03 - Panthom Desires

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Panthom Desires BROTHERHOOD OF BLOOD 3 BIANCA D´ARC

Traducido en el Foro Cenit por: Sookie2125 Clarissa Dark* Siennah_90 *yazmin*

Corregido por: Gemma ZarahFandy 2

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SINOPSIS

Dmitri Belakov entra en el sueño abrasador de la mujer que acaba de comprar la casa que descansa encima de su guarida secreta. Él debe negociar con ella o matarla, pero ella es demasiado interesante para disponer de eso tan fácilmente. Cuando descubre que ella es su elegida - su pareja perfecta - él va hacer cualquier cosa para mantenerla a su lado por siempre.

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Se despertó, con ojos llorosos, en ese estado donde la mente esta semi-consciente pero el cuerpo todavía cree que está dormido. Parpadeó varias veces, pero el sueño estaba ganando. En la oscuridad, creyó ver a un hombre sentado en la silla al lado de su cama, mirándola. Estaba completamente relajado, algo en su quietud era seguro y sumamente masculino. Estas impresiones se mantuvieron, mientras su cuerpo ganaba la pelea con su cerebro semi-consciente y se dejó caer de nuevo a dormir. A la mañana siguiente, la imagen de la forma del hombre permaneció con ella. Y esto la asustaba casi más allá de la razón. Lo había sentido tan real. No como una imagen de un sueño en absoluto. Era capaz, constante mujer de carrera, no daba lugares a la imaginación. Sin embargo, podría haber jurado que vio a un hombre sentado en su habitación, mirando su sueño en la oscuridad de la noche. ¿Era un fantasma? ¿Algún tipo de espíritu que dejaron los antiguos dueños de la pequeña granja de Wyoming dentro de la cual acababa de mudarse? ¿O alguna invención de su imaginación? Carly sacudió la cabeza y trató de ignorar los escalofríos que atravesaron a través de su espalda con la memoria de la aparición ligeramente siniestra. La casa necesitaba una gran cantidad de trabajo, y estaba solo ella para hacer esto. Empujó hacia atrás la extraña memoria en la fría luz del día y se fue a trabajar, desempacando, moviendo muebles a su lugar, y limpiando la casa. La noche del viernes, después de dormir sin disturbios durante una semana, un sueño vivido una vez más la asaltó. Estaba en una habitación llena de velas encendidas, los aromas especiados de la cera con aroma flotando sensualmente en toda la habitación. Un hombre extraño se inclinó sobre su cuerpo desnudo, acariciándola con sus ojos y sus fuertes manos. El forastero era guapo. Tal vez el hombre más guapo que había visto nunca, pero sabía esto más de las impresiones que de 4

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cualquier visión real de su rostro. Era de noche en el sueño, y las sombras de las llamas vacilantes danzaban en sus características angulares. Tenía un aire extraño acerca de él, y el pelo oscuro y los ojos que la miraban con hambre de fuego. Era uno con la oscuridad. Curiosamente, parecía conocerla a ella, aunque nunca lo había visto antes en su vida. El hombre desconocido la llamó por su nombre, mientras lamía sus pezones. Elogió su belleza mientras sus manos se adentraban entre las piernas de ellas, tocando, torturando. Sus labios se movían hacia abajo por su cuerpo con pausada deliberación, sus dientes arrastrándose a través de su piel, haciéndola temblar de emoción. Lentamente expandió sus piernas, estableciéndose como un maestro entre ellas, mirando a sus anchas en los pliegues inflamados, mientras sus manos se acercaban a su núcleo, extendiéndose abierta para su contacto. Inclinándose hacia delante, lamió su clítoris. Convulsionó en el sueño y en la realidad con un grito sofocado. Sorprendida en la vigilia por una explosión de placer tan intenso que jamás había experimentado algo como eso en su vida real, recordó el momento en que su lengua la tocó. El shock de su calor había pasado a través de ella. Era familiar, a pesar de lo extraño que era. La sensación de que ese sueño sin precedentes la persiguió todo el día mientras iba a sus quehaceres, de compras, limpiando y poniendo la vieja casa de campo en estado. La desconcertaba, la excitaba, y calentaba su sangre. Carly había sido manoseada por hombres antes. No había llegado a la madura edad de treinta y cinco, sin salir con unos pocos hombres, pero nunca sintió la llama inmediata en respuesta, que el hombre de sus sueños había suscitado. La hacía sentir vacía y esto le molestaba. Los pocos momentos de ensoñación la hacían doler con anhelo de algo que dudaba alguna vez que encontraría en el mundo real.

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Lo más emocionante de su vida amorosa habían sido últimamente algunos sueños vívidos. Era una solterona de treinta y cinco años, con vida social mínima y un saldo bancario saludable gracias al trabajo duro. Podría escribir el código personalizado para su software de computadora en cualquier lugar, ¿por qué no en las soledades de Wyoming? Tenía un gran contrato con una de las universidades cerca de Laramie y una SUV (todoterreno) para llegar hasta allí, cuando nevaba. Compró la antigua casa de campo en un capricho, pero le convenía. Tenía su trabajo, y un montón de espacios abiertos y de quietud en los cuales podría hacerlo. Tenía a sus amigas también. Apenas un mes atrás, había viajado a la boda de Lissa, en California. Su vieja amiga de la universidad había encontrado a un trozo de hombre que tenía un viñedo y juntos parecían más felices que cualquiera tenía derecho a ser. La reunión del viejo Grupo de Estudios había renovado sus viejos bonos y había hablado por teléfono con Kelly y Lissa a menudo, ahora que Kelly había ido a trabajar para Lissa y su nuevo esposo en el viñedo. El trabajo la mantenía ocupada también, aunque en este trabajo aislado. Una vez a la semana o así, tendría que reunirse con el personal de la universidad. También tenía que ir a la escuela casi todos los días durante unas semanas, para probar, observar y corregir cualquier fallo que se encontrara. Era un trabajo difícil, y uno que disfrutaba. Hasta hace unos meses, había estado en la supervisión de varias de estas instalaciones a la vez. Ahora estaba delegando las otras instalaciones y supervisando sólo esta, la cual era la más compleja que su pequeña compañía tenía sobre la mesa ahora mismo. El Profesor Dmitri Belakov vio a la pequeña mujer correr desde su coche justo después del atardecer. Había comprobado el calendario de instalación y conocía que esta noche la joven programadora de computadoras ejecutaría una instalación clave que le llevaría la mayor parte de la noche. Era su oportunidad perfecta. En primer lugar, enseñaría su curso de la noche en Historia, luego de forma incidental caería por el edificio de administración donde su oficina 6

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se encontraba. También era donde la sexy mujer estaría trabajando, probablemente hasta el amanecer. Se encontraría con ella entonces. Nunca sabría que la había estado observando en su nueva casa durante semanas, esperando su tiempo para la oportunidad de conocerla legítimamente y hacerla caer bajo su hechizo. Si tal cosa fuera posible. Esta mujer parecía ser inmune a sus habilidades más sutiles hasta un grado casi alarmante. Incluso le había advertido mientras la veía dormida esa primera noche. Era todo lo que podía hacer para dominar su fuerte mente y calmarla de nuevo en un sueño sin sueños. También tenía la habilidad perturbadora de verlo en sus sueños. Ya varias veces, había encontrado a su conciencia seducida dentro de los sueños de ella. Cada vez, fue capaz de liberarse a sí mismo sólo después de algunas dificultades, dejándola sin conocimiento. Excepto esa única vez. En un sueño caliente que habían compartido, la había empujado demasiado lejos. Había querido probarla tan de mala manera a ella, que la llevó a gritar un orgasmo con un sorprendente pequeño esfuerzo. La ola de placer la había sacudido a salir del sueño antes de que pudiera retirarse y enmascarar su presencia. Le había visto esa noche, sin duda. ¡Pero era tan dulce! Quería probarla en su verdad y tal vez lo haría, pero primero tenía que trabajar en seducir su mente. Su mente fuerte y su cercana proximidad hacía esto imperativo, que la conociera en persona y llevarla bajo su poder, pero había que hacerlo sutilmente. Tenía que estar convencido de que él no era nada especial, ninguna causa de alarma, de modo que ambos pudieran vivir en paz lado a lado en el desierto. Necesitaba la soledad y la paz de los espacios abiertos tanto como suponía que ella lo hacía. Había hecho alguna investigación en su formación y aprendió de la forma de vida de alta poderío que finalmente la había empujado fuera de la ciudad a los lugares abiertos. Podría 7

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conmiserarse con ese sentimiento, pero necesitaba la privacidad de los espacios abiertos por su propia supervivencia. Sin el secreto de su existencia, todo estaría perdido, y no podía dejar que esta única una mujer le pusiera en peligro. Vendría bajo su poder esta noche, o moriría. El café era fuerte y negro, del modo en que le gustaba. Bebió otro trago mientras configuraba el equipo de alta potencia en frente de ella para su tarea. El programa tomaría casi una hora para cargar e instalar. Tendría que sentarse y mirar, sólo para estar segura de que todo tomaba su lugar donde se suponía. No una parte muy interesante de su trabajo, pero esencial no obstante. Sólo estaba permaneciendo de nuevo a mirar a la pantalla cuando sintió una presencia a su lado. Mirando hacia arriba, saltó un poco. El hombre más guapo que había visto nunca estaba de pie encima de ella, sus ojos inescrutables mientras pasaban sobre su cuerpo como una caricia. Lucía vagamente familiar, su guapo rostro bromeando en su memoria por un momento hasta que desestimó la extraña idea como una tontería. - Uh,¿Profesor Belakov? -El jefe de departamento le había advertido que su colega podría detenerse a comprobar su progreso. En respuesta, hizo rodar una silla fuera de la estación de trabajo y se sentó muy cerca casi juntos, demasiado cerca para su comodidad. - Llámame Dmitri. Su acento rodó sobre ella, bañando sus sentidos en calor. Apretó sus muslos juntos debajo de la mesa, sintiendo la humedad reuniéndose allí. ¡Todo por tan sólo tres palabras! ¿Qué pasaría, se preguntó con una sonrisa interior, si pronunciara una oración más larga? - Dmitri. -Probó cómo el exótico nombre salía de su lengua y encontró que le gustaba su sabor. - Soy Carly. Como podrás probablemente ver, la instalación está procediendo de acuerdo a lo planeado. Hasta ahora, todo bien. 8

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- Excelente. -Volvió lentamente su mirada de la pantalla desplazándose, para descansar plenamente en ella.- Me dijeron que tú eras la mejor en tu campo cuando investigué este proyecto. Le gustaba el sonido de eso. Incluso más, le gustaba el sonido de su voz, su acento, su calor. Podía escucharlo durante horas. Y sí, probablemente podría hacerla venir con sólo su voz. - Esa es una cosa hermosa para decir. -Anduvo a tientas, dándose cuenta de que estaba esperando alguna respuesta de ella. - Eso no es más que la verdad. Sus ojos parecían brillar en la luz baja de la oficina. Mantuvo las luces hacia abajo, cuando trabajaba tarde a fin de minimizar el brillo de las pantallas de ordenador, pero ahora estaba cumpliendo una doble finalidad. La poca luz hacia el ambiente más íntimo entre ellos, causándole desplazarse en su asiento. Su estómago se agitó, al igual que lo hicieron otras regiones más abajo. El ordenador pitó, requiriendo unas pocas instrucciones de ella, las cuales puso casi de memoria. Notó su mirada siguiendo los dedos de ella mientras volaban sobre el teclado. Usualmente cuando la gente la veía trabajar, la ponían nerviosa, pero este hombre tuvo un totalmente inesperado efecto sobre ella. Este hombre disparó su libido latente a largo plazo. La hacía querer cosas que nunca había querido tan mal antes. La hacía querer dejar de tener cuidado hacia el viento. Terminó entrando en la última cadena de comandos y se volvió hacia él. Era una inquietante presencia masculina a su lado, necesitaba conseguir que se fuese así podría pensar. - Voy a estar en esto un par de horas más. Probablemente debería terminar la secuencia de carga en algún lugar alrededor de las tres de la mañana. -

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- ¿Tan tarde? -Su voz se calentó con preocupación.- No me gusta la idea de ti caminando alrededor del campus sola tan tarde. Se encogió de hombros, tratando de no demostrar lo mucho que su preocupación calentó su interior. Había estado sola tanto tiempo. Nadie se había realmente preocupado por su establecimiento en horas extras. Nadie desde sus padres adoptivos, y hacía mucho tiempo. - No se puede evitar. Pero tendré cuidado. Puedo llamar a seguridad del campus que me escolte a mi coche si me siento en la necesidad. - Eso no lo harás. -Hizo un sonido ligero mientras movía la cabeza gravemente de lado a lado. - Voy a decirte que. Tengo que marcar una enorme pila de ensayos. Puedo hacer eso mientras trabajo aquí y cuando termines, te acompaño afuera yo mismo. - ¡Oh!, no quisiera ponerte a ti en ninguna molestia. - No es ninguna molestia. -Se puso de pie con una finalidad, su lenguaje corporal haciéndola darse cuenta que no aceptaría a un no por respuesta. ¡Y qué cuerpo! Era muscular y duro en todos los lugares correctos. - Insisto, -continuó.- ¿Tal vez te unirías a mí para una taza de café en el restaurante nocturno en la ciudad? Sufro de insomnio y encuentro dificultoso dormir por la noche. Su modesto encogimiento de hombros le tocó el corazón. Para un hombre tan fuerte admitir cualquier tipo de debilidad era algo muy entrañable. ¿Cómo iba a rechazar tal simple solicitud, especialmente cuando su lado más aventurero le gritaba aceptar su oferta? Tomó aire para tranquilizarse y asintió, gustándole la inmediata luz que provenía de sus ojos. - Eso estaría bien. Probablemente podría utilizar un poco de tiempo para relajarme después de hacer esto. Es siempre lo más aburrido, pero la más tensa parte del trabajo. -Ella sonrió y él le siguió el ejemplo, el 10

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ligero repunte de los labios iluminando su rostro. Pensó con una sonrisa interior, una salida completa de sonrisa proveniente de él muy bien podría matarla. Era de esa potencia. Dmitri la sorprendió al tomarle la mano. Se inclinó ligeramente, besó la parte de atrás en un gesto del viejo mundo que habría parecido tonto procedente de cualquier otro hombre, pero Dmitri Belakov tenía el encanto para usarlo. Casi se desmaya cuando sus labios se abrieron y su lengua rozó muy suavemente contra sus nudillos, sumergiéndose en el pliegue entre sus dedos, anular y medio, para una sensual lamida. Se quedó sin aliento y sus ojos se dispararon a él. La diversión en su mirada encendió un fuego en su sangre, incitándola a ella a reír en respuesta y lo hizo, sorprendentemente para sí misma. El hombre era mágico. Tenía que serlo. Nunca había respondido a ningún hombre con esta intensidad o esta rapidez. Ninguna vez. - Llámame si terminas antes de las tres. De lo contrario, iré a verte en ese momento. Encontró que no tenía aliento para responderle, simplemente asintió con la cabeza mientras le ofrecía una sonrisa, salió de la habitación. Ella había tenido razón, se dio cuenta. Su sonrisa era totalmente devastadora. A las tres de la mañana, Dmitri comprobó a la pequeña mujer que estaba muy ocupada escribiendo. Estaba tan concentrada en su trabajo que no le sintió al principio, sin embargo, eso no era duramente sorprendente. La mayoría de los mortales sería incapaz de sentir su presencia en el mejor de los tiempos, pero había llegado a darse cuenta de que esta mujer era mucho más sensible que la mayoría de los mortales. Lo había percibido en sus sueños, empujándolo en sus deseos fantasmales y era consciente de él en un nivel que la mayoría de los mortales nunca probaría. Eso le gustó. Tal vez un poco demasiado.

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Ella, con toda probabilidad, moriría esta noche en sus manos, pero él le daría un juicio justo, al menos, antes de decidir su destino. - Carly. Se quedó sin aliento y saltó directamente de su silla de escritorio. Sus ojos se volvieron hacia él sin equivocarse en el cuarto oscuro.- Me has asustado. - Te pido disculpas. Vine a ver si estabas lista para que el café. Se mordió los labios, volviendo a la pantalla brillante. Se encontró mirando fijamente sus perfectos dientes blancos, mientras mordían el gordo labio inferior de color rosa. ¡Qué ganas de ser el que mordía! - Uh, aun estaré aquí unos diez minutos más. El último módulo está siendo un poco terco. -Ella volvió a su trabajo, con demasiada facilidad lo destituyó de su mente mientras el problema informático ocupó su lugar en sus pensamientos. No le gustaba ser tan sumamente despedido. El pensamiento lo embriagó. Por lo general, estaba más que feliz de dejar a su presa humana sin ningún recuerdo de su presencia. De hecho, es importante que él sea capaz de ejercer su control sobre sus débiles mentes, a fin de contener el secreto de su existencia. Es imprescindible para su supervivencia y una de las reglas más importantes que se había propuesto cuando se habían apoderado de este territorio, unos trescientos años antes. Era el dueño de esta región, ahora, como sería en el futuro salvo alguna circunstancia desafortunada. Sólo su muerte le haría renunciar a su liderazgo de los vampiros en esta región. Amaba este país demasiado. No había muchos de su tipo aquí, pero basta con que tenía que ejercer su poder y autoridad, otra vez. Lo llevó con serenidad y equidad de la que ninguno de ellos se había quejado. Gobernó con el control absoluto y su palabra era ley. Afortunadamente para su pueblo, era un hombre imparcial, con más inclinación que les permita vivir como lo harían con sólo unas simples directrices y leyes que no podía romper. Romper una de sus leyes, que todos sabían, sería motivo de un castigo inmediato y 12

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mortal. La adhesión a sus pocos y bien razonadas leyes, sin embargo, les permitió a todos vivir en armonía en la sombra de las montañas, donde muchas de esas criaturas residían. Hubo una tregua mantenida entre su especie y de las tribus y él quería mantenerlo así. El principal de sus leyes, no era un secreto. Ningún mortal se debe dejar con un recuerdo de los de su clase. Necesaria para alimentar a los vampiros de los mortales, pero él enseñó incluso al más joven de su pueblo para cubrir sus pistas. Ningún recuerdo permaneció con los mortales de sus encuentros con sus semejantes, a menos que fueran los recuerdos de exquisito placer sexual con una pareja desconocida, sin rostro. Le encantaría dar Carly ese tipo de recuerdos, en verdad. Él se la follaría una y otra vez mientras se festejaba en su sangre, pero la manipulación de sus recuerdos podría resultar más difícil que con la mujer promedio. Su mente era seductoramente compleja para un mortal con que la sugerencia de algo... otros... que no podían identificar. Fue allí y entonces se había ido. Le intrigó, así como la mujer. Ella era inteligente, brillante, de hecho, y tenía una confianza en su entendimiento de que era muy atractiva. Al mismo tiempo, parecía totalmente segura de su atractivo como una mujer. Tenía un cuerpo voluptuoso, aunque su forma indicaba que todavía era inexperta en muchos aspectos, los ojos iban tímidos cuando miró a sus pechos con interés. Le intrigó también. Más que eso, tenía una pureza, una bondad que se manifiesta en las cosas pequeñas que interactúan con los que la rodeaban. Ella se quedó pensativa, respetuosa de sus mayores y aquellos para los que trabajaba, y honesta en sus tratos. Esos eran rasgos poco comunes, lo sabía, entre los mortales de esta generación. Ella era única y exclusivamente, excitante. Se volvió sobre él como ninguna otra mujer había hecho durante siglos. Todo lo que tenía que hacer era mirar a ella con la polla dura de querer.

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Todo lo que tenía que hacer era pensar en ella y sus colmillos salían, buscando su esencia. Antes de darse cuenta del paso del tiempo, ella estaba volviendo a él, una radiante sonrisa en su rostro. Parecía genuinamente feliz por la victoria que acababa de ganar de un programa de ordenador terco. - Todo hecho. Se encontró sonriendo y tomó nota del enganche en su respiración. Sus ojos se desviaron hacia el pulso golpeando, después, a la redondez de sus pechos. Ella era tan consciente de él, sabía que iba a ser fácil de tomar su momento, pero que necesitaba más información. Necesitaba saber si era una amenaza para él, y si era así, tenía que decidir su suerte. ¿Vivir o morir? Él no quería apresurarse a juzgar en este caso. - ¿Vamos por el café? Ella asintió, recogiendo, se levantó. Con un par de movimientos cerró el sistema informático, a continuación, agarró su abrigo. Lo tomó de ella antes de que pudiera ponérselo y lo mantuvo abierto. Quería abrazarla, cuanto antes mejor, pero se advirtió a sí mismo a la lentitud. Tuvo que acostumbrarse a su primer toque. Dulzura no era algo que estaba acostumbrado a dar, pero que instintivamente sabía que era lo que esta mujer en particular necesitaba. Se volvió de espaldas a él y le permitió ayudarla en el abrigo. Cuando no lo soltó, comenzó nerviosa, como un ciervo asustado, pero él la abrazó, de espaldas a su frente, sus brazos alrededor de ella sobre la capa. - Eres una mujer hermosa, Carly. Su nariz acarició a través de su cabello suave, buscando el olor de su piel en su hombro donde se unía a su cuello. La sintió estremecerse y olía a su rápido aumento de la excitación. Bueno, pensó, ella es tan

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sensible en la carne como era en sus sueños. - Um, gracias. -Parecía congelada en su lugar, curiosa pero asustado. A él le gustaba que ella no huyera de él. Si hubiera corrido, sabía que sus instintos predatorios pasarían a primer plano y la perseguía. Esto era mucho mejor en el largo plazo. Necesitaba que llegara a él voluntariamente. Mantener esa meta era todo en su mente, la soltó y dio un paso atrás, rompiendo el hechizo. El restaurante de toda la noche estaba sorprendentemente ocupado, pero fueron capaces de enganchar un stand de esquina que estaba relativamente tranquilo. Dmitri era un perfecto caballero, animándola a fin de lo que le gustaba aunque pegado con café negro, liso. Se dio cuenta de que no bebía mucho de su café, sólo unos pocos sorbos y cuando le preguntó al respecto, dijo que no quería que la cafeína lo mantuviera despierto toda la noche. Se preguntó por qué había ordenado simplemente un descafeinado, sino dejar que la cuestión se deslice perfectamente, cambió de tema y empezó a hacer preguntas sobre el nuevo sistema de software que instala. Antes de que ella lo supiera, las tres de la mañana eran sólo un recuerdo y se acercaba el amanecer. Dmitri le llamó la atención el rosa leve del cielo y se quedó sin aliento. Habían hablado por más de dos horas, aunque parecía sólo unos minutos. Estaba a gusto con él. Con unas pocas palabras de despedida y un poco torpe, por lo menos por parte de ella-beso en la mejilla, él la dejó ir. Se subió a su coche y partió hacia su pequeña granja, a unos veinte minutos en coche. En la cresta de una colina, el sol la saludo y la belleza de la madrugada le robó el aliento. Era un hermoso día para estar vivo. Dmitri había llegado a casa de su cita con sólo unos momentos de sobra. Podía volar bastante rápido cuando era necesario, pero había apurado demasiado, se reprendió. Aún así, motivado, cualquier tiempo pasado con la encantadora Carly era un tiempo bien invertido. Lo tenía completamente cautivado mientras estaban sentados en el restaurante, hablar sobre cualquier cosa y todo. 15

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Su capacidad mental le permitió investigar un poco por debajo de la superficie de su complejo, el aprendizaje solo un indicio de los procesos de pensamiento que entró en sus respuestas a las, muchas, muchas cuestiones que le había planteado a ella. Aunque no se había dado cuenta, estaba siendo cuidadosamente estudiada, analizada y juzgada. Había decidido con bastante rapidez que ella viviera al menos un poco más mientras investigaba más profundamente el sentido de esta increíble mujer mortal sorprendente que tenía en su mente y cuerpo. Todo lo que tenía que hacer era sonreír y estaba dispuesto a follar. Duro. Sabía que podía hacer que quieren. Había leído su atracción por él en los sutiles cambios de su cuerpo, el aroma seductor de su excitación. Era material embriagadora. No había querido relaciones sexuales con un mortal en un tiempo muy largo, pero esta mujer estaba haciendo lo quieren sexo, y su sangre, de la peor manera. La tendría, decidió. Tanto su cuerpo exuberante y su dulce sangre. Ella alimentaba todos sus deseos, sus anhelos y sus necesidades. Entonces se decidirá su destino. Por ahora, invadiría sus sueños una vez más y comenzaría el proceso de seducción. Mientras dormía en la casa, varios pisos por encima de su propia vivienda, le seduciría los sentidos y encontrarían el placer juntos. Él la abrió en su sueño compartido, sus gemidos y gritos de placer eran música para sus oídos mientras la lamía a través de sus pliegues y se adentraba con la lengua, imitando el movimiento que quería hacer con su polla. Se retorcía bajo sus pies, las piernas tensas mientras el placer amenazaba con alcanzarla. - Ven por mí, pequeña. Vamos. -Susurró contra su carne húmeda, mientras los colmillos de seda bajaban por su propia excitación creciente. Con un gruñido paró en su clítoris, la lucha en contra de su naturaleza más baja para tratar con delicadeza, no con los dientes. No quería lastimar a esta mujer pequeña, entregándose tan libremente a él 16

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en el reino de los sueños. Prometió en silencio que se entregaría la misma libertad en la carne. No podía esperar mucho más tiempo para reclamarla, en verdad. El poco tiempo ya había pasado, el estudio de ella sólo le provocó querer más de ella. Ella espasmó en contra de su boca, gritando su liberación mientras montaba ella a través de la tormenta, lamiendo suavemente. Esta vez, el clímax no la hizo salir del sueño. Sabía que estaba ávido de ahora y el placer que le podía llevar. Se quedó en el sueño, con ganas de más. Queriéndolo a él. Lo hacía sentirse como un rey. Al fin ella calló, y él sabía que era sólo una cuestión de segundos antes de que fuera una vez más, se retorcía en sus brazos. Trabajó para alcanzar esa meta, que se extiende a lo largo de ella, de repente su cuerpo desnudo en el camino de los sueños. Se frotó de arriba abajo, su cuerpo contra el suyo, su dureza contra su suavidad, su hambre contra su calor acogedor y la humedad. Ella estaba casi allí. Bajando la cabeza, le rozó los labios cerrados contra los suyos, tirando hacia atrás, asegurándose de que tenía los ojos mientras él sonrió, dejando ver sus colmillos. El momento de la verdad. O cerca de ella, por lo menos. Si pensaba en ello, se pondría a su aparición hasta su imaginación en la dura luz de su época, pero sabía que quería pensar en lo que había visto en el sueño. Porque no había duda de que recordaría este sueño cuando se despertara. Él lo quiso así. Él quería que ella pensara en él hasta que pudiera verla de nuevo la noche siguiente. Luego la desafía. Se enfrentaría a su percepción de la realidad y los sueños. Él la reclamarla para sí. Al menos por una noche. Tal vez dos. Tal vez una década. El tiempo significaba poco para él, un maestro de su clase. Se quedó sin aliento cuando lo vio plenamente en el sueño, su mano próxima entre ellos. Él creyó que se refería a empujarlo, pero ella encontraba imposible moverse. En cambio, ella lo sorprendió, sus dulces 17

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ojos de inflexión curiosidad trazaron delicadamente con un dedo sobre la punta afilada de un colmillo mortal. El movimiento se cortó y una gota de su preciosa sangre se filtró hacia fuera sobre su piel. Se echó hacia atrás, pero se aferró la mano y se llevó, el dedo de la mano sangriento a la boca, lamiendo a su gusto, aunque sólo fuera en un sueño. Sus ojos oscurecidos con el deseo, y le sacudió hasta la médula, mientras chupaba el dedo en profundidad. Se lavaba la pequeña de dos dígitos, convenciendo a más de su esencia en sus sentidos, de repente se moría de hambre. Lástima que esto era sólo un sueño. Deseaba saber cómo sabía ella realmente. Pronto, se aconsejó a sí mismo, muy pronto. Dio un paso atrás, lo que le permite retirar su dedo de la mano libre con un pop leve. Separó sus labios, dejando ver lo que se avecinaba mientras bajaba la boca a la garganta suave. Disparó su sangre mientras ella no hizo nada para detenerlo, sin pronunciar palabras de temor. Ella quería esto. Si, sólo en sus sueños. Mientras se trasladó hasta la hermosa garganta, trasladó su polla a la apertura caliente y húmeda que estaba tan dispuesta para él. Mientras hundió sus dientes en la yugular, su polla encontró su hogar en su coño, bombeando duro. Su sangre pulsada en su boca mientras su polla bombeaba en su coño caliente. Dentro y fuera, más duro y más fuerte, su deseo flameado más alto que nunca antes. Él sintió que su contratación en torno a él, en sus gritos nada de miedo, sólo éxtasis. - ¡Más, Dmitri! ¡Más fuerte! -Ella quedó sin aliento junto a su oído, disparando más de él. Él empujó sus límites y luego más allá, su mente íntimamente entrelazada con la de ella en el reino de los sueños. Su corazón latía en 18

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el tiempo con sus golpes, caliente y duro, rápido y fuerte. Sabía que estaba a segundos de la explosión, como estaba él. Con un gruñido, chupaba en profundidad, la explosión de calor dentro de su apretada profundidad, sintiendo su propia liberación apretarlo con guantes de terciopelo, mientras que él vino y vino, más largo y más fuerte de lo que nunca antes había tenido. Incluso en los sueños. Su acercamiento era mágico y sublime. Se encontró pensando ya en cuando podían hacerlo de nuevo. Quería más de su cuerpo, más de su sangre. Más de ella. Con una pizca amable de su lengua, cerró las heridas en el cuello, tirando hacia atrás de ellos mientras regresaba a la tierra desde el sueño. Se aseguró de que tenía toda su atención antes de hablar, no permitir que sus dientes a retractarse. Tenía que ver todo de él, incluso si sólo pensaba que era parte de su imaginación al día siguiente. Cuando supo que ella estaba centrada en él, se acercó a su cabeza, sosteniendo su mirada. - Recordarás esto, Carly. Eres mía ahora. Mía. Carly se despertó por la tarde, su mente un poco nublada por los sueños extraños, su cuerpo todavía zumbido de una terminación de la talla de la que nunca había conocido. Recordó cada momento del extraño sueño caliente y muy erótico. De pronto, su amante fantasma de todas las noches tenía una cara, y era ¡Dmitri Belakov! Ella se burló de su propia imaginación. ¿Por qué, ella había soñado que era un vampiro, de todas las cosas? ¡Qué ridículo! El hombre era definitivamente sexy y había conseguido meterse bajo la piel de una manera grande, pero no era un vampiro. Los vampiros no existen. Era sólo su hombre extranjero sexy y ligero acento que puso en la mente de las películas de horror que ella había amado cuando era una niña.

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Sin embargo, ciertamente hizo de pedazo de vampiro sexy en su sueño. Ella no podía recordar siempre el logro de tal satisfacción sexual de un sueño antes. Una de las cosas que sabía-Dmitri Belakov era potente si sólo el recuerdo de él en su imaginación puede hacer que se corra como un tren de carga. Había trabajo para terminar en el campus por la noche y ella se duchó y vistió, no pudo sacar el recuerdo de aquel sueño increíble de su mente. ¿Cómo diablos iba a enfrentar al hombre mientras en su mente había estado haciendo el amor con ella la mitad del día, y chupando su sangre? Claro, no había manera de que pudiera conocer el contenido de sus sueños eróticos, pero ella lo sabía, y le vendría a la memoria en el momento que viera su hermoso rostro. - Bueno, esto va a ser una noche interesante en el trabajo, -le dijo a su reflexión, mientras hacía su camino hacia la puerta de su pequeña granja. Abajo, en la vivienda en secreto, Dmitri rió. Ella no tenía ni idea. Carly sintió la presencia de Dimitri sólo una hora después de que se instalara frente el banco de computadoras. Ella tenía más carga por hacer, sólo unas cuantas pruebas y estaría todo hecho. Siempre estaba feliz cuando terminaba un proyecto con éxito, pero echaría de menos el campus. Si fuera honesta con ella misma, admitiría que sin duda echaría de menos a este hombre fascinante. Carly bostezó cuando se enfrentó a la pantalla, de pronto hizo conciencia de Dmitri a su espalda. Se movía con tanto silencio, que no lo había oído entrar en la habitación, aunque todo el edificio era bastante cerrado por la noche. - ¿No duermes bien? -preguntó, con una sonrisa sexy en los labios. Ella sonrió y movió la cabeza.- Eh tenido algunos sueños extraños. Él ronroneaba cuando le dio la cara.

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- Algunos sueños, -sus ojos parecían iluminados desde dentro,- son algo más que sueños. - ¿Qué quieres decir? - ¿Cómo te sentiste cuando entraste en mis brazos la noche anterior, Carly? ¿Te ha gustado la manera que te lamí el coño y te follaba con mi lengua? Te puedo asegurar, se sentirá mejor en la carne. Carly jadeó mientras la punta de los dedos trazaba por su brazo, por encima de su camisa de tejido blando. Incluso con el tejido entre la piel y el suyo, podía sentir la electricidad de su contacto.- ¿De qué estás hablando? - Estoy hablando de cuando te follé en sueños. Que compartí contigo, Carly. Nunca he estado tan duro o tan bueno como he pasado estas noches en tus brazos. En tus sueños. - ¡Eso no es posible! -Ella se apartó de él de forma alarmante, pero sus manos fuertes la sostenían en su lugar. - Oh, te lo aseguro, es más que posible. Es real. Como lo soy yo. Dmitri sintió su dolor en los colmillos... bajando... y sabía que iba a ver todo. Ya era hora. Él sonrió. Ella con voz entrecortada. - Oh, Dios mío. Eres... eres... - Vampiro. -Su voz resonaba en la habitación y sabía que ella se vio afectada por el ligero temblor de su cuerpo ágil. - ¡Estás loco! No hay tal cosa. - No estoy de acuerdo. -Su sonrisa se amplió mientras se llevó las manos arriba, como lo había hecho en el sueño, para poner a prueba la agudeza de los dientes de alimentación. Como el sueño, sintió el filo de sus dientes, pero se retiraron antes de que se cortara. Se encontró decepcionado. ¿Qué quería probar ella? 21

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- No estás bromeando, ¿verdad? Su voz era suave, con asombro y un toque de miedo. Con todo, ella se lo estaba tomando mejor de lo que hubiera esperado. Por décadas no había tenido que revelarse a nadie, y estas revelaciones, por lo general no van tan bien. - Me temo que no. Yo soy, como dices, el verdadero negocio. - ¿Vas a matarme? -Ella le preguntó, con un valor que admiraba. Sacudió la cabeza.- Lo he pensado, pero eres demasiado interesante para matar, Carly. Demasiado inteligente. -Su mano se movía acariciando su pelo suave de la cara.- Demasiado bonita. - Entonces, ¿qué vas a hacer conmigo? ¿Por qué te muestras a ti mismo? Dio un paso atrás, liberándola de la silla por completo. El ritmo de distancia a una corta distancia, con los ojos después de sus movimientos mientras se enderezó sus mangas innecesariamente. - Ahora llegamos al quid de la cuestión. -Suspiró.- Te he estado observando desde hace algún tiempo. Desde que te mudaste a la finca, de hecho. - ¿La granja? ¿Por qué? Su mirada se clavó en ella.- Porque yo vivo allí. -Hizo una pausa, pero no hizo ningún comentario.- En tu casa, varios pisos abajo en la tierra es una réplica de la alquería, construida por el Maestro último de mí especie que vivió en esta área. Se fue, cuando me pasó el trabajo y hemos estado viviendo en paz y seguridad por más de un siglo. Durante todo ese tiempo, la misma familia ha sido la propietaria de la granja y hemos convivido en paz hasta que el viejo Jacob murió el invierno pasado. No tenía familia a abandonar el lugar en su voluntad, por lo que se vendió. 22

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- A mí. -Su voz era un susurro en calma. - A ti. -Estuvo de acuerdo con una inclinación de cabeza.- Ahora me enfrento con el problema de un mortal que habita en el espacio por encima de mí que no tiene ni idea de mi existencia y no es leal a la compacta que formó con los antepasados de Jacob, vinculante para todas las posteriores generaciones. Este pacto es, en efecto, nulo y sin valor, ahora que ha terminado su línea. - ¿Así que quieres formar un nuevo pacto conmigo? Él sonrió.- Ya me lo imaginaba al principio. -Él se acercó a ella una vez más. - ¿Pero? -solicitó. - Pero recientemente estuve insatisfecho con el pacto de edad. Quiero llegar a un nuevo acuerdo contigo, Carly. Un trato mucho más íntimo. Sus manos enmarcaban su cara, inclinando la cabeza hasta la suya. - Te quiero, Carly. En mi cama por la noche, y salvaguarda de mi descanso durante el día.- ¿Esto también incluye... um... mi sangre? Su sonrisa se volvió carnal.- En efecto. Quiero probarte, Carly. Quiero beber y tomar tu esencia. Pero no voy a hacerte daño. Yo sólo te traeré placer, como he estado haciendo en nuestros sueños compartidos, sólo que mucho, mucho mejor. - ¡Oh, Dios! - Puedo ver que te he dado mucho que pensar. -Se puso de pie y se dirigió a la puerta.- Termina tu trabajo aquí y voy a verte a tu casa con seguridad. -Volvió a mirarla, sus oscuros ojos sujetándola en su lugar.Te daré un poco de tiempo para decidir, Carly, pero no puedo esperar mucho tiempo. La Quiero más que cualquier mujer que he conocido y creo, que ya es decir. Llámame por mi nombre y llegaré cuando estés lista para salir. Cómo consiguió a través de la instalación final y las pruebas, que nunca conoció. Alrededor de las cuatro de la mañana, el trabajo finalmente se hizo. Es cierto que la había llevado un poco más de lo que había previsto inicialmente, pero con pensamientos tan caóticos en su mente ¿qué otra cosa podía esperar? No todos los días tenía proposiciones de una persona que era un vampiro. 23

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¡Santa mierda! De que el pensamiento y varios otros se agolpaban en su mente a cada instante, a pesar de sus esfuerzos para mantenerse enfocada en el proyecto. Ella tenía que terminar esta noche. ¡Es importante resolver su trabajo antes de abordar el problema personal mucho más grande que había heredado de la compra de una maldita granja! ¿Cómo iba a saber que un vampiro vive en su casa? ¿No debería el agente de bienes raíces haber revelado algo tan serio como esto? Se rió internamente con el pensamiento, sabiendo que el anciano que había sido propietario de la casa antes que ella había llevado el secreto a su tumba, como habían hecho sus antepasados antes que él. Ellos habían vivido con el vampiro y toda la gente que había hablado acerca del viejo Jacob amaba. Había sido un viejo feliz, siempre con una palabra amable o una mano, o que todo el mundo reivindica. De ninguna manera podría haber sido algún tipo de mal siervo de los muertos vivientes. ¿Verdad? Sin embargo, Dmitri quería más de ella que sólo la coexistencia pacífica. Quería su cuerpo y su sangre. Él quería que ella fuera su amante, ella se dio cuenta con algunos golpes. Aquí había estado esperando desde que era una niña a encontrar algún buen hombre y ser su esposa. Al parecer, el destino tenía algo diferente en mente para ella. Ella iba a ser la amante de un vampiro. ¿Cualquiera que... o qué? Se dio cuenta con un estremecimiento que Dmitri no le había dado ninguna alternativa. Cuando ella no podría demorar más tiempo, ella llamó por su nombre en voz baja. En los momentos que él estaba allí, sus ojos oscuros clavados en ella, observando todos sus movimientos, como si pudiera ver en su mente. Y tal vez podría, pensó con un jadeo. - ¿Puedes leer mi mente? Se echó a reír.- En realidad, no está bien. La mayoría de los mortales tienen pensamientos superficiales que son fáciles de aumentar, pero tu mente es más compleja, Carly. Maravillosamente compleja. - Bueno, gracias a Dios por eso. -Murmuró, pero aún así, se podría decir de su expresión divertida, escuchó cada palabra.

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- Ven, -cogió su abrigo de la silla y la mantuvo abierta para ella. Ella permitió que la ayudara como lo había hecho la noche anterior y, como antes, la abrazó y dio a conocer de inmediato. Él la abrazó, envuelta en el abrigo y sus fuertes brazos mientras su boca jugó con la piel, detrás de la oreja y hasta el latido fuerte en el cuello. Sentía sus dientes afilados raspar la carne. En ella se estremece a su columna vertebral, pero sí de miedo o de excitación era llamar a nadie. Ella sabía lo que era ahora y le dio a cada uno de sus movimientos un significado totalmente nuevo. La soltó y dio un paso atrás, manteniendo la puerta para ella. Cuando llegaron a su coche, simplemente le tendió la mano para las llaves antes de tomar el timón y guiar de forma segura, aunque un poco a casa rápidamente. Al parecer, los muertos vivientes gustaban rápido de la unidad. Cuando se detuvo en su granero, como si él viviera allí, ¡se dio cuenta de un principio que lo hizo! Si iba a ser creído, se estructura en su casa, donde dormía durante las horas de luz solar. Se preguntó si sería una especie de cripta espeluznante. Mantuvo su puerta y tiró la mano a su pequeño cuando empezó el extremo opuesto del gran establo, pasando por su colección de automóviles extraños a su paso. - Quería decirte que me gustan mucho los Austin Martin, -dijo al pasar el vehículo en cuestión.-Siempre me han gustado los coches y los Mustang del 66 son preciosos. ¿Me dejarás conducirlo alguna vez? Ella rió de su evidente entusiasmo.- ¿A los vampiros os gustan los coches antiguos? - Todo sobre mí es de esa época. Ella rió junto con él mientras la llevó a uno de los pocos puestos de venta de caballos restantes. Dentro, se tiró de un pedazo de madera y anodino reveló una ingeniosa trampa que ella nunca se habría dado cuenta, ni en un millón de años.

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- Esta es una de las entradas a mi casa. Hay pocos túneles profundos bajo corriendo la propiedad para que entiendas mi cautela sobre cualquier plan que podría haber sido puesta a cavar en cualquier lugar cerca de la casa. - Sí, túneles ocultos sería un poco difícil de explicar a un equipo de construcción, pero no te preocupes. No tengo planes para excavar nada, salvo quizá un pocos pensamientos y bulbos de tulipán. - Eso debe ser lo suficientemente seguro, -está de acuerdo con una sonrisa, la condujo por una oscura y sinuosa escalera de caracol. Tomó una linterna de bolsillo y se la dio. Al parecer, podía ver en la oscuridad, pero había traído la luz para ella. Fue un gesto pensativo que parecía extrañamente raro teniendo en cuenta la difícil situación. Después de caminar una distancia que se establece un relativamente sencillo y sorprendentemente bien equipado túnel, abrió una puerta de acero macizo, escribió varias combinaciones de números y al menos dos claves antes de que se abriera con apenas un sonido. Se indicó y con un gesto de la mano, encendió varias velas para iluminar la habitación espaciosa. - Mira a tu alrededor. -Recorrió la mano en un gesto de bienvenida. Ellos estaban en su sala de estar. Bueno, no, salón de su casa, más bien una réplica de la habitación de su casa sobre la tierra que era del mismo tamaño, forma y posición a la puerta principal. Se movía hacia adelante, tomando nota de los hermosos muebles antiguos que se encontraban en estado prístino y la elaborada decoración de una era pasada. Era hermoso. Las puertas de la sala se abrieron en la misma configuración que su casa anterior, aunque las habitaciones eran utilizadas para diferentes fines. Su cocina, por ejemplo, aquí era un estudio muy completo con cosas masculinas y un escritorio hermoso. A medida que estudiaba más a fondo, se encontró con un baño espacioso, con abastecimiento de agua, probablemente, compartida de la casa de arriba.

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Evitó la puerta que llevaría a la habitación principal, pero Dmitri estaba detrás de ella cada paso del camino. Se arrinconó en la habitación de al lado, una habitación que usaba como una biblioteca, aunque había cómodas sillas y un sofá cerca de la puerta. - Entonces, ¿cuál es su respuesta a mi propuesta, Carly? Ella lo miró de frente, con el corazón en la garganta.- ¿Realmente tengo otra opción? Sacudió la cabeza lentamente.- No. Ninguno de nosotros tiene ninguna opción en esto para nada, me temo. -Se acercó, la tomó en sus brazos, poco a poco pero de forma segura.- El destino ha decidido por nosotros, mi dulce. Tú eres mía. - Yo no soy una mujer promiscua, Dmitri. - Yo sé eso, -dijo con una sonrisa.- Valoro tu discreción y el hecho de que seré el único hombre en conocer tu hermoso cuerpo desde este momento en adelante. Tú serás mía por completo, Carly. No esperes a que te comparta o te dejé ir. Él acercó sus labios a los de ella, sondeando el interior con su lengua caliente, sin poder esperar, pero ella estaba con él en cada paso del camino. Un poco titubeante al principio, pronto ella estaba agarrando su ropa, empujando la chaqueta por los hombros con ganas con sus pequeñas manos. Ella quería más de él. De verdad esta vez. Él la llevó hasta el sofá, metiéndose bajo su marco grande mientras él rompió su ropa. La capa se había caído en la sala, por suerte, pero el botón de camisa y pantalones vaqueros que llevaba estaban definitivamente en su camino. Botones estallaron y se dispersaron mientras él arrancaba la camisa abierta, literalmente, rasgándola de su cuerpo. Sus pantalones vaqueros eran más difíciles de tratar, pero les envió con la misma facilidad con su gran fuerza. El encaje de su sostén se había ido con el chasquido de sus dedos, al igual que el pedacito de encaje entre los muslos suculentos.

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Cuando ella estuvo desnuda, él se sentó y miró a su relleno. Ella era hermosa, como él sabía que iba a ser. Levantándola en sus brazos, la llevó a su habitación, donde había soñado con tenerla por muchas noches interminables. - Esta es la habitación del sueño. -Ella al parecer reconoció la opulenta cama con dosel y los tapices de pared mientras él la depositó en el colchón de plumón de felpa. - Este es mi cuarto, Carly, donde te había traído y llevado incontables veces en nuestros sueños. Esta vez, es real. -Él sonrió, permitiéndole ver sus colmillos mientras le abría las piernas, asegurándolas en los postes de la cama con cordones de seda. Hizo lo mismo con los brazos mientras el miedo entró en sus ojos. - ¿Por qué estás atándome? ¿Vas a hacerme daño? - No, amor, -él metió la mano entre los muslos, probando la increíble humedad que lo esperaba allí. Ella ya estaba tan emocionada, lista para él, era realmente asombroso.- Esto es para mí placer. Y el tuyo también. He soñado con atarte a mi cama. Ahora que estás aquí, no puedo esperar para hacer la fantasía realidad. Compláceme. -Él lamió el interior de la rodilla mientras separaba las piernas lo más amplio que podía, estableciéndose entre ellas, mientras él la dejó obtener una vista completa de sus colmillos. - ¿Vas a morderme... ahí? - Cierto temor ensombreció sus palabras. - Esta noche no, dulce, pero con el tiempo, puede que llegues a rogarme por ello. Sin embargo, para nuestra primera vez, vamos a tratar las cosas de la manera tradicional. - ¿Atada y con las piernas abiertas es tradicional? -Humor brilló en los ojos y él se maravilló de esta especial, valiente mujer, hermosa, que estaba atada a su cama. Donde ella pertenecía.

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- Me temo, que es lo más tradicional que puedo tener. -Él acalló nada de lo que ella podría haber dicho por el simple expediente de zambullirse para saquear su coño con la lengua. Al igual que en su sueño, él la cogió con su increíblemente larga lengua, los dientes afilados peinado a través de los pliegues de su coño con delicadeza, ninguna vez rompió la piel sensible aunque la sensación de ella era increíble. Él la llevó a un clímax rápido, chupando su clítoris lo suficiente como para enviarla a las estrellas y volver a bajar para encontrarse a sí misma difusa y atada a su cama, lista para más. Él estaba tan duro, que no podía esperar. La necesitaba. Ahora. Escalando sobre ella, él sacudió su dura polla gruesa en su ranura mientras ella se lubricaba otra vez para él. Dmitri la besó en los labios, llevando su espalda hasta el pico precioso que podría caer juntos esta vez. Cuando supo que ella estaba casi allí, él ajustó su posición, uniendo sus cuerpos por primera vez. Fue un ajuste apretado y tenía que moverse más lentamente de lo que esperaba, pero se trajo el cielo a la tierra. Ella gemía en su oído, perdida en la pasión ardiente entre ellos mientras él se sentaba todo el camino dentro de ella. Tenía la mirada, observando la dilatación de las pupilas aturdido con orgullo. Ella era tan perfecta para él. ¡Ella había sido hecha para él! Comenzando su caída lenta y fuera de su núcleo caliente, se inclinó sobre su cuello, esperando el momento preciso para reunirse por completo. Él no la cogía mientras se alimenta, a pesar de que se había permitido en innumerables ocasiones desde que se hizo vampiro varios siglos antes. En los primeros años, había disfrutado del sexo perverso tanto como la alimentación y siempre tiene más energía la sangre de un orgasmo de una mujer. Su tipo de alimentación en dos niveles: el físico y el sexual. Ambos eran necesarios para sostener su vida. A menudo en estos días, él traía su presa a un pico sexual con el poder de su mente y el estímulo de su picadura sin realmente fornicar con ellas. La diversión había salido de él después de varios siglos, y miles de 29

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coños diferentes. Sólo un coño sería para él ahora y él sospechaba mientras se dirigió a su casa en el apretado agujero de Carly, que por fin lo había encontrado. La mordedura le diría lo que necesitaba saber. Si se conectaban en cuerpo y alma cuando él tomó su sangre, ella era la elegida. Imposible, después de todo este tiempo, él podría haber encontrado realmente la única mujer en todo el mundo que pueda sostenerle por la eternidad. Con ella a su lado, no necesitaría ningún otro. Ellos se alimentarían mutuamente plenamente por el resto de su vida inmortal. Pero Carly no era inmortal. Sin embargo, él podría convertirla, si ella era la elegida, y si estaba de acuerdo. Él se preocupaba por ella ya demasiado para tomar una decisión de ella. Él rugió más cerca al punto y sabía que era hora de averiguar de una forma u otra. Él necesitaba tanto probar su esencia. Con un gemido de lujuria animal, él llegó allí con sus dientes afilados y mordió delicadamente hacia su pulso. Dulce, el calor caliente floreció en la boca, dándole de comer con el sabor más rico, más satisfactorio que jamás había conocido. Un momento después, se dio cuenta que su mente estaba abierta a él como nunca lo había estado antes, como era la suya hacia ella. Él sentía al hacer el amor desde su perspectiva y sabía lo que quería antes de que pudiera pensarlo. Tomando profundamente su esencia de vida, él trasladó una mano hacia abajo para apretar con fuerza el clítoris, lo que obligó el orgasmo que quería tan desesperadamente. Él se corrió con ella, pulso largo, caliente y duro en sus profundidades, con avidez potable profunda, mientras que llenaba su vientre con su eyaculación, una y otra y otra vez. La pregunta fue respondida. Ella era la elegida. Hicieron el amor muchas veces esa noche, sólo de despedida cuando salió el sol. Él le mostró la entrada secreta de su despensa a su guarida 30

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y vio a su baja en el aterrizaje con un polvo rápido, cogerla duro contra la pared antes de irse para la casa de arriba para hacer su trabajo diario. Ella flotaba alrededor de la casa en una nube, tocando su mente con la de ella de vez en cuando, tratando de concentrarse en responder su correo electrónico y mantener su negocio en funcionamiento. Sobre la media tarde, una desesperada llamada provenía de la escuela y ella tuvo que bajar para comprobar una conexión defectuosa. Ella se metió en su coche y se dirigió a la universidad, tomando nota con interés la nieve que caía suavemente, pero ella tenía una camioneta robusta. Se podría atravesar un poco de nieve. - ¡Carly! -Él se despertó empapado en sudor, a sabiendas de que algo terrible había sucedido a su compañera. Tan pronto como el sol se puso lo suficientemente bajo, se transformó y tomó hacia el cielo. Voló al hospital a una velocidad vertiginosa, entrar invisible y encontrar su camino hacia la habitación. Ella estaba sola y en mal estado. Había todo tipo de tubos que salían de su pequeño cuerpo y la vista de ellos hirió su corazón. - Carly. -Su suave susurro fue gentil cuando tomó su pequeña mano en la suya. - Dmitri. Estás aquí. - En cualquier lugar donde estés, tengo que ir. ¿Cómo te sientes? - Como si fuera atropellada por un camión. Oh, sí, eso pasó. -Incluso en ese dolor, trató de hacer una broma y le tocó. Ella era tan valiente. Tan fuerte. Sin embargo, tan frágil y tan mortal... - Mi amor, no puedo soportar verte tan herida. Tomaría todo este dolor de ti si pudiera. -Él maldijo por lo bajo.- Pero debes saber que puedo hacerlo. Yo podría convertirte en lo que soy. El proceso de cambio podría curar tus heridas y enviarte a la vida inmortal, pero nunca verás 31

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el sol de nuevo y me gustaría que pasaras cada uno de los años de tu vida inmortal conmigo. -Él agarró la mano.- No te forzaré en esto. Tienes que tomar la decisión. Él contuvo la respiración mientras ella pensó por un corto momento, pero él podía ver la consideración en sus ojos llenos de dolor. - Prefiero tener la eternidad para compartir contigo, Dmitri, que el sol. Puedo vivir sin el sol, pero no puedo vivir sin ti. Él la abrazó, con lágrimas de sangre que manaba de sus ojos.- Yo siento lo mismo. Él no le diría que sin su mordedura altera vidas, ella seguramente moriría. Él quería que ella lo eligiera a él por la luz y ella lo hizo. Eso liberó su frio corazón. Metiéndola cerca de su pecho, él la empujaba tan poco como sea posible en la nieve blanca y pura de la cama del hospital y él se inclinó a su cuello. Sintiendo que sus colmillos crecieron mucho y con hambre, los hundió en el cuello, drenándola casi seca antes de moverla. ¡Ella estaba tan gloriosa! Haciendo una herida en la muñeca, él la llevó a los labios resecos, masajeando el cuello para ayudarle a tragar. Su pálida piel empezó a tomar más color mientras él la alimentaba de su sangre, la esencia de su vida. Ella necesitará tiempo para sanar, pero ahora, él lo sabía, ella iba a sobrevivir. Tendrían la eternidad para compartir juntos, mientras él le enseñaba los caminos de la oscuridad. Ella estaría siempre con él. Cuando ella se había alimentado lo suficiente, él sacó la muñeca suavemente hacia delante y selló las heridas. Él tendría que alimentarse bien esta noche para poder proveerla para cuando ella se despertara de nuevo. Por ahora, el sueño la reclamaría mientras su cuerpo experimentaba el enorme cambio que la haría inmortal. Dmitri la dejó en la cama del hospital, no yendo lejos. Él tenía mucho trabajo por hacer y poco tiempo para hacerlo. En primer lugar, cambió los registros del hospital para mostrar una recuperación notable de su parte y darle 32

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de alta esta noche. Encontró a los pocos miembros del personal que tendría que alterar sus recuerdos y se encargó de ellos dentro de unos momentos. También se tomó tiempo para alimentarse un poco de cada uno de los seres humanos que acorraló. Tomando un poco de cada uno, él rápidamente se hizo de nuevo de su fuerza, dejándolos sin enterarse. Dentro de una hora él estaba de vuelta en su habitación, desconectando sus monitores y tomándola en sus brazos fuertes cuando salía con ella, a través de la ventana del quinto piso. Al cambiar de forma rápida, permitió que grandes alas de cuero se abrieran detrás de él. Él se movía como el fantasma que era a través del cielo de la noche oscura. Había muy pocos seres humanos a estas horas pero él era la oscuridad en sí. Ninguno lo vería. O a ella, mientras la cargaba cerca en sus brazos. Él la llevó al dormitorio, dos pisos bajo su propio dormitorio en la casa sobre el suelo. Allí la colocó con suavidad en la rica estructura de la cama, colocándola bajo las sábanas suaves. Él se sentó a su lado como lo había hecho durante muchas noches, mientras la miraba dormir en el dormitorio encima del suelo. Él no se atrevía a compartir la cama con ella todavía. Ella aún se estaba recuperando y cambiando. Él la vigilaría cuidadosamente a la menor señal de malestar. Sólo cuando ella estuviese bien iba a tomar su lugar junto a ella, reclamándola por toda la vida. Fue un momento que esperaba con cada fibra de su ser. Carly tenía la vista nublada cuando se despertó. La habitación era más oscura de lo que recordaba y el mobiliario parecía algo diferente, pero su mente era un caos, con el cuerpo adolorido en formas nuevas y tan diferentes. Ella se dio cuenta de unos ojos mirándola desde la silla al lado de la cama. Una sensación de déjà vu. Una sensación suprema llegó a ella, al recordar que había tenido este sueño antes. - ¿Dmitri? ¿Eres tú? -

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La llamarada de una vela de repente encendió la oscuridad, lo que la hizo entrecerrar los ojos. - Estoy aquí, mi amor. Él se inclinó hacia ella, sus ojos oscuros calentándose en el resplandor de la llama de la vela, tomando su calor y tirando de él dentro de su iris. Era tan hermoso. Él era un milagro. - ¿Estoy soñando? Él llegó a su lado y la tomó en sus brazos fuertes, envolviendo suavemente dentro de su fuerza. Sus labios se encontraron al lado de su cuello, resbalando a lo largo de la mandíbula para buscar la comisura de los labios, luego se trasladó a besarla, su empuje de la lengua en lo más profundo. Sus pulsos golpearon y hubo un rugido en sus oídos. ¡Su cuerpo se sentía tan extraño! Dmitri la besó larga y profundamente y ella sintió un dolor en sus dientes mientras estos parecían crecer en su boca. Él se retiró, fascinante de sus sentidos mientras se movía hacia abajo para lamer su pulso, sus propios dientes raspando de ida y vuelta a un ritmo que tenía su coño apretando en el tiempo. - ¿Tienes hambre, mi amor? -Su voz gruñó baja cerca de su oído. - Hambrienta. - ¿Recuerdas lo que me dijiste en el hospital? ¿Qué preferirías tener la eternidad como mi esposa que presentarte de nuevo bajo el sol? -Ella asintió con la cabeza mientras él se alejaba para mirarla a los ojos.- Esa fue la cosa más hermosa que nadie me ha dicho alguna vez en muchos siglos. Él la dejó ver las lágrimas que se formaron en sus ojos. Ella se levantó un poco para besarlo. Era un alma tierna, como un hombre fuerte, con un corazón hermoso. 34

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- Dije con sinceridad cada palabra. -Él la besó otra vez y una vez más, sus dientes se sintieron tan extraños.- Dmitri, -ella se apartó, choque en su voz.- ¿Qué me está pasando? Su sonrisa calentó su interior y fue un largo camino para calmar sus temores. Él pasó un dedo sexy alrededor de sus labios hinchados, colocándolo dentro para poner a prueba la agudeza de sus nuevos colmillos. - Te están volviendo como yo, mi amor. No tengas miedo. Tus colmillos están saliendo por primera vez. - ¿Colmillos? -Ella se sorprendió, luego divertida. Ella no había pensado realmente en lo que significaba ser un vampiro cuando él se lo había pedido. De repente, todo era demasiado real, y un poco cool.- ¿A quién puedo llegar a morder?- Solo a mí, amor. -Sus ojos estaban muy serios.- Te voy a dar todo lo que necesitas. Diciendo esto, se subió a la cama, arrancando las sábanas con un movimiento duro. Ella estaba desnuda debajo y, oh, tan lista para él. Él se movió más rápido de lo pensado para eliminar su túnica, su polla surgiendo con fuerza contra sus muslos mientras él separaba sus rodillas para abrir sus piernas. Ella estaba más que dispuesta, mientras él se posicionó, probándola brevemente y sonriendo con una satisfacción masculina cuando se encontró su coño mojado. Él se metió a casa con un gemido cuando pasó por encima de ella, sus relucientes colmillos brillando con la luz encendida de la vela. Rodando, la colocó sobre él, mostrando su garganta. - ¡Tómame, mi amor! ¡Toma todo de mí! Carly se inclinó sobre él y permitió que los nuevos instintos emocionantes tomaran el control. Su cuerpo montaba el de él mientras 35

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ella lamía el camino hasta la garganta hacia el pulso fuerte justo debajo de la oreja. Con un hambre atroz, ella hundió sus recién formados dientes en su carne, primero lentamente y luego más fuerte cuando las primeras corrientes de su dulce sangre cobriza golpeó su lengua. Era ambrosía. Era el cielo. Fue el amor hecho carne. Ella lo montó, sintiendo su punto culminante, mientras unían cuerpo a cuerpo, alma a alma, por primera vez. Sería de esta manera de ahora en adelante, ella lo sabía en su corazón. Ellos nunca se separarían. Ella pasó la lengua por la herida, sellado con caricias instintivas de su boca, mientras que ellos bajaban de la cima. Ella se apoyó en la parte superior de él, su polla todavía dentro de ella, aunque algo relajada. Ella sabía que se levantaría en unos instantes, pero este corto tiempo de tranquilidad para unirse era precioso para ella. - Eres un milagro, mi amor. -Su satisfacción estruendosa hizo su camino a través de su cuerpo, a sus sentidos recientemente mejorados. - No, Dimitri, tú lo eres. -Ella besó el pecho con pequeños besos.- Nunca pensé que podía sentirme de esta manera. Nunca pensé que podía morder a alguien. -Ella rió mientras él le acariciaba la espalda.- Pero Te amo. Voy a ser lo que quieras, si sólo puedo quedarme contigo. - Eres mi esposa, Carly. -Él se incorporó un poco para poder mirarla a los ojos.- Siempre estaremos juntos. Ahora y siempre. Su sonrisa celebró el sol.- Ahora y siempre. –

Fin

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