastrado su edredón con él. Sonreí. —¿Qué estás haciendo, pequeño? —abrí mi brazo libre, dándole la bienvenida a mi regazo. —Te escuché hablando con Luka —cruzó la habitación, todavía arrastrando su edredón detrás de él y se subió a mi regazo. Puse su edredón sobre los dos y levanté a Luka para liberarlo del calor excesivo. —¿Estás bien? No quise molestarte —A veces me olvidaba de que el oído de los niños se agudizaba día a día.

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Asintió adormilado y bostezó mientras se acurrucaba contra mí. Eché un vistazo a su masa de cabello antes de dejar un beso en la parte superior de su cabeza. Había pasado demasiado tiempo desde que me detuve para abrazar a mis hijos. Y esto realmente se sintió como un tiempo extra con ellos. Luka no retendría su olor de bebé por mucho más tiempo, la dulzura en su piel, y Vike rápidamente crecería demasiado para acurrucarse. Necesitaba más momentos como este. Empujé la silla suavemente con mis pies, apenas meciéndonos a los tres, y mis ojos comenzaron a cerrarse con el movimiento. Vike era un bulto seguro bajo un brazo, Luka en el otro, y estábamos todos tan calientes presionados juntos. Pero algo se sintió mal. Incompleto. —¿Papi? Mis ojos se abrieron de golpe al escuchar la voz tranquila de la puerta. Como si estuviera evocado por mis pensamientos de que algo faltaba, Jari se quedó allí, apenas dentro de la habitación. Cambié a Luka a mi hombro e hice un espacio. —Parece que mi regazo acaba de abrirse —Le sonreí mientras susurraba. Ella vaciló, añoranza en sus ojos. —Me estoy poniendo bastante grande, papá —reprendió. —Sí —estuve de acuerdo—. Pero hay diferentes reglas durante la noche, incluso para los niños de once años. —Ven y siéntate con nosotros, Jari —murmuró Vike adormilado, antes de volver a meterse el pulgar en la boca y cerrar los ojos. —Si Luka estuviera despierto, serían tres contra uno —Le aseguré. Ella puso los ojos en blanco. —Sigo pensando que soy demasiado grande. Intenté una táctica diferente.

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—Te estás poniendo bastante grande —Estuve de acuerdo—. Y pronto, serás demasiado grande. Pero ahora mismo no eres demasiado grande y siempre serás mi bebé. Dio un paso hacia adelante y luego se escabulló el resto del camino y se acurrucó en el espacio que había creado solo para ella. Cambié la posición de Luka y aparté un poco a Vike. —¿Ves? —murmuré—. Ajuste perfecto. Todos encajamos a la perfección. Ella asintió con la cabeza lentamente mientras se relajaba contra mí, y su peso me alivió. Todos mis hijos estaban exactamente donde pertenecían. Presioné un beso en su cabeza como había hecho antes con Vike, y sus hombros temblaron. —¿Jari? —Pasé mi mano libre por su espalda— ¿Por qué no estás dormida? Sus hombros se sacudieron un poco más fuerte, pero no dijo nada. —¿Jari? —murmuré—. Sabes que puedes decirme cualquier cosa. Negó con la cabeza y presionó su rostro contra mi pecho, donde sus mejillas humedecidas por lágrimas enfriaron mi piel. Intenté de nuevo. —¿Por qué estás llorando? —Porque... porque... —Hizo una pausa y contuvo el aliento—. Porque algunas noches mi cerebro no puede dormir. Algunas noches solo piensa en mami. Ha pasado mucho tiempo desde que la escuché referirse a Lyra como mami en lugar de mamá, y mi corazón se desmoronó por mi pequeña niña que extrañaba a su madre. —¿Estás pensando en ella esta noche?

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Ella asintió y volvió su rostro hacia el mío, la tristeza en su mirada roja. —Pero ya no piensas en ella tanto como antes —jadeó y lágrimas frescas se deslizaron de sus ojos. —¿La estoy olvidando? —Su voz era un suave gemido de angustia, y cerré los ojos para evitar que mis propias lágrimas cayeran. Tragué, el sonido inusualmente fuerte en la tranquila habitación de Luka. —Nunca la olvidarás —Mi voz salió más gruesa de lo habitual y la bajé a un susurro ronco—. No te dejaré. —Pero, ¿cómo lo sabes? —Tenemos fotografías, tenemos historias y mi corazón la conoce. También el tuyo. Eres la mitad de ella, Jari. Nunca jamás olvidarás a tu mamá. Nunca. Lo prometo. Y si alguna vez te preocupas, ven y pregúntame por ella. Te diré todo lo que quieras saber, tantas veces como quieras escucharlo —Quería quitarle su dolor, pero no pude. Solo pude asegurarle que nunca tenía que ocultarlo. Asintió. Me recosté y continué meciéndonos suavemente. Después de un rato, habló de nuevo, su voz pequeña. —Creo que podría ser un poco más fácil gracias a Tessa. Cualquier parte de mí que había comenzado a cerrarse lista para dormir se despertó nuevamente. Esta era la primera vez que hablaba de Tessa desde el estallido del desayuno, así que tuve que andar con cuidado. —¿A qué te refieres? —Bueno, perdimos a mamá, y ella se fue... —Hizo una pausa como si no pudiera pensar en una manera de recuperarse de su declaración. Salté. —¿Y Tessa está aquí? —sondeé suavemente.

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—Sí —El alivio llenó su tono—. Quiero decir, sucedió algo terrible, pero ahora tenemos a Tessa. Y creo que ayuda tener a alguien que está aquí solo para nosotros, todo el tiempo —Me miró y sus ojos parecieron adquirir sabiduría justo frente a mí. De repente, vi a una Jari diez años mayor en las líneas de su rostro. Luego se movió, la luz cambió y mi hija con cara de bebé regresó. —Creo que Tessa es realmente buena para nosotros. Eso te incluye a ti también, papá. Creo que es importante que esté aquí con nosotros ahora —Sostuvo mi mirada. Algo del alivio y la ligereza que había tomado el control de su tono se abrió camino en mí, desvaneciendo la culpa que pesaba sobre mi pecho. Jari era inteligente, observadora y honesta. Si estaba diciendo que Tessa era buena para todos, eso significaba que finalmente la había aceptado. Incluso le gustaba. Incliné la cabeza hacia atrás y consideré la declaración de Jari. No podía discutir con eso. Mi hija tenía razón. Cuando pensé en Tessa, mi cuerpo respondió de muchas maneras. Me desperté en un momento, mi ritmo cardíaco aumentó, mi piel se calentó y sentí una ligereza que no había conocido desde antes de perder a Lyra. Joder, podría nombrarlo. Alegría. Tessa me trajo alegría, y eso hizo que mi corazón se disparara, pero también trajo culpa que aplastó mi corazón en polvo mientras traicionaba la memoria de Lyra. Solo que... las palabras de Jari me hicieron cuestionar si debería ceder ante esa culpa, y las propias palabras de Lyra que había recordado antes, también. Quizás mis sentimientos no estaban mal, y Tessa ciertamente me hizo sentir una variedad de emociones. También estaba en mis pensamientos, cambiándolos, cuestionando qué pensaba que me depararía el futuro. Contra cualquier cosa que hubiera imaginado antes de que ella llegara a mi casa, quería que pudiéramos ser algo juntos, como socios. Pero nunca había considerado una reina humana para la gente de Hydronia.

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Me burlé en voz baja. Estaba pensando demasiado en el futuro ¿Pero no era eso lo que exigía mi papel? ¿No era eso exactamente lo que Tessa me había pedido que hiciera? Tenía que pensar en mi futuro, en el futuro de mis hijos, en el futuro de Tessa, y tenía que estar seguro, porque demasiados sentimientos podrían resultar heridos si no lo hacía. Me moví, tratando de ponerme cómodo cuando uno de mis brazos comenzó a adormecerse. Luka resopló su dulce aliento de bebé en mi cara mientras dormía y yo sonreí mientras mis tres hijos se acurrucaban a mi alrededor y dormían. Y estaban todos aquí conmigo. Aun así, la molesta sensación de que algo faltaba tiró dentro de mi pecho. La llegada de Jari no lo había eliminado del todo, y en la soledad del momento, se hizo más fuerte. Mis pensamientos vagaron hacia el cabello rubio arena en rizos indomables, pero en lugar de ojos rojos en esa cara, solo vi avellana con motas doradas. Quería admirarlos para siempre. Por primera vez, había imaginado a otra mujer en lugar de Lyra completando mi familia. Esperé la culpa, pero no llegó. En cambio, la alegría aceleró mi corazón y lo supe. Sabía lo que quería. Quería a Tessa.

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Capítulo 16 TESSA ¡Oof! Me desperté cuando un gran peso cayó sobre mi cintura y mis ojos se abrieron de golpe. La repentina oleada de adrenalina en mi sistema se disipó rápidamente cuando encontré a Vike con una enorme y descarada sonrisa en su rostro, sentado sobre mí. —¡Tessa! —dijo. Sonreí. —Buenos días, Vike —Me recosté contra mis almohadas y luego miré al chico de nuevo. Su mirada roja todavía estaba fija en mí con firmeza. —¿Estás bien? —Me estiré— ¿Es casi la hora de que vaya y te sirva el desayuno? —Me sentí extrañamente descansado a pesar de que mi sueño fue interrumpido por un entusiasta niño de cuatro años. —Nop —Vike negó con la cabeza. —¿No? —Eso no sonaba bien— ¿Ya comiste? —Un pequeño hilo de pavor me dejó helada—. No has estado solo en la cocina del Chef, ¿verdad? Gabby me había contado una historia del día en que Vike decidió prepararse el desayuno. Había ido a la cocina para tomar algo, solo que el surtido de cereales de repente le había parecido mucho más interesante. Vike lo había usado como arena improvisada, y cuando el Chef llegó, Vike estaba en equilibrio sobre una pila aleatoria de ollas y sartenes, inspeccionando la nueva playa que había creado en el piso de la cocina. Chef había estado disgustado por decir lo menos. —No volviste a hacer una playa, ¿verdad? —La sospecha sonó agudamente en mi voz, y empujé mis mantas a un lado, preocupada de tener que ir a correr el control de daños. Vike cayó inofensivamente en

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el espacio a mi lado mientras yo balanceaba mis piernas sobre el costado de la cama. Él rio. —Nop. ¿De verdad? ¿Esto es todo lo que el niño podía decir esta mañana? El sol entraba por las persianas de mi ventana, lo cual era... inusual. —¿Vike? —dije su nombre vacilante y él me sonrió un poco más. —¿Sí? —¿Sabes qué hora es? Se encogió de hombros. —Es hora de levantarse, Tessa —Luego se rió y se sujetó a mi pierna mientras trataba de pasar la palma de mi mano por mi identificador. El tiempo pasó y mierda santa. Apreté los labios para evitar maldecir frente a Vike. No pensé que eso estuviera en su agenda de cosas que aprender. —Llego tarde, Vike —Le dije mientras el pánico se apoderaba de mí. No había forma de que si me quedara en la cama más de una hora más hubiera pasado desapercibida—. Necesito vestirme muy rápido ¿Dónde está Luka? ¿Jari lo tiene? Corrí a mi baño para lavarme y luego me moví por mi habitación, mi mente era un torbellino de pensamientos mientras abría el pequeño armario y agarraba el primer uniforme disponible allí. Por lo general, al menos consideraba qué color pastel estaba cogiendo, pero hoy definitivamente cogí el color más cercano. Vike me miró con curiosidad desde la cama, y estaba a punto de decirle algo más cuando sonó un golpe en la puerta de mi habitación. Me quedé helada. Oh no. Estaba a punto de ser despedida. Anoche había dicho que solo sería la niñera, y aquí ni siquiera estaba siendo eso.

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—¡Vike! ¡Ahí estás! —dijo Gabby mientras miraba alrededor de la puerta—. ¿Por qué...? —Se detuvo y me miró—. No se suponía que te despertara —dijo, con una disculpa clara en su tono. —Bueno, me alegro de que lo haya hecho ¿Tienes idea de lo tarde que llegué? —Pensé que Gabby era mi amiga, pero simplemente me dejó dormir hasta tarde—. Estoy seguro de que esta será una de las razones por las que el Rey podría usar para rescindir mi contrato. —¿Qué? —Los ojos de Gabby se abrieron y sus labios se separaron. Luego miró a Vike—. ¿Quieres decir que despertaste a Tessa y no le dijiste? —Se acercó y le hizo cosquillas mientras hablaba. —Nop. —Lo siento mucho —Se volvió hacia mí, pero a pesar de sus palabras, la risa aún brillaba en sus ojos. Estaba demasiado ocupada poniéndome mis pantalones vaqueros para darme cuenta—. No quise preocuparte. Me pidieron acceder y apagar las alarmas porque Izon dijo que necesitabas un día para dormir. Paré a mitad del salto. —¿Qué? ¿De qué estás hablando? —Casi me caigo cuando estaba en equilibrio sobre una pierna. En cambio, busqué a tientas en el resto de mis pantalones y comencé a cepillarme el cabello. Gabby se encogió de hombros. —No pregunté las razones exactas. Hago lo que me dice el Rey, no cuestiono sus motivos. Asentí, pero todavía no entendía realmente. —Ahora date prisa y baja las escaleras. Vas a salir con la familia a desayunar —Nos echó de mi habitación y nos empujó hacia la gran escalera ¿Desayuno? ¿Qué estaba fumando Gabby que le había hecho pensar que estaba bien para mí dormir hasta tarde y tomarme el día libre? Mis pensamientos se interrumpieron cuando llegué a lo alto de las escaleras.

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Izon estaba de pie en la parte inferior y me estaba mirando descender, sus ojos rojos casi brillaban mientras me sonreía gentilmente. Mis mejillas se calentaron bajo el escrutinio y deseé haber hecho más esfuerzo para vestirme. Aunque luego casi me reí. Tenía el mismo aspecto todos los días, así que eso no habría importado. Se acercó a mí cuando llegué al fondo y tomó mi mano. Me recordó a nuestra cita nocturna, a esas viejas historias, y me hizo pensar en ser la princesa de alguien. El Rey podría haberme estado conduciendo a una de las pistas de baile sobre las que había leído, y mi mente se llenó de imaginaciones de faldas de colores crujiendo y azotando mientras los hombres sostenían a las mujeres en sus brazos y giraban en círculos coreografiados. Apretó mis nudillos contra sus labios, y contuve el aliento, sacándome de mis pensamientos de cuento de hadas. Los niños estaban mirando. De hecho, miré detrás de mí, Gabby también estaba mirando, y Dyan estaba mirando en la otra dirección desde su posición en la pared al otro lado de la habitación. Sin embargo, estoy segura de que estaba muy al tanto de todo lo que estaba sucediendo. Traté de tirar de mi mano hacia atrás, pero el agarre de Izon se apretó y se acercó hasta que pude sentir el calor irradiando de él. Me volví para mirarlo, una pregunta en mis labios. Me miró, su mirada suave. —Elijo la opción dos —murmuró. ¿Qué? Entrecerré los ojos e incliné la cabeza, tratando de olvidar a nuestra audiencia, tratando de olvidar que no tenía ni idea de lo que estaba pasando y no lo había hecho desde que Vike me había despertado. Opción dos. Opción dos. ¿Cuál había sido la opción uno que Izon estaba optando por el plan B? Eché mi mente hacia atrás, luchando por encontrar la respuesta mientras todos miraban. Finalmente, solo pude recordar una opción que le había dado recientemente al Rey. Anoche,

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en el pasillo. Anoche, cuando derramé mis pensamientos y sentimientos por todo Izon, luego lo dejé solo en el pasillo. La primera opción había sido yo como niñera, cuidando a los niños, la razón por la que me trajeron aquí a Hydronia. La segunda opción fue completamente diferente. Me llevé la mano a la boca y miré al hombre frente a mí con visión borrosa mientras sostenía su mano.  Pasamos el día en la isla con los niños y fue como ser parte de una familia, como si Izon y yo fuéramos reales. Y fue inusual porque aunque pasaba mucho tiempo con los niños y había llegado a amarlos, nunca había pasado tiempo con ellos así. Nunca había podido verlos lucirse ante su padre, gruñendo y jugando a pelear y enseñándole sobre castillos de arena. Había pasado tanto tiempo desde que no era el único adulto disponible que se esperaba que resolviera una disputa. Fue liberador, ese sentimiento, pero también fue extraño. Desde que Izon me dejó dormir, todo este día había sido un torbellino de “¿Es esto real?” Mientras nos sentamos en la playa junto a la casa al final del día, los niños cerca, Jari y Vike construyendo un castillo de arena según especificaciones humanas y Luka sosteniendo una gran concha en su puño apretado, Izon se volvió hacia mí. —Sé que será un gran cambio intentar pasar de niñera a... figura materna. —Sus ojos se arrugaron en las esquinas mientras hablaba, y la preocupación iluminó sus hermosos y rojos iris. Debía ser difícil para él considerar a cualquier otra persona incluso como una figura materna para sus hijos, y mucho menos como una madre en toda regla. Podría entender eso. Dudé antes de responder —No —Fue solo una pequeña mentira.

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Detrás de mí, fui consciente de la mirada atenta de Dyan mientras todos estábamos sentados, sin preocupaciones. Nunca dejó de mirar, nunca dejó de escuchar, pero rara vez hablaba. Me alegré de que estuviera allí para Izon y los niños. Inclinó la cabeza, la curiosidad reemplazó a la preocupación, y las escamas a los lados de su rostro brillaban a la luz del sol. —¿De ningún modo? Me encogí de hombros. Había perfeccionado el arte de ocultar mis verdaderos sentimientos en la Tierra, mientras tenía que limpiar las casas de todas aquellas personas que creían que eran mejores que yo. —¿Sabes qué? Adoro a tus hijos —Eché un vistazo a los tres—. Cuidarlos no cambiará ni se volverá más difícil, me enfrenté deliberadamente al mar, solo porque su padre ha decidido que no puede vivir sin mí —Me encogí de hombros de nuevo, luego lo miré por encima del hombro para ver su reacción a mi atrevida declaración. Se rió, y al principio el sonido me sorprendió, luego se convirtió en un ruido fácil, despreocupado y fuerte. Las suaves notas acariciaron mi piel y enviaron una ola de afecto corriendo por mi pecho. Mi corazón pareció hincharse y envolví mis brazos alrededor de mis rodillas dobladas, abrazándome a mí misma. Jari y Vike se volvieron para mirar el sonido de la risa de su padre. Incluso Luka dejó de agitar el caparazón, pareciendo sorprendido por su estruendosa risa. Era como si ninguno de ellos hubiera escuchado a su padre reír así en un tiempo, y cuando Izon me sonrió, con una promesa secreta jugando en sus labios, estaba bastante segura de que ya estaba medio enamorada. 

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Cuando llegamos a casa, instalé a los niños en la biblioteca y Dyan se dirigió a las puertas para comprobar el exterior. Luego caminó por el perímetro de la habitación antes de sentarse en su silla habitual. Izon entró detrás de mí y levantó a Luka del suelo. —Solo voy a refrescarme, ¿está bien? Vuelvo enseguida —Esta cosa de jefe, no jefe iba a tomar un tiempo para acostumbrarse. Probablemente no necesitaba pedirle permiso, pero no lo sabía muy bien. La confusión iluminó su mirada por un momento y luego asintió. —Excelente —Le sonreí. Abrió la boca para decir algo, pero levanté la mano brevemente. —Vuelvo enseguida —dije de nuevo. Solo iba a quitarme un poco de arena del cabello y enjuagarme un poco de sal marina de la piel. Subí corriendo las escaleras del personal, mi corazón ligero pero mi cuerpo lleno de energía inquieta que no había podido quemar en todo el día. Mis pensamientos zumbaban, pero se detuvieron por completo cuando abrí la puerta de mi habitación. La cama estaba despojada y lo poco que tenía se había ido como el cepillo y el maquillaje que me había dado Gabby. Cuando abrí el armario, solo había perchas vacías. Una mano cayó sobre mi hombro, la luz del tacto, y me volví hacia Gabby que estaba detrás de mí. —Está bien —dijo—. No te preocupes. Nos pidieron que lo trasladamos al ala del Rey. Ven y mira —Me quedé estupefacta ¿El ala del rey? ¿Qué, como si tuviera una habitación más cercana a la suya? No pude entenderlo del todo. Tiró de mi brazo y pasamos por delante de las habitaciones de los niños y por la parte superior de la escalera principal antes de detenernos frente a las puertas de las habitaciones de Izon. Espera, ¿sus habitaciones personales? —¿Estás lista? —Ella sonrió. Negué con la cabeza.

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—Yo... —Dejaría de usar la escalera del personal si fuera tú —Luego sonrió antes de abrir la puerta y entramos en el pasillo que olía levemente a Izon. Ese olor me rodeó y lo respiré, sintiéndome de repente contenta. Segura. Gabby abrió la puerta de su dormitorio pero me indicó que pasara. —No entro aquí a menos que se me indique —explicó—. Es un área privada. Crucé la puerta abierta y mi pecho se apretó. Apenas había notado los alrededores la última vez que estuve aquí. Después de todo, esa vez había estado bastante ocupada. Mis mejillas se calentaron con solo el recuerdo de esa noche. Doblé los dedos de los pies en la alfombra más suave que jamás había sentido, y el tamaño de la habitación casi me abrumaba. Había una chimenea en la esquina, lista para encender el fuego pero aún apagada. Vislumbré un baño a través de una puerta al fondo. Solo esta habitación a era más grande que toda la casa que había compartido con mamá en la Tierra. —El armario está a través de esas puertas dobles —llamó Gabby desde fuera del dormitorio, dejándome admirar todo con tranquilidad. Caminé, mis pies hundiéndose en la lujosa alfombra con cada paso. Abrí las puertas del armario y descubrí que mi uniforme de niñera había sido reemplazado por una variedad de ropa que nunca imaginé que podría tener. —Espero que esté bien —Izon habló en voz baja detrás de mí, y su voz me tranquilizó tanto como su repentina aparición en la habitación me sorprendió—. Probablemente debería haber preguntado primero. Me volví para mirarlo, empapándome. Sus anchos hombros y cintura estrecha, el cabello por el que me encantaba pasar mis dedos y los labios que quería besar. Mis ojos bajaron, donde sabía que estaba su hermosa polla, esperando que la invitara a salir. —Me dejé llevar —Se encogió de hombros—. Estaba emocionado.

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Volviendo a concentrarme en la conversación que aparentemente estábamos teniendo, me aclaré la garganta. —Cierra la puerta —Hablé en voz baja pero con firmeza, y lo hizo sin vacilar, una chispa de interés brillando en sus ojos rubí. Se sentía un poco bien tener tanto poder sobre un Rey. Tan pronto como estuvimos solos y era poco probable que nos interrumpieran, caminé hacia él y me puse de puntillas para presionar un beso en esos labios. —Esto está más que bien —susurré. Al trasladarme a su habitación, Izon me estaba diciendo a mí y a todos los demás en su casa, sus hijos y su personal, lo que sentía por mí. La idea era aterradora, pero también estaba más que bien. Mucho más. Se mordió el labio inferior cuando me aparté de nuestro beso, luego dio un paso atrás y presionó un botón en la pared. —Gabby —dijo—. Por favor, asegúrese de que se cumpla la rutina de los niños durante el resto de la noche. Tengo algunos asuntos que atender —Dio un paso atrás hacia mí sin esperar una respuesta. —¿Negocios? —Levanté una ceja mientras la curiosidad y la decepción luchaban dentro de mí. —Oh, sí —Sus labios se arquearon hacia arriba en las comisuras—. El asunto de follarte por toda esta habitación. Tu nueva habitación. La emoción envió un dardo de calor a mi coño, pero miré a mí alrededor lentamente. —Eso podría llevar un tiempo —dije. —Sí, podría —bajó la voz—. Así que es mejor que comencemos. Sentí que me giraba para mirarlo y luego colocaba ambas manos sobre mis hombros. Me acompañó de espaldas a la cama y me reí. —Sí, su Majestad.

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—Hmm... —presionó un beso en mi cuello y luego otro en mi mandíbula— Creo que lo prefiero cuando me llamas Izon —ahuecó mi pecho y yo me arqueé en su mano. —Fóllame, Izon —murmuré. —Chúpame, Tessa —respondió, pero cuando lo miré, me di cuenta de que no estaba seguro de que yo lo cumpliera. —Con placer —Caí de rodillas frente a él. Se desabrochó el cinturón mientras yo abría los otros cierres de sus pantalones. Alisé mi palma sobre el bulto que me esperaba y él gimió, sus caderas dieron una pequeña sacudida mientras sus dedos pasaban por mi cabello. Respiré. Si los humanos pudieran oler la excitación, olía muchísimo como Izon en ese momento. Le bajé los pantalones y su ropa interior lo siguió rápidamente, su polla se liberó. Respiré profundamente. Era grande. No tenía idea de cómo había encajado dentro de mí antes, pero lo había hecho y una ola de calor y deseo inundó mis piernas al pensarlo. Inclinándome hacia adelante, presioné la parte plana de mi lengua contra la base de su pene y fui recompensada con un grito ahogado y el apretón de su agarre en mi cabello. Gruñó, su dragón retumbando a través de su pecho. Parecía que le agradaba a la bestia. Lamí hacia arriba, llevando mi lengua hasta la punta de su hermosa polla. Me levanté un poco, abriendo la boca para tomar la cabeza entre mis labios. Hice girar mi lengua sobre su suave carne, sobre las venas y las crestas que sabía que se sentían tan bien en mi interior. Parecía estar disfrutando, porque respiraba en gemidos cortos y jadeaba mientras jugaba con él. Mientras continuaba, se me hizo la boca agua con una especie de hambre que no podía saciarse con la comida. Abrí más mi boca, tomando más de su polla, deslizándome hacia abajo, sintiendo y probando cada centímetro de él. Ahuequé sus bolas en mi mano, acariciándolas y disfrutando de su inhalación. Empujó

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suavemente y abrí la garganta, tomándolo tan profundo como pude. Trabajé mis manos en la base de su polla, sincronizando mis golpes con el movimiento de mi cabeza. —Tessa —Izon exhaló mi nombre mientras agarraba mi cabello—. Tessa, eso se siente demasiado bien. Deberíamos detenernos o... Dejé que su polla saliera de mi boca con un pop. —¿O qué? —pasé mi lengua por la piel suave de nuevo mientras esperaba que respondiera. Sonreí cuando gimió en respuesta. —Lo haces para que no pueda pensar —aspiró una respiración larga y temblorosa y luego la dejó escapar lentamente—. Tenemos que sacarte esa ropa. —¿De verdad? Pero me estoy divirtiendo donde estoy ¿No te estás divirtiendo? —pregunté tímidamente, aplicando más presión con mi lengua. Disfruté de tener a este hombre poderoso a mi merced. —Oh, me estoy divirtiendo —gruñó Izon—. Tanto que si no te detienes, no podrás divertirte por tu cuenta. —¿Mi propia diversión? ¿Y cómo se ve eso, Majestad? —Estaba presionando la línea de sumisa, pero era muy divertido jugar con él de esta manera. —Quítate la ropa —exigió de nuevo. Se apartó de mi agarre y comenzó a desabrocharse la camisa—. Quítate la ropa por mí, Tessa. —Su voz se volvió suave, seductora, y vi el camino de sus manos por su frente mientras se abría la camisa, revelando más y más piel. Quería tocar esa piel. Pasar mis manos y mi boca sobre los contornos y las caídas de su poderoso cuerpo. Necesitando hacer algo con mis manos codiciosas, las presioné sobre mis senos, juntándolos y apretándolos. Mi coño respondió con un pulso de deseo. Los ojos de Izon se oscurecieron. —Otra vez —dijo.

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Incliné mi cabeza hacia él y repetí la acción. Sus ojos se pusieron vidriosos mientras tomaba su pene en su mano, dándole un lento movimiento desde la base hasta la punta. La sorpresa me llenó por su audacia. —Quítate la ropa —Me dijo de nuevo, y mis dedos temblaron cuando comencé a obedecer. Este hombre era tan poderoso, tan exigente. Y estaba amando cada segundo. Lentamente, me saqué la camisa de la cintura y me la puse por la cabeza, la prisa de repente se apoderó de mí. Luego me quité los pantalones y los calcetines y me paré frente a Izon con solo mi ropa interior. Respiró hondo. —Eres tan jodidamente hermosa, Tessa. Desde que llegué aquí, mi cuerpo se había llenado un poco gracias a la comida del Chef, pero solo había suavizado los ángulos de mi cuerpo casi muerto de hambre. Se quitó la camiseta, quedándose desnudo frente a mí, con la polla en la mano. —Y el resto —dijo simplemente. Metí la mano detrás de mi espalda y desabroché mi sostén. De todas las cosas que los Hydronians podrían haber hecho de manera diferente a los humanos... Pero Gabby había dicho que deliberadamente me eligió un sostén humano cuando llegué. Las correas se deslizaron por mis brazos y las apreté sobre mí en el último segundo. —Déjame ver —casi suplicó Izon, su mano todavía se movía lentamente hacia arriba y hacia abajo por su pene. Su toque era ligero como una pluma, apenas patinaba sobre su piel, pero podía sentir la humedad reuniéndose entre mis piernas mientras lo miraba—. Muéstrame — susurró.

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Dejé al descubierto mis pechos y sus caricias se hicieron más intensas. Gimió de placer. —Tócalos por mí. Pasé las yemas de mis dedos por mis pezones y se endurecieron instantáneamente, deseando la boca de Izon. Me muevo hacia él. —¿Te sientas en la cama? —Lo había dicho como una declaración, de la misma manera me había estado diciendo qué hacer hasta ahora, pero salió como una solicitud dócil. Él sonrió. —Cualquier cosa por ti —Se sentó en el borde— ¿Me gustara esto? Asentí y me moví para ponerme entre sus piernas. Todavía no había dejado de tocarse y le ofrecí mi pecho. Abrió la boca, metiéndola suavemente hacia adentro. Movió una mano a mi trasero y contuve el aliento. Pasó los dedos de su otra mano alrededor de mis caderas, tirando suavemente de mis bragas. Trabajó con los dedos dentro y yo agarré la parte de atrás de su cabeza mientras chupaba mi pezón. Su dedo rozó mi clítoris. —Joder —suspiró—. Estás tan mojada. No pude responder, estaba demasiado concentrada en esos dedos errantes. Quería que me tocara de nuevo y no me decepcionó. Esta vez, pasó su dedo desde mi clítoris hasta mi coño y lo sumergió dentro. —¿Es esto lo que quieres? —pellizcó mi mandíbula con dientes suaves. —No —Mi voz era tensa y dura, mientras trataba de controlar el placer que florecía dentro de mí. Se quedó paralizado, luego me miró interrogante—. Quiero tu polla —susurré, luego reclamé su boca, aprovechando su sorpresa y empujando mi lengua para que se deslizara contra la suya. El beso fue con la boca abierta y apasionado mientras me aplastaba contra la mano que todavía estaba dentro de mis bragas. Excepto que de repente mis bragas no estaban allí. Izon sostuvo la tela arrugada en su mano. Se lo llevó a la nariz e inhaló.

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—Hueles muy bien. Me reí. —No puedes seguir haciendo eso. No me quedará ropa interior. Se encogió de hombros. —Compraré más. —Tócame de nuevo —Me apreté más contra él. —Siéntate en mi regazo —respondió. Asentí con la cabeza y me subí a la cama, con una rodilla a cada lado. Lo besé de nuevo mientras me colocaba sobre su polla. Chocó contra mi entrada y respiré hondo. Realmente no recordaba que fuera tan grande. —Adelante, Tess. Tómame —susurró de nuevo, y lo besé de nuevo mientras comenzaba a deslizarme hacia él. Mi coño se estiró para adaptarse a su circunferencia, y suspiré de satisfacción mientras me llenaba. Me deslicé todo el camino hacia abajo y me detuve por un momento, sintiendo su polla hincharse dentro de mí. Comenzó a moverse, empujando hacia arriba mientras yo bajaba. Rodé mis caderas, buscando fricción en mi clítoris, y él respondió ajustándose suavemente hasta que se inclinó hacia atrás, yo encima. Ese pene mágico Hydronian ahora se deslizaba sobre mi punto G hasta que ya no pude tener pensamientos racionales. Solo pude repetir su nombre, que jadeé al compás de sus movimientos. —Me gusta eso —gruñó, mirándome fijamente a la cara—. Sigue diciendo mi nombre. El calor se apoderó de mí y tartamudeé a mi ritmo. Como si sintiera que mi orgasmo estaba cerca, acelere, golpeando mi punto G una y otra vez. Sus manos estaban sobre mi trasero, agarrándolo y apretándolo al mismo tiempo que sus embestidas. Mis sensaciones estaban a toda marcha cuando eché la cabeza hacia atrás y agarré sus hombros. Contuve el aliento, reteniéndolo en mi pecho y enfocando toda mi atención en la sensación de este hombre divino dentro de mí.

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Finalmente, todo ese calor, deseo e intensidad llegó a su clímax. Envió oleadas de placer a través de mí y jadeé, liberando el aliento mientras lo dejaba salir. Dios, probablemente podría hacer esto para siempre. No podía imaginar que ningún hombre humano se acercara siquiera a la cantidad de placer que estaba experimentando. Mientras mi orgasmo continuaba rodando a través de mí, tomé de nuevo la boca de Izon con la mía. Agarrándolo por la nuca, lo atraje, rogando por más. Quería probar cada centímetro de él. Por un momento, nos convertimos en una sola persona, respirando el uno al otro, moviendo nuestros cuerpos en pareja. Observé cómo se acercaba a su propia liberación, sus músculos tensos mientras su rostro se arrugaba de placer. Izon agarró mis muslos y se movió aún más rápido, llevándome de regreso con él. Entonces todo su cuerpo se apretó cuando nos unimos. Fue tan perfectamente sincronizado, tenía mucho sentido, era como si mi cuerpo hubiera sido hecho para él y el suyo para mí. Finalmente, su cabeza cayó hacia adelante y sus labios encontraron mi cuello, salpicándolo con un suave frenesí de besos. —Eres increíble Tessa —Estaba un poco sin aliento. Moví un poco mis caderas, recuperando mi propio aliento. —Y todavía estás muy duro. —Por toda la habitación, ¿recuerdas? —Se rió entre dientes cuando su mano se deslizó alrededor de mi cintura y nos hizo rodar a los dos en la cama, donde terminó acostado sobre mí—. No tengo la intención de dejar el calor de este coño por mucho tiempo. Sonreí. Si lo que quería era una batalla de voluntades, eso es exactamente lo que le daría. Sin darle más tiempo para recuperar su respiración, una vez más reclamé su boca, balanceando mis caderas contra él y presionando mis pechos contra su ancho pecho. Gimió y sentí que se ponía rígido dentro de mí. Sintiendo lo que estaba tratando de hacer, Izon sonrió alrededor de nuestro beso y comenzó a follarme de nuevo.

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Dije que podía hacer esto todo el día. Parecía que Izon estaba perfectamente dispuesto a cumplir.  Horas más tarde, Izon y yo yacíamos jadeando en la cama, con las extremidades enredadas. Lo miré adormilada, sus ojos cerrados y su rostro tranquilo. —Creo que hemos cubierto una buena parte de la habitación, ¿no crees? Se rió entre dientes. —Aún no he terminado contigo, Tess —Lo había dicho en su forma dominante habitual, pero pude ver que estaba bastante agotado. —Claro, Ize, claro. —Lo digo en serio. Solo estoy... tomando un descanso —Sus ojos parpadearon y me reí de nuevo. —Bueno, mientras estemos tomando un descanso, ¿puedo preguntarte algo? —Por supuesto, Tess. Siempre puedes preguntarme cualquier cosa. —Esta mañana, dijiste que elegiste la opción dos ¿Puedes... explicar lo que quisiste decir con eso? —No quería parecer ansiosa o suplicante, pero de alguna manera mis palabras tentativas habían sonado así de todos modos. Izon abrió un ojo. —Ven acá. Me acerqué más, hasta que mi cabeza descansó sobre su cálido pecho y sus dedos jugaron con mis rizos. Respiró hondo y luego comenzó: —Anoche me diste un ultimátum. Dijiste que no estabas de acuerdo con el sexo casual y que si eso era todo lo que quería, te dejara solo para

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hacer tu trabajo ¿Estoy en lo correcto? —Me miró, esperando una respuesta. —Sí —susurré. —Así que elegí. Opción dos ¿Qué más hay que explicar? —No parecía molesto, solo era un hecho. —Supongo que me pregunto qué significa esto para mí. Para nosotros. Para los niños. —¿Pensé que cubrimos esto en la playa? —preguntó. Si bien era cierto que habíamos comenzado la conversación, no significaba que hubiéramos encontrado una solución. Esperé a que continuara, tomara la pregunta como retórica. Después de un momento dijo—: Significa que… te quiero Tessa. No lo esperaba... pero viniste aquí y me has cautivado tanto a mí como a mis hijos —Me sonrojé ante sus palabras. Su voz era suave, baja, seria. —Yo también te deseo, Izon. Pero, ¿significa esto que estoy nuevamente en el mercado de niñera? ¿O significa que se me pagará por la continuación de mis servicios? Antes dijiste que cambiaría a una figura materna, pero ¿qué significa eso? ¿O no cambia nada en absoluto y resulta que estamos... juntos? —Terminé sin convicción. Había pensado en lo que significaría una relación potencial con el Rey toda la noche. Me había mantenido despierta, soñando con lo que sería estar con él. Aunque ahora que tenía que decir mis pensamientos en voz alta, habían salido todos revueltos. Miré a Izon, preocupada por haber dicho demasiado. Izon seguía mirando hacia el techo, con el rostro tranquilo, como si estuviera reflexionando sobre lo que quería decir a continuación. Finalmente, dijo: —Significa lo que quieras, Tess. Sé que viniste aquí en... circunstancias desafortunadas, pero no creo que pueda volver a tratarte como la niñera de los niños después de esto. Me preocupo demasiado por ti.

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Mi corazón se apretó ante sus palabras. Sin embargo, todavía no me había dado una respuesta. Estaba a punto de decir lo mismo cuando continuó. —Creo que los niños ya te quieren. Si bien no espero que reemplaces a Lyra en sus vidas, ellos han empezado a tratarte como a una madre. Si fuera lo que querías, no creo que nadie se sorprenda demasiado de que te comportes como tal. Ya he liquidado tu contrato con el Programa TerraLink. Ya no estás obligada a trabajar para mí ni para mi hogar. Técnicamente, si quisieras, podrías salir de esta casa para vivir como una mujer libre aquí en Hydronia —Me miró de reojo, esperando que lo tranquilizara. Parpadeé ¿Podría haber salido así de mi servidumbre de diez años? Si bien me sentí culpable por escapar de alguna manera del Programa TerraLink, no pude evitar sentir alivio. Mi madre estaría bien, y debido a este hermoso Rey a mi lado, tampoco tendría que pasar diez años en servidumbre. Sentada aquí con Izon, casi podía creer que había encontrado una vida más feliz. De repente me di cuenta de que había estado esperando a que yo respondiera, lo miré. —Creo... creo que quiero seguir cuidando a tus hijos. Como dije antes, los amo. Son personas pequeñas brillantes, reflexivas y divertidas. Si te parece bien, creo que me gustaría seguir pasando mi tiempo con ellos. Sin embargo, podría hacerlo sin el horario estricto. Eso, y el uniforme tiene que desaparecer. Izon se rió de eso y dijo: —¿Ya revisaste el armario? Asentí con la cabeza y dije: —Sí, vi toda la ropa nueva, pero solo tenía que asegurarme de que ese espantoso uniforme no iba a reaparecer. Su pecho retumbó contra mi mejilla mientras se reía.

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—¿Por qué diablos iba a hacer que siguieras usando uniforme? Después de verte con ese vestido esmeralda esa noche... no quiero volver a verte con algo tan sencillo como ese uniforme —Sonreí para mí misma, agachando la cabeza. ¿Cómo había tenido tanta suerte?

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Capítulo 17 IZON Me paré en mi ventana, mirando hacia la noche. La puerta estaba ligeramente abierta hacia el balcón, los sonidos y los aromas volaban con la brisa. El mar lamía los jardines donde se encontraban y las flores nocturnas perfumaban el aire. Inhalé profundamente mientras miraba hacia la cama, hacia la forma dormida de Tessa. La luz de la luna brillaba sobre su piel pálida. Mover a Tessa a mis habitaciones hace un mes había sido una declaración audaz. Le mostró a Tessa lo importante que era, pero también envió un mensaje a mi personal y en general, a mi gente. Les hizo saber a todos lo importante que se había vuelto Tessa, porque lo que era importante para mí en mi papel de Rey automáticamente se volvía importante para toda Hydronia. Por eso traté de ejercer mi juicio sabiamente, cualquier decisión que tomase tenía fuertes repercusiones. Quizás Tessa no sabía esa última parte. Todavía le quedaba mucho por aprender sobre Hydronia y mi gente. Afortunadamente, había estado estudiando nuestras culturas y leyes a diario, haciendo uso de la biblioteca y sentándose al lado de los niños mientras atendían su propio horario. Incluso había comenzado a asistir a eventos locales y su amabilidad hacia todos los que conocía brillaba en ella. Mi gente había comenzado a clamar por conocerla, atraídos como los pequeños pájaros chupadores de miel que se podían ver revoloteando alrededor de los lirios del océano. Quería que la gente conociera su rostro. Quería que vieran todos sus maravillosos y hermosos atributos como yo. Tuve que apretar mis propias manos para evitar tocar su suave piel mientras estábamos fuera. La miré, dormida en la cama, con rizos salvajes extendidos alrededor de

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ella. Quería tocarla incluso ahora, pero despertarla no sería justo. Mañana tenía otro día ajetreado. Estaba tan orgulloso de la persona que era y de la persona en la que se estaba convirtiendo. Quería mostrársela a todos en mi mundo, y quería compartirla… hasta cierto punto. Cuando la miré de nuevo, lo supe. Era mía y estaba enamorado de ella. Abrí la puerta que conducía a la terraza y me acerqué a la barandilla. Apoyé los codos en ella mientras miraba hacia afuera. Había visto a Lyra tantas noches como esta mientras caminaba por su jardín. Me había quedado de pie allí, a la luz de la luna, la hierba húmeda bajo mis pies, y bailamos con el sonido de las olas. Mi pecho se contrajo ante el recuerdo. Miré las estrellas, las mismas estrellas que siempre habíamos mirado juntos. Las estrellas que habíamos deseado para cada uno de nuestros bebés; Dejé escapar un suspiro lento. Era el momento. —¿Lyra? —murmuré su nombre como una pregunta, luego esperé un segundo como si esperara una respuesta. La brisa se agitó a través de mi cabello como una caricia familiar. —Creo que es el momento —tragué. Le había hablado así a Lyra antes, pero nunca con tanta determinación. Siempre antes, le había pedido consejo, lo había rogado, en realidad, mientras Jari lloraba hasta quedarse dormida o cuando Vike intentaba ahuyentar a todos los miembros del personal que intentaban controlar su comportamiento. Aquellos primeros días habían sido duros mientras trataba de lidiar con mis hijos en duelo, mi propio dolor y un recién nacido. Y había estado enojado, pero eso también me trajo culpa, y hubo noches en las que lloré bajo las estrellas después de gritarles primero.

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Pero esta noche, no quería hacer ninguna de esas cosas. Esta noche, necesitaba dejar ir a Lyra. Para liberarla, de alguna manera. No esperaba que apareciera algo como Tessa tan pronto después de perder a Lyra, pero no podía ignorar lo que mi corazón me decía. Tenía miedo de seguir adelante, pero tenía más miedo de perder la oportunidad de amar de nuevo. —He conocido a alguien —Me reí entre dientes, el sonido en parte triste—. Probablemente ya lo sepas. Estoy seguro de que estás aquí en alguna parte, vigilando a nuestros hijos. Sin embargo, les agrada y es buena con ellos. Los ama y creo que haría cualquier cosa por ellos. Ya ha hecho mucho por Jari y tiene mucho cuidado de no intentar reemplazarte como su madre. Hice una pausa mientras miraba el agua. La urgencia de cambiar y nadar se apoderó de mí, pero la aplasté. Probablemente ese era mi deseo de evitar esta conversación. —Recordé tus últimas palabras recientemente, y espero que esto sea lo que quisiste decir. Es la primera vez que creo que puedo ser feliz desde que te fuiste, y sé que querías eso para mí. Para nosotros —respiré rápido antes de perder los nervios—. Siempre te amaré, pero es hora de decirte adiós de alguna manera. No puedo seguir reservando una parte de mí mismo para ti. Tessa se merece mi mejor oportunidad, con todo mi corazón. Incliné la cabeza y esperé de nuevo, pero solo el sonido de las olas interminables interrumpió el silencio. Así que volví a la cama y me acosté junto a Tess, esperando sentir más la tristeza que había sentido desde que Lyra murió, pero no siguió. De todos modos, no de la misma manera. Era como si todo hubiera retrocedido un paso. Gracias. En algún lugar, estaba seguro de que ella sonrió. Me di la vuelta y tiré de Tessa en mis brazos, descansando mi mejilla contra su cabello mientras me volvía a dormir.

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 Había estado en mi escritorio por un tiempo a la mañana siguiente cuando mi dispositivo emitió un pitido. Eché un vistazo a la pantalla y tragué saliva ante la notificación de un vídeo entrante de mi madre. Me las había arreglado para evitar este momento hasta ahora, pero parecía que mi suerte se estaba acabando. Brevemente, consideré permitir que dejara un mensaje, pero probablemente ahora era tan fácil responder a sus preguntas como verla especular sobre las respuestas. Además, había llenado mi buzón de mensajes más de una vez en el pasado, especialmente si mi padre también tenía algo que decir. Mierda ¿Quién creía que era? ¿Lo había olvidado? Yo era el Rey. Podría contestar un vídeo de mi madre sin miedo ni vacilación. Agarré mi coraje por las bolas y presioné el botón para responder. —No pensé que ibas a atender la llamada —sonrió casi con complicidad, y una mentira pronta saltó a mi lengua. —Siempre estoy ansioso por hablar contigo, madre. Parpadeó, solo un destello de incredulidad. —Pero soy un hombre ocupado —continué—. Entonces… —Entonces, haré esto breve —interrumpió y se inclinó más cerca de su pantalla—. Sería prudente llevar a Tessa a conocer a tu padre tan pronto como puedas porque se está corriendo la voz por las islas sobre la nueva amante del Rey —Lo había dicho con tanta naturalidad que supongo que mi padre y ella habían estado llamando a Tessa así por un tiempo. Solté un suspiro que hinchó mis mejillas y negué con la cabeza mientras miraba el montón de papeles que tenía la intención de abordar esta semana.

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—Madre, Tessa no es una amante en ningún sentido de la palabra. Parecía que los papeles quedarían sin firmar por un tiempo más. Echó una mirada por encima del hombro y bajó la voz. —Lo sé. Lo sé. Pude sentir que era especial para ti cuando hablamos de ella en tu última visita. Pero ese no es el rumor que circula, y no es lo que tu padre decide creer —Se encogió de hombros—. Ya sabes cómo es. Contuve un gruñido mientras mi dragón absorbía la noticia de que la gente creía que Tessa era mi amante. No le gustó, y tampoco a mí. —Lo sé —confirmé. —Entonces, ¿cuándo deberíamos esperarte? —Madre jugueteaba distraídamente con sus enormes perlas de los mares occidentales mientras hablaba. Murmuré una maldición en voz baja. Quería esperar más antes de exponer a Tessa a los modales fríos de Padre. Podría ser tóxico si así lo quería, y este era un tema en el que definitivamente podría hacer mi vida difícil. Era quien quería que encontrara una nueva reina, pero sabía que no estaría satisfecho con la mujer que había elegido para desempeñar ese papel. —¿Bien? —arqueó una ceja—. A veces, es mejor abordar estas cosas de frente en lugar de dejar que se agraven. Me recosté y solté un suspiro. —En ese caso, espéranos mañana. Madre aplaudió. —Excelente ¿Y los niños? Casi me reí. Podía predecir cómo sería el primer encuentro de mi padre con Tessa, y no era nada de lo que quisiera que mis hijos presenciaran. —Quizás la próxima vez —Le prometí.

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Por un momento, algo de la luz en sus ojos se desvaneció. —Los extraño, ya sabes —dijo. —Lo sé. Pero habrá mucho tiempo para que lo pases con ellos más tarde. Terminemos con esta introducción y aclaremos a Padre el papel de Tessa en mi vida. Asintió. —Tienes razón. Iré y le diré que vienes mañana. Su imagen parpadeó y me reí. Nunca había dado cuenta de que podría despedirte antes de terminar el vídeo. O lo contrario y recibí unas veinte versiones de adiós antes de que finalmente lo desconectara yo mismo. Suspiré mientras me levantaba. Por lo que había dicho mi madre, tenía que ir a preparar a Tessa para esta reunión.

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Capítulo 18 TESSA El barco de Izon corrió sobre el agua, batiendo espuma blanca entre nosotros. Dijo que era solo una visita rápida, así que estábamos en su lancha motora más pequeña. Izon estaba pegado a mi lado, Dyan al otro, aparentemente esto era lo mejor después de un día libre de guardaespaldas. La disposición de los asientos era la mejor solución de Izon para evitar que mi ropa se mojara demasiado, porque aparentemente, se había olvidado de tener en cuenta el rocío del mar cuando planeó nuestro viaje a la casa de sus padres. Me había atado la chaqueta de Dyan por encima de la cabeza para tratar de evitar que mis rizos se enredaran demasiado con el viento, pero estaba convencida de que cuando llegáramos, parecería una combinación entre un demonio y una oveja ahogada. Mi aspecto desaliñado combinado con la chaqueta arrugada de Dyan hizo una imagen cómica. Vaya fiesta real que haríamos. No es mi idea de dar una buena primera impresión. Me había puesto uno de mis mejores vestidos, uno que me recordaba al hermoso vestido verde que había usado en mi primera cita con Izon. Esperaba que me trajera suerte. La misma costurera lo había hecho, y había usado algunas de las mismas técnicas de abalorios en todo el corpiño. Solo que esta vez, siguiendo las órdenes directas de Izon, los había diseñado para que se parecieran a escamas, en homenaje a los cambiaformas dragones de agua de este mundo. Un poco del polvo translúcido resplandeció por mi mejilla y mi cuello. Sin embargo, no demasiado, y solo porque a Izon pareció gustarle mucho cuando le mostré mi aprecio por su lado de dragón. Mis manos estaban apretadas en puños sobre mis rodillas mientras trataba de mantener mi ansiedad bajo control. Izon puso su mano sobre una de las mías.

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—Tienes esto —Sonrió fácilmente, pero su dragón se movió detrás de sus ojos rojos. Asentí y apreté los labios antes de dibujar en mi boca una sonrisa tensa. Fue una sonrisa de valentía, la que les hizo saber a todos que estaba fingiendo. Presionó un beso en mi cuello, justo debajo de mi oreja. —Te ves hermosa —murmuró. Casi me atraganté con mi risa. Fueron palabras agradables de escuchar, pero no hicieron nada para aliviar mi ansiedad. Izon me había advertido sobre su padre, pero seguramente ningún anciano podría ser peor que firmar por mi vida y mudarse a un planeta extranjero, ¿verdad? Nunca había tenido un problema con mis clientes en la Tierra y mi estatus estaba muy por debajo de la de ellos. Ninguno de ellos era gente a la que hubiera llamado amigo, pero ninguno era aparentemente cruel. Con suerte, una vez que el rey retirado me conociera y hablara conmigo, vería que mis sentimientos por Izon eran reales, lo mismo que los de Izon por mí. Había visto cómo sus sentimientos por mí cambiaron su rostro, y eso me trajo seguridad. Podríamos hacer esta reunión, conquistar a su padre e irnos felices a casa. Izon pareció sentir mi estado de ánimo y me dio un codazo en el hombro mientras el conductor del barco cortaba una amplia curva para evitar un parche de lirios flotantes. —Está bien —Mantuvo la voz baja, pero a mi otro lado, Dyan se volvió para mirar hacia el mar abierto. Probablemente podía escuchar todo lo que Izon y yo nos dijimos tan cerca, pero tuvo el buen sentido de fingir que no podía. Silenciosamente le di las gracias por eso. —Lo sé —Mantuve mis propias palabras en silencio también, y me incliné hacia Izon tanto como pude, permitiendo que su cuerpo me protegiera.

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—Pero —Exhaló un suspiro y vaciló. —¿Pero? —pregunté, una pequeña astilla de aprensión atravesándome. Acababa de convencerme de que me bajara de la nube, así que no necesitaba más dudas. Me miró, la preocupación estropeó su hermosa mirada. Me vi reflejada en sus ojos y la seguridad de ser suya me rodeaba. —Mi padre puede ser un hombre cruel a veces. A mi otro lado, Dyan soltó una carcajada, rápidamente se cubrió de tos, e Izon lanzó una mirada por encima de mi hombro. —Es cierto —dijo como si uno de nosotros no estuviera de acuerdo—. Padre podría ser despiadado, incluso vengativo, en la búsqueda de asegurar y aumentar su poder. Gobernó Hydronia con miedo más que con respeto. Creo que hasta el día de hoy los confunde. Me dio un escalofrío involuntario. Esto no me ayudó a sentirme mejor. Izon apretó mi mano con más fuerza. —Por favor, no te preocupes —dijo. —¿Después de que me dijiste que tu padre es un tirano vengativo hambriento de poder? —arqueé las cejas y Dyan se rió entre dientes a mi lado. Izon hizo una mueca. —Dicho de esa manera, suena mucho peor de lo habitual —cerró los ojos brevemente—. Puede ser... difícil, pero no te preocupes. Te tengo. Te protegeré. —Gracias. El barco aminoró la marcha, alejando mi atención de Izon. Habíamos llegado a un largo muelle de madera que se extendía hacia el agua desde otra isla envuelta en un exuberante follaje tropical. Me tomé un momento para asimilarlo todo.

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—La isla de tus padres es muy hermosa —dije. —Su padre no la tendría de otra manera —Dyan se rió entre dientes después de hablar, e incluso Izon no pudo evitar una mueca divertida de sus labios. —¿Tessa? —Izon me tendió la mano para ayudarme a bajar del barco. Lo tomé e ignoré el extraño presentimiento que se apoderó de mí mientras miraba a través de los árboles hacia la casa. Enderecé mis hombros y le di a Izon mi más amplia sonrisa. —Hagámoslo. Dyan le tendió la mano. —¿Mi chaqueta? Fuimos recibidos en la puerta por un hombre con un traje sin arrugas, y se inclinó cuando vio a Izon. —Su Majestad —dijo. —Pronto también se inclinarán para ti —Me murmuró Izon, y un escalofrío de aprensión recorrió mi espalda. No pude evitar pensar que había obstáculos que teníamos que esquivar primero. Además, no podía imaginarme a nadie, en ningún lugar, inclinándose ante mí ¿Cómo podrían hacerlo cuando era solo una humana de La Ciudad de Cristal, de la Tierra? Pasé mis dedos sobre mi identificador, escondido debajo de mi manga. Nadie se inclinaría ante nadie que hubiera estado bajo contrato con el Programa TerraLink. —Izon —Un hombre salió de una de las habitaciones, sus zapatos repiqueteando rápidamente por un suelo de baldosas blancas—. Llegas tarde. Izon respiró hondo. —Padre lo siento. Estamos aquí ahora. Su padre me miró y le hice una reverencia.

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—Señor. —Izon —espetó su padre— ¿Por qué has vestido a este... esta sirvienta de cama como si fuera de la realeza? Ofrecer a una persona así este estatus es muy ofensivo para nuestros huéspedes —olfateó y se alejó—. Deberías haber venido solo —Sus concisas palabras flotaron sobre su hombro e Izon tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos. Me quedé estupefacta. No habían transcurrido diez segundos de esta visita y ya me habían insultado más allá de lo creíble ¿Cómo diablos iba a superar el resto? Seguimos a su padre, y Dyan se puso detrás de nosotros como de costumbre. Puede que no estuviera oficialmente de servicio, pero aparentemente el hombre no sabía cómo relajarse o comportarse como un chico normal. —¿Quiénes son los invitados? —murmuré, mi pregunta era tan baja que apenas podía escucharla. Sabía que la mayoría de los Hydronians a mi alrededor probablemente escucharon cada palabra de todos modos. —No tengo ni idea de cómo se las arregló Padre para hacer venir a alguien cuando lo acordamos con tan poca antelación —La voz de Izon retumbó alrededor de la cruda entrada y me encogí. No quería estar en medio de una competencia de meadas entre Izon y su padre. El padre de Izon solo reaccionó con tensión en sus hombros, e hice un par de respiraciones rápidas mientras trataba de calmarme. Dentro de la habitación a la que nos condujo, un pequeño grupo de personas se apiñaba mientras charlaban. Una mujer mayor se separó del grupo y se acercó a nosotros. —¡Debes ser Tessa! —Su rostro estaba envuelto en sonrisas cuando tomó mi mano libre y la presionó entre las suyas. —Tessa —dijo Izon, y mi cabeza se agitó para mirarlo—. Esta es mi madre, Breyla. Me dejé caer en una incómoda reverencia inmediata, mi cara se calentó.

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—Oh, lo siento mucho. No me di cuenta. Es un placer conocerla, señora. —Ya conociste a mi padre, Andren —La sonrisa de Izon fue irónica. —¿Lo ha conocido? —Su madre le lanzó una mirada preocupada—. Oh, vaya —Sus manos revolotearon en las perlas de su cuello. —¡Izon! —La voz autoritaria de su padre sonó a través de la habitación—. Ven aquí. Tengo a alguien a quien me gustaría mucho que conocieras. —Le tendió la mano a una mujer rubia deslumbrante a su izquierda—. Por aquí, querida. Ven y conoce a mi hijo, Izon. Tomó su mano, una sonrisa seductora en su rostro mientras hacía una reverencia baja y practicada. Su caminar rezumaba encanto cuando el padre de Izon la condujo hacia nosotros. —Su Majestad —murmuró mientras bajaba la mirada tímidamente—. Es un placer conocerte. —Esta es Alendra Kurzen, de la dinastía Kurzen. Hablamos de ella la última vez que nos visitaste —dijo el padre de Izon a modo de presentación. Alendra se rió ligeramente, el encanto y la gracia también rezumando de ella. —Me siento honrada de ser el tema de tu conversación —dijo en su tono perfectamente definido. Me eché hacia atrás. Esta mujer era todo lo que yo no era: serena, elegante, Hydronian. —¿Quién es? —Le susurré a Dyan cuando accidentalmente lo empujé. Me tomó del codo para estabilizarme. —Creo que es la idea del rey anterior de una buena pareja para su hijo. Andren Hurric miró más allá de su hijo y directamente a mí, con una sonrisa maliciosa en sus labios. —Es lo correcto —dijo, aparentemente después de haber escuchado la evaluación de Dyan.

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El hombro de Izon se tensó y un gruñido retumbó a través de él, capturando la atención de todas las personas en la habitación. Todos bajaron la cabeza, su inmediata deferencia hacia su Rey era obvia. Traté de encogerme, pero Dyan me mantuvo firme en mi lugar. —¿Es esa realmente tu intención? —Alendra dio un paso atrás ante la ira en su voz—. Me has deshonrado —Izon continuó, señalando a su padre—. Has ignorado deliberadamente las preferencias de tu hijo y las órdenes de tu Rey —Hizo una pausa y miró a su alrededor como si se estuviera asegurando de tener la atención de todos en la habitación—. Tessa, esta mujer…—tomó mi mano y la deslicé en la suya, el calor me inundó cuando nuestra piel hizo contacto—. Es a la que todos deberían estar mirando, la persona con la que pretendo aparearme y convertir en mi Reina —Mi corazón se apretó ante sus palabras, conmovido de que fuera tan audaz en una habitación llena tanto de sus padres como de otros dignatarios Hydronians. —¿Has perdido el control de tus sentidos? —El ladrido de Andren sonó a través de la habitación. Todas las cabezas se volvieron hacia él, pero Izon era más alto. Era el Rey de este planeta y ni siquiera su padre podía discutir con él. Sin embargo, la voz de Andren se había elevado con cada palabra hasta que empezó a gruñir—. Una humana nunca podría ser la Reina de Hydronia. A pesar de su pequeño intento de parecerse a nosotros, nunca será un dragón y no debería atreverse a intentarlo. Es una falta de respeto. No puede moverse. Debes elegir un Hydronian, alguien igual a ti —insistió. Izon reaccionó a cada frase como una bofetada. Al parecer, su padre había ido demasiado lejos. Sin embargo, insistió: —¿Qué lleva en la muñeca? —Me agarró del brazo y me quitó la manga—¿Qué es esta extraña chuchería? El símbolo de un sirviente contratado, es una elección interesante para una futura reina, ¿no es así? —Se burló—. Esperaba más de ti, Izon. Te enseñé mejor ¿Qué sabe esta humana de nuestras maneras? —escupió la pregunta, y sus ojos brillaron cuando vislumbré al reptil moviéndose debajo de su piel.

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Tiré de mi brazo hacia atrás y me bajé la manga con toda la dignidad que pude reunir. Izon abrió la boca, pero apreté su mano. Aunque apreciaba que me defendiera, Andren lo había llevado demasiado lejos. —Soy consciente de que tengo defectos —comencé—, pero ninguno de ellos es insuperable —Me detuve brevemente para hacer un balance de mí misma, y como mi voz no había temblado siquiera, continué—. He estudiado la cultura Hydronian desde que llegué porque quiero ser el mejor ejemplo para tus nietos. Me he dedicado a estudiar su historia, política y mundo porque tengo la intención de ser lo suficientemente buena para su hijo. Estoy trabajando para ser digna de estar a su lado. Mi única intención es ser lo suficientemente buena tanto para él como para su gente. Izon se volvió hacia mí y me dio un tierno beso en la sien. —Ya eres mucho más que digna —susurró—. Te he elegido. Cerré los ojos y lo respiré mientras su olor protector me rodeaba. Incluso aquí, entre estas personas que no me querían, me sentía segura con Izon. Se volvió hacia su padre. —No tomaré a otra mujer como mi compañera —Luego le ofreció una pequeña reverencia a Alendra—. Lamento que mi padre te haya hecho perder el tiempo hoy —dijo. Solo habíamos estado aquí unos minutos, e Izon ya había hecho valer su derecho a elegir pareja, recordando cuidadosamente a todos los presentes quién era el verdadero Rey de este planeta. Alendra simplemente asintió con la cabeza, con una brillante sonrisa en los labios. Su mirada era curiosa, evaluativa. —Como desees. Se dio la vuelta y caminó de regreso a su grupo familiar, sus movimientos eran tan casuales que era como si supiera algo que yo no. Su rey acababa de rechazarla, pero era la persona más relajada de la habitación.

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—Andren Hurric. Padre —dijo Izon con una voz que nunca le había oído usar—. Les digo esto ahora como su Rey, frente a testigos. Elijo a Tessa Banks como mi compañera. Esa es la decisión que he tomado, y la respetarás o enfrentarás las consecuencias. Breyla jadeó. Por las arrugas de su frente, las consecuencias de las que habló Izon podrían ser espantosas. Abracé el brazo de Izon. No necesitaba que esto se convirtiera en un incidente político o familiar. En realidad, no necesitaba la bendición de Andren, solo el amor de su hijo. —¿Me entiendes, padre? Pero Andren se volvió y salió de la habitación. La charla incómoda regresó lentamente al grupo, había un aire de tensión que no se disipó. Breyla se abrió camino por la habitación hacia nosotros, pareciendo vacilante mientras observaba a Izon y Dyan guardándome entre ellos. —Lo siento mucho, querida —espetó—. Solo puedo disculparme en nombre de Andren. No tenía ni idea de que estaba invitando a nadie, y ciertamente no sabía lo que pretendía hacer. Aunque supongo que debería haberlo previsto... Izon —volvió los ojos suplicantes a su hijo—. Ve con tu padre. Muéstrale misericordia. Estoy seguro de que no tuvo la intención de faltarle el respeto a tu posición. Él es... Es solo... —Se encogió de hombros—. Es anticuado en sus creencias. Izon resopló. —Mi camino nunca será lo suficientemente bueno para él, madre. Ambos lo sabemos. Ella asintió. —En ese caso, definitivamente puedes mostrarle un poco de piedad a un anciano. Ser mejor que él. Izon suspiró.

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—Como quieras, madre —bajó la mirada hacia mí—. Vuelvo enseguida. Aparentemente, tengo un viejo testarudo al que tratar de convencer. Una mueca brilló en sus rasgos antes de que se alejara, dejándome con un beso de despedida. Breyla palmeó sus perlas mientras Izon se alejaba. —Es un buen chico, —dijo—. Y lamento mucho lo de su padre. Fue de muy mala educación arrojaros esto a los dos cuando acababas de llegar. Casi sonreí ante su elección de palabras, como si mencionarlo en cualquier otro momento hubiera sido aceptable. Pero lo sentía por ella, estar casada con Andren no podría haber sido la vida más fácil que tenía a su alcance. Aunque la naturaleza de su relación aún no estaba clara, una parte de mí se preguntaba si ella lo había amado una vez o si su matrimonio había sido arreglado por el padre de Andren. Miró a su alrededor. —Creo que me vendría bien otra copa —Me miró y luego a Dyan. —¿Puedo conseguir una para cualquiera de ustedes? Dyan extendió el brazo. —Permítame acompañarla, señora —dijo, siempre un caballero. Mientras se alejaban, retrocedí contra la pared, contenta de ver a la gente en la habitación y contenta de que su atención ya no estuviera sobre mí. Izon había hecho algunas declaraciones bastante importantes y todavía tenía que digerir con precisión lo que esas declaraciones significaban para mí. Para él. Por el reino. —¿Qué le hiciste? —Una voz gutural a mi izquierda me sobresaltó y me volví para encontrarme frente a Alendra. Era al menos quince centímetros más alta que yo, y no estaba hecha de nada más que cabello rubio y curvas.

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Miré a mi alrededor en busca de Izon o Dyan, pero Izon todavía no había regresado a la habitación y Dyan le estaba entregando a Breyla un elegante vaso de un burbujeante líquido rojo rubí. —No importa lo que te digas a ti misma —continuó, su postura informal como si estuviéramos disparando a la mierda—, no eres digna del Rey de Hydronia. Quiero decir, mírate, eres humana. Un juguete contratado. Si fueras inteligente, terminarías las cosas con él ahora, y permitirías que alguien capaz de ser una verdadera reina para el pueblo Hydronian tomara tu lugar. —¿Supongo que crees que eres esa persona? —Hice la pregunta con voz confiada, pero por dentro temblaba de nervios. —Absolutamente. La gente de Izon, mi gente, nunca te aceptará. Pero ellos me conocen. Saben lo que represento y que soy una de ellos. Más importante aún, los conozco. Sé lo que es importante para ellos y sé cómo hacer que me amen —Se inclinó más cerca, pero yo me mantuve firme. No quería mostrarle ninguna debilidad, incluso cuando su pecho retumbó con un gruñido bajo. —Siempre serás la niñera, pequeña humana —Ella rió—. O… ¿Cómo lo dijo Andren? ¿Una esclava de cama? Y nunca estarás en condiciones de ser reina. Nunca estarás en condiciones de gobernar al lado de Izon. Me quedé sin aliento ¿Quién diablos era esta perra? Dios, ¿sólo había estado aquí durante unos quince minutos y ya estaba teniendo un concurso de mear con la señorita Barbie Dragón? No quería dejarme intimidar por ella, pero una parte de mí solo quería correr gritando y esconderme hasta que el dolor de sus palabras se calmara y pudiera pensar con claridad de nuevo. Aunque, tal vez ella tenía razón. Quizás estaba cometiendo el mayor error de mi vida. Había venido aquí para salvar a mamá y, de alguna manera, me había dejado llevar por uno de sus cuentos de hadas. Y tal vez me había equivocado.

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Capítulo 19 IZON —Padre —Mi tono era amistoso cuando entré a su austera oficina, pero cuando se dio la vuelta en un arrebato de ira, de repente todas mis buenas intenciones se fueron—. Padre —grité, sin darle la oportunidad de hablar primero. Vi su rostro contraerse en ira al ser abordado de esta manera. Su dragón acechaba directamente detrás de sus ojos, amenazando con emerger. Entrecerré los ojos y crucé los brazos. —Si necesito hacerte frente como un dragón, lo haré, pero no te gustará el resultado. Se inclinó hacia adelante, colocando las yemas de los dedos sobre su escritorio, su pecho subía y bajaba pesadamente. —Izon —gruñó, su voz dura y ronca—. Estás cometiendo un error que afectará a todo el planeta durante mucho tiempo. Es un cambio en nuestra historia que no puedo permitir. Estás siendo egoísta. Me reí en su cara. En parte porque no pude evitarlo, en parte porque quería. —Esa elección ya no es tuya. Esto no es algo en lo que puedas opinar. Soy el Rey y haré lo que me plazca. A medida que aumentaba el volumen de mi voz, se estremeció, y tuve un momento de indecisión. Podía estar enojado y hablar con él en un idioma que parecía entender, el de la rabia, o podía intentarlo y arriesgarlo a pensar que de alguna manera había ganado. Suspiré. Si mostraba algún signo de ceder a sus demandas, pensaría que podría pisotear todas mis decisiones futuras, como su hijo y como su rey. Entonces, estábamos en un punto muerto. Odiaba ser un rey enojado. Odiaba estar en desacuerdo con mi padre.

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Pero. No podía permitir que tratara a Tessa, mi compañera elegida, con continuo desprecio. Estábamos uno frente al otro frente al escritorio, dos caras de la misma moneda. Excepto que uno de esos lados era Rey, y el otro era un anciano gruñón que creía que todavía sabía más. —Padre —volví a mi tono conciliador cuando su respiración pareció ralentizarse. Cuando decidí que ya no parecía que pudiera cambiar a su dragón ante la menor chispa del tono equivocado en mi voz, continué—. Tessa es mi compañera elegida, la mujer que amo. Si bien entiendo los méritos de elegir una pareja Hydronian, tengo que considerar mi propia felicidad, y la de mis hijos, al elegir a mi próxima Reina, y Tessa ha llenado un vacío en sus vidas que tanto necesitan. No hay otra manera, simplemente debes aceptar eso. —¡No lo haré! —golpeó el escritorio con el puño y sus escamas brillaron—¿Aparearte con un humano? —echó la cabeza hacia atrás y se rió, el sonido llenó la habitación—. Los humanos están por debajo de ti. ¡Están por debajo de todos nosotros! No pueden cambiar. Son frágiles y débiles. He oído que también tienen una inteligencia limitada. Izon, nos los envían aquí como esclavos. Los compramos. Un goteo de hielo no deseado se deslizó por mi columna. Había sido una de mis dudas desde el principio, comprar humanos, pero no podía mostrar un atisbo de indecisión en mi elección. Padre continuó. —La gente de Hydronian nunca la aceptará. No como tu pareja o como su reina. La aceptarán como la niñera de sus hijos, por supuesto, porque esos son los términos en los que fue comprada. Tú eres Rey y necesitas dar el ejemplo a tu pueblo —Sentí que se acercaba una conferencia familiar y mi padre sacó la silla de su escritorio y se sentó como si fuera una reunión de negocios más.

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Esta conversación de repente se había convertido en una negociación de alguna manera, pero este era un tema en el que no estaba dispuesto a comprometerme. Me quedé de pie. La altura era la única ventaja que parecía tener sobre él en este momento. —Acepto que esto no tiene precedentes —admití—. Ningún Rey en la historia de Hydronia ha tomado pareja de ninguna otra especie. —Por el bien de todos los Hydronians, nos casamos con los nuestros — dijo, y yo reprimí la repulsión ante su demostración de especismo. Lo ignoré. Estábamos teniendo suficientes problemas para comunicarnos en este momento sin el problema adicional de sus prejuicios pasados de moda. —Tengo plena confianza en Tessa y en su capacidad para ganarse a mi gente. Ya ha mostrado una gran lealtad y amor por la gente de Hydronia, y he visto con mis propios ojos la forma en que la han aceptado. Es valiente, padre. Valiente y adaptable, y eso dice más que muchos de los pretendientes con los que querías que me emparejara. Sacudió la cabeza, pero pareció marchitarse cuando lo último de su deseo de luchar lo abandonó. —No estoy de acuerdo en los términos más fuertes, Izon. Por favor, piensa en nuestra gente. Nuestras mujeres Hydronians necesitan verse representadas ¿Qué pensará el país si un Hydronian de repente no es lo suficientemente bueno para su rey? —Inspiró con desaprobación— ¿Cómo pueden respetar a un ser humano que se ha elevado por encima de ellos? —Estás siendo irracional, padre. Piensas muy poco en nuestra gente — Traté de interrumpirlo, pero levantó la mano y continuó hablando, sin siquiera reducir la velocidad. El tono de su voz se había vuelto casi engatusador, la persuasión de un pobre hombre. —Ni siquiera estoy diciendo que no puedas quedarte con Tessa si quieres. Si no quieres llamarla tu esclava de cama, llámala tu amante — dijo bruscamente, como si me hubiera golpeado con sus palabras.

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Continuó diciendo—: Muchos reyes en nuestra larga historia han mantenido una amante, mientras mantienen una reina. Por encima de todo, necesitas una gran Reina para inspirar y unir a nuestro planeta, no a esta mujer humana. Ya es poco más que una amante. Además —hizo una pausa y un brillo astuto apareció en sus ojos—. Sabes lo que dicen; cuando te casas con la amante, creas una vacante. Haz lo que te digo y asegúrate de que ambos puestos estén cubiertos. Es la única forma de avanzar. Apreté mis labios e ignoré el dolor en mis encías. Mi dragón se había inquietado por las palabras de mi padre. —Tendremos que permanecer en desacuerdo, entonces!—Negué con la cabeza—. Porque Tessa no es mi esclava de cama, pero tampoco será mi amante. Es tan legítima como Lyra, y estoy enamorado. Se merece algo mejor que la forma en que la estás tratando y la forma en que pretendes que la trate. Con la esperanza de que mis últimas palabras hubieran sido lo suficientemente definitivas, me di la vuelta abruptamente y salí de su oficina, sin darle otra oportunidad de difamarme a mí o a Tessa. No sabía cuándo volvería a verlo, y no sabía cuándo podría hacerlo. Mi madre tendría que pasar un poco más de tiempo sin tener acceso a sus nietos, a menos que pudiera soportar dejar su amada isla el tiempo suficiente para hacer una visita a mi casa. Suspiré cuando volví a entrar al salón de mis padres. Lo que vi no me hizo feliz. Tessa estaba casi en las sombras, Dyan a su lado, mientras todos los demás en la habitación se mezclaban y charlaban. Esta no era la manera de que mi futura reina debía ser presentada a la sociedad. Me decepcionó la gente en esta casa. Mi padre no había sido más que grosero y despectivo, mi madre no lo estaba haciendo mejor ya que no estaba cerca de Tessa, y todos los demás estaban… bueno, ignorándola. Parecía que quizás mi padre no era el único que albergaba pensamientos desagradables hacia mi Reina elegida. Reprimí un gruñido, este encuentro había sido mucho peor de lo que había anticipado.

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—Tessa —caminé hacia ella, tratando de que mi paso pareciera más casual—. Desafortunadamente, ha llegado el momento de que nos vayamos —Hice mi voz fuerte para que toda la habitación me escuchara. Quería que supieran lo decepcionado que estaba de mi gente. Quería que sintieran remordimiento por la forma en que habían tratado a Tessa. El alivio pasó por sus ojos, pero rápidamente lo ocultó. —¿Lo es? —Parecía insegura. —Sí, he tenido noticias de nuestro conductor sobre las mareas entrantes. Dyan me dirigió una mirada curiosa pero sabiamente no me contradijo. —Debería despedirme de tus padres —murmuró Tessa. —Sólo de Madre —dije—. Padre tiene un trabajo urgente que atender. Tess y yo cruzamos la habitación hacia mi madre y le di un beso en la mejilla. —Adiós madre. —¿Volveré a verte pronto? —El miedo brilló en su mirada. —Puede visitarnos en cualquier momento —Pero en realidad no había respondido a su pregunta, y lo sabía porque sus ojos se tensaron, un destello de dolor brillando en ellos. Por el momento, no me importaba mucho. Había tenido suficiente de todos aquí, y quería pasar un tiempo a solas con Tessa. Conduje a Tess fuera de la habitación, su mano en el hueco de mi codo, su cuerpo tan cerca del mío como podía estar. Dyan nos siguió, y solo asentí con la cabeza a un par de personas al salir. Alendra captó mi mirada, pero no la reconocí. Todo en mí gritaba para llevar a Tessa a casa y protegerla. De buena gana la había llevado a una habitación llena de dragones esperando a saltar, y lo lamenté. Aunque una de las cosas que me atrajo de ella fue su fuerza y ​ ​ resistencia, supe que en este momento había fallado en mi deber de protegerla de lo peor de mi planeta. Sabía que era capaz de manejar a mi padre, pero era injusto esperar tanto de ella tan pronto. Había sido maltratada desde el

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momento en que pusimos un pie en esta casa, y no quería nada más que llevarla lejos. Excepto que Tessa permaneció callada todo el viaje a casa, apenas fingiendo una sonrisa ante los pobres intentos de Dyan de hacerla reír. Internamente maldije a mi padre. A veces era un maldito bastardo real, trayendo miseria a todo lo que tocaba e incluso a algunas cosas que no. Nunca volvería a dejar que tocara a Tessa de esta manera. Cuando entramos a la casa, tomé su mano. —¿Te gustaría tomar una copa tranquila en nuestra sala de estar? — Estaba desesperado por aclarar la sombra que se había apoderado de su rostro, desesperado por hacerla feliz de nuevo. Ella sacudió su cabeza. —Creo que podría llamarlo una noche. —¿De verdad? Se apartó, pero no solté sus dedos, tratando de mantener nuestra conexión. —Creo que sería mejor —No me miró mientras lo decía, y mi corazón se apretó ante su dolor. Había causado esto, aunque indirectamente, y no encontraba una solución. Dyan se fundió en las sombras y miré a mi alrededor. —Tessa —supliqué—, por favor, déjame intentar enmendar esa farsa. Ni siquiera comimos nada, déjame al menos invitarte a algo de comida. Ella vaciló. —Bueno. La llevé a la pequeña sala de estar que teníamos reservada solo para nosotros, y toqué el timbre para que el Chef trajera lo que tuviera por ahí mientras servía el té para los dos. Me sonrió brevemente mientras le entregaba un vaso de kelpine, pero no llegó a sus ojos. Mientras bebía, se pasó un brazo por la cintura como si se estuviera protegiendo.

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—¿Cómo estás? —Puse mi mano en su rodilla mientras me sentaba a su lado, pero algo en ella parecía inalcanzable. Era obvio que la visita a mis padres había cambiado algo, y busqué en mi cerebro una forma de arreglarlo. Tuve que trabajar duro para aplastar la irritación que sentía por mi padre. Ahora no era el momento de hacerme esto. Suspiró y tomó un sorbo de su bebida mientras nos sentamos en el tipo de silencio que no habíamos experimentado desde que llegó. No la presioné para que hablara, solo la vi mirar fijamente al frente sin responder a mi pregunta. Finalmente, miró la hora y dejó su vaso sobre la mesa. Sintiendo que mi oportunidad de hablar con ella se estaba escapando, acaricié mi mano hasta la mitad de su muslo. —¿Háblame? —Insistí, casi suplicando—. No me dejes fuera —La desesperación que se alojaba en mi pecho me sorprendió. Suspiró de nuevo y luego se encontró con mis ojos antes de bajar la mirada y jugar con la suave tela gris del sofá. Finalmente, dijo: —¿Y si tu padre tiene razón? ¿Qué pasa si tu gente no me acepta? — Se encogió de hombros—, Quiero decir, ¿por qué lo harían? Soy humana, solo la niñera de tus hijos. No soy una Reina. Suspiré. Si bien nada de lo que había dicho era falso, sabía que la mayoría de los problemas que había mencionado se podían resolver con el tiempo. Sin saber qué decir primero, al menos el último tema fue fácil. —Te haré una reina. Mi reina. —Tu padre… Cuando lo mencionó de nuevo, mi irritación estalló. Me sorprendió la intensidad. —Olvídate de mi padre. No sabe de qué está hablando —La había cortado. —Era el Rey antes que tú —Lo dijo como si yo no supiera, casi como si me estuviera educando. Mi enojo se encendió con esa idea, pero me

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pregunté si estaba luchando con sus emociones tanto como yo lo estaba ahora. —Tienes que ignorarlo —Fue todo lo que pude pensar en decir, sin confiar en mí mismo para hablar de mi padre en mi actual estado de agitación. A juzgar por su pequeño asentimiento, el mensaje no parecía estar asimilando. Cambiando de dirección, hizo quizás la pregunta más importante: —¿Qué pasa si tu gente no me acepta? —Tessa —respiré hondo, tratando de calmar mi racha de ira. No estaba acostumbrado a tener que repetirme. Ya estaba enojado con mi padre por desafiar mi autoridad esta tarde, y ahora Tessa estaba haciendo preguntas tontas. Si optara por convertirla en mi Reina, nadie en este planeta discutiría. Nadie se atrevería a desafiarme, ni siquiera a hablar de su descontento. Aparentemente, solo mi padre fue lo suficientemente tonto como para hacerlo. Además, ¿por qué estaba preocupada? Incluso si los Hydronians se opusieron a que un humano estuviera a mi lado, ¿cuándo le había importado a Tessa lo que otras personas pensaran de ella? Al darme cuenta repentinamente de que Tessa podría no ser tan fuerte como había asumido anteriormente, dije: —Esta no eres tú. No eres débil. Eres la persona más fuerte y valiente que conozco. No dejes que mi padre te transforme en algo que no eres —Había tratado de hacer que las palabras sonaran sinceras, como si solo me preocupara por ella, pero las palabras salieron un poco autoritarias. Me levanté, alejándome, preocupado de hacer algo irracional en mi ira. Cuando me volví para mirarla, esperando una respuesta, la encontré mirándome. —¿Crees que porque tu padre me dijo cosas crueles esta tarde, de repente me siento débil? —Me escupió las palabras como si quisiera que me dolieran.

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Débil no era una palabra que la gente solía asociar con ella, supuse. Me encogí de hombros de nuevo. —Lo parece —Mi temperamento siguió aumentando, a pesar de mis intentos de aplastarlo—, No eres débil, no quise decir eso. Es solo que nunca te he visto inclinarte hacia mí, y yo soy el Rey. Mucho menos perturbada por un anciano que no gobierna este reino. Esto no es propio de ti, como dije —La miré desafiante, instándola a luchar y a demostrar que tenía razón. Se puso de pie, la ira ardía en sus ojos, y di un paso atrás. Ahí está mi Tess. —¿De dónde sales hablando conmigo como si fuera tu maldita niñera otra vez? No puedes llamarme débil, Su Majestad. No puedes decirme que estoy reaccionando exageradamente a toda esta situación. Por mucho que deteste admitirlo, y por mucho que parezca que no les importa, soy humana y soy de otro mundo. Tu gente puede rechazarme y, aunque puedes pensar que me hace parecer débil, su opinión es importante. La opinión de tu padre importa —Levantó sus manos al aire—, Dios, Izon, ¿no ves que esto es más que solo tú y yo? ¡¿Por qué soy la única que está considerando lo que podría ser mejor para el reino?! —Se dio la vuelta y lanzó dagas con los ojos. La forma en que se había burlado de mi título había enojado a mi dragón y me di la vuelta y me dirigí hacia la ventana, dándole tiempo para que se enfriara antes de que intentara escapar. Mirando por la ventana, de repente sentí que no era el único que estaba desviando mi ira. Sin embargo, yo seguía siendo el responsable de este planeta y no me gustaba que la gente me hablara de esa forma. De repente, furioso, me acerqué a ella, empujando mi rostro hacia el suyo hasta que nuestras narices casi se tocaron. —No me hables de cuidar a la gente de mi reino. He gobernado este planeta mucho más tiempo del que tú has vivido aquí. No se atrevas a decirme que no los estoy tomando en consideración. Las palabras de mi padre han afectado tu juicio, y si continúas hablándome de esta manera, quizás tenga que estar de acuerdo con él en que tomé la decisión

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equivocada al hacerte Reina. Quizás eres débil —Mis palabras aterrizaron como había planeado, y Tessa retrocedió como si la hubiera abofeteado. Respiraba pesadamente, ahora echaba humo ¿Cómo había salido tan mal esta conversación? Sabía que mi enojo estaba aún más dirigido a mi padre que a ella, pero no podía ignorar el hecho de que había tomado su nuevo papel en mi vida como un permiso para hablarme. Nada en esta conversación había salido de la manera que pretendía, y no me gustó lo irrespetuosa que se había vuelto. —No creo que lo entiendas —dijo, su voz baja y volviéndose mortal. Antes de que pudiera continuar, escupí: —Entiendo. Dejaste que la opinión de otra persona sobre ti cambiara quién eres, y no me gusta. Juntó las cejas en un ceño fruncido. —¡Esto ni siquiera se trata de mí! Estoy tratando de tomar la mejor decisión para todo Hydronia, ¡cuando todo lo que parece preocuparte es tu propia percepción deformada de mí! ¡Que se joda tu padre! Me importa un comino todo lo que ese idiota tenga que decir, lo que me importa es el simple hecho de que podría tener razón. Deja de pensar en tu maldito yo por un momento y considera la idea de que el apareamiento con un humano podría crear problemas para ti y para el reino —Terminó enfurruñada, mirándome fijamente, desafiándome a contradecirla. —¿Alguna vez has considerado que el solo hecho de cuestionarme me hace quedar mal? ¿Qué me hace parecer incapaz de controlar a mi Reina humana? Y si soy incapaz de hacer ni siquiera eso, ¿cómo diablos seré capaz de controlar un reino? Su boca se abrió y supe que ya lo había llevado demasiado lejos, pero seguí adelante de todos modos. —Soy el rey de Hydronia, y mientras estás aquí, eso me convierte en tu rey también ¡Y como tal, me tratarás con respeto y nunca más

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cuestionarás mi juicio! —La última palabra estalló en mí, y me volví para encontrar su rostro extrañamente en blanco, como si se hubiera cerrado. —Simplemente haz lo que te dicen, como se supone que debe hacer una Reina cuando su Rey hace una demanda —Las palabras apenas me pertenecían, pero había ido demasiado lejos y un gruñido de furia retumbó a través de mi pecho y resonó por toda la habitación. Tessa levantó la barbilla y apretó los puños con fuerza. —Ya sabes —dijo con esa misma voz tranquila y mortal—. He escuchado historias, muchas historias sobre ti y Lyra. Del personal y de los niños, y todos parecían estar de acuerdo en que la trataste con deferencia y respeto. No sabía que al aceptar ser tu Reina —escupió la palabra—, no me tratarían de esta manera. Pensé que se suponía que las asociaciones eran iguales —Señaló con un dedo en mi dirección y sus ojos brillaron con lágrimas que se acercaban. Las comisuras de su boca se volvieron hacia abajo y sus siguientes palabras fueron tensas—. No puedo creer que hayas tratado a Lyra de esta manera, y no creo que un Rey alguna vez trate a su Reina de esta manera. Todo lo que siempre quise fue ser lo suficientemente buena para este reino. Ser lo suficientemente buena para ti —Su voz se quebró en la última palabra. Sabía que debería parar. Sabía que tenía razón. Que no estaba tomando en cuenta todo mi reino cuando decidí que Tessa sería mi reina. Me había enamorado y decidí egoístamente que cualquiera que no estuviera de acuerdo con mi elección estaba equivocado. Tessa solo estaba tratando de hacer lo mejor, pero no pude detenerme. Estaba demasiado lejos, demasiado enojado con mi padre, la visita sin sentido a la propiedad de mis padres, y demasiado enojado con Tessa. No pude detener las siguientes palabras que salieron de mi boca, y vi horrorizada cómo cada una la golpeaba como una tonelada de ladrillos. —No eres Lyra, y nunca lo serás.

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Capítulo 20 TESSA No eres Lyra. Por un segundo devastador, un minuto espantoso, una hora mortificante... o podría haber sido una semana o un año, simplemente lo miré. No eres Lyra. El siguiente momento sucedió en cámara lenta. Sus ojos se abrieron, sus labios se abrieron y comenzó a estirar la mano como si fuera a agarrarme. Di un paso hacia atrás y acerqué mis brazos a mi cuerpo. —No me toques —susurré cuando su forma comenzó a difuminarse. Parpadeé para eliminar las lágrimas. No le daría la satisfacción de verlas caer. Se estremeció ante mi despido, claramente sin saber qué hacer a continuación. Mi corazón se vació, convirtiéndose en una frágil cáscara. Temía que un latido más pudiera romperlo. No eres Lyra. Esas tres palabras dieron vueltas y vueltas en mi cabeza. Esas tres malditas palabras. Ciertamente no las tres palabras que esperaba escuchar, considerando el tiempo que pasamos juntos el último mes. No eres Lyra. No eres Lyra. No eres Lyra. Se convirtió en un canto. La voz de Izon cantando una y otra vez en mi cabeza, y me tapé los oídos con las manos, tratando de silenciarla. Necesitaba escapar. Alejarme de este hombre, hermoso incluso en mi angustia. No podía soportar estar cerca de él, y cuando retrocedí dije:

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—Lo entiendo. No soy Lyra —Las palabras me dolieron cuando me dejaron. Se estremeció de nuevo, pero se quedó donde lo había dejado, mirándome como si se hubiera convertido en piedra. —No quiero ser Lyra. Nunca quise ser ella. Parecía incapaz de hablar, así que continué, de repente deseando lastimarlo tanto como me había lastimado. —Claramente, veo el papel de la Reina de Hydronia de manera un poco diferente a como lo ves tú. Lo veo como un papel, tal vez el único papel en este maldito planeta, igual al Rey —Me detuve y respiré hondo—. Pensé que, como Reina, compartiría tus cargas. Ahora tengo muy claro que tú no sientes lo mismo —Bajé la cabeza, incapaz de mirarlo. No porque estuviera derrotada o débil, como él tan acertadamente lo había dicho, sino porque no podía soportar mirar a un hombre que pudiera lastimar a alguien así. Pensé que era mejor que esto. Una vez más, estaba deseando irme. Así que con un último suspiro dije: —Me voy a mudar de regreso a mi antigua habitación. Levantó la cabeza bruscamente y de repente se parecía mucho menos a un dragón imponente y más a un pajarito curioso. —Depende de ti si me dejas como niñera de los niños, pero no quiero ser la Reina de un Rey que piensa tan poco en mí —Terminé fuerte y me alejé antes de que una lágrima se me escapara por un lado de la nariz. Las aparté con impaciencia. Fue bueno haber descubierto quién era realmente. Todavía podría intentar salvar el resto de mi estancia en este maldito planeta. No trató de evitar que me fuera, a pesar de que no había salido corriendo. No hizo nada. No me siguió. No gritó mi nombre. Me di cuenta de que tenía una última pizca de esperanza de que realmente se preocupaba por mí y que haría lo que fuera necesario para rectificar esto. Se me escapó un sollozo ya que esa esperanza también me fue quitada.

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Mientras subía las escaleras, todo mi cuerpo se sentía pesado. Cada paso que di fue una agonía. Cerré la puerta de mi pequeña habitación fría y me hundí contra ella. Finalmente, dejando ir toda la presión de contener mis emociones, mi cuerpo se estremeció con sollozos. Todo se fue. Pensé que podría hacer una vida aquí, pensé que mi vida estaría llena de niños dragones y un hermoso Rey al que amar. Ahora ni siquiera sabía si podría quedarme. Mis pensamientos parpadearon brevemente sobre mi alegría hace un mes por haber escapado de alguna manera del Programa TerraLink. Me reí amargamente. Había sido una tontería de mi parte pensar que era especial. Que merecía escapar. De repente me di cuenta de que no tenía ni idea de si Izon me dejaría quedarme y cuidar de sus hijos, así que podría perderlos también. Mis lágrimas cayeron más rápido al considerar los momentos que habían conducido a la destrucción de mi pequeño mundo perfecto. Conocer a los padres de Izon, conocer a la mujer que su padre quería como La Reina, discutir con Izon. Todo se volvió borroso hasta que mi cabeza dio un vuelco al ritmo de un dolor de cabeza que se desarrollaba rápidamente. Mi servidumbre aquí debería haber sido el sueño. Era una vida de premio gordo. Pero estaba sobrecargada, queriendo más. Mis sollozos se convirtieron en risitas y se ahogaron, la histeria surgió de la nada. Posiblemente nadie se había excedido tanto en toda la historia de Hydronia. El padre de Izon tenía razón: pasar de la niñera real a La Reina sin pasos intermedios era realmente una gran promoción. Me acosté en mi vieja y estrecha cama y arreglé mi almohada en un cómodo bulto debajo de mi cabeza. No tenía ropa en esta habitación, y no podía ir exactamente a las habitaciones de Izon para recoger algunas. No después de mi gran salida. Mamá siempre había hablado de no quemar puentes, definitivamente no aprobaría cómo me había manejado esta noche. Al pensar

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inesperadamente en mi madre, me dolió el pecho de nuevo y lágrimas frescas se deslizaron silenciosamente por mis mejillas. Todo mi cuerpo se dobló sobre sí mismo y luché por mantener mis sollozos dentro. Estaba de nuevo más cerca de las habitaciones de los niños, e Izon me había dicho lo agudo que era su oído en comparación con el mío. No necesitaba preocuparlos ni hacerlos sentir curiosidad. No estaba seguro de cómo Izon quería manejar algo o incluso lo que les diría. Mierda. Todo el mundo lo sabría. Todos me verían de regreso aquí y todos harían algún tipo de juicio. Suspiré. Izon desaprobaría que me importara lo que los demás pensaran de mí. Al carajo. Quería a mi mamá. Por primera vez en mucho tiempo, quería que me abrazara, quería respirar su aroma. Necesitaba sentirme como en casa y pertenecía a algún lugar. No solo en un planeta alienígena rodeada por nada ni nadie. Casi me reí de nuevo al recordar cómo incluso había empezado a pensar en la idea de que tal vez podría traer a mamá de la Tierra para vivir aquí con nosotros. Solo que ahora no la quería aquí, en la vida rota en la que yacía entre los escombros. Solo quería irme a casa, pero no podía y mi futuro era muy incierto. Ni siquiera sabía cómo Izon manejaría mi contrato. Si me dejaba viviendo en un estado constante de dolor y vergüenza, o si me devolvía al Programa TerraLink para que lo comprara otra persona. Todo dolía tanto. Me di la vuelta y acerqué las rodillas a mi pecho, permitiendo que mis ojos hinchados se cerraran. Estaba demasiado cansada para intentar mantenerlos abiertos. Me desperté con el sonido de un suave golpe seguido de la puerta abriéndose. Dyan se apresuró a entrar, con una caja de cartón en las manos. Una manga verde colgaba de la parte superior, cayendo por un lado, y mi pecho se apretó. Mis cosas. Izon estaba enviando mis cosas de regreso a mi habitación. Gabby siguió a Dyan adentro, con una caja en sus manos también.

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Ella me envió una mirada llena de simpatía. —Tenemos un par de cajas más para traer —dijo en voz baja—, pero luego me quedaré y te ayudaré a arreglar la habitación. Aparté sus palabras con un gesto y hablé, pero me dolía la garganta. —No necesito ninguna ayuda. Puedo hacerlo sola —gruñí. Cuando Dyan se fue, Gabby se puso en cuclillas al lado de mi cama y tomó mi mano. Mi cabello estaba pegado a un lado de mi mejilla sudorosa y había estado acostado en una pequeña mancha de baba. No necesitaba mirarme en un espejo para saber que parecía un desastre. —Sin embargo, me gustaría quedarme —murmuró—. Me gustaría ayudar. Asentí. No tenía muchos amigos aquí, ciertamente ya no, y necesitaba aprovechar al máximo lo que tenía antes de que me enviaran de nuevo. Dyan volvió a entrar con dos cajas balanceándose al azar en sus brazos. —Traje las dos —dijo con brusquedad y las dejó. Luego asintió con la cabeza, pero no pude leer su expresión. Tenía la boca en una línea recta y parecía vagamente desaprobadora, pero Dyan a menudo se veía así. Gabby apretó mi mano con más fuerza. —Venga. Terminemos con esto para que puedas dormir un poco. Las cosas se verán mejor por la mañana. Asentí, pero sabía que no lo harían. Mamá solía decir lo mismo, y esta era definitivamente una situación que no se vería mejor en la mañana. Eché un vistazo a las cajas que ocupaban la mayor parte del suelo de mi habitación. El mensaje de Izon era claro: ya no me quería. 

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Cuando me desperté a la mañana siguiente, bajé las escaleras con temor. Gabby me recibió con una amplia sonrisa y un Luka despierto. Lo tomé en mis brazos, la familiaridad de su cuerpo acurrucado contra mi pecho me ofreció más consuelo de lo que me esperaba. —¿Dónde está Izon? —Miré a mi alrededor, esperando encontrarlo acechando en una de las puertas. —Está fuera de la isla —dijo Gabby—. Estará ausente durante varios días, por negocios. Asentí. Tenía sentido, pero una parte de mí había deseado verlo. Una parte de mí quería ver si sentía tanto dolor como yo, o si todavía estaba enojado. Tal vez incluso feliz por lo que había sucedido. Al menos así podría cumplir los deseos de su padre. No más peleas entre la realeza Hydronian. Suspiré. No sabía lo que quería. Quizás la distancia sería buena. Los siguientes días transcurrieron en una estructura fácil y programada. Era una segunda naturaleza para mí ahora, el flujo y reflujo de la casa, los niños, ya no podía imaginar mi vida sin ellos. Dejarlos para ir a otra posición del Programa TerraLink me rompería por completo, estaba segura. ¿Cuál era la alternativa? Apenas podía quedarme mientras Izon seguía adelante con su vida frente a mí. Me di una sacudida mental y deslicé mi identificador por el brazo, revelando el adaptador debajo de él. La carita me sonrió benignamente. Por supuesto que podría quedarme. Tenía un puesto y un trabajo, y mamá todavía necesitaba que estuviera aquí, pagando mi deuda. En la tarde del cuarto día de las reuniones de Izon, Gabby se apresuró a entrar en la biblioteca donde los niños, Dyan y yo estábamos todos en nuestras posiciones habituales. Jari tenía la cabeza inclinada sobre un libro y yo sostenía a Luka, mientras miraba por la ventana el interminable océano azul mientras Vike completaba una especie de rompecabezas en el suelo. Probablemente también debería haber

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estado estudiando, pero ya no tenía la necesidad de estudiar la cultura Hydronian con el mismo tipo de detalle que antes. Su mano revoloteaba nerviosamente en su garganta y respiraba con dificultad mientras hablaba, como si hubiera corrido a lo largo de la casa. Me senté más derecho. —Hemos recibido una comunicación del Rey —dijo—. Está casi en casa. Tessa, probablemente deberías subir... Fue interrumpida cuando Vike se puso de pie de un salto. —¡Papi! —chilló y salió corriendo de la biblioteca. Fuera lo que fuese lo que Gabby había estado a punto de decir, era demasiado tarde. Parecía que el oído de Vike había captado a Izon llegando a casa incluso cuando Gabby trató de advertirme que me fuera. Me incliné en dirección a la puerta abierta y escuché, finalmente recogiendo los tonos familiares de Izon... y algo más. Una risita gutural siguió a algo que había dicho, y me estremecí. Conocía esa risa. Pertenecía a la bien formada rubia a la que Andren Hurric había dado su bendición como futura Reina de Hydronia. Antes de que pudiera siquiera pensar en mis acciones, le entregué a Luka a Gabby y salí corriendo de la habitación, buscando escapar. Más tarde, después de haber acomodado a todos los niños en sus habitaciones por la noche, Izon envió a buscarme y caminé hacia su oficina con los pies más reacios. Golpeé la puerta. —Adelante —dijo. Abrí la puerta y miré a través. Me hizo señas para que entrara más, y cada fibra en mí luchó contra su encanto. Solo verlo me hizo sentir un cosquilleo en la piel y latir en mi coño. Cerré mis ojos ¿Cómo diablos había esperado que pudiera quedarme y trabajar para este hombre, incluso antes de que trajera a su nueva novia a casa?

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—¿Cómo han ido los últimos cuatro días? —Me miró expectante, como si estuviera recibiendo un informe de progreso normal. ¿En serio? Al diablo con eso. Pensé brevemente en mamá y su consejo sobre puentes quemados, pero decidí encender la cerilla de todos modos. —Necesito que pongas fin a mi contrato —Le dije antes de que tuviera la oportunidad de discutir algo más. Luché duro para mantener la calma, pero mi volumen aumentó de todos modos—. No puedo quedarme aquí. Solo me miró, sin siquiera parpadear. Quería caer en esos ojos rojos familiares, besar esa boca que hacía que mi cuerpo se sintiera tan bien, pero no pude. Ya no era mío, y no me rebajaría a aceptar migajas de afecto, incluso si me las ofreciera. Todavía no había respondido. La rabia estalló dentro de mí ¿Cómo se atrevía este idiota a pensar que podría traer a una nueva mujer a casa tan pronto como termináramos? ¿Cómo se atrevía a frotarla en mi cara como si yo no significara nada para él? La magnitud de esa acción por sí sola me impulsó hacia adelante. —Voy a romper todas y cada una de las jodidas reglas de tu jodido contrato —continué, subiendo el volumen— ¡Las romperé todas hasta que tengas que despedirme, porque no puedo quedarme aquí! Pensé en Alendra y me estremecí. Ya no pertenecía a esta casa. Pero Izon solo me miró, su mirada inquebrantable. Respiraba con dificultad, casi temblando por la intensidad de mi deseo de alejarme de este hombre que me había destrozado tan profundamente. Finalmente, negó con la cabeza, el movimiento fue lento, casi considerando. —No —dijo, la palabra suave y final—. No tengo ninguna intención de dejarte ir.

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Capítulo 21 IZON Estaba perdiendo el control de su temperamento, y la esperanza chispeó en mi pecho. Mi dragón se movió, atento. La quería enojada. Necesitaba su furia, cualquier otra cosa que no fuera la derrota que había mostrado cuando regresamos de la isla de mis padres. Cualquier otra cosa que no fuera esa debilidad que no le pertenecía. La necesitaba para demostrarme que era fuerte, la necesitaba para luchar. Necesitaba que peleara, para mostrar que nuestros sentimientos el uno por el otro eran iguales. Al ver su rabia frente a mí, parecía que estaba casi lista. Mi dragón no sabía qué hacer. La ira brotó de Tessa, pero no estaba intentando defenderme. La huida o la lucha no surtían efecto. Era simplemente un espectador. —¿Eso es? ¿Te vas a quedar ahí sentado? —Aparentemente, mi falta de reacción también fue confusa para Tessa, y me hizo un gesto con movimientos rápidos y bruscos de la mano mientras acechaba frente a mi escritorio— ¿No tienes nada más que decir? No es posible que me retengas aquí, ¿sabes? Solo ladeé la cabeza en respuesta, me tenía fascinado. Mientras esperaba, su rostro se enrojeció de ira y el calor subió a mi polla. Quería a esta mujer. Quitaría todo de mi escritorio y la reclamaría aquí mismo, ahora mismo, pero necesitaba que viniera a mí primero. Hizo una pausa en su paseo para mirarme con las cejas bajas, su mirada feroz quemando mi piel. Parecía una víbora a punto de atacar, como si tuviera un dragón propio. Era una mujer orgullosa y mi respeto por ella aumentó. Sería una reina magnífica.

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Alendra estuvo aquí a petición mía, pero estaba preparado para convertirlo en un comando real si no estaba de acuerdo. Y por un tiempo, pensé que podría hacerlo. Mi padre había facilitado el contacto, pero solo porque creía que finalmente había recobrado el sentido. Su sonrisa mientras conducía a Alendra a su oficina me había enfurecido en todos los niveles, y mantener a mi dragón contenido había requerido un esfuerzo supremo. Mantuve el enfoque en mi singular objetivo: recuperar a Tessa. Tratar con mi padre no fue una dificultad en comparación con ese objetivo. —Aquí está, como se le pidió —dijo, mientras soltaba la mano de Alendra de la curva de su codo y me la ofrecía como un sacrificio. Sonreí mientras la tomaba. —Te lo explicaré en el bote —murmuré mientras le daba unas palmaditas en la mano—. Padre —Le hice una reverencia, una medida de respeto que no se merecía, y no sentí ni un ápice de culpa por engañarlo. Después de lo que había hecho la otra noche, se lo merecía. Ahora, Tessa era más importante que cualquier otra cosa. Alendra me había mirado expectante mientras estábamos sentados en mi bote. —No esperaba tener noticias suyas tan pronto —dijo con mesura. Casi me reí entre dientes, no esperaba contactarla en absoluto. Ni siquiera lo habría hecho, pero la situación en mi casa era terrible. Tessa ya no estaba en mi habitación ni en mi cama, y ​ ​ yo no podía vivir así. Se había quitado a sí misma por completo. Cuando terminé de explicar el papel de Alendra en mi plan, su cálida sonrisa se había convertido gradualmente en una ceja arrugada y una boca plana. —Ya veo —dijo—. Entonces, ¿tu padre va a estar decepcionado una vez más?

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Me reí, divertido ante la idea de que alguna vez podría ser cualquier cosa menos eso. —Sí, pero sospecho que ahora está acostumbrado. Soy su único hijo y heredero, después de todo. Ha vivido toda su vida a la sombra de la decepción por mis decisiones. Sacudió su cabeza. —¿Y si digo que no? —No lo harás —Solo dos palabras, pero las dije con confianza y aparente desinterés mientras veía que la isla que llamaba hogar se acercaba cada vez más. —Pero debería. No soy un juguete real —Alendra parecía desafiante, pero no estaba discutiendo, en realidad no— ¿Y si te equivocas con Tessa? Reprimí la carcajada que estaba a punto de atravesarme y tensé la mandíbula. —No me equivoco —dije. —Bueno, si es así, recuerda lo que estoy haciendo por ti... lo que estoy dispuesta a hacer por ti —Alendra pasó los dedos por mi muslo, pero aparté su toque. —Piense en ello como un servicio a tu Rey si te ayuda —Le dije. —¿Poner celoso al objeto de tu afecto? ¿Averiguar si la frágil mujer humana es apta para ser Reina? —Se rió pero rápidamente se quedó en silencio bajo mi mirada. Luego se dio la vuelta y se encogió de hombros—. Bueno, supongo que ya veremos. Parpadeé fuera de mis recuerdos y volví mi atención a Tessa frente a mí en mi oficina. De todos modos, había logrado mucho. Me había traído a Tessa, y aquí estaba ella en toda su furiosa gloria. Luché por no mostrar diversión en mi rostro.

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Cuadró los hombros, estirándose a la altura completa que todavía estaba eclipsada por muchos Hydronians. Casi quería ponerla en mi bolsillo para mantenerla a salvo, pero me había demostrado una y otra vez que esa protección no era necesaria. —No seré tratada como un objeto, Izon. No soy solo algo que compraste para tirar cuando quieras —escupió las duras palabras, y me habrían herido si no hubiera estado tan complacido de presenciarla luchar por sí misma. Casi me froto las manos. —Lo sé —dije en voz baja. El estímulo suficiente para que siguiera hablando. Necesitaba saber cómo se sentía realmente, más allá de las palabras que estaba diciendo. Se arrojó en la silla frente a mí como si se hubiera agotado. Tal vez pensó que podía jugar desde un ángulo diferente, hacer que tuviera sentido si era razonable. Levanté una ceja con curiosidad. —Ya he pasado por bastante mierda en mi vida —comenzó, y mi corazón se contrajo. Tenía razón. Su vida en la Tierra no había sido fácil. Entonces su madre se había enfermado y había venido aquí a un planeta extraño y a una vida con la que no podía identificarse. Había hecho el máximo sacrificio y ahora pensaba que todo era en vano. Pensó que no la quería. Apreté la mandíbula y cerré mis manos en puños debajo de mi escritorio, bloqueando todos mis músculos para no soltar la verdad. Quería decirle, quería protegerla y amarla, pero tenía razón cuando dijo que necesitaba considerar lo que era mejor para mi reino. Todavía confiaba en mi elección de que era la mejor, pero estaba haciendo mi debida diligencia al adquirir pruebas. Sabía que la mujer fuerte, feroz y desafiante que había llegado a amar todavía estaba allí. Sabía que si podía recuperarse de algo tan malo como mi padre y mi propia estupidez, entonces sería una Reina capaz.

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—No voy a dejar que me trates de la manera que quieras solo porque estás molesto por algo —continuó, y esas palabras me dolieron porque no podía negar la verdad en ellas. Fui un idiota. Había tratado de imponerle mi voluntad en lugar de tratarla como a una igual. Tomé mi enojo con mi padre y se lo empujé a la cara. No le había mostrado el respeto que se merecía, pero podía mostrarle ese respeto ahora escuchando lo que tenía que decir. —Eres un Rey, Izon. Fruncí un poco el ceño ante la obviedad de su declaración, pero volvió a hablar antes de que pudiera decir algo. —Eres un Rey y debes saber cuándo deben tener lugar las conversaciones y discusiones de adultos. Asentí con la cabeza, tenía razón. Aunque yo era Rey, necesitaba darme cuenta de que no siempre hacía lo correcto, ni siquiera lo racional. Esperé a que Tessa continuara, pero pareció sorprenderse por mi obvio acuerdo. Antes de que pudiera decir algo, miré por encima del hombro de Tessa para ver a Alendra deslizarse hacia la oficina en silencio y apoyarse contra la pared para ver mi discusión con Tessa como si fuera una especie de deporte para espectadores. No podía ordenarle a Alendra que se fuera porque eso detendría a Tessa en seco. Hasta que se diese cuenta de que quería estar conmigo, Tessa no se quedaría. Se volvió de todos modos y jadeó un poco cuando Alendra le sonrió. Tessa se levantó de su asiento, el fuego de repente volvió a sus ojos mientras me miraba. —Déjame ser muy clara, Izon. No soy el saco de boxeo emocional de nadie. Lo que dije el otro día todavía lo creo, y no estás pensando en qué es lo mejor para el reino si estás dispuesto a cambiar de opinión sobre una pareja tan fácilmente. Gracias por demostrar mi punto —Hizo una pausa y respiró hondo como si desahogar su ira contra mí hubiera costado esfuerzo—. Si crees que me quedaré en esta casa y te veré

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comenzar una nueva vida con otra mujer, entonces estás muy equivocado. Su ira era palpable, vibraba por la habitación y mi dragón se estiró con satisfacción. Lo habíamos logrado. —Bien, bien —Alendra se enderezó, alejándose de la pared y se volvió para mirarme a los ojos—. Estaba equivocada, y parece que tú tenías razón, Izon —Se encogió de hombros, un gesto casual de sus elegantes hombros, y salió de la habitación. Tessa apoyó las manos en el respaldo de la silla en la que había estado sentada e inclinó la espalda, su postura casi derrotada pero su espíritu apenas se inclinó. Observé su rostro mientras reflexionaba sobre lo que acababa de suceder y me di cuenta lentamente. De repente, me miró y, por primera vez, me estremecí. —¿Esto fue… una prueba? ¿Me estabas probando? —Usó su voz tranquila, la mortal, y yo solo pude asentir ¿Descubrió la verdad tan fácilmente? Quería que Tessa nos mostrara, que se mostrara a sí misma, lo resistente y valiente que podía ser. Que era una excelente Reina. Nunca había tenido la intención de terminar con Tessa. Ni intención de dejarla ir sin antes rectificar las cosas. En nuestra discusión había actuado emocionalmente, había dicho cosas que no eran ciertas. Ahora, me preguntaba si había llevado las cosas demasiado lejos para hacer un punto ¿Entendió por qué lo había hecho? Mierda, necesitaba explicarme. Respiró hondo y puso los ojos en blanco antes de mirar el retrato de Lyra, todavía colgado en la pared sobre mi cabeza. —Izon. Bueno, había comenzado de manera bastante razonable, así que tal vez las cosas no fueron tan mal como esperaba. Luego una ráfaga de palabras brotó de ella. —Esto es exactamente de lo que estaba hablando. Solo un idiota me trataría como un peón en un juego. Solo un idiota pensaría en ponerme

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a prueba trayendo a otra mujer a la casa. Solo un imbécil querría tratarme con tanta falta de respeto y hacerme enojar tanto a propósito — Hizo una pausa y respiró hondo, y luché contra el impulso de protegerme. Esto iba a ser ruidoso— ¡Y resulta que tú, Izon, eres ese idiota! Se dio la vuelta y salió de mi habitación, llevándose consigo su cálida nube de furia. La puerta se cerró de golpe detrás de ella y no pude evitar que una sonrisa se extendiera por mi rostro. La ira era una emoción con la que podía lidiar, una emoción que entendía. La tristeza de Tessa después del encuentro con mi padre había estado fuera de mi dominio. Había estado manejando situaciones mucho más complicadas que la de Tessa, incluido mi padre, durante años. Al igual que lo haría aceptar a Tessa, pero ese era un proyecto para otro día. Primero, tenía que conseguir que Tessa me aceptara de nuevo. Sin embargo, estaba a mitad de camino. Había estado enojada, claro, pero la rabia también brotó de ella porque sabía que ni siquiera un Rey podría controlarla, lastimarla o faltarle el respeto. Ahora que sabía eso, simplemente tenía que ganarme su perdón por todos los medios hasta el fin. Gemí y me dejé caer sobre mi escritorio cuando la adrenalina creada ante la ira de Tessa me abandonó. Mierda. Tenía razón. Había sido un idiota. Pero no podía permitirme empantanarme en mi idiotez cuando solo necesitaba arreglar la situación que había creado. Quería asegurarme de que sintiera por mí tanto como yo por ella. Su exhibición acaba de demostrar que lo hacía. También había demostrado que podía enfrentarse a la persona más poderosa de este planeta, lo que la hacía lo suficientemente fuerte como para ocupar el puesto de Reina de Hydronia. Necesitaba explicarlo todo. Bueno, eso, y necesitaba algo grande para mostrarle cómo me sentía. Mi boca se tensó ante las palabras gran gesto, pero eso era lo que

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necesitaba. No pude escapar con ningún intento a medias de probarme a mí mismo. No. Solo un idiota real no haría el esfuerzo. Me paré y caminé hacia el otro lado de mi escritorio, mirando mi oficina de la forma en que Tessa la veía. Lo primero que vi, lo primero que vi siempre, fue Lyra. Lyra. Hice que Tessa se parara en mi oficina y luchara por mí frente a Lyra. Tenía razón. Realmente era un idiota. Suspirando, caminé alrededor de mi escritorio y levanté el enorme retrato de la pared. Podría colgarse de una de las paredes fuera de los dormitorios de los niños. Lo reemplazaría con una imagen más pequeña y discreta en mi oficina para que supieran que no estaba eliminando a su madre de mi vida por completo. Luego me volví hacia mi escritorio y activé mi dispositivo. Tenía que mostrarle a Tessa cuánto la deseaba en mi vida, cuánto la consideraba realmente mi igual, y para ello tenía que arriesgarme a eliminar el mayor obstáculo de todos. Revisé mis contactos. Allí estaba. El Programa TerraLink. Presioné el botón para llamar y hablar con mi representante, una sonrisa en mi rostro mientras una nueva esperanza me invadía de que realmente podría arreglar esto.

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Capítulo 22 TESSA Me hizo cosquillas en la nariz tan pronto como me desperté. Ni siquiera había abierto los ojos y lo primero que pensé fue en Izon. Había enviado flores a mi habitación todos los días desde que salí de su oficina. Flores reales, hermosas, de colores brillantes con pétalos grandes y suaves que se sentían como la tela de la ropa fina que me había regalado. Esas y otras delicadas flores más pequeñas y pálidas como un perfecto fruncimiento de boca de bebé. Todas olían divinamente, aunque quizás eran un poco demasiadas ya que cubrían cada superficie plana de mi pequeña habitación. Sin mencionar que comencé a preguntarme si había fallecido alguien recientemente. Donde había vivido en la Tierra, por lo general solo podíamos comprar flores para los muertos. Eran un bien tan preciado que las necesitábamos creciendo en el suelo por decreto del gobierno. Abrí los ojos para ver el último ramo, probablemente introducido de contrabando en mi habitación por Gabby con sus pies más silenciosos. Casi en contra de mi buen juicio, alcancé el cartón doblado enterrado entre las flores. Me había acostumbrado a ver mi nombre, como una serie de barras en la letra masculina de Izon. El solo hecho de verlo provocó un revoloteo en mi estómago y un calor entre mis piernas. Todas sus notas me decían cuánto lo sentía y cómo trabajaría para recuperar mi confianza, pero ¿cómo podía creerle? Había reaccionado tan mal, tanto a las duras palabras de su padre como a mi preocupación de que no fuera la adecuada para el trono. Excusando eso, me había puesto a prueba deliberadamente, jugando con mis sentimientos, y todavía no estaba lista para perdonarlo por eso. En cambio, lo evité a él y a sus explicaciones tanto como pude. Hasta ahora parecía ser respetuoso con eso, dejándome cuidar a los niños y no metiéndose en nuestro espacio, aunque eso tampoco podía continuar para siempre.

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Los niños extrañaban que no pasara tiempo con nosotros todos juntos y no entendían qué había salido mal. Tampoco es como si pudiera irme mientras lo averiguaba todo. No quería que los niños pensaran que simplemente iba a desaparecer, a ser solo otro adulto que los decepcionó. Todo era un desastre, y ahora estaba más triste que enojada. Extrañaba a Izon. Extrañaba la sensación de sus brazos a mi alrededor, el latido de su corazón cuando descansaba mi cabeza contra su pecho, el gruñido de su dragón cuando pasaba mi lengua por la punta de su pene… Mierda. Incluso ahora mi coño se humedeció al pensar en él. Todavía lo quería. Maldito sea el hombre. Estaba enojada con él, triste por él, pero lo deseaba ¿Cómo podía averiguar cómo me sentía? Gemí y saqué las piernas de la cama, tratando de evitar tirar las últimas flores. A este ritmo, llegar a mi armario la semana que viene sería como intentar abrirme camino a través de la vegetación exterior. Realmente no tuve tiempo para preocuparme por la falta de espacio en mi habitación, aunque me hizo extrañar aún más la habitación de Izon, ni para pensar en lo que sentía por Izon. Los niños y yo teníamos algunas citas y recados que hacer en la ciudad local hoy, y era raro que nos tomáramos un momento para escapar de los confines de la casa.  Sujeté la mano de Vike mientras me sacaba de un puesto del mercado, a un escaparate y de regreso a otro puesto, pero estaba feliz de seguir su ejemplo. Su entusiasmo era contagioso y me encantaban las vistas, los sonidos y los olores. Acuné a Luka en un porta bebés delante de mí, y Jari caminó unos pasos entre nosotros, demasiado mayor para ser vista con su niñera pero demasiado joven para estar sin mí en absoluto.

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Dyan nos siguió a una distancia un poco mayor, pero nunca lo suficientemente lejos como para estar inseguros. Sin embargo, esta isla nunca se sintió insegura. La gente era amable. Bienvenida. Amaban a Izon y amaban a sus hijos. Y hoy, parecían quererme también. Comenzó con uno de los vendedores ambulantes. Le pasó a Vike una manzana roja fresca, y Vike se rió mientras la masticaba. —¿Qué dices? —Le di un codazo para recordarle sus modales. —¡Gracias! —Vike gritó su respuesta triunfalmente, y oculté mi sonrisa por la total falta de humildad en su disposición. —Su Majestad —El tendero inclinó la cabeza en mi dirección y yo asentí antes de alejarme, perpleja. Quizás era nuevo, pero no se detuvo con él. Los comerciantes y otros propietarios de puestos del mercado me saludaban con tanta frecuencia como lo hacían con los niños, y miré una o dos veces para ver si Izon estaba detrás de mí. Dyan se comportó como si no se hubiera dado cuenta del nuevo comportamiento, lo cual también era extraño. De hecho, su desestimación casual rayaba en demasiado casual, y me alegré cuando los niños y yo llegamos al pequeño café que había reservado para nuestro almuerzo. —¡Su Majestad! —La dueña se acercó a mí con una burbuja de efusiva hospitalidad y yo me aparté antes de ponerme de pie ¿Su Majestad? —Oh, gracias, pero eh, Tessa está bien —dije. Ella frunció el ceño pero se recuperó rápidamente. —He preparado una mesa privada para su fiesta aquí —Hizo un gesto hacia un rincón apartado, lejos de los espectadores y del tipo de miradas curiosas que nunca antes habíamos recibido. Me alegré cuando nos sentamos. Dyan permaneció de pie, por supuesto, pero le hice un gesto con la mano.

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—Dyan —siseé. Me miró. —Las cosas se sienten... diferentes hoy —Me sentí estúpida por no poder explicarme completamente— ¿Está todo bien? Él asintió. —Por supuesto ¿Por qué no iban a estar las cosas bien? Tenía razón. Por supuesto que todo iba bien. Salí con los niños, hacía buen tiempo y... me detuve allí. Porque nada estaba realmente bien mientras las cosas todavía estaban rotas con Izon. Nuestro camarero se acercó, el mismo adolescente que siempre nos atendía cuando veníamos a la ciudad. Se detuvo directamente frente a mí e hizo la reverencia más baja que jamás había visto. Estaba atrapado entre admirar su flexibilidad y total confusión por su extraño comportamiento. —Su Majestad —comenzó, su voz emocionada—. Todo el pueblo está muy feliz con la noticia. —¿Qué... qué noticia? —La sospecha empezó a invadirme. —¡La noticia de que vas a ser nuestra Reina! —Por supuesto, algo tácito cruzó por su rostro, pero rápidamente lo reemplazó con una sonrisa casi más amplia que su rostro. Se llevó las manos al pecho—. Estamos muy felices por los niños y por el Rey —Hizo un gesto alrededor de nuestra mesa. Parpadeé ¿La nueva Reina? ¿En serio, Izon? A veces, sería bueno que la consultaran. —Oh, eh, gracias, sí por supuesto... —farfullé, sin saber qué decir en esta situación. Al menos esto explicaba por qué todos se habían comportado de manera tan extraña hoy. Todos me miraron como su nueva Reina.

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Comimos, pero nuestro viaje de regreso al palacio no fue el mismo paseo pausado que habíamos tomado por el mercado de camino al café. Me sentí demasiado vulnerable, demasiado expuesta, incluso con Dyan a mi espalda. ¿Qué había hecho Izon? ¿Qué pensaban todas estas personas que sabían de mí? Tenía que volver a la casa. Por lo general, Vike se entretenía, sin importarle mi prisa, ahora no veía la razón para correr y saltar. Pero finalmente, pude poner a los niños en el auto que los esperaba y el viaje a casa transcurrió sin problemas. Una vez dentro, Dyan tomó a Luka de mis brazos y ahuyentó a los otros dos a la biblioteca para que lo esperaran. —Hay algunas cosas esperándote en tu habitación —dijo, y asintió con la cabeza hacia las escaleras principales, redirigiéndome cuando pasé a su lado hacia la escalera del personal. —¿Más flores? —Puse los ojos en blanco, pero me volví hacia mi habitación. Subí cada escalón lentamente, admirando la lámpara de gotas de cristal, como siempre, y mirando hacia adelante para encontrarme con la mirada familiar y conocedora de Lyra. Solo que no estaba allí. El lugar que solía mantener su mirada autoritaria había sido reemplazado por una pintura de flores. Típico. Ordinario. El pasillo parecía extrañamente vacío sin ella vigilándolo, y pasé apresuradamente, acelerando mis pasos para llegar a mi habitación. Una vez dentro, respiré el ahora familiar y abrumador perfume de una abundancia de flores y cerré los ojos brevemente mientras me apoyaba en la puerta. Simplemente me lavaría y luego podría volver con los niños. Cuando volví a abrir los ojos, lo primero que vi fue el hermoso vestido, el color de las magníficas escamas verdes de Izon, incluido su brillo, y me hundí en la puerta hasta que me senté de culo en la alfombra. Había una nota prendida en el escote del vestido, y entrecerré los ojos,

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tratando de distinguir las palabras, pero todo lo que podía ver era la familiar barra de letras. Izon. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué está pasando? Observé el vestido un poco más, como si esperara que saltara de su percha y bailara hacia mí o algo así, pero cuando no se movió, la curiosidad se apoderó de mí. Me levanté y cogí la nota. Era simplemente una dirección. Le di la vuelta, pero Izon no había escrito nada más. Maldito sea. Probablemente estaba en algún lugar riéndose de mí y de mi confusión. Estuve tentada a rechazar su torpe orden. Pero por más satisfactorio que pueda ser decirle a ese imbécil de hombre que no, no puedo. No quise hacerlo. Lo extrañaba. Y posiblemente por encima de eso, necesitaba verlo. Aunque solo fuera para preguntarle por qué todo el mundo parecía esperar que yo fuera su próxima Reina. Saqué el vestido de la percha y la tela cayó en un charco brillante sobre mi brazo. Era impresionante. Después de la ducha, me lo puse y susurró contra mi piel, aferrándose a mis pechos y alrededor de mi estrecha cintura. Aparentemente, Izon me quería en exhibición esta noche. Siempre había amado mi cuerpo. Lo había adorado con bastante frecuencia. Dejé algunas flores a un lado y me deslicé en mi silla para preparar mi cabello y el maquillaje. Deliberadamente espolvoreé el polvo reluciente generosamente por el costado de mi cara y cuello y luego por mi clavícula. Y creé un recogido que alargó mi cuello. Casi podía sentir sus besos en mi piel, y me estremecí cuando un pulso de deseo me sacudió. Cuando terminé, bajé las escaleras principales hasta un pasillo vacío. Izon no estaba allí. En cambio, Dyan salió de la biblioteca. —El coche está listo para ti fuera —dijo.

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Le tendí el papel y él negó con la cabeza. —El conductor tiene la dirección. Miré por la ventana del coche hacia la noche oscura. El crepúsculo se había apoderado de la isla rápidamente y se había desvanecido hasta convertirse en el habitual alfiler de terciopelo púrpura con estrellas. En el horizonte, otras pequeñas islas brillaban con luces diminutas y exhalé un suspiro. Amaba esta vida aquí. No podía imaginarme a ningún otro lugar. El coche se detuvo suavemente frente al pequeño restaurante al que me había traído Izon en nuestro primer viaje por la isla, y sonreí ante los felices recuerdos que evocaba. Salí del coche y caminé hacia la puerta, pero Izon se apartó de la pared donde se había inclinado para verme acercarme. Me congelé, mi corazón de repente latió con un pulso salvaje en mi garganta. Estaba devastadoramente hermoso todo de negro. Su piel teñida de azul brillaba a la luz de la luna, sus escamas brillaban mientras se movía. Su mirada se encontró con la mía y abrió la boca para hablar. Casi no quería que rompiera este momento. Quería apreciarlo para siempre, absorberlo e imaginarlo moviéndose por encima de mí, dentro de mí. —Tessa, te ves hermosa —Su voz era suave, y su mirada vagó por mi cuerpo con aprecio. Bajó un par de escalones hacia mí de un solo salto y me tomó la mano—. Lo siento mucho —dijo, las palabras salieron de él. Sonaba como si hubieran estado reprimidas por un tiempo—. Lamento mucho la forma en que te traté y las palabras que usé. Nunca debí haber dejado que las palabras de mi padre me afectaran de esa manera, y era completamente injusto esperar que no te afectaran. Tampoco debería haber invitado a Alendra para provocar una reacción tuya. Eso estuvo muy mal de mi parte. Lo miré, incapaz de responder. No sabía cómo estar de acuerdo sin parecer grosera, y casi me reí de la idea. Inclinó la cabeza.

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—No tengo una excusa, pero mis sentimientos por ti llegaron rápidamente. Me tomó un tiempo… tuve que aceptar el hecho de que se me permitió amarte. Que nadie vería eso y me juzgaría o… —Se calló y negó con la cabeza—. Porque te amo. Quiero decir te amo. Sé que no eres Lyra. Por supuesto que lo sé. Eres Tessa, y estoy feliz por eso, y no te aceptaría de otra manera —Sonreí por dentro ante sus palabras, notando la forma confusa en que habían salido. Levantó la mirada, sus hermosos ojos rojos se suavizaron cuando se encontraron con los míos—. Me haces feliz. Haces felices a mis hijos y te queremos como parte de nuestra familia. Negué con la cabeza cuando la emoción amenazó con abrumarme. Las lágrimas corrieron por mis ojos y traté de parpadear. —¿No? —Su voz vaciló. Asentí. —No ¡Quiero decir: si! Espera, ¿hiciste una pregunta? —Me reí cuando una lágrima se soltó. Sacudió la cabeza. —Supongo que no, pero prometo no volver a hacerte daño —metió la mano en el bolsillo, sacó un papel doblado y me lo entregó. La abrí y mis piernas temblaron mientras leía la primera línea del texto. Lo miré de nuevo. —¿Qué es esto? —Mi voz apenas salió de mi garganta. —Es exactamente lo que dice. —Pero... —Lo leí de nuevo— ¿Vas a traer a mi madre aquí? Él asintió. —Nunca debisteis haberos separado. —¿Pagaste por su cirugía? ¿Y su pasaje? —Casi no lo podía creer.

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Asintió de nuevo, con la mandíbula apretada, y vi un destello del rey decisivo dentro del hombre. —Por supuesto. Era lo mínimo que podía hacer. Me apoyé en él mientras me balanceaba y el mundo se inclinaba. —¿Mamá? —Por supuesto —Rió—. No me sentiría bien casándome contigo sin tu madre presente. Todo era demasiado. No pude contener las lágrimas y le di un golpe con la palma en el pecho. —Eres un idiota. Este maquillaje me llevó mucho tiempo. —Te ves igual de hermosa para mí —presionó besos en mis mejillas y sien, y me atrajo hacia él, sosteniéndome fuerte en sus brazos mientras trataba de tragar mis sollozos—. Te amo, Tessa —murmuró—, y no quiero nada más que tú seas mi Reina. Permanecimos juntos hasta que finalmente me estremecí. —¿Hiciste todo esto por mí? —Sí. Y una vez que su madre esté aquí, nuestra familia estará completa. Mi corazón se apretó y una nueva ronda de sollozos me atravesó. Izon pareció sentir que mis pensamientos se habían desviado. —¿Hambrienta? —preguntó en voz baja. Me encogí de hombros. —¿Podemos hacer que funcione? —De repente, no quería sentarme en un restaurante entre otras personas. Quería a Izon para mí, quería nuestra privacidad. Quería recuperar lo que era mío. Él rió entre dientes. —Creo que puedo arreglar eso ¿Tienes alguna razón para cambiar mis planes cuidadosamente trazados? —Levantó una ceja.

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—Realmente no —Me encogí de hombros descuidadamente, pero me aseguré de que el movimiento rozara el dorso de mi mano contra su polla. Fui recompensado con un bulto instantáneo y él gimió. —Bueno. Ahora tengo que enviar al conductor dentro para nuestra cena. No creo que mi gente deba ver a su Rey caminando con una erección. Incluso si es por su Reina —Sonreí ante el énfasis. Reina ¿Eh? Ese tomaría un tiempo acostumbrarse. —Oh, no lo sé —respondí—. A algunas de las mujeres les puede gustar eso —bromeé. —Silencio —rugió mientras inclinaba mi cara hacia arriba, inclinando mi cabeza hacia abajo y deslizar su lengua sobre mis labios—. Me he perdido eso —murmuró, y mi coño palpitó ante la promesa en sus palabras. Subimos a la parte trasera del coche y envió al conductor al interior del restaurante. Luego se volvió hacia mí como si estuviera a punto de decir algo, pero fui demasiado rápida para él. Presioné mi palma sobre su polla dura, buscando los cierres para liberarlo. Agarró mi muñeca, deteniendo mis besos. —No podemos hacer esto en el coche. El conductor podría regresar en cualquier momento —Pero su voz realmente no dijo que no, y sonreí. —Esté atento a él, entonces —Me deslicé de rodillas en el espacioso espacio para los pies y solté su polla de sus pantalones, sonriéndole tímidamente desde el suelo mientras se erguía frente a mí. Luego me incliné hacia adelante y presioné el más suave de los besos en la parte inferior. Él gimió. —Yo también me he perdido eso —susurró.

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—Te he extrañado —Deslicé mi lengua a lo largo de su polla hasta que llegué a sus bolas, y chupé una suavemente. Metió sus dedos en mi cabello y yo me eché hacia atrás. —Cuidado con el pelo —gruñí—. Me tomó años. Él rió. —Pero nadie va a ver… —Se interrumpió, jadeando mientras yo cerraba mis labios sobre la punta, jugando con las carnosas almohadillas. Fueron rápidas en reaccionar como siempre, hinchándose y señalando su excitación. Inhaló profundamente. —Mierda, Tessa. Te puedo oler. Sé cuánto me quieres, y yo a ti, pero de nuevo, este no es el mejor lugar... Sus palabras me excitaron. El peligro de ser atrapados también me excitó. —¿El conductor está de regreso? Sacudió la cabeza. —Agrega algo a la orden —dije, volviendo a su bastón tembloroso. Sacó el teléfono del bolsillo y se detuvo. —¿Pero qué? —Lo que sea que más tarden en hacer —gruñí con impaciencia mientras me quitaba las bragas. Las apreté en su mano mientras hablaba con su conductor, ordenando dos postres y un helado extra al azar, y cerró los ojos antes de llevarse el puño y el trozo de tela arrugado a la nariz. —Joder —suspiró mientras terminaba su llamada—. Joder ¿Qué me estás haciendo? Sonreí mientras me sentaba a horcajadas sobre él, con mi vestido recogido alrededor de mi cintura.

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—Fóllame, Su Majestad. —Sí, por favor —gimió mientras colocaba mi coño sobre su polla—. Sí, por favor —Levantó las caderas ligeramente hacia mí e inhaló entrecortadamente—. Estás tan mojada. —Sí —estuve de acuerdo mientras me empujaba hacia abajo para encontrarme con él, su polla estirándome mientras me deslizaba completamente sobre él. —Joder —jadeó—. Oh, joder, Tessa. Te sientes muy bien —Capturé su boca con la mía antes de que pudiera continuar, apretando su polla contra mi punto G. Una de sus manos encontró su camino hacia mi pecho cubierto e hizo un trabajo rápido para sacarlo de su prisión. Luego pasó su pulgar burlonamente sobre mi pezón, jugando con la piel sensible. Nuestras bocas continuaron moviéndose juntas, las lenguas se enredaron, el aliento caliente se superpuso. Dios, había olvidado lo bien que sabía. Presionó su otro pulgar contra mi clítoris y yo arqueé la espalda cuando una sacudida de placer me atravesó. Sonrió y se movió dentro de mí de nuevo mientras rodaba mi clítoris bajo su pulgar, y gemí. —Se supone que debo estar follándote —murmuré, apenas capaz de hablar con mi placer. —Nos estamos follando —Lo había dicho con tanta naturalidad, como si fuera un hecho cotidiano para una humana follar con el Rey Hydronian. Me apreté una y otra vez, tomando mi placer cuando él se acercó a mí y presioné besos en su cara. Durante varios minutos acalorados no hubo nada más que su piel, manos y boca en mi cuerpo. No había nada más que su poderosa polla dentro de mí, llamando hasta el último gramo de placer en mí. Había esperado tanto tiempo por esto. Siendo realistas, no había pasado más de una semana desde que habíamos follado, pero el torbellino de todo lo que sucedió después de la visita a sus padres hizo que esa semana se prolongara por lo que parecieron años. Antes, Izon

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había dicho que me amaba. Sabía que sentía lo mismo ¿Cómo no amar a este hombre divino? Con todo su poder de mando, el amor que mostraba por sus hijos y lo obvio: era un estúpido jodidamente atractivo. Volviendo al presente, me deleité con la sensación de él dentro de mí, de poder mirar sus hermosos ojos rubí y ver el afecto que sentía por mí en ellos. Eso, y las sensaciones de sus manos y boca sobre mí, estaban enviando olas de placer a través de mí. Casi me reí ante la emoción inesperada. Izon continuó sus cuidados en mis pechos. Apretándolos, tirando y retorciendo los pezones, y cuando me incliné hacia atrás casi en éxtasis, colocando su boca sobre ellos para lamerlos y pellizcarlos. Demasiado pronto, mis músculos comenzaron a tensarse y traté de retrasarlo, de luchar contra eso, pero se volvió demasiado, y mi orgasmo rugió sobre mí mientras mi coño temblaba alrededor de su polla, las paredes pulsaban con un latido que resonó a través de mí, por todo el cuerpo. Este fue un orgasmo para los libros de récords. Rodó sobre mí en una ola tras otra de placer y calor. Mis manos lo agarraron, arrastrándolo por su piel, provocando un jadeo seguido por un gemido de este hermoso Rey. Finalmente, el rostro de Izon se tensó y gruñó bajo, el sonido de su dragón se movió a través de su pecho. Bajando de lo alto de mi propio orgasmo, vi su rostro arrugarse en éxtasis. Si hubiera tenido un dragón, habría ronroneado en mi pecho por el placer de arrancarle esa reacción. Después de que terminó, presionó su rostro contra mi cuello y aspiró una gran inhalación mientras su lengua pasaba por mi piel. Gorjeó, luego se rió. —Oh mierda, lo siento. No sé qué fue ese ruido. Cambié mi peso, disfrutando de la sensación de su polla todavía dura dentro de mí. —Ojalá sea el sonido de un hombre ansioso por repetir la actuación cuando lleguemos a casa.

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Me acarició el cuello con la nariz. —Absolutamente. Ahora ponte decente, el conductor está regresando. Una risita se atascó en mi garganta. Me levanté de su cuerpo y deslicé mi falda hacia abajo, golpeando mi cabeza contra el techo bajo del auto. Riendo internamente como un adolescente que esconde a un niño en su armario. —¿Bragas? —Le tendí la mano. —Uh…uh —Sacudió la cabeza—. Estas son mías. El conductor se subió al automóvil y dejó la comida en el asiento del pasajero junto a él. Sus fosas nasales se dilataron brevemente, pero no nos miró. Izon cubrió su sonrisa con una mano mientras miraba por la ventana. La otra se posó suavemente sobre mi muslo, el pulgar trazando pequeños círculos allí. El coche arrancó lentamente, y me acerqué para envolver mi mano alrededor de la polla de Izon, mitad en necesidad, mitad en promesa. Se volvió para mirarme, sonriendo. —Espera, pequeña reina —dijo. Cuando llegamos a la casa, estaba hinchado y hambriento de nuevo. Sus labios rozaron mi clavícula. —Lleva la comida a la cocina —Le gruñó al conductor—. Déjanos. El conductor asintió rígidamente y salió del auto sin siquiera mirar por el espejo. Izon se volvió hacia mí. —Podría tomarte de nuevo aquí mismo —dijo—. Pero te quiero en mi cama. Desnuda en mi cama. Me estremecí de anticipación y abrí la puerta del auto. De repente, todo se sentía mejor ahora. El dilema sobre mi puesto se resolvió, mamá vendría e Izon me amaba. Salí del coche pero Izon ya estaba a mi lado mientras me enderezaba.

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Envolvió sus brazos alrededor de mi cintura. —Quiero que seas mi Reina, Tessa —murmuró— ¿Qué dices? Lo miré por encima del hombro. Como si aún no tuviera una respuesta. —¿Debería pensar en ello durante un par de días? —bromeé. —Solo si esos dos días los pasas en mi cama —gruñó. En respuesta, me escabullí de su agarre, me quité los zapatos y corrí a la casa delante de él, sin prestar atención a su grito de sorpresa. Le ofrecí un rápido saludo a Dyan, que acechaba en las sombras, mientras subía las escaleras y me detenía en la parte superior. Miré hacia mi habitación y luego hacia las puertas dobles de la suite de Izon. No había forma de que ya hubiera movido todas mis cosas a su ala, ¿verdad? Pero la vacilación me costó. Izon me atrapó por detrás, envolviendo esas grandes manos alrededor de mi cintura y levantándome parcialmente del suelo como si fuera a escapar. —Vienes conmigo —Luego me tomó en sus brazos y me llevó a su habitación—. Llevas demasiada ropa —besó su camino por mi cuello, puntuando sus palabras—. Creo que mi deseo es tenerte en mi cama, desnuda. Me reí de nuevo. —¿Entonces, qué vas a hacer al respecto? Desabrochó mi vestido y lo deslizó primero de un hombro y luego del otro. Sus movimientos eran lentos y deliberados, sus manos y ojos seguían la suave tela mientras se deslizaba sobre mi piel. Luego, se inclinó hacia adelante para colocar un beso ligero como pluma en mi boca. Sus labios me tranquilizaron y me llenaron de repentina pasión. Rápidamente convertí el suave beso en una súplica con la boca abierta por más. Respondió de buena gana, metiendo mi lengua en su boca y empujándome hacia él. Después de un momento, se separó. —Quédate quieta.

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Me congelé ante su orden, y continuó quitándome la ropa lentamente, torturándome. —Es como el mejor regalo que podría recibir —Sus palabras fueron casi un zumbido—. Perfectamente envuelto. Mi vestido se amontonó en el suelo a mis pies, y él desterró mi sostén como si nunca hubiera existido. Mis pezones se endurecieron y levanté mi mano para pasar un dedo sobre uno. —Ah, ah —Su tono de desaprobación fue bajo—. Mía. El calor inundó mi coño mientras ahuecaba mis pechos en sus manos, rasgueando sus pulgares suavemente sobre ambos pezones. Bajó la cabeza a mi cuello y su voz se hizo más gruesa. —No tienes idea de cuánto he querido reclamarte. Su cálido aliento avivó mi deseo y apreté mis muslos juntos, no queriendo que fuera demasiado obvio lo mucho que su voz me tenía goteando. Sus dedos trazaron la curva exterior de mi pecho, mi cintura y mi cadera, luego se deslizaron por la parte delantera de mi muslo. Contuve la respiración y relajé mis piernas, dándole la bienvenida para presionar su toque entre ellas. Me atrajo más cerca de él, y su dura polla sobresalió contra mí. Me balanceé hacia adelante, tratando de tentarlo a entrar, y se rió entre dientes. —Codiciosa. —Eres demasiado lento —Me quejé. —Lo estoy disfrutando —corrigió—. No tenemos a nadie viniendo a interrumpirnos esta vez. Mis mejillas se calentaron por lo desenfrenada que había sido y por cómo el conductor debió haber olido el sexo en el aire durante todo el

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camino a casa. Una vez más, estaba secretamente complacida por nuestro evidente fracaso en el secreto. —Solo tócame —Me balanceé contra la mano de Izon de nuevo, y murmuró su aprobación. Mi clítoris, todavía sensible desde antes, latía cuando él lo empujó y jadeé. —Quiero probarte —decidió. Luego se dejó caer de rodillas frente a mí y presionó mis piernas más separadas, una mano todavía firmemente en mi cintura por apoyo. La punta de su lengua lamió mi clítoris, girando alrededor de él, y suspiré. Mi respiración se convirtió en suaves jadeos mientras sus cuidados me relajaban y me excitaban. Agarré puñados de su cabello, mirándolo brotar por debajo de mis nudillos, y luché por contenerme de empujar su cabeza más fuerte contra mí. Se apartó, con una repentina impaciencia escrita en su rostro. —¿Cama o suelo? Me encogí de hombros. Hacía poca diferencia. La alfombra era suave y profunda. —Ya estás ahí abajo —señalé mientras me dejaba caer a su nivel y presionaba mis labios contra los suyos, permitiéndole chupar mi lengua en su boca. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo abracé, permitiéndole que me devorara con su pasión. Mientras nos besábamos, desabroché sus pantalones y acaricié con mi mano su pene. Se movió como si estuviera tratando de alejarse de mi alcance, pero curvé mis dedos alrededor de él, sosteniéndolo sin apretar. —¿A dónde vas? —Quiero probarte de nuevo. —¿Y si lo que quiero es diferente? —deslicé mi mano por su eje con un movimiento suave, y se estremeció. El poder una vez más fluyó a través de mí que este rey tembló ante mi toque, y lo hice de nuevo.

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—¿Qué pasa si quiero esta hermosa polla en otro lugar? —murmuré—. ¿Qué pasa si quiero que golpees dentro de mí hasta que no pueda pensar en ningún otro pensamiento que no sea tu nombre? ¿Entonces qué? Su mirada se encontró con la mía y asintió sin hablar mientras desabrochaba los botones en la parte delantera de su camisa, sus movimientos eran rápidos y descuidados, como si su mente tuviera otras cosas en las que se estaba concentrando. —Tenemos mucho tiempo para lento —señalé—. Realmente necesito follarte ahora —Se rió de mi descaro. Con el pecho desnudo, se bajó los pantalones y presioné un beso rápido en su piel, luego pasé mi lengua por su pezón y sonreí ante su rápida inhalación. Me acomodé sobre mi espalda y lo miré mientras su mirada recorría mi cuerpo y volvía a subir, posándose en mi coño. Pasé mis dedos perezosamente por mi raja, el gesto invitándolo a acercarse. —Estoy lista para ti —Le dije en voz baja, mi mirada fija en la suya, y sus pupilas se encendieron con deseo cuando comenzó a respirar más pesadamente. Tomó su polla en su mano y entrecerré mi mirada. —No te atrevas a desperdiciar un solo trazo. Se inclinó sobre mí y se colocó en la entrada de mi coño. Sus ojos se encontraron con los míos, esperando permiso. —No es necesario ir lento —Le dije. Me dolía por él, y quería que me abriera y me llenara. Sin necesidad de más pistas, empujó hacia arriba rápido y fuerte, y jadeé. Maldita sea, era grande. Luego suspiré de satisfacción mientras nos movíamos juntos, el ritmo de Izon se volvió inmediatamente más rápido y frenético. —Eres mía, Tessa —dijo.

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—Cierto. Mi palabra lo estimuló a seguir, y aceleró el paso hasta que apenas pude respirar, cada inhalación tartamudeaba y rodaba a la siguiente. Mis uñas se arrastraron por su espalda con cada bombeo, estoy seguro de que habría marcas allí cuando esto terminara. Su polla continuó pulsando sobre mi punto G hasta que pensé que podría desmayarme en lugar de correrme. Luego, su respiración cambió y una expresión de pánico cruzó por su rostro. —¡No puedo detenerlo! —respiró hondo mientras su orgasmo se apoderaba de él. Vi como encontró la liberación, luego se quedó inmóvil sobre mí, todo su cuerpo parecía vibrar mientras su polla pulsaba dentro de mí. El semen caliente salpicó las paredes de mi coño y me moví de nuevo, persiguiendo mi propio orgasmo, usando su polla todavía dura para encontrar mi propia liberación. Sin previo aviso, contuve el aliento y mi coño se apretó con fuerza alrededor de él, soltándose y apretando de nuevo en ondas rítmicas mientras aspiraba cada inhalación. Este hombre tenía el control total de mi cuerpo y mi cuerpo estaba completamente dispuesto a obedecer. Después, Izon dejó caer la cabeza y presionó sus labios contra los míos, el beso sorprendentemente tierno. —Algún día podré controlarme a tu alrededor —murmuró—, pero no puedo prometer cuándo será. Eres como una droga para mí. Moví mis caderas. —¿Cómo estás todavía duro? Solo asintió. —Este nuevo estado permanente podría causar algo así como un incidente si no se resuelve a nuestra... satisfacción mutua —Su voz se quebró en la última palabra cuando dio un golpe contra mi punto G de nuevo y mi coño volvió a latir.

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Inhalé bruscamente y mi voz tembló. —Cuidado, aún está sensible. —Oh, ¿aquí? —Izon dio un empujón hacia adelante, sonriendo mientras se burlaba de mí. Inhalé de nuevo. Entonces me reí. —Necesito poder caminar mañana si voy a cuidar de los niños. Me ofreció un pequeño encogimiento de hombros. —Haremos que Gabby lo haga. Arqueé una ceja. —Oh, ¿y qué razón le daríamos para hacer eso? Izon negó con la cabeza. —No lo sé ¿Podríamos decirle que su Rey te rompió cuando te folló demasiado fuerte? Mi rostro se calentó y me tapé los ojos. —¿Demasiado duro o demasiadas veces? Deberíamos tener los detalles correctos. Continuó moviéndose suavemente dentro de mí mientras parecía considerar los diferentes matices de las razones. —Creo que deberíamos ir demasiado bien. Me reí de nuevo. —Oh, sí. No queremos que nadie dude de sus habilidades, Su Majestad. Él rió entre dientes. —De alguna manera, no creo que ninguno de los miembros de la pareja real tenga problemas con las habilidades. Mi pecho se iluminó. La pareja real. Iba a ser Reina y estaba en los brazos de un Rey, Mi Rey. Casi no necesito nada más en el mundo.

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Epílogo IZON 6 meses después Me desperté temprano el día de mi boda, repentinamente inquieto por asuntos pendientes. Tessa había dormido en su antigua habitación y estaba solo en mi cama vacía. Enterré mi rostro contra su almohada por un momento, inhalando su aroma familiar. Luego miré hacia el hermoso día. Salí de mi cama y me dirigí a mi ventana. Era el tipo de día que a Lyra le encantaba. No hace demasiado calor, ni mucho viento. Un día perfecto para nadar. Verifiqué la hora. Tenía suficiente tiempo para nadar antes de la ceremonia. Un último adiós a Lyra. Salí a la terraza y bajé los viejos escalones hacia los jardines. Luego crucé el césped cubierto de rocío y bajé hasta el borde del agua. Me paré, con los dedos de los pies en el agua, y la oleada de poder comenzó en mi pecho, se extendió por mis extremidades y fluyó por mi cuerpo. Mi forma se alargó, en forma de dragón, y disfruté del sol, admirando los destellos y puntos de luz que mis escamas relucientes proyectaban sobre la superficie del océano. Miré hacia abajo, tomando mi reflejo como el de un amigo perdido hace mucho tiempo, y mis colmillos se asomaban brevemente debajo de mis labios mientras casi sonreía. Salté al agua, mi cuerpo tan aerodinámico que el movimiento rápido apenas hizo una ondulación o un chapoteo. Fui sigiloso y rápido, flexible y feroz. Me sumergí, retorciéndome entre hojas de algas y a través de los tallos de los lirios mientras perseguía las corrientes hacia aguas más profundas. La paz del océano ahogaba mi audición y los rayos del sol resaltaban los diminutos organismos en el agua como brumosos puntos de polvo.

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Aquí abajo, me sentía más cerca de Lyra. Me flexioné y caí como solíamos flexionar y dar vueltas juntos. Me caso hoy, Lyra. Le dije. Es Tessa. Casi la pierdo, por un comportamiento que no habrías aprobado. Mi dragón resopló divertido mientras imaginamos el temperamento de Lyra por cómo le había hablado a Tessa. Lyra tampoco lo habría tolerado. Giré de nuevo, agitando la cola por el agua salada. Es hora de decir nuestro último adiós. Siempre te amaré, Lyra. Pero el amor sería diferente. Sería un recuerdo antiguo y familiar de una vida perdida compartida y tres hijos. Tessa era mi futuro. Di un último nado hacia el océano más profundo, observando a los peces mientras nadaban a mi alrededor, sus colores brillantes captaban la luz que se filtraba hacia las profundidades. Me deleité con el sentimiento, el recuerdo de Lyra por otro momento. Finalmente, cuando me sentí bien y verdaderamente en paz, giré y nadé de regreso a la orilla. A mi casa. A Tessa y a mi futuro. Nadé fuera del agua, luego me moví y caminé por el césped antes de subir los escalones y echar una última mirada al jardín desde la cubierta. El sol brillaba sobre las olas. Sí, realmente era el tipo de día favorito de Lyra. Mi ducha fue una de las más rápidas que jamás había tomado; quería apurar los momentos hasta poder estar con Tessa para siempre. Y también quería dedicar algún tiempo libre a mi apariencia. Cada vez que miraba a Tessa, mi aliento se alojaba en mi pecho ante su belleza, y tenía la esperanza de poder tener el mismo efecto en ella. Cada uno de mis nervios picaba con una mayor conciencia y una ansiedad desconocida cuando abrí la puerta del auto que me llevaba a la ceremonia y me deslicé adentro. Cuando llegué al teatro al aire libre que habíamos elegido para nuestra ceremonia pública, las flores decoraban cada columna y pilar, y

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multitudes de personas llenaban los viejos asientos de piedra que rodeaban un altar en el centro cubierto de hierba. Miré las filas. Tanta gente. Todos en la isla deben haber estado presentes, y sabía que los vídeos en vivo estaban disponibles para personas de todo el planeta para que no tuvieran que perdérselo. El orgullo infló mi pecho y mi dragón susurró su satisfacción de que tantos presenciaran y reconocieran mi unión con Tessa. Era importante para mí, era importante para mis hijos, era importante para mi mundo y era importante para mi gente. Me paré en el altar, solo, excepto por el Anciano con su túnica ceremonial carmesí que estaba dirigiendo la ceremonia. Zumbé con una mezcla de anticipación e incertidumbre ¿Y si Tessa no venía? El pensamiento entró sigilosamente, pero lo aplasté. No necesitaba preocuparme. Nunca me defraudaría. —Yoshen —dije el respetuosamente.

nombre

del

anciano

e

incliné

la

cabeza

—Su Majestad —Se inclinó por la cintura—. Es un honor para mí llevar a cabo su ceremonia hoy —Se detuvo—, pero algunos de los detalles... Estas palabras... —arrugó la frente como si no pudiera encontrar las palabras—. No estoy familiarizado con las costumbres humanas — susurró. Me reí. —Igual que yo, Yoshen, igual que yo —Entendí su confusión. Algunos de los detalles en los que Tessa había insistido eran tradiciones humanas y no se entendían en Hydronia. Pero había insistido y entendí por qué. Su cultura tenía tanto lugar en nuestro matrimonio como la mía. Eché una última mirada a la multitud, espiando a mis dos padres entre la multitud. Mi madre estaba prácticamente radiante de orgullo y alegría, mientras que mi padre parecía tan estoico como siempre. No me importaba, todavía era el Rey y él podía hacer frente a mis elecciones.

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Entonces la música en la que Tessa había insistido comenzó a sonar, y un grito ahogado sonó entre la multitud ante el sonido inusual. Delante de mí, Vike entró primero en el círculo hundido de hierba, con una sonrisa radiante en el rostro mientras luchaba por no correr por el corto pasillo hacia mí. Su andar acelerado me trajo una sonrisa a la cara y el orgullo llenó mi corazón. Jari entró detrás de él, la mano de un Luka dando golpes de pie y tambaleante sostenía la de ella, pero su joven rostro estaba feliz y libre de tensión. Había recorrido un largo camino y madurado mucho en el tiempo que Tessa había estado en nuestra casa, pero también había podido redescubrir su infancia, y la gratitud se unió al orgullo en mi pecho mientras veía a mis tres hijos felices y saludables acercarse a mí. Por último, Tessa apareció en la entrada del pequeño túnel, y la multitud a nuestro alrededor y por encima de nosotros vitoreó. Aplaudieron y patearon hasta que pensé que podrían hacer que todo el lugar se derrumbara, a pesar de que había estado en pie durante miles de años y fue testigo de muchas ocasiones grandiosas. Hizo una pausa por un momento, el vestido blanco que había hecho para hoy parecía flotar a su alrededor como si fuera más liviano que el aire que respiramos. La sonrisa en su rostro hizo que mi corazón latiera más rápido, mi dragón podía escucharlo, y era firme y seguro. Su madre se unió a ella, lista para acompañarla, y Tessa le dedicó una sonrisa afectuosa mientras pasaba la mano por el codo de su madre. Me reí cuando Tessa me explicó que su madre tenía que pasar ceremonialmente la propiedad de Tessa de ella misma a mí, el simbolismo apretando mi pecho ahora. Le debía a su madre una gran deuda de gratitud. La mamá de Tessa había llegado hace casi seis meses y su salud había mejorado cada día. Mis médicos afirmaron que se debía al estilo de vida más fácil o simplemente al aire Hydronian, pero yo prefería creer que era simplemente la renovada proximidad a su hija. Sonreí y agaché la cabeza, decidida a no dejar que mis pensamientos se alejaran demasiado de mi hermosa novia y del precioso cargamento que llevaba.

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La vi caminar hacia mí, seguro de que ningún hombre Hydronian había conocido el tipo de tortura que estaba sintiendo ahora, donde tenía que esperar solo para recibir a la mujer que amaba. Mi mirada pasó de su rostro a la prueba de nuestro amor, y cuando ella me alcanzó, toqué primero la delicada curva de su mejilla y luego la curva más pronunciada de su vientre donde crecía mi cuarto hijo. Mi dragón se esforzó contra los confines y la formalidad del día mientras la posesividad nos invadía a ambos. Nuestra mujer, nuestro hijo. Yoshen se aclaró la garganta después de que asentí con la cabeza para que pudiera comenzar. —Bienvenidos, todos en Hydronia, al matrimonio del Rey Izon Hurric con su compañera elegida Tessa Banks. Hizo una pausa para permitir que los vítores aumentaran de nuevo antes de que se calmaran hasta convertirse en casi un silencio. Luego recitó las antiguas leyes Hydronians relacionadas con el matrimonio e hicimos las promesas que Tessa había escrito y me hizo escribir, uniéndonos el uno al otro por el resto de nuestras vidas. —Lo prometo —susurré, después de terminar las últimas palabras de mi promesa, y Tessa me sonrió, su piel casi brillando bajo la luz del sol moteada. Apenas pude evitar tocarla, asegurándome de que estaba allí. —Lo hago —corrigió y se rió entre dientes mientras completamos la parte humana de nuestro ritual. Entonces su cara se puso nerviosa a medida que se acercaba el reclamo ceremonial, y apreté su mano para tratar de calmarla. Su ritmo cardíaco se había acelerado, y pude escuchar un pequeño y rápido ritmo cardíaco que se unía a él. —Ahora, a la manera tradicional de Hydronia, el rey Izon reclamará a Tessa como suya mientras todos ustedes sirvan como testigos del momento. Habíamos practicado este momento varias veces, deteniéndonos siempre justo antes del mordisco en sí. Una vez que estuviera hecho

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aquí, frente a todos, podría morderla cuando me lo permitiera. Fue particularmente emocionante durante el sexo, y la sola idea de poder morderla, reclamarla de esa manera, mientras hacíamos el amor envió un pulso de deseo a mi polla. Quería experimentarlo con mi hermosa humana. Levanté su mano a mis labios y presioné un beso en sus nudillos. —¿Confías en mí? —pregunté. —Siempre —respondió, y sus ojos brillaron. Inclinó su cuello, exponiendo más la piel pálida que siempre me recordaba a la luz de la luna y yo aparté algunos de los delicados rizos que se habían escapado de su peinado. Luego bajé la cabeza y presioné mis labios contra su cuello, señalando el lugar donde pretendía colocar mi mordisco. Me dolían las encías cuando mis colmillos descendieron. Mi dragón estaba listo para este momento, ansioso por su tiempo. Con el mayor de los cuidados, perforé la piel de Tessa, mis afilados colmillos se deslizaron sin resistencia, y acaricié su mano mientras se estremecía. Tomé la menor cantidad de su sangre, una mera gota. Mi dragón tendría que ser saciado con una ceremonia por ahora, y un ronroneo resonó en mi pecho. Cuando mis colmillos se retrajeron, moví mi lengua sobre la pequeña y precisa marca de mordida, curándola. —¿Eso fue todo? —Sus ojos se abrieron y sonreí ante su sorpresa. Entonces lamenté su ansiedad. Quizás no debería haberla hecho esperar. Mucha gente reclamaba a sus parejas antes del matrimonio en estos días, utilizando el reclamo formal solo como ceremonia. —Sí —asentí—, pero podemos hacerlo de nuevo más tarde, ¿si quieres? Puede haber un poco más de lo que puedo mostrarte aquí.

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Alguien se rió entre la multitud. Los oídos Hydronians habían captado una conversación que no era para ellos, y moví una mano desdeñosa en dirección a la diversión. —Hay lados de tu Rey que no deseo que veas —dije, y la multitud se rió como una. Tessa parecía que iba a decir algo, pero Yoshen habló primero. —Con el matrimonio y el reclamo completo, solo queda un último deber que cumplir —dijo, y me volví para mirar a mis padres, a mi madre secándose una lágrima y a mi padre con una mirada intransigente e inflexible. Pasé la mano de Tessa a Yoshen y di un paso atrás, reuniendo a mis hijos para que estuvieran a mi lado mientras mirábamos. —Tessa Hurric —dijo Yoshen, su voz sombría. Sus ojos se abrieron ante el primer uso de su nuevo nombre. —Tengo entendido que desea ser reconocida como Reina de Hydronia ¿Es esto cierto? Su mirada brilló hacia mí como si buscara consuelo, y asentí. Ella miró a Yoshen. —Lo es —Su voz era clara y segura mientras hablaba. —¿Prometes proteger el planeta de Hydronia y anteponer sus necesidades y su gente a las tuyas? ¿Tratar a la gente como miembros de tu propia familia y jurar lealtad a tu Rey? Ella me miró, y esta vez la diversión brilló en sus ojos. —Sí —proclamó. —Lo prometo —Le susurré, y ella se corrigió, riendo. Entonces Yoshen colocó una simple corona de plata en su cabeza y se volvió hacia la multitud. —Por favor, conozcan a su nueva Reina, la Reina Tessa Hurric.

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Una repentina oleada de emoción hizo que se me llenaran los ojos de lágrimas inesperadas, y me las sequé. Cuando conocí a Tessa, pensé que quería una nueva niñera. Como la había conocido en el transcurso de las próximas semanas, lo último que esperaba era encontrar a la próxima Reina de Hydronia. Ahora, mirando su vientre hinchado y sus ojos brillantes, supe que había tomado la decisión correcta. Sería una reina magnífica, sin nadie que discuta o dispute su posición. Con este matrimonio, finalmente podría estar con ella sin sentirme culpable. Era mi Reina y la amaría por siempre.

FIN

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01 - Bound of the ice dragon

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