Devoted 01 - The Ivy Lessons - Suzy K. Quinn

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THE IVY LESSONS 2

DEVOTED #1 S.K.QUINN

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El presente documento tiene como finalidad impulsar la lectura hacia aquellas regiones de habla hispana en las cuales son escasas o nulas las publicaciones, cabe destacar que dicho documento fue elaborado sin fines de lucro, así que se le agradece a todas las colaboradoras que aportaron su esfuerzo, dedicación y admiración para con el libro original para sacar adelante este proyecto.

Staff Moderadora de Traducción: Dara

Grupo de Traducción: Lore

florache

ingrid

Amafle

Liliana Ramos

kristel98

carosole

lililamour

zyan11

micastyles

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ivi04

Eucadi01

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4

Moderadora de Corrección: Angie, Lsgab38, Leluli

Grupo de Corrección: Francatemartu

Lsgab38

Angie

Yanii

IngridShaik

Vickyra

Leluli

Pilar Wesc

Felin

Carmilover

Revisión Final: Lore

Diseño: Francatemartu

Índice Sinopsis

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Capítulo 01 Capítulo 02 Capítulo 03 Capítulo 04 Capítulo 05 Capítulo 06 Capítulo 07 Capítulo 08 Capítulo 09 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19 Capítulo 20 Capítulo 21 Capítulo 22 Capítulo 23 Capítulo 24 Capítulo 25 Capítulo 26

Capítulo 27 Capítulo 28 Capítulo 29 Capítulo 30 Capítulo 31 Capítulo 32 Capítulo 33 Capítulo 34 Capítulo 35 Capítulo 36 Capítulo 37 Capítulo 38 Capítulo 39 Capítulo 40 Capítulo 41 Capítulo 42 Capítulo 43 Capítulo 44 Capítulo 45 Capítulo 46 Capítulo 47 Capítulo 48 Capítulo 49 Capítulo 50 Capítulo 51 Capítulo 52 Capítulo 53

Capítulo 54 Capítulo 55 Capítulo 56 Capítulo 57 Capítulo 58 Capítulo 59 Capítulo 60 Capítulo 61 Capítulo 62 Capítulo 63 Capítulo 64 Capítulo 65 Capítulo 66 Capítulo 67 Capítulo 68 Capítulo 69 Capítulo 70 Capítulo 71 Capítulo 72 Capítulo 73 Capítulo 74 Próximo Libro Sobre la Autora

Sinopsis Profesor + Alumna = Romance prohibido.

C

uando Sophia gana una plaza para un postgrado en el Ivy Drama College, no puede creer su suerte. La universidad es propiedad de uno de los jóvenes actores más respetados en

Londres, Marc Blackwell, que no sólo fundó la universidad, sino que enseña a los estudiantes. Conocido por sus clases estrictas y creencia en la disciplina, Marc tiene fama de ser arrogante y distante, pero Sophia pronto se siente

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atraída por ese joven frío y fascinante. Pronto, Sophia se embarca en un viaje de descubrimiento sexual que promete explorar todo lo que está prohibido entre profesor y estudiante.

Capítulo 1 Traducido por Lore Corregido por Angeles Rangel

I

vy: una enredadera resistente con hojas siempre verdes y negras, frutas de baya que puede hacer tanto daño a edificios y protegerlos de las inclemencias del tiempo.

Le han aceptado... Me quedo mirando la carta y no puedo creer lo que estoy viendo. Las palabras Ivy College brillan en color oro en la parte superior de la página.

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...para estudiar teatro creativo en el Ivy College, de Londres. La taza de té en mi mano está temblando y siento una gran sonrisa tonta en la cara. No puedo creerlo. Yo definitivamente no lo puedo creer. Hubo miles de jóvenes actores que se presentaron para el Ivy College este año. Y no creí por un momento que lograría entrar. Miro la carta de nuevo y no estoy totalmente segura de que es real, pienso en el día que hice una audición para el Ivy College. Había sido una mañana particularmente calurosa y los subtes de Londres eran una masa pegajosa de gente, botellas de agua y latas de bebidas gaseosas. Yo sólo había estado en Londres una vez, para ayudar a mi mejor amiga, Jen, a encontrar un par de zapatos especiales para una boda y ese día no nos habíamos aventurado más allá de Oxford Street.

Nunca había experimentado el pánico, la agresión y el calor de la hora pico en verano y me sentí como una muñeca, siendo empujada hacia atrás y hacia adelante. Me perdí buscando la universidad, y cuando le pregunté a la gente en busca de ayuda, la mayoría estaba demasiado ocupada para detenerse. Finalmente, un hombre con una barba blanca y acento recortado se ofreció a mostrarme el camino. Él me llevó fuera de la carretera principal, pasando por bonitas casas, a varias hectáreas de campos verdes rodeados por árboles de abeto y rejas negras. En la parte exterior, había visto edificios de ladrillo rojo cubiertos de hiedra reales, plata y verde. Los edificios estaban rodeados de hierba verde y de bosques.

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—Me encanta la hiedra —le había dicho al hombre—. Es una de mis plantas favoritas. —Disfrútalo mientras dure —había dicho el hombre—. Esta universidad es propiedad de un actor de Hollywood. Sólo será una cuestión de tiempo antes de que tire abajo todo el lugar y lo convierta en vidrio y hormigón. —¿Está hablando de Marc Blackwell? —le pregunté. El hombre había asentido. —He oído nada más que cosas malas sobre él. Extraordinariamente arrogante, al parecer. Un hombre muy frío. —He oído eso también —dije— pero supongo que tiene todos los motivos para ser arrogante. Él no es mucho mayor que yo, pero ha

logrado tanto. Ganador de dos Oscars, fundó esta universidad. El hombre me miró y luego, tal vez preguntándose qué negocios puede tener una persona con camiseta y pantalones vaqueros desteñidos con la universidad. —Estoy solicitando un lugar aquí —le explique—. No voy a conseguirlo. Ni en un millón de años. Sólo vine porque mi tutor universitario dijo que la prueba sería una buena experiencia. Y es hermoso ver la universidad. Es preciosa. Hay tantos árboles. Uno podría perderse en esos árboles. El

color

rojo-ladrillo,

de

edificios

cubiertos

de

hiedra

se

acurrucaron muy juntos, lo recuerdo, como si estuvieran tratando de mantener el calor. Parecían niños perdidos en un bosque.

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—Bien. Buena suerte. —El hombre me había dejado entonces, y yo miraba a la universidad maravillada. Todos los edificios tenían torres, balcones y ventanas de arco, como algo de un cuento de hadas. Una princesa de castillo. Pero me gustaron los árboles más que los edificios. Algo un poco salvaje en el centro de Londres. Me quedé durante mucho tiempo, antes de empujar la verja de hierro forjado y tomar rumbo a través de los jardines. Me sentí tan pequeña y sencilla en un entorno tan grande, pero no me había puesto nerviosa. No tenía nada que perder, después de todo y la experiencia era para ganar. Yo no tenía ni idea de que me reuniría con Marc Blackwell en persona en la audición.

Capítulo 2 Traducido por Lore Corregido por Angeles Rangel

D

e alguna manera, me encontré con la zona de recepción en medio de los caminos sinuosos, arcos de ladrillo y pasillos y me dirigí a la sala de audición.

Cuando entré en la habitación, vi a dos personas que se sentaban detrás de una larga mesa. La señora de la izquierda la había reconocido como Denise Crompton, una actriz conocida por sus papeles de teatro musical.

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Ella me sonrió, sus ojos se arrugaron. Cuando vi quién estaba sentado a la derecha, casi me tropecé con mis pies. Allí, lo suficientemente real como para tocarlo, estaba Marc Blackwell. Lo había visto en las películas muchas veces, por supuesto. Pero esta era la primera vez que veía a alguien tan famoso en la vida real. Su cabello castaño claro lucía más suave y más limpio de lo que lo hacía en el cine, pero sus ojos azules eran iguales de intensos bajo gruesas cejas negras. Llevaba puesta una camiseta negra, y recuerdo que pensé lo delgado que parecía. Había leído en alguna parte que él había estado interpretando a un drogadicto en su última película y supuse que había tenido que bajar de peso. Sus mejillas, ya angulares, habían pasado casi a ser un pequeño hueco, y había unas manchas de color gris bajo sus ojos. Su piel se veía muy blanca, como de costumbre y lo vi muy guapo. Su delgadez le daba un aspecto más elegante, de alguna manera y un poco peligroso.

Sólo me quedé allí como una idiota, mirando a Marc por más tiempo. En la vida real, él era cautivador. Absolutamente cautivador. Pero su expresión me confirmó lo que yo ya había oído hablar de él, que era frío y engreído. Denise me sonrió otra vez, pero la cara de Marc había permanecido seria. Él no perdía el tiempo con bromas. —Esta es Denise Crompton —había dicho Marc, señalando a su izquierda—. Ella enseña canto, música y danza. Luego había doblado sus largos dedos. —¿Y si tiene algún sentido común, sabe quién soy? Soy dueño de la universidad e imparto a los estudiantes tres clases a la semana. ¿Y usted es?

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—Sophia Rose —había dicho yo, mirando al suelo, avergonzada. Levanté la vista de nuevo, y me encontré con que no podía quitar mis ojos de Marc. Había regresado mi mirada, inclinándose hacia delante sobre sus codos. —Bien, Srta. Rose —me había dicho, su sonrisa cada vez más acentuada— es muy amable de su parte vestirse para nosotros el día de hoy. Me miré mi camiseta y jeans negros. —Mi profesor universitario me dijo que fuera siempre informal a las audiciones —había dicho yo—. Si no te ves como estás tratando demasiado duro. Marc había levantado una ceja y me miró impresionado. —Vamos a ver lo que puedes hacer. —Él miró hacia abajo a unos papeles sobre la mesa.

Había interpretado a Lady Macbeth, la escena en la que ella tiene sangre en sus manos. Leí de un guión que había corregido yo misma y puse toda mi pasión y el espíritu en la interpretación. Marc no se había molestado en mirar hacia arriba la mayor parte del tiempo, aunque a veces había visto su subida de cejas o los huecos en su ondulación de las mejillas. Cuando terminé, Denise aplaudió con ganas. Marc me miró, con la cara como una piedra, y supuse que tendría que hacer mucho más para impresionar a una estrella de Hollywood ganadora de un Oscar. Había sido un acto tonto y tropecé en mi camino hacia la puerta. —Gracias por su tiempo. —Srta. Rose —había ladrado Marc.

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Mi mano se había tambaleado en la manija de la puerta. —Muchas Gracias por su interpretación. Lo disfruté mucho.

Capítulo 3 Traducido por Lore Corregido por francatemartu

P

ienso en esas palabras, mientras observo mi carta de aceptación. Lo disfruté mucho. Supongo que realmente lo quiso decir.

Recojo mi Blackberry y encuentro el número de Jen. Esta soleado en el jardín de mi padre, y yo hago sombra a la pantalla cuando presiono para conectarme. Jen es mi mejor amiga, y ella siempre está en lo más

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alto de mis llamadas frecuentes. —Jen. Soy Soph. —¿Qué pasó? ¿Estás bien? Tu voz suena graciosa, ¿dónde estás? Me río. Ella me conoce tan bien. —Está bien. No es nada malo. Al menos, no todavía. Estoy en la casa de mi padre, tomando un descanso de la limpieza. —Te pasas de limpieza en su casa todo el fin de semana. —Lo sé, Jen, pero necesitan mi ayuda. —Desde que papá tuvo un bebé con su nueva novia, Genoveva, el ir a casa ha sido un completo desastre. Yo vivía allí antes de empezar la universidad, pero ahora sólo voy de visita los fines de semana. Tomo una respiración profunda.

—Pero... Me han aceptado en un curso de post-grado. Uno bueno. En una universidad en Londres. —¿Aceptado? ¿Para una universidad? Pensé que habías terminado con la universidad y todo eso. —Es postgrado. Y es una muy buena universidad. —¿Qué universidad es? —Ivy College de Londres. —Oh. Mi. Dios. ¿Me estás tomando el pelo? —chilló Jen al teléfono—. La universidad de Marc Blackwell? Me estas tomando el pelo. Me dijiste que tenían miles de aplicaciones. Miles y miles de personas. Dijiste que nunca ibas a conseguirlo. Dijiste que a Marc no le gustó tu audición.

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—Ya lo sé. Pero supongo que le gusto. —No puedo creerlo, Soph. Te dije que eras buena. ¿No te lo dije? —Gracias Jen. —Marc Blackwell —grito Jen—. Él va a estar enseñando. Tú vivirás en la universidad. Puse una mano en mi boca para ahogar una risa nerviosa. —Loco, ¿no es así? Quiero decir, no lo puedo creer. —Aguarda. Oigo el susurro páginas que van pasando. —Tengo la revista Heat justo aquí —dice Jen—. Hay una foto de él luciendo muy enojado. Supongo que no le gusta que tomen su foto. No es exactamente el tipo de profesor universitario, ¿verdad? Quiero decir,

¿él apenas tiene, que, veintisiete? —Él ha estado actuando desde que era un niño —le digo—. Ha estado en más películas que la mayoría de los hombres de cuarenta años. —Oh, Dios mío, Soph. Es tan guapo. Él va a estar enseñando. Hablando contigo. —Eso es, si acepto el lugar —le digo—. Yo lo conocí ya, ¿recuerdas? Fue tan increíblemente arrogante. Ni siquiera tuvo la cortesía de mirar hacia arriba durante mi actuación. —¿Le has dicho a tu padre ya? Me muerdo las uñas. —No. Quiero decir, no hay nada que decir en este momento,

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¿verdad? Todavía no he decidido si voy a aceptar. —¿Es posible que no aceptes? ¿Me estás tomando el pelo? Eso es todo. —El teléfono se quedo mudo. Yo sé lo que eso significa. Jen está conduciendo hasta aquí en su muy blanco, y de nueva generación, mini Cooper. Jen y yo somos amigas desde la escuela primaria, pero somos de mundos totalmente diferentes. Su papá trabaja para una firma de abogados de la ciudad, y su madre se queda en casa, planchando la ropa, haciendo la limpieza y en general asegurándose de que Jen y su padre luzcan presentables. Mi mundo es mucho más caótico. Cuando tenía siete años, mi madre falleció, y fui criada por mi padre. Mi papá es fantástico, pero trabaja horas impares como conductor de taxi, así que a veces me paso días sin verlo. Hice todo lo posible para cuidar de la casa, cuando vivíamos juntos, pero mi papá es el tipo de persona que hace las cosas más desordenadas con sólo mirarlas, por lo que siempre fue una lucha.

Yo era la chica que se presentaba en la escuela con una camisa arrugada y con las mangas demasiado cortas. Hace unos años, mi padre conoció a Genoveva, una mujer a la que Jen llama la madrastra malvada. Yo no veo a Genoveva de esa manera. No es una mala persona, solo no quiere compartir a mi padre con nadie ni que le recuerden que tenía una vida antes de que ella llegara. Cuando se juntaron, Genoveva se mudó a la cabaña. Estuvo bien por un rato, pero luego Genoveva

quedó embarazada y me ofrecí a

mudarme al anexo de al lado, así tendrían más espacio. Había planeado ir a la universidad en Escocia, pero era tan obvio que necesitaban mi ayuda que tomé una plaza en una universidad en el pueblo cercano. El anexo es un poco tosco, pero eso significa que estoy lo suficientemente cerca para ayudar, y papá, me dejó quedarme allí sin

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pagar alquiler mientras estaba estudiando. Miro la cabaña. Yo sé lo que papá va a decir si le hablo del Ivy College. Sigue a tu corazón, sigue tus sueños. Pero también sé que él y Genoveva tendrán que luchar sin mi ayuda. Oigo un grito afuera, y el crujido de la grava me dice que el Mini de Jen patinó en nuestra calzada. Agarro la carta de aceptación, a continuación, salgo a la parte delantera de la casa, saludándola.

Capítulo 4 Traducido por Lore Corregido por francatemartu

—¡S

oph! —Jen devuelve el saludo. Ella se ve increíble, como siempre. El pelo largo, rubio, cayendo recto como una regla por su espalda. Pantalones

vaqueros de diseño. Es baja y curvilínea, con un enorme busto, todo lo contrario de mí, con mis brazos esbeltos y piernas, cabello castaño ondulado y apenas un busto que llega a B. —Tú vas a aceptar este curso —dice ella mientras que hacer crujir

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la grava viniendo hacia mí. —¡Shhh! —Agito mis manos hacia ella. Mi papá, Genoveva y mi hermano pequeño, Samuel, están dentro de la cabaña. Puedo ver a papá y a Genoveva a través de la ventana de la sala, y creo que tal vez están discutiendo, porque las manos de Genoveva están volando alrededor. Jen me toma del brazo y me arrastra hacia el anexo, que se encuentra a pocos metros de la casa principal. Es una especie de un bungalow, con una sola habitación interior como un estudio amueblado. Cocina, dormitorio y sala de estar todos en el mismo espacio, pero no pasa nada. Tiene todo lo que necesito. Entramos, y Jen cierra la puerta detrás de nosotros. —¿Cómo puedes seguir en este lugar? —dice Jen y va a la caldera— . Esa mujer te ha robado tu casa. —Cualquier cosa por una vida tranquila —le digo—. De todos

modos, me gusta. Todo es mío. —¿Es ésta su carta de aceptación? —pregunta Jen tomando la carta blanca de mi mano. —Sí —le digo—. Todavía no lo he leído correctamente. Estoy demasiado en shock. No sé, Jen. No sé cómo papá y Genoveva va a arreglárselas sin mí. Londres está a un largo camino. Jen me descarta ondeando una mano hacia mí mientras escanea la carta. —Londres está a media hora en autobús, luego una hora en tren. Tú puedes volver cada fin de semana si es necesario. Escucha, eres mi mejor amiga. Y no voy a permitir que dejes pasar esta oportunidad. No lo voy a hacer.

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—¿Solo por el hecho de que alguna arrogante estrella de Hollywood está impartiendo el curso? —No es sólo una estrella de Hollywood —dice Jen—. Tú misma lo has dicho, es un actor increíble. —Con una reputación increíblemente desagradable —le digo—. Y por lo que he visto, la reputación es bien fundada. —Bueno, tal vez él es un poco arrogante —dice Jen—. Pero de todos modos, no. No por esa razón. Debes hacerlo porque eres una actriz increíble, Sophia. Suspiro. —Jen, no eres objetiva. —¡Hola! —Jen sacude la carta—. Evidentemente Marc Blackwell y todos los demás en Ivy College están de acuerdo conmigo.

—Vieron una audición —le digo—. Una audición cuando yo no estaba nerviosa porque no pensé por un momento que fuera a ser aceptada. En realidad no me conocen. Cuando lo hagan, se darán cuenta de que soy manojo de nervios y verán que han cometido un error. De todos modos. Hay cosas prácticas. ¿Cómo siquiera voy a ser capaz de pagarlo? Papá no tiene dinero en estos momentos. Está demasiado ocupado cuidando de Genoveva y Samuel. Él ya está perdiendo el alquiler de este anexo por mí, no puedo pedirle nada más. Jen no dice nada. Todavía escanea la carta. Luego baja la carta. —¿Qué es? —le pregunto. —¿Acabas de decir algo sobre el dinero? —Jen pregunta. —No te ofrezcas a prestarme. Sabes que no lo aceptaré.

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—Yo no iba a hacerlo. —Bueno. —Yo no iba a hacerlo, porque tu lugar está totalmente financiado. Mira. Lo dice aquí. Ellos pagan por todo. —¿Qué? —Tomo la carta—. Pero... ¿Cómo? No he solicitado las becas, ni nada de eso. —Tú no necesitas hacerlo —dice Jen—. Echa un vistazo a esto. — Ella apunta a un párrafo—. Tu lugar está totalmente financiado, lo que significa que el alojamiento y la comida están pagos, y te van a dar un subsidio de subsistencia y presupuesto preparatorio. —No lo creo. —Leo el párrafo una y otra vez. Siento que me voy a desmayar—. ¿Totalmente financiado? —Ahora dime una buena razón por la que no puedes aceptar. — Jen toma la carta de nuevo, y lleva a cabo la lectura.

Da vuelta la página y lee hasta el final, con los ojos corriendo hacia atrás y hacia adelante. —Soph, ¿dónde está el sobre? Me encojo de hombros. —En el jardín, creo. ¿Por qué? —Será mejor que vaya a buscarlo. —Ella corre afuera, y yo la sigo más allá de los muros derruidos de la cabaña, al césped, flores, árboles y vegetales de jardín de papá. Le digo jardín de papá, pero a decir verdad, soy quien se encarga de ello. Me encantan las cosas que crecen. Jen coge el sobre marrón de la mesa. —No vas a creer esto. Para de juguetear con tu cabello. No hay nada

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de qué preocuparse. Dejo caer mi mano. Mi pelo es lacio en la parte superior, pero va onduladose en la parte inferior, por lo que siempre estoy haciendo girar los extremos para tratar de enderezarlos, sobre todo cuando me siento nerviosa. Mi cabello me hace parecer ridículamente joven, como una niña con rizos, pero Jen siempre dice que está celosa de mis ondas tipo Kate Moss. Preferiría cabello lacio y rubio. —¿Qué es? —le pregunto. —Un lugar totalmente financiado significa que tu alojamiento, la comida y los gastos están pagados —dijo Jen—. Y que van a comprar todos tus libros, también. Pero eso no es todo. Te están dando un pago único. Para prendas de vestir y artículos de la universidad. —Coge el sobre y busca en el interior. Triunfante, ella saca un cheque. —Oh, Dios mío. —Tomo el cheque y miro a la cantidad. Es más dinero de lo que he poseído en toda mi vida. Pongo mi mano sobre mi

boca. —¿Sabes lo que significa esto? —Jen pregunta. —¿Qué? —le contesto. —Significa —dice Jen— que vamos de compras.

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Capítulo 5 Traducido por Lore Corregido por IngridShaik

P

or lo general, ir de compras con Jen es un arma de doble filo. Es muy divertido, siempre intentando hacerme probar cosas que nunca me atrevería a hacerlo por mi cuenta, y tiene una

paciencia infinita. Pero también tiene una tarjeta de crédito sin fin, mientras que yo siempre he tenido que sobrevivir con los ingresos salariales mínimos de uno de mis muchos puestos de trabajo a tiempo

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parcial. Por lo general, lo único que puedo permitirme siempre son cosas prácticas, como jumpers y pantalones vaqueros, y sólo una prenda por mes si estoy de suerte. Pero el día de hoy, puedo comprar lo que quiera. Sin comprobar las etiquetas de precio. Sin dirigirme a las tiendas más baratas. Se siente muy bien y aterrador al mismo tiempo. Me siento muy débil ante la idea de tener todo esté dinero para gastar. Y un poco enferma. Pero por suerte tengo a Jen para ayudarme. Nos detenemos en el aparcamiento del centro comercial, y Jen le pega una multa de aparcamiento detrás del parabrisas del coche, a continuación, enlaza brazos conmigo. —Esto va a ser tan fantástico —dice ella—. He visto muchas cosas que se adaptan para el otoño. Tomamos el ascensor hasta el primer piso, un piso que por lo general evito, ya que tiene todas las tiendas con ropa que no me puedo permitir.

—Mira, hay una rebaja en esa tienda —digo, señalando. Tengo un buen ojo para las ventas. —Olvídate de las rebajas hoy —dice Jen—. Van a estar vendiendo lo que sobra del verano. Es necesario el nuevo material de temporada. Ropa que te mantendrá caliente en otoño. Y que te hagan ver lo suficientemente caliente para que Marc Blackwell caiga perdidamente enamorado de ti. —Voy a pasar de eso —digo—. Honestamente, Jen. Si lo hubieras conocido, no dirías eso. Es realmente muy arrogante. —Vamos —dice Jen—. Sé exactamente dónde debemos ir. Ella me lleva a Brickworks, una hermosa tienda boutique con olor a aceites esenciales y tiene sólo unos pocos rieles de ropa repartidos por

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un enorme espacio en el suelo blanco. Veo una mujer de cuarenta y tantos con recortado pelo rubio platino y gafas de sol negra seguida de una chica hermosa, larga y delgada que supongo es su hija. Ambas tienen los brazos llenos de ropa, y me pregunto lo que se debe sentir al ser tan rico que puedes comprar armarios enteros en tiendas cómo ésta. Creo que estoy a punto de averiguarlo. Jen ya está cargando jumpers y vestidos a mis brazos. —Éste es de gran tamaño, cae del hombro. Mira el verde. Irá perfectamente con tus ojos. Me encantaría tener los ojos marrones. Está es su temporada, sabes. Otoño. Le sonrío. —Tú y tus estaciones. Jen está obsesionada con los colores, y combinar diferentes colores para diferentes personas. Al parecer, yo soy un otoño, lo que significa que puedo usar naranjas, verdes y amarillos suaves. Jen lleva los colores

fríos, cómo la plata y el rosa muy pálido. —Y estos pantalones vaqueros, wow. Te vas a ver tan caliente en estos —Jen lanza un par de jeans, todos de buen gusto rasgado, y del más hermoso color gris, por encima de mi brazo—. ¡Y la joyería! Me encanta la joyería de aquí. Éste collar irá perfectamente. —Ella pone los aros de oro arrugados, batidos de metal alrededor de mi cuello. Jen me apresura hacia la sala de pruebas, dónde una vendedora abre una puerta para nosotros y cuelga la ropa en ganchos de metal ingeniosamente retorcidos. —¿Puedo sugerir una camiseta drapeada que iría muy bien con esos jeans? —dice—. Eres una talla ocho, ¿no? —Ella lo es, tiene suerte —dice Jen—. Y todavía cree que es gorda.

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La asistente nos trae una percha1 de tela suave, envuelta en un color leonado mantequilla. —Este es perfecto para tu tono de piel —dice Jen. —Pero ¿qué pasa con el jumper verde? —digo—. Me gusta ese también. —Soph, mi amor. Te olvidas. Hoy no tienes que decidir entre las cosas. Tú puedes comprar los dos. —Cierto —asiento con una sonrisa, consciente de que es verdad. —¿Has visto nuestra colección de botas de otoño? —la ayudante dice. —No, yo...

1 Percha: comúnmente es conocida como gancho o colgadero.

—Ella va a probar cualquier botas que vaya con jeans ajustados — dice Jen —,y unos tacones altos para este vestido. —Pero nunca me pongo tacones… —Soph, no tienes que ser totalmente práctica hoy. Puedes comprar algunas cosas que son un poco tontas. Cosas que es posible que sólo usaras una vez durante una luna azul. —Pero no tengo nada para lo cual ponerme tacones altos. —Mi madre siempre dice, compra el equipo y el evento será el ganador. —Bueno, está bien —Me rindo. Me pruebo todo, y como de costumbre Jen tiene un ojo perfecto. El

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vestido azul suave que ella escogió da destellos bajo la iluminación de la tienda, y se aferra a la cintura de una manera que es a la vez elegante y sexy. Los tacones altos hacen a mis piernas tengan un aspecto imponente. Siento que soy otra persona, una persona que no se verá fuera de lugar en Ivy College. —Todo se ve muy bien —yo respiro, poniendo todo cuidadosamente de nuevo en las perchas. Compruebo las etiquetas de precio. —¡Caramba! Jen, no sé... —Oh, sí —dice Jen—. Te llevaras la totalidad de la ropa. Nuevo armario, nueva vida. Si no lo compras, entonces lo voy a comprar para ti. —De acuerdo, está bien —Jen siempre amenaza con comprar cosas para mí. Ella sabe que nunca la dejaría, pero todavía lo hace—. Muy bien. Lo voy a comprar. —¿Todo esto? —pregunta Jen—. ¿Joyas también?

Me doy cuenta de la dependienta inclinándose profundamente. Suspiro. —Sí. Todo. Cinturones, botas y joyas. Jen y la asistente de ventas se ponen a aplaudir. —¡Genial! —dicen al unísono...

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Capítulo 6 Traducido por Lore Corregido por IngridShaik

S

iete tiendas más tarde, estoy agobiada por el peso de las bolsas de papel. Observé cómo un sinnúmero de hermosas piezas de ropa fueron cuidadosamente dobladas y embaladas

en papel de seda. Una tienda, incluso roció el papel con aceite de lavanda, y se ofreció a llevar las bolsas a nuestro auto. Estoy acostumbrada a la ropa con etiquetas de venta roja en arrugadas bolsas de polietileno.

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—Hay algo más que necesites antes de que nos tomemos un café —dice Jen. —Te voy a llevar yo para tomar el café —le digo—. Es lo menos que puedo hacer. Tú no has comprado nada en éste viaje. Todo ha sido sobre mí. —Soph, todas las veces que has corrido detrás de mí, mientras yo me probaba cosas, y te has ido a casa sin nada. Esto es un regalo para mí. Me encanta ver que consigues cosas nuevas. Tú te lo mereces más que nadie. Trabajas tan duro. —Eres una buena amiga —le digo, tomándola del brazo—. No sé lo que voy a hacer sin ti cuándo este en Londres. Voy a echarte mucho de menos. —Iré contigo y te visitaré todo el tiempo —dice Jen—. Estoy solamente a una llamada telefónica de distancia. De todos modos, tendrás toda una serie de nuevos amigos en cuestión de minutos, y te

olvidas de mí. —Nunca —le digo. Ella me dirige hacia el final del centro comercial, dónde están las tiendas de hombres. —¿A dónde me llevas? —Ya lo verás. Ella me conduce hacia las brillantes luces de la tienda de Apple, su interior

blanco

brilla

intensamente

con

las

tablets,

laptops

y

computadoras. —Pensé que esto te haría feliz —señala Jen, apretando mi brazo.

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Siempre he sido un poco una cyber friki, y amo las computadoras y dispositivos electrónicos. No es que yo haya sido capaz de permitirme muchos de ellos, pero siempre me ha gustado ayudar a Jen elegir un nuevo teléfono móvil o un ordenador. Dentro de la tienda, me acerco a una línea de computadoras portátiles blancas, todas tan delgadas como un bloc de notas de papel. Un asistente en una camiseta de Apple llega a mi lado. —Hola —dice—. ¿Está usted interesada en un ordenador portátil? —Eso es un eufemismo —digo, pasando una mano por un logotipo perfectamente liso de Apple en el blanco brillante de la caja del ordenador portátil. —¿Cuál es su presupuesto? —Um... bueno, supongo... Supongo que no tengo un presupuesto. —Oh. Bueno, tenemos planes de crédito…

—No. Quiero decir...—Siento mis mejillas al rojo vivo—. El precio no importa. —Me siento avergonzada, como si estuviera alardeando—. Al menos, no hoy. Él me mira con curiosidad, sin duda preguntándose cómo una chica de veintitantos años, en desaliñadas Converse y sudadera puede darse el lujo de decir que el precio no importa. —Bueno, ¿hay algún modelo de su interés? Me muevo a lo largo de la nueva portátil Mac. Es tan ligera como una novela de bolsillo, con una batería que dura todo el día. Es tan raro que me dirija hacia el punto de costo más alto, en lugar de los más bajos. Por lo general, puedo escanear los precios para encontrar lo más barato. No importa dónde estoy, una tienda, un restaurante, cafetería o departamento. Estoy programada para buscar el precio más bajo. Es

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difícil romper la costumbre. —Ella va a llevarse está —dice Jen, siguiendo mi mirada—. Es la mejor, ¿verdad? —Yo diría que sí —dice el asistente—. Ésta, literalmente, acaba de salir la semana pasada. Ha habido listas de espera por ella, pero nos repusieron hoy y tenemos dos a la venta. Él va a la trastienda y regresa con una caja blanca lisa y plana. —Aquí está. —Si va a comprar en efectivo, ¿qué más puede agregarle? —dice Jen, sus ojos penetrantes. El hombre traga. —Bien. Supongo... ¿un maletín para el ordenador portátil? —¿Qué más? —pregunta Jen, dando golpecitos con el pie.

—Y algún software antivirus. —Y uno de los... ¿cómo se llaman? ¿Ratón? ¿Así es como se llama? —pregunta Jen. —¿Quieres un mouse? —El asistente le dice. —Sí. Añades un ratón y tenemos un trato. El hombre se ve incómodo, pero sería bastante estúpido discutir con Jen en modo trueque, y creo que él sabe eso. —De acuerdo —dice. —¡Genial! —Jen me lleva a la caja. Salimos de la tienda conmigo agarrando mi portátil cómo un bebé

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nuevo. Me encanta, me encanta, me encanta. Jen ve la sonrisa en mi cara, y pone un brazo alrededor de mi hombro. —¡Éste ha sido el mejor día!

Capítulo 7 Traducido por Lore Corregido por Leluli

C

uando Jen me deja en mi anexo, veo a mi papá en la puerta de casa, saludando hacia nosotras. Él viene hacia la ventanilla del coche.

—Cristo Todopoderoso. ¿Otro viaje de compras, Jen? ¿Cuánto le va a costar a tu padre este pequeño montón? Jen me mira, y compartimos un entendimiento silencioso, ninguna de las dos le dirá de momento que todas las compras son mías. Papá se pone muy ansioso por el dinero. Si yo le dijera que me habían dado un

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enorme cheque para ropa y suministros para la universidad, él querría que lo ponga en una cuenta bancaria y comprara algunas piezas en una tienda de caridad. Lo cual es muy sensible, y es exactamente lo que yo normalmente hago. Pero me alegro de que Jen me obligara a vivir un poco. —¿Les gustaría una taza de té chicas? Echo un vistazo a la casa, tratando de averiguar si Genoveva está. Suena mal, pero a veces evito entrar si ella está allí porque siempre me está dando órdenes a su alrededor. Si es sólo mi papá y Samuel, entonces eso estaría bien. Nunca le admitiría a papá que me siento así. Se le rompería el corazón si pensara que no somos las mejores amigas. —¿Está Genoveva en casa? —pregunta Jen, siempre directa al grano. Papá se rasca el pelo distraídamente. Es negro y gris ahora, y totalmente calvo en la parte posterior. Genoveva le ha comprado un engrosador de pelo que se pone a veces, que resulta en tener el cuero

cabelludo negro. Ha estado calvo desde que tenía poco más de veinte años. Nunca le molestó a mi madre. Sé que los otros taxistas se burlan de él por ello a veces, pero él puede soportar las burlas. —Se ha llevado a Samuel para que le tomen una foto con una amiga —dice papá. —No sabía que tenía amigos —susurra Jen. —Me encantaría una taza de té —le digo a mi padre—. Pero no te preocupes. Te ves cansado. Lo haré yo. —Mi papá es el tipo de persona que hace un lío. Él no quiere, pero sé que si hace el té, será agua caliente y azúcar por todo el mostrador, y soy yo quien va a terminar limpiando, o quedara así hasta que llegue Genoveva. —Gracias, pero tengo que ir a casa —dice Jen, volviéndose hacia

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mí—. ¿Puedo tener tu opinión sobre algunas de las prendas antes de irme? —Aparece su tic en los ojos, y sé que ella quiere hablar conmigo a solas. Cuando papá va dentro, ella dice: —¿Crees que va a estar molesto? —No lo sé. —Enrollo algunos rizos de mi pelo hacia abajo, y los suelto aunque vuelven a su lugar—. Quiero decir, siempre estuvo claro que me mudaría este año, pero no creo que él esperaría que fuera tan lejos. Creo que dependen de mí para el cuidado del bebé y ese tipo de cosas. —Él lo sobrellevara —dice Jen—. Ambos lo harán. —Tal vez —le digo—. Y una vez que esté fuera del anexo, lo pueden alquilar y hacer un poco de dinero. Así que cuanto antes mejor, verdad. —Exactamente —dice Jen. Y toma mi hombro—. Le dirás hoy,

¿verdad? no quiero que lo pospongas, y a continuación, cambies de opinión acerca de la universidad. —Lo haré. —Tomo una respiración profunda—. Va a ser duro, pero lo haré. —Bien. Tu padre es un viejo tonto, pero creo que va a tomar la noticia muy bien. Ya lo verás. Enciende el motor y se aleja. Entro en la casa, y oigo el ruido de la tetera. —¿Papá? —¿Quieres uno de tu té de manzanilla? —pregunta papá.

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—Siéntate. Lo haré yo —digo, voy al armario y saco tazas. No hay necesidad de preguntarle lo que quiere, es siempre té, hecho de la misma manera. Muy clarito con dos de azúcar. —Siempre lo haces mejor que yo de todos modos —dice papá, sonriendo y tomando asiento en la mesa del comedor. La casa es antigua, pero mi padre sacó un montón de paredes la primera vez que compró el lugar, y todo está en plan abierto. La cocina y el comedor a la derecha en la sala de estar, y hay vigas de madera negra a lo largo del techo. Es tres veces el tamaño de mi anexo y siempre es cálido y acogedor. Nunca le diría a papá, pero el anexo se congela por la noche y mis sábanas siempre se sienten húmedas. —Soph, espero que no te importe que pregunte esto, pero ¿hay algo que va mal? —¿Qué te hace decir eso? —digo, una cucharada de azúcar

flotando por encima de su taza. —Es sólo que... pareces un poco distraída. —Oh. —Esta es la oportunidad perfecta para decirle. Pero por alguna razón, pongo el azúcar en el té y empiezo a removerlo—. ¿Cómo van las cosas con Genoveva? Papá ríe. —Oh, ya sabes. A ella le gusta una discusión de vez en cuando. Nada diferente a cualquier otra pareja, eso espero. Mamá y papá nunca discutían. Ambos eran tan agradables, no había nada que remar alrededor. —¿Pero tú estás bien? ¿Generalmente?

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—Oh, sí —dice papá, mirando por la ventana—. En general bien. Me gustaría que te quedes en el anexo tanto como gustes, pero… —Papá. Vamos. No otra vez. Está bien. Tienes a Genoveva y al nuevo bebé que cuidar ahora. Tú necesitas el alquiler de ese lugar. Ya estoy crecidita. Voy a estar bien. —No me merezco tener una hija tan buena como tú —dice papá, tomando su taza de té de mí—. Hay unas natillas en la lata. —Gracias. —Me encantan las natillas, pero ahora mismo no tengo ganas de comer—. Muy bien. —Tomo una respiración profunda y lo dejó escapar—. Tengo algo que decirte. Papá pone su taza sobre la mesa. —¿Estás bien, Soph? ¿Hay algo en lo que necesites ayuda? —No. —Niego con la cabeza—. Nada en absoluto. Pero tengo

noticias para ti. —¿Ah, sí? —papá intenta sonreír. —Sí —le digo—. Es una gran noticia en realidad, de alguna manera. —Bien. Vamos a escucharlo. —Me han ofrecido un lugar totalmente financiado en un curso de post-grado. —Es una noticia fantástica, Soph —dice papá—. Realmente, realmente fantástico. —Él exhala—. Oh, eso me saca un peso de encima. He pasado noches sin dormir, pensando en cómo ibas a conseguir un trabajo en un pueblo tan pequeño como éste. Sin un coche, y todo eso. Me gustaría poder comprarte un coche, pero, Soph, ¿necesitas permanecer en el anexo de un poco más, entonces?

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—No. —Entonces, ¿dónde vas a vivir? Tu universidad no tiene alojamiento para estudiantes de postgrado, ¿verdad? —El lugar no es de mi universidad —le digo—. Es en una universidad en Londres. —Yo miro mi té, y veo el gris de la bolsita de té flotando en el agua marrón—. Yo sólo me presenté por un capricho, en realidad. Fue idea de mi tutor. No lo tomé en serio. Nunca pensé, ni por un momento, que sería aceptada. Papá asintió con tristeza. —Londres es un poco demasiado lejos para que regreses el fin de semana, ¿verdad? Niego con la cabeza. —Está a sólo un par de horas de distancia. Puedo volver todo el

tiempo. —Parece que ya has decidido aceptar, entonces —dice papá, con una sonrisa suave. —Lo hice. Por lo menos, creo que lo hice. Es una oportunidad increíble. Miles de personas se presentaron. Y estoy bastante segura de que Jen me matará si no me acepto. —Sonrío. — Jen es una buena amiga para ti. —Papá toma un sorbo de té—. No te preocupes por mí, Soph. No quiero que te preocupes por mí. Ve y disfruta. Háblame de esta universidad. —Se llama Ivy College —le digo—. Es propiedad de un famoso actor. Marc Blackwell. Es profesor de algunas de las clases. —He oído hablar de él. —Papá chasquea los dedos—. A partir de

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esa película... ¿creo que era la de ... la silla de ruedas? Él interpreta a un jugador de baloncesto en silla de ruedas. —Las Ventanas de mi Mente —digo— ganó un Oscar por ese papel. —¿Así que está en una silla de ruedas, entonces? Sonrío. —No, papá, es un actor. Él estaba interpretando el papel. Es muy capaz. Tan capaz, de hecho, que ellos querían que hiciera a James Bond hace unos años, pero él lo rechazó. —James Bond —ojos del papá enciende—. ¿Te va a enseñar James Bond? —Si no lo hubiera rechazado al papel. Papá deja su té y lanza sus brazos alrededor de mí.

—Estoy tan orgulloso de ti, florcita —dice—. En verdad. Eres la mejor hija cualquier padre podría esperar. Vas a sacudir ese lugar.

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Capítulo 8 Traducido por Lore Corregido por Leluli

E

s la noche antes de partir a Londres, y Jen me ha invitado a divertirnos en una salida llamada "La última cena". Ella tiene una noticia para mí, al parecer. Algunas buenas noticias. Y

también chocolate caliente, brandy, malvaviscos y palomitas de maíz. Espero que sirva las palomitas de maíz por separado, pero con Jen nunca se sabe. Hago sonar su intercomunicador cinco veces, es nuestra señal secreta,

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y ella libera el mecanismo de la puerta de su bloque de

apartamentos. Llamo a su apartamento la casa del Gran Hermano, porque hay cámaras por todas partes. Ella vive en uno de esos bloques nuevos de vidrio y metal que se construyen como fortalezas. Cuando Jen dejó sexto curso, no se molestó en entrar a la universidad. En cambio, consiguió un trabajo bien remunerado en Relaciones Publicas, y se trasladó a este lugar. Su padre estaba furioso, pero Jen siempre hace lo que desea. Su plan es tener su propia agencia de Relaciones Públicas un día. Traté de cultivar algunas cosas en el balcón de vidrio de Jen para que tuviera algo parecido a un jardín, pero todo ha muerto. Jen tiene muchos talentos, pero no tiene dedos de jardinera. Estoy un poco triste cuando llego a la puerta principal de madera clara de Jen. La idea de dejarla me hace sentir nostalgia. Nos conocemos lo suficiente como para ser prácticamente hermanas y compartíamos todo.

Primeros

sorbos

de

sidra

en

el

parque,

enamoramientos, primeros besos, primero novios... todo.

los

primeros

Incluso antes de llamar a la puerta, ella la abrió. —¡Soph! Tengo noticias para ti. —Ella me arrastra dentro—. ¡Oh! Tú trajiste vino. Genial. ¿Vamos a tener que tomarlo con el primer plato? Las dos reímos. Su apartamento es enorme, con una barra que separa la cocina del salón. Grandes ventanas de vidrio que tienen vistas a nuestro parque local, y Jen dice que es mejor que tener un verdadero jardín. Si no es suyo, no puede acabar con él. Jen abre el vino con un estallido, y asiente con la cabeza hacia la mesa de centro, donde hay un montón de DVDs. —¿Puedes adivinar cuál es mi noticia?

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—Algo sobre Marc Blackwell —digo lentamente. Cojo el primer DVD. Es “A través de los ojos de un extraño”, una película indi que nunca tuvo mucha taquilla, pero recibió un montón de elogios de la crítica. Doy vuelta, y veo el rostro hermoso, adolescente de Marc Blackwell en la parte posterior. —Se ve tan joven —le digo—. Esto debe de haber sido la primera película que protagonizó. —En realidad no es la primera película que protagonizó —dice Jen, vertiendo el vino en copas de cristal brillante—. Actuó en algunas cuando era niño. Pequeños papeles, e hizo anuncios también. Él tenía un padre muy agresivo que decidió desde muy pequeño que Marc iba a ser una estrella. —¿Cómo te enteraste de eso? Es muy privado. Nadie sabe nada de su vida. —Use mi empresa para hacer un poco de investigación —dice Jen—

. Y ese es el rumor de la gente que trabajó con él cuando era más joven. —Es muy extraño pensar que voy a estar en un salón de clases con él. — Me dejo caer en el sofá—. Él es tan... —Hermoso

—acaba Jen—. ¿Qué aspecto tenía cuando lo

conociste? —Diferente de la pantalla —le digo—. Quiero decir que era bien parecido, pero no de una manera convencional. No era cómo lucia lo que significaba te decía algo. Eran sus ojos. Era... una especie de fascinación. Pero también es muy frío. —Pero hermoso, ¿no? Pienso en Marc, que llevaba una camiseta negra y me sostuvo con sus ojos.

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—Supongo que es una palabra justa para utilizar. —¿Cómo vas a aprender nada? Te pasaras todo el tiempo simplemente mirándolo a la cara. —Es un actor brillante —le digo—. Quiero decir, él es simplemente increíble. Se convierte en los personajes. —Por lo que he descubierto, está bastante jodido —dice Jen—. Tal vez los mejores actores lo están. —Levanta su ceja hacia mí y nos reímos. —¿Jodido en qué sentido? —le pregunto. —Bueno, él nunca tuvo una relación por más de un par de semanas. Recojo la próxima película. —Me encanta esta. Novia de Vietnam.

Jen me da un vaso de vino. —Vamos a verla. Cuando Siobhian

y yo vemos DVDs, casi nunca las vemos

realmente. Hablamos todo el tiempo. Pero esta vez, las dos estamos en silencio mientras la cara de Marc Blackwell aparece en la pantalla, bronceado, sudoroso y con suciedad marcada. —Nunca ha mantenido una relación por más de unas pocas semanas —repito, observando el hermoso rostro de Marc, ceño fruncido sobre los ojos azules, dando la mirada más intensa, una

actuación

increíble. —Es difícil quitar la vista —dice Jen, bebiendo su vino—. Solo piensa, que podrías estar mirando esos ojos realmente mañana.

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—Lo dudo. —Me tomo mi vino—. Mañana es el día de llegada. Es una oportunidad para que mudemos nuestras cosas en nuestras habitaciones. Las clases comienzan el día después. —Pongo mi cabeza en mis manos—. No puedo creer que esto esté sucediendo. Tengo miedo, ¿sabes? Quiero decir, míralo —hago gestos hacia la pantalla— es un actor increíble. Él se verá

obligado a darse cuenta de que no soy lo

suficientemente buena, tarde o temprano. —No seas ridícula. Él te ha visto en la audición. Sabe que puedes actuar. —Él me ha visto actuar —digo, sintiéndome aún más ansiosa—. Marc Blackwell ha visto mi audición. Eso es... tan raro. —Y le gustó lo que vio. Me tiemblan las manos mientras pongo el vino de nuevo sobre la mesa.

—No creo que pueda manejar esto —le digo. —Por supuesto que sí. ¿Ya tienes todo empacado? —Sí. —Así que ya está todo listo. Te llevaré mañana por la tarde, y te ayudaré a desempacar. No puedo esperar a ver la universidad. Suena increíble.

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Capítulo 9 Traducido por Lore Corregido por Felin28

espués de pasar media hora perdidas en el sistema de una

D

sola mano de Londres, Jen y yo finalmente encontramos las señales que nos indicaban donde estaba La universidad Ivy

y los seguimos hasta que llegamos a los frondosos jardines. Cuando Jen vio los ladrillos rojos, las torres curvilíneas y hectáreas de césped, dio un gritito.

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—Mira este lugar. Es enorme. ¿Quién habría pensado que podían meter todo esto en el centro de Londres? Uno habría pensado que habían construido un montón de tiendas y apartamentos en este espacio ya. Jen conduce a través de las puertas abiertas y por un camino de ripio que conduce a través de hermosos y cuidados parques. —No puedo creerlo, Soph. Este lugar es como un palacio. —Un castillo, más bien —digo, señalando las torretas. —Buen trabajo no tienes muchas bolsas contigo —dice Jen—. Porque parece que hay una gran cantidad de escaleras. Seguimos un letrero que dice: «Bloque de alojamiento» y veo a un hombre desgarbado y joven con el pelo rubio brillante sacando maletas de un Jaguar verde. Jen se detiene en una plaza del aparcamiento y sale del coche.

—Acá debe estar mi habitación —digo, tomando la mochila del maletero. —No puedo creer que sea todo lo que tienes —dice Jen, mirando a mi bolsa—. No hay secador de pelo. No hay plancha. Suerte que eres lo suficientemente bonita para llevar un aspecto desaliñado. Le sonrío, pero dentro de mi estómago está dando volteretas. El edificio es precioso. Todas las ventanas tienen arcos, como ventanas de castillo y están montados en ladrillo rojo. El hombre desgarbado viene por delante de nosotros, pero no nos mira o dice hola. Sólo toma otra maleta del coche y vuelve a entrar en el edificio. —Supongo que debe ser otro estudiante —le digo.

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—Lindo que sea tan amable —dice Jen. —Probablemente está nervioso —susurro—. Yo también. Entramos en el edificio, y hay un área de recepción atendida por una pequeña señora regordeta con el pelo gris y unos dientes que le faltan, pero con una sonrisa muy amable. —¿Puedo ayudarlas, señoras? —pregunta, su voz llena de calor. —Soy una nueva estudiante —le digo—. Sophia. Realmente encantada de conocerte. —Wendy. —La mujer se acerca y me da la mano—. Te tengo aquí mismo. Está en el piso de arriba. La sala de la torre. Es la mejor, creo. Sin duda la más grande. —Me da una gran llave plateada con un llavero negro. Se vuelve a Jen.

—Lo siento mucho, pero tu amiga no puedo quedarse. Es una de las reglas. Marc cree que ayuda a todos poder conocerse entre sí más rápido. Me dirijo a Jen y nos damos mutuamente el abrazo más largo. —Ten

cuidado,

Soph.

Llámame

tan

pronto

como

haya

desempacado. —Lo haré. Llámame para decirme que has llegado a casa segura. La veo marcharse. —Tú puedes tomar el ascensor, si quieres —dice Wendy, señalando por un largo pasillo que huele a alfombra nueva y se ve la luz y el calor. —Gracias —le digo— pero sólo tengo una bolsa. Voy a dejar que los

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estudiantes con mucho equipaje lo utilicen. De todos modos, he estado en el coche durante horas. Podría hacer un poco ejercicio. Me dirijo hacia un arco de piedra y sigo una escalera de caracol hasta el primer piso. Veo al estudiante alto y rubio regresar a su cuarto, hacia el ascensor. —Hola. —Lo saludo. Sólo agacha la cabeza y pulsa el botón de ascensor. Camino hacia él—. Soy Sophia —le digo. —Ryan —dice el estudiante y de cerca puedo ver que realmente está nervioso. Él no acaba de hacer contacto visual conmigo, pero yo le doy una gran sonrisa de todos modos. Puedo entender que él está nervioso. Parece que podría haber sido el primero en llegar. —Me alegro de conocerte Ryan. —Yo también —dice. Entonces se escabulle en el ascensor. Me dirijo hacia las escaleras, arriba, hasta el cuarto piso. En el

momento en que llego, me quedo sin aliento. No más donas para ti, Soph. La puerta es de arco de roble y tachonada de hierro forjado. Puse la llave en la cerradura y abri mi nueva habitación. No puedo creerlo. La habitación es increíble. Enorme, hermosa y sorprendente. Debe haber sido un error. Parece una suite de hotel. La habitación es redonda, con una enorme cama doble contra una de las paredes, y un nuevo cuarto de baño incorporado en una de las curvas. Hay un balcón con ventanas francesas que se abren a él, y una chimenea que parece que podría estar en pleno funcionamiento.

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La vista desde las ventanas francesas es impresionante. Estoy mirando a lo largo de los preciosos jardines verdes, y puedo ver los edificios históricos de Londres en la distancia. Wow. Pongo mi mochila en el gran vestidor y parece perdida. Hay un área pequeña, con una limpia cocina con una tetera y una nevera, pero no hay cocina. Yo creo que voy a comer en el comedor, de ahora en adelante y otras personas van a cocinar mi comida para mí. Qué pensamiento más extraño. En el tocador hay un enorme ramo de rosas rojas y blancas, con una tarjeta al lado de ellas. La tarjeta tiene una imagen del Old Vic2 en el frente y cuando doy la vuelta al sobre parpadeo de sorpresa. La tarjeta es de Marc Blackwell.

2 Old Vic es un teatro ubicado al sureste de Waterloo Station en Londres en la esquina de The Cut y Waterloo Road.

Dice lo siguiente: Querida Sophia, eres una actriz de gran talento y estoy deseando trabajar contigo en los próximos meses. Pongo la tarjeta boca abajo. Parecía tan arrogante en la audición, pero este es un gesto considerado. Tan considerado. Tal vez no es tan esnob como yo pensaba. De repente siento una oleada de emoción al pensar que va a ser él quien me enseñará. Realmente no me había dado una oportunidad de pensar en ello antes, pero Jen estaba en lo correcto, voy a estar sentada a centímetros de uno de los mejores y más creativos actores que he visto en la pantalla. Veo a más gente dirigirse al aparcamiento debajo y decido bajar y

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conocer a mis compañeros. Mientras corro por las escaleras, me encuentro con Ryan de nuevo, que está llevando otra maleta. —¿Hizo Marc que te dejaran un regalo en tu habitación? — pregunta Ryan. —Sí —le digo—. Flores. Y una tarjeta. Muy atento. Pensé que era arrogante en la audición, pero tal vez me equivoqué. —Yo conseguí una loción para después del afeitado —dice Ryan. —¿Cómo está tu espalda después de llevar a todas esas maletas? —le digo en broma. Pero Ryan no se ríe. —¿Qué decía tu tarjeta? —Ryan arruga la frente. —Um. Algo bueno de mi actuación. Me parece. —¿Eso crees? —Suena enojado.

—Acabo de leer la tarjeta rápidamente. —¿Está segura? —Él lanza su maleta con una explosión en un paso—. ¿Por qué diría eso de alguien como tú? —¿Alguien como yo? —Olvídalo. No te preocupes. Lo miro por un largo tiempo, desafiándolo a ampliar lo que quería decir. Pero su cara se nubla y puedo ver que estoy llegando a ninguna parte. —Sí, vamos a olvidarlo —le digo, corriendo por las escaleras. Espero que el resto de los estudiantes no sean tan odiosos y hostiles. En la parte inferior de la escalera veo a una chica con el pelo rojo

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glorioso, largo y cuadrado, gafas negras en su nariz blanca. Ella está de pie junto a un hombre en una silla de ruedas que lleva un sombrero, al estilo Robin Hood negro con plumas amarillas en el mismo. El hombre es un poco gordito, y su camisa de color rosa brillante se extiende alrededor de la cintura. En la parte posterior de la silla de ruedas con una pegatina que dice: «Por lo menos yo siempre consigo un asiento.» Los dos están hablando con Wendy en el mostrador de recepción. —Voy a traerte tus llaves — dice Wendy. —Oh. Gracias —dice con una sonrisa la chica pelirroja—. Mi nombre es Tanya Holmes. —Su acento es Yorkshire, y cuando sonríe le aparecen hoyuelos—. Es fantástico aquí, ¿no es así? No tenía ni idea de que había algo como esto en Londres. En realidad, nunca he visto nada igual en mi vida. Wendy le entrega una llave, y se centra en el hombre de la silla de ruedas.

—¿Y tú eres? —Tom Davenport. —Tom le toma la mano y la besa—. Es un placer conocerte. —Su acento es cortes y perfecto, y es exactamente como esperaba que sonara un estudiante universitario del Ivy. En resumen, nada como yo. Tom obtiene su llave, y se vuelve hacia mí. —Hola. ¿Eres una nueva estudiante también? —Sí —le digo—. Soy Sophia. Llámame Soph. —Es un placer conocerte, Soph —dice Tom, luchando claramente en su conciencia con la abreviatura. —Vaya, eres muy hermosa, ¿no es así? —Toma mi mano y la besa

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también—. Para que lo sepas, si lo que buscas es alguna experiencia sexual aquí en la universidad, mi puerta está siempre abierta. —Él me guiña el ojo—. Ya he extendido la invitación a Tanya aquí, por lo que estarás en buena compañía. Tanya lanza una carcajada, y luego me sonríe. —Soy Tanya. Encantada de conocerte Soph. ¿Has estado aquí mucho tiempo? —Acabo de llegar —le digo—. Yo sólo he conocido a otro estudiante. —¿Ah, sí? —Se llama Ryan. —Pues vamos a por él —dijo Tanya— e iremos a la barra de estudiantes. Son pasadas las cinco. Esa es la hora de la cerveza, ¿no es así?

Tom frunce el ceño. —¿No deberíamos desempacar primero, querida? —Hay mucho tiempo para eso —dice Tanya, agitando una mano desdeñosa—. Deja las bolsas en el closet y vamos a tomar una cerveza. —Yo no quiero destruir tus nociones de mí como macho alfa —dice Tom— pero un gin tonic es más de mi gusto. —¿Doble? —Por supuesto. —Entonces, está bien. Tanya sube corriendo las escaleras para encontrar a Ryan, pero

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vuelve sola. —Dice que quiere seguir poniendo su habitación en orden —dice ella, poniendo un brazo alrededor de nuestros hombros a la vez. —No importa. Nos alcanzará.

Capítulo 10 Traducido por Amafle Corregido por Felin28

R

ecorrimos un sendero de grava a través de jardines bien cuidados, y encontramos una puerta de roble con cubierta exterior de nuestro alojamiento para estudiantes. Cuando la

abrimos, hay un acogedor pub instalado en el interior, con barra verdadera donde servían cervezas, whisky y brandy reales. Todos los taburetes están hechos de barriles de cerveza y hay una cuerda gruesa

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clavada a lo largo de la barra. Me siento como que estamos dentro de un barco. —¿Cómo supiste que esto era el bar? —le pregunto a Tanya. Ella golpea su nariz. —Digamos que tengo otro talento adicional al de actuar. —Se sonroja—. Oh, mierda, eso sonó mal. No quiero parecer engreída ni nada. No me refiero a... Quiero decir, no estoy diciendo que no soy una buena actriz, pero… —Ven, cálmate, querida. —Tom pone un brazo alrededor de su cintura —. No hay necesidad para esa modestia ridícula. A todos se nos ha adjudicado una plaza en una de las universidades más prestigiosas del país. Por supuesto que tenemos talento para la actuación. Lo cual no quiere decir que no tengamos mucho que aprender. Ahora, ¿qué te traigo? —Una cerveza de Old Peculiar —dice Tanya.

—¿Y tú, mi amor? —Tom se gira hacia mí. —Um. Vino blanco, ¿por favor? —Por supuesto. —Tom golpea la campana y para nuestra sorpresa Wendy aparece de algún lugar misterioso en la parte trasera del bar. —Se los juro, una mujer de muchos talentos —dice Tom—. Recepcionista y casera también. Qué maravilloso. Wendy le da una amplia sonrisa. —Dirijo todo por aquí. Pronto aprenderás. ¿Y bien? ¿Qué te sirvo? Tom le da la orden y todos tomamos asiento en los taburetes. —Estoy nerviosa por conocerlo, ¿no lo están ustedes? —dice Tanya,

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sosteniendo su cerveza. —¿Conocer a quién? —dice Tom. —¿A quién crees? Marc Blackwell, por supuesto. Fuera de la ventana, vemos más alumnos llegando. Hay una chica con el cabello rubio glacial, y un muchacho alto y musculoso que parece deportista. —Por supuesto —dice Tom—. El guapo y famoso señor Blackwell. ¿No somos un grupo con suerte? —No suenas muy convencido —le señala Tanya. —Solo digamos que para mí, él tiene menos encanto que ustedes dos. Me gusta la gente que es amable y cordial, no fría y distante. Pero... él es sin duda uno de los mejores actores vivos en la actualidad. Estuve muy impresionado con él en The Windows of Your Mind. Claramente había hecho su investigación. Por lo tanto, tengo muchas ganas de

aprender de él, aunque no me vea llevandome tan bien con él como ser humano. —Puede más bien ser frío, pero es tan... carismático —dice Tanya— . En mi audición, casi me desmayé cuando lo vi. Son esos ojos. Puedes ver el mundo entero en ellos. —Tal vez —dice Tom—. Pero solo digo que, ya que no tiene atractivo sexual para mí, tal vez lo veo con más claridad que tú. —No es para mí, tampoco —dice Tanya—. Demasiado engreído. Pero apuesto a que no hay muchas chicas en el curso que no le guste. ¿Y tú, Soph? Me siento enrojecer. Tonta. Después de todo, ¿quién no tiene enamoramiento con actores?

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—Yo solía tener un enamoramiento con él en algunas de sus películas —le digo—. Cuando él era un actor joven. Pero parece tan arrogante ahora. Y cuando lo conocí en persona fue realmente grosero. Cada vez que ves las imágenes de periódicos de él, siempre está mirando a la cámara. No… no me gusta. Los hombres presumidos y arrogantes no son para mí. —Él da anualmente un millón a la caridad —dice Tanya—. Tal vez no es tan malo como parece. —Tal vez tengas razón —digo, tomando un sorbo de vino—. Nos ha enviado a todos regalos de bienvenida. Están en nuestras habitaciones. ¿Ya lo has visto? —No —dice Tanya—. No he visto mi habitación todavía. Mira… más alumnos nuevos —ella señala a tres personas que entran en el bar, los dos estudiantes que vimos llegar antes, y Ryan. De cerca, la rubia glacial tiene características muy puntiagudas, y

aunque ella es bonita, su expresión no es amigable. Es muy alta, y se desliza a la barra al lado del chico musculoso y Ryan. —Es un placer conocerlos a todos —dice Tanya, mostrando su sonrisa brillante—. Soph nos dice que todos tenemos regalos de bienvenida de Marc Blackwell. ¿No es increíble? La rubia glacial da una breve inclinación de cabeza. —Él nos escribió tarjetas, también. En la mía dice que estaba ansioso por trabajar conmigo. Ryan se inclina hacia la chica. —Cecile, aquella chica de allá piensa que su tarjeta habla sobre la actriz talentosa que es, ¿puedes creerlo?

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Cecile le da un chillido de risa. —¿Estás bromeando? —Lanza su cabello de un hombro al otro—. ¿Por qué él te diría eso? ni siquiera sabe quién eres. —Pero vio nuestra audición —me oigo decir. —No, no, cariño —dice Cecile—. Él solo estaba allí como jefe de la universidad. Denise fue la que nos escogió. Tengo un hermano que trabaja con el esposo de Denise Crompton y me dio la exclusiva. Así que ninguno de nosotros es tan especial para el querido Marc. Aunque yo estoy esperando que uno de nosotros sea especial para él al final del curso. —Le guiña el ojo Ryan. —Sin embargo, sigue siendo un buen gesto —le digo, pensando en la tarjeta preguntándome si leí mal la letra escrita a mano. Cecile negó con la cabeza. —Probablemente hizo que su secretaria lo hiciera. Aunque estoy

ligando por una tarjeta algo más personal para el final del trimestre. —Marc Blackwell vio la audición de Soph —dice Tanya, agitando su cerveza por lo que la derramo—. Y si su tarjeta dice que Soph es una gran actriz, estoy segura de que él hablaba en serio. Cecile me mira de arriba hacia abajo. —¿Por qué iba a hacerlo? —Dice, sin una pizca de burla en su voz— . Nunca he visto u oído hablar de ti antes y yo conozco a todos los que son buenos. —¿Qué quieres decir con eso? —dice Tanya. —Niñas, Niñas. —Tom se coloca entre las dos chicas—. Deberíamos estar celebrando lo fabuloso que somos. Todos hemos sido aceptados en esta increíble universidad. Lo que significa que todos somos personas

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geniales. Entonces. Vamos a tomarnos un trago por las personas geniales. Levanta su vaso. —Por las personas geniales —Tanya y yo decimos. —¿Y están todos muy emocionados por conocer al hombre mañana? —pregunta Tom. —¿Mañana? —dice Tanya. —Bueno, sí, por supuesto —dice Tom—. Él va a darnos nuestro seminario de introducción mañana. —¿Lo hará? —dice Tanya—. ¿A qué hora? —Estaba en nuestra documentación introductoria —dice Tom—. A las nueve en el teatro de conferencia el Rey.

Recuerdo las pilas de papel que la universidad me envió cuando acepté mi lugar. No pude leerlos todos. Tuve que hacer muchas cosas antes de irme, asegurarme que papá y Genoveva tuviesen suficiente comida y Samuel tuviese pañales y limpie a fondo la casa por última vez para que durara hasta que pudiese regresar. —Emocionante, ¿no es así? —Dice Tom—. Mañana a primera hora, nos reuniremos con el famoso Marc Blackwell.

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Capítulo 11 Traducido por Dara Corregido por Leluli

C

uando desperté a la mañana siguiente pensé que quizás había soñado con la Universidad Ivy, y la tarjeta y las flores de Marc, pero aquí estoy, y ahí están las flores, que son

hermosas rosas, sobre una mesa pulida cerca de la ventana que le quita importancia al más verde de los campos verdes. Me siento emocionada y fresca. Hice lo más sensato anoche y me fui a la cama temprano, a pesar de que quería divertirme con Tanya y

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Tom. Antes de irme a la cama, miré de nuevo la tarjeta y por supuesto, estaba exactamente como la recordaba. Una muy talentosa actriz. Escrita por puño y letra, y firmada por Marc Blackwell. —El Sr. Blackwell —me recordé a mí misma. No le conoces. El hecho de que lo hayas visto en la gran pantalla, no te hace ser su amiga. Me levanto y leo la tarjeta de nuevo, y al acercarla a mi cara huelo algo agradable. Colonia, creo. Me pongo la tarjeta justo en la nariz e inhalo. Capto mi propio reflejo en las ventanas francesas, y apoyo la tarjeta de nuevo en las flores. —¿Qué demonios estás haciendo, Sophia? —Juego con mi pelo y miro por la ventana hacia el recinto universitario—. No seas una tonta estudiante con un flechazo. Él envió regalos y tarjetas para todos. Me doy una ducha rápida, aplicando suavizante en el pelo para

hacerlo extraordinariamente brillante, y decidiendo dejarlo suelto y que se secara naturalmente. Entonces me pongo mis nuevos jeans ajustados, botas altas de cuero, y elijo el suéter verde que Jen decía que me hacía ver hermosa. Nada demasiado lujoso para mi primer día. Me encantan las artes escénicas, pero fuera del escenario no me gusta llamar demasiado la atención. Estoy demasiado nerviosa para desayunar, así que paseo por los jardines. Es angustiante la espera para encontrarme con Marc Blackwell de nuevo, y sé que lo peor que puedo hacer es dar vueltas por mi habitación, en un frenesí ansioso. Los jardines son tranquilos, y están cubiertos de rocío. Todavía está soleado, pero el ligero frescor del otoño ya está empezando a tomar fuerza, y me alegro de llevar un jersey.

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Salgo a caminar por los bosques, amando al canto de los pájaros y la tranquilidad. El suelo es fresco y limpio, y creo que tal vez podría pedir a la universidad que pusiera un huerto aquí. Hay un montón de espacio entre los árboles, y podrían servir para la cocina. No me siento como yo misma si no hago que las cosas prosperen. El chirrido de un auto hace que una ardilla salga precipitadamente hacia la seguridad de la parte alta de un abeto, y veo a través de los bosques un Ford Mustang negro en el aparcamiento de la universidad. Rozo un lado de la rama del joven árbol, y veo al convertible aparcando en una plaza reservada para el personal de la universidad. Me toma un momento el darme cuenta de que no estoy respirando. La sombra en el auto es alta y extensa, y oigo el clic de la puerta como un rayo detrás del tronco del árbol. Marc Blackwell sale del auto, y apoya el codo en el capó, mira por encima de los edificios universitarios. Está vestido con un traje negro a

la medida, y toma un cigarrillo del bolsillo de su chaqueta, lo enciende con un gesto sin esfuerzo de su palma. Estoy momentáneamente hipnotizada. Por la forma en que inhala el cigarrillo y lo sopla hacia los bosques. Por la forma en que está parado, recto, pero relajado al mismo tiempo. Debo haber permanecido allí durante mucho tiempo, casi sin respirar, viéndolo fumar y mirando alrededor. Entonces, de repente, el cigarrillo se acaba, y él tira la colilla en algún lugar en el interior del auto y cierra la puerta. Camina hacia la universidad, pero antes de llegar lanza una mirada hacia los bosques. Mira justo donde estoy parada. Está muy lejos, no puedo ver claramente, pero tengo la sensación de que sonríe.

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Doy un paso atrás, oyendo crujir las hojas, y rezo para que no me haya visto. Estaría muy avergonzada. ¿Qué pensaría de mí, a escondidas en el bosque mirándolo? Pero ya se ha ido, y después de unos pocos momentos, el bosque me crispa los nervios y me dirijo hacia el auditorio King. Soy una actriz, ¿así que debería ser guapa, no? Error. Soy delgada y torpe, con pelo ondulado que no logro domar. Jen puede decir que soy hermosa, pero ella no hace teatro. Estar de pie en el exterior del auditorio, me recuerda que la actuación atrae a algunos de los elementos más impresionantes del planeta. En comparación con la mayoría de las personas que toman clases de actuación, soy increíblemente sencilla. Me recuerdo que fui elegida para estar en esta universidad. Deben pensar que tengo talento al menos, si no belleza. Pero estoy muy nerviosa ante la idea de ver a Marc Blackwell de nuevo. Me siento como si él fuera a ver a través de mí esta vez. Como si fuera a decidir que han cometido un error. Que esta chica no está lista para ser enseñada por alguien tan increíble como él.

¿Marc me vió en los bosques? Trato de no pensar en ello. Y trato de no pensar en lo que yo sentí, mirándolo, mientras miraba a la universidad con esos ojos intensos. Compruebo mi reloj. Son las ocho y cincuenta y cinco minutos, pero he estado esperando fuera del auditorio durante media hora ya. Dejé atrás mi habitación para recoger los libros de texto, y ahora que he estado agarrándolos por tanto tiempo, se sienten muy pesados. No puedo ver a Tom y a Tanya en ninguna parte, supongo que quizás están con resaca en la enfermería y aparecerán tan tarde como sea posible. Pero veo a Cecile y a Ryan. Sonrío y saludo. Ninguno de los dos parece darse cuenta. Por los sonidos que capto, están demasiado ocupados charlando sobre Marc, roles en los que le han visto actuar y artículos de prensa que han leído sobre él.

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Oigo entrecortados y mesurados pasos.

Capítulo 12 Traducido por Amafle Corregido por Leluli

lguien susurró: ¡Shush!

A

Apreté mis libros más cerca de mi pecho y me giré a ver al hombre que vi en el aparcamiento, el actor alto, oscuro, de ojos

azules, que hacía que a miles de mujeres se le debilitaran las rodillas. Se ve mejor de cerca, si eso es posible. Es alto, más alto de lo que parecía en la audición, y bien arreglado con una mandíbula suave. Su cabello castaño claro

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es un poco largo en el frente, por lo que queda ligeramente sobre los ojos. Esos ojos. Son de un suave verde azulado, como el agua de mar y recuerdo las palabras de Tanya: Puedes ver el mundo entero en ellos. Pero él es frío. Puedo notarlo por la forma en que no nos mira a ninguno a la cara, en vez de eso lo hace sobre nuestras cabezas. Imagino que está acostumbrado a salirse con la suya, y en tener a las personas arrastrándose por él. Camina como un hombre con una misión, y sus zapatos golpean el duro suelo como disparos. Mientras pasa por mi lado huelo una ligera colonia y recuerdo la tarjeta. Inhaló profundamente. Se detiene y se gira a mirarme, y yo exhalo rápidamente. Trato de mantenerme firme, pero puedo sentir mis libros deslizarse ligeramente en mis brazos. Él pone un dedo en su barbilla.

—¿Disfruto de su paseo esta mañana? Tragué. —Em. ¿Mi paseo? —Pensé que la vi en los terrenos hoy. —Enarca una ceja y sonríe un poco. Mi garganta se aprieta completamente, y el enrojecimiento en mis mejillas se está extendiendo hacia mi cuello. Siento mis libros salirse de mis manos y los oigo golpear contra el suelo. Eres una idiota. Me agacho, y Marc se agacha conmigo.

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—¿Nervios de primer día? Su rostro está a centímetros del mío. Las líneas de su nariz y su barbilla son tan perfectas, y los huecos de sus mejillas tan oscuros. Coge los libros y me los entrega. Sus dedos tocan los míos, pero lo hace de forma brusca e indiferente, como si estuviera poniendo los libros en un estante. Luego se gira y camina hacia el aula. Todo el mundo lo sigue a la sala de conferencias, pero estoy demasiado aturdida para moverme. Me paro como un conejo frente a un faro mientras el resto de los alumnos pasan alrededor. Para el momento en que me controlo lo suficiente como para entrar al aula, los únicos asientos que quedan están en la primera fila. Oh santo Jesús. Puedo sentir a los otros estudiantes mirándome, pero en lo único que puedo enfocarme es en Marc. Él está caminando de adelante hacia atrás, esperando que todos tomen sus asientos. Para decirlo con más precisión, está esperando a que yo tome mi asiento, la última estudiante que entra al salón.

Me deslizo en un asiento en la parte delantera de la clase, notando que Cecile también está en la primera fila, a pocos asientos de distancia. Ella alisa su cabello rubio, y ya ha escrito “Primera conferencia de Marc Blackwell” en su bloc de notas, y lo subrayó. Marc cierra la puerta de la sala de conferencia. Después va a una pantalla de proyección con las palabras “Ivy College” escritas alrededor. Él está a solo unos metros de mí, y me siento... No sé, expuesta. Me gustaría tener un espejo para poder ver lo que mi cabello estaba haciendo, y comprobar que no hay nada en mi cara. Él podría notar todas mis imperfecciones si quiere; mis pequeños senos, la ligera torcedura en mi nariz, el grano creciente en mi barbilla. —Bueno, clase —dice Marc, metiendo sus pulgares en los bolsillos de

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sus pantalones—. Supongo que han oído de mí, ¿verdad? Creen que me conocen. Permítanme aclarárselo. Ustedes no me conocen. No saben nada de mí, a pesar de lo que leyeron en los periódicos. Pero lo que ustedes deben saber es que soy un profesor estricto. La puerta de la sala de conferencias suena al abrirse, y Tom se guía a sí mismo hacia dentro, seguido por Tanya. Se ven debidamente avergonzados, y Tanya se mete en el único asiento libre, el cual casualmente estaba a mi lado. Tom se dirige al lateral de la fila, y toma su mochila de la parte trasera de la silla de ruedas. En el silencio de la sala de conferencias, el sonido de él abriendo la mochila es lo suficientemente fuerte como para despertar a los muertos. —Ustedes dos. —Marc golpea su Rolex—. No tolero la impuntualidad. Nunca. Lleguen tarde de nuevo y estarán fuera del curso. Los ojos de Tanya se ampliaron.

—Pero tuvimos que lavar la silla de rueda de Tom —dijo—. Los jardines estaban enlodados, y embarró todas sus ruedas. —No tolero excusas, tampoco —espetó Marc— Usted. —Giró hacia Tom—. Supongo que manejar una silla de ruedas no es algo nuevo para usted. —He estado en una silla de ruedas toda mi vida —dice Tom, con orgullo en su voz—. Y nunca me ha evitado hacer lo que hacen los demás. —Noto que su sombrero negro tiene una pluma de pavo real hoy. —Entonces, debe saber que tiene que salir antes para llegar a los sitios. La boca de Tom se cerró, y Tanya me susurró: “Hablando de estrictos”. —Les diré qué más no voy a tolerar —dice Marc—. Insubordinación. Harán los que se les dice en mi clase, o cuando los esté dirigiendo en el escenario. Si le pido que hagan algo, es para su beneficio. Yo sé lo que es

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bueno para ustedes. Si no pueden recibir instrucciones de mí, entonces estarán fuera del curso. Tanya levantó su mano. —Baje la mano —le ladró Marc. Ella deslizó su mano hacia abajo. —Ahora —continuó Marc—. Sé que muchos de los profesores utilizan sus nombres con los estudiantes, pero mi nombre es señor Blackwell. No Marc. Solo porque me han visto en las películas, no significa que seamos amigos. Me llamarán señor Blackwell. ¿Alguna pregunta? Desde unos asientos lejos de mí, Cecile levanta su mano. Ella se ve sonrojada, y sus ojos están brillantes. Otra estudiante tonta con un enamoramiento. —¿Sí, señorita...?

—Jefferson. Cecile Jefferson. —Ella le sonríe a Marc, pero él solo frunce el ceño en respuesta. —¿Tiene alguna pregunta? —pregunta Marc. —He oído que nuestra nota del primer corte no contará. Todo lo que tenemos que hacer es pasar este corte, y entonces nuestras notas en el segundo y tercer corte serán las que cuenten para nuestra calificación final. ¿Es eso cierto? Los labios de Marc se apretaron, y los huecos en sus mejillas temblaron. —No en mi universidad. Mis estudiantes serán calificados en todo momento. Cada ensayo y actuación contará, y los que no estén recibiendo las calificaciones no se quedarán aquí por mucho tiempo. —Entonces, ¿estará calificando nuestras actuaciones desde el primer

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corte? —preguntó Cecile. —Oh, sí. —Una sonrisa jugó en boca de Marc—. No crean que evitaran ser calificados solo porque todos son nuevos. Espero lo mejor de todos ustedes en todo momento. —Lo tendrá, señor Blackwell —dice Cecilia. Marc se gira hacia la pantalla de proyección. —Déjenme hablarle sobre las clases de este año. Ustedes harán tres presentaciones, y en todas serán calificados. Yo seré el encargado de elegir cuáles partes actuaran. Lo haré basado en lo que creo que más necesitan para crecer como actores. >>Hice notas en sus audiciones, y ya tengo las partes escogidas para sus primeras actuaciones, las cuales serán esta semana. Si, al final de esa presentación, no creo que tienen lo que se necesita... —Pasó la mano por la pantalla—. No irán para el segundo corte. Esto no es una guardería o una

escuela —continuó Marc—. Mi universidad es como el mundo real. Si no actúas bien en todo momento, haz las maletas. —Lo cual es la razón porqué conseguir un certificado de esta universidad abre muchas puertas —interrumpió Cecile—. Por eso estoy aquí, señor Blackwell, para obtener la mejor preparación de teatro en el país. —No creo que haya pedido su comentario, señorita Jefferson —dijo Marc—. Y a menos que lo pida, no quiero oírlo. Si usted tiene una pregunta, levante la mano y yo decidiré si vale la pena contestar o no. Cecile lucía furiosa por haber sido regañada, pero es lo suficientemente inteligente como para no quejarse. —Entonces. —Marc toma un puntero y golpea en la pantalla de proyección—. Sus actuaciones me demostraran si tienen lo que se necesita

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para permanecer en este curso. Actuaran delante de mí, uno a uno. Comenzamos esta semana.

Capítulo 13 Traducido por carosole Corregido por Lsgab38

M

arc toma un control remoto del podio académico y hace clic en la pantalla de Ivy College. En su lugar hay una lista de nombres y obras. Miro sus fuertes dedos agarrando el

puntero y golpea de nuevo la pantalla. —Les he asignado a cada uno una parte y páginas para su primera actuación. Miro las listas de nombres y noto que son nuestros nombres,

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seguido del nombre de un personaje, acto y las páginas del guión. Ojeo la lista por mi nombre. Junto a mí, Tanya toma sus gafas con bordes negros y se las pone. —Tomen nota de sus partes y empiecen a practicar —dice Marc—. Tengo una biblioteca de guiones en el armario de papelería. —Mueve el puntero blanco a una puerta al lado de la pantalla de proyección—. Pueden conseguir los guiones que necesitan al final de la clase. Entorno los ojos en la pantalla, y finalmente, veo a mi nombre, justo abajo. El acto al lado de mi nombre es: Call of the Night, y mi personaje es la protagonista, Jennifer Jones. Parpadeo y miro. Oh, Dios mío. Jennifer Jones es una bailarina de ballet, que seduce a su director de teatro. La parte ha sido hecha por algunas actrices increíbles en el pasado. Nicole Kidman. Meryl Streep. No hay desnudos, pero el papel es muy mujer fatal. A mi lado, Tanya gime. —¿Quién te tocó? —pregunto.

—Bianca, de Taming of the Shrew —dice—. Casi tan diferente de las partes que usualmente hago como las que puedes conseguir. —Silencio ahora —dice Marc, acallando las murmuraciones en la sala—. El propósito de estas partes es amoldarlos como actores. Llevarlos a territorios que no hayan estado antes. Quiero que se vayan y practiquen. Luego, cada uno va a ir a verme al teatro y actuar. Si aprueban la actuación, pueden permanecer en el curso y rendir la siguiente. Es así de simple. ¿Entienden? Veo asentir con la cabeza nerviosamente a mí alrededor, y me siento a mí misma asintiendo, también. —Aquellos que tengan escenas con dos personas, realizaré la otra parte. Algunos sólo tienen monólogos. Entonces. —Marc da zancadas a lo largo de la primera fila, y contengo la respiración—. ¿Alguna queja

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sobre mis métodos de enseñanza? Silencio. Marc se detiene justo en frente de mí. —Bien. No tienen ninguna duda. Si no les gusta la forma en que hago las cosas, tienen una opción. Irse. Agarro mi lápiz y empiezo a juguetear con él. No creo que pueda hacer esto. No creo que pueda hacer el papel de Jennifer Jones delante de alguien, y mucho menos de Marc Blackwell. Es demasiado... no sé. Se supone que Jennifer Jones es muy atractiva y sexy, y no me veo así. Marc sonríe con esa sonrisa extravagantemente irritable que le hace tan bueno haciendo de chico malo en las películas de acción. Abre el armario junto a la pantalla de proyección, y agita su mano para hacernos pasar. —Los guiones están todos aquí. Sírvanse. Y recuerden. La seña de

un buen actor es su capacidad para asumir cualquier papel y hacerlo suyo. Espero que estén preparados para impresionarme. Nos levantamos de nuestros asientos, y vamos en grupo hacia el armario estático. Me detengo, esperando que cada uno consiga sus guiones primero. Cuando el aglomeramiento termina, voy al armario, y encuentro Call of the Night junto a una pila de actos de Oscar Wilde. Cuando nos sentamos de nuevo, Marc está detrás del podio académico. —Márchense y ensayen —dice— veré las actuaciones esta tarde y mañana por la mañana. Pondré los horarios en el tablón de anuncios afuera de este teatro en una hora. —¿Hoy y mañana? —dice Cecile—. ¿Cómo vamos a aprender

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nuestras líneas en ese tiempo? Marc la mira. —Son sólo unas pocas páginas. Lo suficiente para que puedas tener una idea de la parte. No espero que sigas el guión exactamente. Un buen actor entiende al personaje, entonces improvisa cuando sea necesario. —Pero es muy pronto —dice Cecilia. Marc frunce el ceño. —Encontrarás que el mundo real de la actuación no es tan preciso y organizado como te gustaría que fuera. Las audiciones salen de la nada. Piensa en esto como una experiencia de lo que es. ¿Quieres control? Entonces, conviértete en profesora. —Mira su reloj—. Veré a algunos de ustedes hoy más tarde, en el teatro Queen. —Con eso, da zancadas fuera de la sala, dejando a todos los estudiantes charlando nerviosamente.

Salimos de la clase y Cecile me espera en la puerta. —Ese fue un pequeño truco ingenioso —dice—. Dejando caer tus libros así. —No lo hice a propósito —le digo. —Haré una apuesta. —Se aleja.

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Capítulo 14 Traducido por carosole Corregido por Lsgab38

anya aparece a mi lado, sonriendo.

T

—¿Quieres ir a tomar un café mientras esperamos las horas para ir? ¿Practicar nuestras partes? —Baja la voz en

un susurro—. Tengo algunas noticias sobre nuestro nuevo profesor. —Le hace una seña a Tom, que está dando vueltas fuera del teatro—. ¿Café? —Oh mi palabra, eso es exactamente lo que necesito —dice Tom, poniendo una mano en su cabeza—. Esta resaca es monumental.

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—¿Noticias? —pregunto—. ¿Sobre Marc? —Bueno. Escándalo en realidad. ¿Entonces? ¿Quieres un café? ¿O prefieres ir a ensayar por tu cuenta? —En absoluto —le digo—. Me encantaría tomar un café contigo. —Es un poco estricto, ¿no te parece? —susurra Tanya, mirando por encima de mi hombro como si Marc pudiera aparecer mágicamente— . Quiero decir, todos sabíamos que era arrogante, pero hoy estaba como... ¡whoah! Si damos un paso fuera de la línea, un poquito, estamos fuera del curso. —Me asusta mucho —admito. —A mí también —dice Tanya y sonríe—. Pero tal vez en el buen sentido. Nos dirigimos a la cafetería de la universidad, donde veo las

bandejas de huevos y tocino, dejadas por el desayuno de esta mañana. —Me muero de hambre —le digo a Tanya, recogiendo un plato—. Estaba demasiado nerviosa para comer algo esta mañana. —Tom y yo estábamos con resaca —dice Tanya. —¿Chicos

quieren

desayunar?

—pregunto,

recogiendo

una

bandeja. —Yo no, cariño —dice Tom—. Mercancías delicadas hoy. —Sólo un café para mí —dice Tanya. Lleno el plato con huevos, tocino, tomate, croquetas y tostadas. Todos vamos por nuestros cafés y escogemos una mesa junto a la ventana. Hay un abeto fuera con un par de urracas saltando entre sus

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ramas. —Entonces —digo, incapaz de contener mi curiosidad por más tiempo—. ¿Cuál es la noticia? Tom saca el Daily Mail de su mochila de color caqui. —Mira la página cuatro. Ojeo páginas, y veo un titular: Blackwell azota a actriz joven. Las fotos son granuladas y en blanco y negro, pero veo dos siluetas y el brillo de piel desnuda. La silueta femenina está sobre la cama, y el hombre tiene la mano levantada sobre ella. —Oh, Dios mío —le digo—. ¿Es ese... el Sr. Blackwell? —Parece, ¿no? —dice Tanya—. El artículo dice que la mujer es Pen Harding. Ya sabes, la actriz porno. —Lo que hace en su vida privada es su asunto —dice Tom—. ¿Y

qué si le gusta jugar un poco duro? ¿No tenemos todos nuestras preferencias sexuales? Asiento con la cabeza pegada a la imagen de la alta y amplia silueta con la mano levantada. Tom coge el papel. —Quiero decir, este artículo lo hace salir como si fuera una especie de pervertido o algo así. No es exactamente duro, un poco de azotes. — Mueve sus cejas—. Estoy seguro de que vosotras dos lo han hecho mucho peor. —Yo no —le digo—. Tengo veintidós y no he hecho nada más que una cama de matrimonio con las luces apagadas. —¡No! —Tom se ríe—. ¿Una cosa hermosa como tú? No me parece

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correcto. ¡Tienes que salir más! —Lo sé —le digo—. Pero no había mucho que hacer en casa. Limpieza, cuidar a mi padre y mi hermano pequeño. Y trabajar. No tenía tiempo para nada más. —Esperemos que te encuentres con un hombre joven y guapo aquí, que te muestra una gran cantidad de variaciones —dice Tom—. Y si no puedes encontrar uno, siempre estaré dispuesto. —Eres guapo —le digo a Tom. Y lo digo en serio. Bueno, tiene un poco de sobrepeso, pero tiene unos hermosos ojos verdes, pelo negro oscuro y la piel bronceada, y su personalidad es tan grande como la cafetería. Mirar las fotos del periódico me hace sentir extraña. —Puede que no sea Marc —le digo. —Tal vez no —dice Tanya—. Pero los periódicos a menudo no se

equivocan. Las personas demandan. No es que tenga un problema con la imagen exactamente, es sólo... no sé. Está fuera de mi zona de confort. No es asunto mío, de todos modos. ¿Por qué me siento tan... inquieta? —¿Así que es su novia o algo así? —le pregunto, sintiéndome como una estúpida colegiala celosa. —Él no tiene novias, ¿verdad? —dice Tanya—. ¿No es eso lo que la revista Heat, y todos, siempre dicen? Ni por más de unos pocos días o semanas. Se ha fotografiado con una mujer diferente cada mes, prácticamente. Todas hermosas, sexys de Hollywood. Pero nunca sale con nadie por mucho tiempo. —No es más que joven —dice Tom—. Demasiado joven para ser

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profesor, la verdad. No me gusta toda esa tontería de la disciplina. Tengo dificultades para seguir reglas. —¿Y tú Soph? —pregunta Tanya—. ¿Cómo te sentiste acerca de lo estricto que fue? ¿Y tener una actuación tan pronto? —No lo sé —le digo—. No sé qué hacer con nada de eso.

Capítulo 15 Traducido por carosole Corregido por Yanii

C

uando el papel aparece en el tablón de anuncios, es rodeado inmediatamente por atropellados estudiantes que buscan ver sus nombres.

Espero atrás, sintiéndome nerviosa. ¿Mi actuación será hoy o mañana? Casi no importa. Ya sea tarde o temprano, lo único que no sé es si puedo actuar esta parte, sobre todo con una estrecha proximidad a

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un actor tan increíble. Tom espera conmigo, pero Tanya logra pasar a través de los demás. Oigo a Cecile decir: —Oh, genial. —Y pasar a través de la multitud indignada. Cuando me alcanza sisea—: Tengo mis propios libros para tirar, ya sabes. No creas que has ganado. —No estoy tratando de ganar nada. —Le digo—. Realmente se cayeron mis libros por accidente. —Bueno, voy a pasar tiempo a solas con Marc en el teatro esta tarde, y tengo la intención de aprovechar cada segundo. —Se aleja. Me acerco al tablero. —Oh, mierda, mierda, mierda. —Mi nombre está justo en la parte superior de la lista. Soy la primera. Actuare a la una hoy.

Tanya aparece a mi lado. —Te estaba tratando de encontrar. —Dijo ella—. Lo siento por la mala noticia. Pero al menos te lo sacarás de encima. A Tom y a mí nos toca también hoy. No mucho tiempo después. ¿Qué te acaba de decir Cecile? —Oh, piensa que dejé caer mis libros a propósito esta mañana. Dejé caer mis libros y Marc, quiero decir, el Sr. Blackwell los recogió. Pero fue un accidente. —Es una idiota. —Resopla Tanya. —Soy

primera.

—Murmuro

para

mí,

parpadeando

con

incredulidad. Miro de nuevo, en caso de haber leído mal, pero no. Sophia Rose. Justo en la parte superior. Vere a Marc en menos de dos horas—.

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Oh, mierda. Será mejor empezar a practicar. Nos vemos más tarde. Me apresuro a mi habitación, donde las rosas están alegres y hermosas en la ventana. La tarjeta está aun a su lado. Miro mi copia de Call of the Night, y echo un vistazo a mi escena. Revisamos nuestras escenas mientras tomábamos café, y me sentí aliviada al encontrar que la mía no era tan mala. Es la escena en la que Jennifer habla con su director de teatro para darle el papel. Sólo hablar. No se me pasó que voy a estar hablando con Marc, pero como dijo Tanya, todavía es más fácil que hacer un monólogo. Enciendo mi portátil, y busco un argumento preciso para Call of the Night en línea. Estoy familiarizada con la historia, pero no tanto. No he visto esta obra en particular desde la escuela. Encuentro un sitio web que resume la obra. Call of the Night

“Jennifer Jones es una joven bailarina que está desesperada por tener éxito a cualquier precio. Para ganar el papel principal en el Cascanueces, seduce a su anciano director de teatro y gana el papel. Sin embargo, el público no la anima, y cuando es abucheada fuera del escenario, se suicida. La obra investiga los problemas de diferencia de edad en las relaciones y el empoderamiento femenino.” Por alguna razón, la imagen en blanco y negro granulada de Marc y Pen viene a mi mente. No puedo dejar de pensar en ello. Googleo Pen Hardy, y veo varias imágenes de una rubia bronceada en la playa con grandes pechos falsos y labios dos veces más grandes del tamaño que deberían de tener. Me miro en el espejo. Mis labios son grandes, reales. Y mis ojos están bien. De un lindo color marrón, con pestañas muy largas. Pero no soy nada como Pen, con todas sus mejoras, es claramente una mujer

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hermosa. Sé que debería volver a estudiar la obra, pero mis dedos se desvían al teclado, y me encuentro a mí misma buscando en Google: Novia de Marc Blackwell. Aparecen más imágenes, todas mujeres hermosas. Algunas se parecen a Pen, pintadas y falsas, pero hermosas. Otras sólo son lindas. Dientes blancos y derechos, piel y cabello brillantes, y hermosa ropa. Leo los artículos, y todos ellos hablan de Marc siendo visto en “fiesta de toda la noche” con alguien, o

“saliendo de un hotel”. Pero

ninguno habla de una novia. Hay un artículo sobre una mujer tirándole una copa en la cara. No suena como un buen tipo, pienso. Y sin embargo... hay algo que me dice que es complicado. Hay mucho más en él de lo que parece a simple vista.

Compruebo mi reloj y me doy cuenta, que es casi la hora de mi audición.

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Capítulo 16 Traducido por: MicaStyles
Devoted 01 - The Ivy Lessons - Suzy K. Quinn

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